32: Nuevos comienzos
Al día siguiente, las vacaciones de invierno se hicieron oficiales, la navidad llegaba a Manhattan y con ella una grandiosa decoración con luces, el árbol gigante en el Rockefeller, y los escaparates en la quinta avenida.
Sin embargo, Aiden despertó sin muchos ánimos...
Faltaba una hora para las 9:00 a.m. Elise se había puesto de pie para preparar el desayuno, nada complicado, huevo duro sobre una tostada con aguacate.
— ¡Hey!
La chica de cabello rubio cenizo saludo a Aiden entusiasta. — Imaginé que nunca despertarías.
—Tengo tiempo suficiente para arreglarme un poco. — El chico se encogió de hombros sentándose frente a la barra de la cocina.
—Qué envidia, Dante dijo que vendría mañana, pasaremos navidad en casa con mi madre, y año nuevo en Londres. — Elise suspiró melancólica, era como una chica a punto de vivir un cuento de hadas antes de darle un mordisco a su tostada.
—Me alegra que estés emocionada. —Aiden esbozó una media sonrisa dando un sobo a su té a lado del plato.
—En cambio, tú no te vez muy animado por vacacionar en los Hamptons con los Goldman. — Elise arqueó una ceja un poco confundida.
—Lo estoy, solo, siento que durante estos meses todo fue muy intenso, extraño a mi papá, a mis amigas...
Aiden apretó los labios un segundo. —pasar las fiestas decembrinas lejos de casa por primera vez se siente raro, es todo.
—Te entiendo. — Elise abandonó su sitio para ir al otro lado de la barra y abrazar a Aiden. — Aun me cuesta pensar que Cathrina fuera alguien tan distinto a la clase de persona que imaginaba.
Hubo una pausa.
<<Si tan solo supieras>>.Aiden forzó una sonrisa. — Lo sé, tal vez ella tenga algo que ver con Kalena, no estoy seguro.
—No lo sé, ella no estaba la noche del accidente. — prosiguió la chica apartándose un poco.
—Lo sé, pero la exnovia de Sebastian estaba acostumbrada a acosar a su hermana por teléfono, quizá intentó hacer lo mismo con Kalena...
Aiden dio otro sorbo a su té.
— ¿Puedo preguntar porque la seguiste hasta la acera? — Elise buscó la mirada del chico como si deseara confrontarlo a pesar de conservar la serenidad en sus palabras.
Aiden sabía que ella estaba sospechando, y lo último que necesitaba era seguir atormentándose por algo que ya debía ser superado. —Cuando llegue con Wesley aquel dia, fui a cambiarme y la encontré llorando con su teléfono en la mano, estaba tan alterada que sin decir nada solo corrió al asensor, como si estuviera fuera de si misma...
Aiden frunció el ceño fingiendo miedo y preocupación en su semblante.
— ¿Has visto un ataque de ansiedad? Bueno, fue algo parecido supongo. — Aiden titubeó.
Elise asintió no muy convencida. —Entonces imagino que el pre infarto que sufriste fue después del shock.
Aiden negó al instante. —No, desde pequeño tengo problemas de taquicardia. — Mintió.
Elise torció los labios resignada antes de acariciar la espalda del chico. —Vaya, ha sido bastante...
Aiden volvió a sonreír un poco. — Pasemos a las buenas noticias. Tengo algo que contarte. — el chico se ruborizo. — Me invitaron a participar en la semana de la moda en Paris...
Elise escuchó atentamente antes de soltar un grito de emoción sacudiendo a Aiden. — ¿De verdad? ¡No puedo creerlo!
Aiden comenzó a reír. — ¡Si! — asintió apartándose lo suficiente para aclararse la garganta y continuar. —Me encantaría que pudieras estar ahí.
— ¿Bromeas? ¡Seria fabuloso! — Elise entrelazo los dedos con los de Aiden conteniendo la emoción. —Trabajare tanto como pueda para ir a Paris.
Aiden suavizó su semblante. — Solo el avión, podrías quedarte conmigo, la mansión de mi padre tiene más habitaciones que personas. — bufó antes de ver la hora y darse cuenta de que debía apresurarse.
—Salúdame a Dante cuando lo veas, ire a darme una ducha. — arqueo ambas cejas aun feliz por el momento. — Felices fiestas Elise.
El joven parisino se inclinó para abrazarla una última vez antes de marcharse.
Hasta que Elise pudo percatarse del plato con el desayuno intacto. <<Taquicardia, claro>>.
La familia Goldman llegó a la residencia tan puntual que Wesley no dudó en subir por Aiden con su camisa Versace y sus gafas de sol.
Al llamar a la puerta, solo esperó un instante para que Elise lo recibiera. —Un segundo, el chico está terminando su desayuno...
Elise se cruzó de brazos antes de inclinarse un poco a su encuentro. —Asegúrate de que coma algo...
Wesley le dedicó una sonrisa amistosa antes de escucharla y fruncir el ceño. —Sí, supongo, está bien...
Fue cuestión de segundos antes de que Aiden se asomara en la puerta con un par de jeans y una cazadora de cuero negro. — Hola...
Wesley arqueó ambas cejas. — Vamos a la playa, no a las montañas. — sonrió burlón.
—Aquí aún se siente fresco. — Aiden se sinceró al respecto antes de arrastrar una pequeña maleta de ruedas.
—Bien, andando, mis padres esperan en el auto. — indicó Wesley despidiéndose de Elise con un movimiento de mano.
Una vez que Aiden y Wesley bajaron para subir al auto familiar solo podía detenerse a imaginar que todos sus problemas estaban resueltos, que aquel día podía definirse como el nuevo comienzo con el que tanto anhelaba.
Kenneth y Charlotte lo recibieron de brazos abiertos, y después, simplemente comenzaron su viaje familiar por la autopista hacia Long Island.
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