4: Verdades incomodas
Pasó cerca de una hora para que Elise persuadiera a Kalena para salir y arreglarse aquella noche, y los chicos tomarán una limosina que les llevara al otro extremo de Central Park.
Todo puede pasar en Manhattan, y mejor que no estar en algo, es perderse una noche prometedora en compañía de Aiden, Wesley, y otros estudiantes de personas influyentes en Parsons.
Harper Lewis era el menor de cinco hermanos, y sus padres eran jubilados y dueños de grandes hectáreas de viñedos en Ensenada, y gustaban pasar las vacaciones familiares en los Cabos, cerca del negocio familiar, una tradición que tenían tiempo atrás, mucho antes de huir de la rápida y estresante vida en Nueva York.
A pesar de que solía ganar grandes premios en competencias de equitacion, Harper amaba la idea de estudiar arquitectura en un lugar donde los rascacielos llegarán tan alto como sus sueños.
Y ciertamente tenían razón. El tráfico, el olor a basura en algunas calles y la multitud de personas caminando de un lugar a otro no eran algo que la familia Goldstein extrañase. Sin embargo, para Harper , era todo lo contrario.
Por otro lado, la familia de Dante tenía una extensa línea de mujeres que habían formado parte de la corona inglesa como damas de compañía, y elevados mandos dentro de la política.
Sin embargo, el haber sido de los pocos varones que rompían con la tradición familiar, se dedicó a ir a grandes festivales de música electrónica antes de moverse a Manhattan, donde estudiaría arquitectura junto a Harper , que desde el semestre pasado además de su compañero se había convertido en un mejor amigo.
Y Aiden sólo fue capaz de sentir pena por Elise y Kalena, por lo fácil que era impresionarles...
Pero no fue hasta llegar a su destino que incluso él se impresionó al observar la que sería quizá, el rascacielos más alto que haya presenciado desde su llegada.
Ubicado justo en la calle 57, el 107 West se posaba como una brillante y suprema aguja de cristal en Central Park.
Wesley bajo con el resto y todos tomaron un ascensor que los elevaría al último piso, lejos de todo, a 411 metros de altura, donde fueron recibidos por una fiesta excesiva llena de desconocidos, hasta que un chico de cabello color chocolate y rizado, los abordó con una sonrisa deslumbrante. — ¡Wesley! ¡Hermano! — el chico paso ambos brazos por los hombros de Wes y Kalena quien se sonrojo al instante. — ¿A quién has traído esta noche?
Wes miro de su amigo al chico parisino que se encontraba abonado viendo de una esquina a otra sin poder disimular. —él es Aiden LeClair...
Y al escuchar su nombre Aiden pareció reaccionar y observar al desconocido directo a los ojos, verde olivo, con una pincelada de azul.
—Un placer, yo soy Sebastián Bissett. — exclamó el amigo de Wesley tomando la mano de Aiden para estrecharla con algo de firmeza. — pero, prefiero Bastian, es menos formal.
El chico era encantador por si solo, poseía un rostro anguloso, cabello castaño, rizado y desordenado, y ojos verdes con pestañas rizadas.
—Un placer, Bastian. — Aiden respondió retirando su mano y cruzando sus brazos y esbozando una brillante sonrisa perlada.
— ¿Eres francés? — Sebastian reparo en su acento mirándole con interés.
—parisino. — corrigió Aiden antes de voltear. — ellas son Elise y Kalena, amigas de la universidad.
—Hola. — titubeo Kalena elevando la mano, cometiendo ese pequeño error de verse como una completa inadaptada.
Sebastian ignoro aquel gesto y observó a todos. — De acuerdo, vayan y beban todo lo que quieran, las chicas tienen barra libre. — exclamó mirando fijamente y de modo retador al chico de cejas despeinadas. — ¿No es así Harper ?
Dante y Wesley intercambiaron una mirada incomoda, pero tal parecía que Harper ya estaba acostumbrado al humor de Sebastian. —Por supuesto que si.
—Iré por otro de estos. — Sebastián alzo levemente su vaso de Whisky vacío. — disfruten la velada.
Harper puso la mirada en blanco cuando Sebastian se alejó. —necesito un Cosmopolitan.
—Ire contigo. — intervino Dante no muy seguro de su respuesta, pero apostaba a que después de eso su amigo no se sentiría tan cómodo después de todo.
Harper se detuvo una vez que se apartó lo suficiente del resto y de giro encarando a Dante. —Bastian me da cólicos, pasa el tiempo y en vez de madurar, acumula mierda en el cerebro...
—Vamos. — Dante esbozo una ligera mueca. — no dejes que ese idiota te arruine la fiesta, además, ese chico Aiden, ha traído a dos chicas hermosas. — le palmeo la espalda a Harper . —olvida el cosmo, toma un mezcal y ve por la chica de los chocolates.
Ambos bufaron y Harper le dio un puño suave en el hombro. — hecho.
Entre la música y la multitud Wesley sonrió en un gesto amable hacia Aiden y sus amigas. —Ahora vuelvo...
—Claro. — Elise respondió por los demás. — vamos por un trago. — la chica tomó a Kalena de la muñeca antes de alejarse igual que Wesley dejando a Aiden a la deriva.
El sitio era impresionante, el departamento era duplex, casi del tamaño de un piso entero, decorado en una versión moderna de la elegancia y ostentosidad del art deco propia de la década de los 50s.
Con formas geométricas en el tapiz, y el suelo, con muebles hechos de ébano, acero y piel, y una vista asombrosa de Central Park desde lo más alto.
En el lado Este parecía un sueño peligroso, entre abrigos de Prada, Chanel y litros de vodka.
Y parte de ese sueño era sentir una extraña punzada de celos al divisar a Wesley besándose a la lejanía con una chica rubia...
<<Irina>>.
Aiden puso la mirada en blanco y se limitó a caminar hacia el baño abriéndose paso entre todos aquellos rostros desconocidos.
No entendía porque alguien como Wes pudo haber siquiera imaginado en ser el novio de su detestable y homofoba prima.
Sintió que la sangre le hervía, y que la cabeza le punzaba. Algo le decía que nunca debió haber ido aquella noche...
<<Vaya mierda>>. Tenso la mandíbula y en cuanto pudo encontrar un sanitario, agrando la vista al ver el rostro de Harper atónito pasándose un ibuprofeno con un shot de tequila.
—Puedo explicarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro