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26: En medio del silencio

¿Alguna vez han callado algo que desearían gritar al mundo? Kalena Orville lo había hecho durante todo el tiempo que permaneció silenciada en la camilla de un hospital.

No recordaba mucho, solo algunos flashbacks que la volvían consiente de que estaba huyendo de algo o alguien en medio de un lugar oscuro, hasta llegar a la acera donde un auto la saco volando repentinamente.

Un par de horas después de haber recobrado la conciencia y haber hecho algunos estudios sobre su estado físico y mental, Kalena pudo recibir la visita de sus padres que se dedicaron a abrazarla y consolarla por varios minutos...

Tenía mucho tiempo sin verles entre la universidad y sus planes personales, y en su interior simplemente sentía gratitud de saberse a salvo con ellos a su lado.

Para la mañana de domingo había enviado un mensaje a Elise poniendo a prueba su coordinación, misma que al parecer no estaba tan afectada.

Fue alrededor de las 11:00 de la mañana cuando Harper, Dante y Elise llegaron con arreglos florales y globos metálicos con frases de alivio y corazones de colores.

— ¡Buenos días! — Elise sonrió amplio antes de abrazar a su mejor amiga sobre la camilla luchando por que no le ganase el sentimiento de aquel encuentro.

—Aiden ya viene en camino. — Añadió Dante antes de observar que Kalena fruncía el ceño como si algo no estuviera del todo bien. Sin embargo decidió callar y asentir con un semblante pensativo.

—Aún debe estar en shock. — mencionó Harper cruzándose de brazos, recargándose en el marco de la puerta de la habitación.

Kalena esbozo una sonrisa negando. Se veía agotada, pero tenía tantas ganas de poder hablar con sus amigos después de tanto tiempo que se había esfumado como un parpadeo.

Hablar era algo que le costaba imaginando que posiblemente le habían administrado anestesia general para aminorar el dolor de algunos daños ocasionados por el golpe que recibió.

Solo eso...

—En cuanto vuelvas a clases todo volverá a ser como antes. — Elise afirmó con entusiasmo con el optimismo y la esperanza latentes en ella.

Hasta que una cuarta silueta entró con una media sonrisa y un arreglo de orquídeas purpuras entre las manos...

Aiden LeClair irrumpió en la habitación causando una tensión extraña en la atmosfera.

—Me alegra que hayas despertado. — mencionó el joven parisino guardando un tono ligeramente déspota en sus palabras.

Después de dejar el presente sobre una mesa se acercó para abrazar a Kalena como lo haría cualquiera de los presentes.

Sin embargo, Kalena pudo percibir algo de hipocresía en sus acciones.

Como si algo en Aiden le resultara ligeramente familiar...

Algo que definitivamente no era bueno, sin embargo el chico de las orquídeas comenzó a hablar...

—Sé que no he sido el mejor amigo de ninguno de ustedes desde que llegue a Manhattan, pero créanme cuando les digo que por hoy, quisiera enmendar mi error. — Aiden se dirigió un segundo a Elise y a los otros chicos, luego a Kalena. — Ambos estuvimos en riesgo, pero es obvio que tú eres fuerte.

—Claro, podemos empezar yendo por un café aquí abajo. — sugirió Harper sonriendo sin muchos ánimos.

—Adelántense, yo aún quiero hablar con Kalena, de hecho...

Aiden le devolvió el gesto a Harper. —¿Podrían ordenar un frappe para mí?

Elise asintió. —Si igual, necesito desayunar, quizá un sándwich me reanime por ahora.

—Genial. — menciono Dante resignado.

Una vez que los tres abandonaron la habitación del hospital el joven parisino se encargó de cerrar la puerta con seguro antes de dedicarle a Kalena una sonrisa amplia y forzada.

—Muy bien ¿Por dónde comienzo? — Aiden miro a la chica con desdén al pie de la camilla. —Tenía la esperanza de que confesaras lo que sucedió el día del accidente, pero es evidente que no recuerdas nada...

Bufó cruzándose de brazos. —Admito que pase dos horas de angustia antes de sobornar a un interno para ver tu expediente médico, sufriste pérdida de memoria en los últimos meses, creo que ni siquiera me recuerdas ¿O sí?

Kalena lo observaba sin poder hacer nada al respecto, en realidad tenía razón, no tenía idea de quien era Aiden, el porqué de las flores o incluso la visita.

—Y por si fuera poco, perdiste el habla, el semestre escolar y posiblemente la oportunidad de seguir estudiando en Parsons...

El semblante de Aiden se ensombreció. De pronto el miedo y el coraje se volvieron compasión...

—Lamento profundamente lo que ocurrió, pero todo esto se pudo haber evitado si no hubieras hurgado en mi teléfono.

El joven caminó hacia la puerta para marcharse, sin embargo se detuvo para observar a Kalena una última vez.

—Eso te pasa por querer abrir la boca.

Habiendo dicho aquello abandonó la habitación cerrando la puerta a sus espaldas, escuchando un grito ahogado por parte de la chica que había despertado para recordar y callar.

Fue entonces que su teléfono sonó, era Wesley llamando.

— ¿Aiden? Acabo de salir de la oficina del FBI ¿Cómo va todo por allá?

—Al parecer Kalena sufrió algunos traumas severos en el accidente, perderá el habla, y la memoria de los últimos dos meses...

—Lo lamento por ella, te veo en el pent-house para el almuerzo, mis padres saben que vendrás esta tarde.

—Hecho. — Aiden se despidió para terminar la llamada, para disfrutar el café.

El silencio puede ser peligroso. Podemos callar para proteger a otros, o para exponerlos a situaciones incomodas y riesgosas.

A veces, es mejor callar y protegerse así mismo.


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