20:La verdad sobre Virginia
Esa misma noche Kai quedo de verse con Aiden cerca de Parsons como punto de reunión. Era extraño verle caminar a solas, sin hacerle sombra a una chica como Cathrina.
Seguramente estaba pasando la noche con Sebastian, o peor, era posible que él estuviera ayudándole a buscar a su hermana.
— ¡Hey! — Kai saludo a Aiden antes de palmearle la espalda en un gesto amistoso que le provocó una gran incomodidad.
—Hey...
Musitó Aiden con una sonrisa. — ¿Cómo van los preparativos para tu cumpleaños? << ¿De verdad?>> Ese era el único tema de conversación que compartía con Kai desde que llegó a la ciudad.
El joven asiático se encogió de hombros. —Bien, creo...
Kai frunció el ceño antes de dedicar su completa atención en Aiden. — ¿Cómo van las clases?
Ambos parecían un tanto incomodos, sin saber que decir o cómo actuar, simplemente obligándose a mantener una conversación sin sentido.
—Genial, de hecho, mi única preocupación es saber que disfraz debería ponerme para la ocasión.
Kai bufó antes de observar hacia otra dirección un tanto pensativa. Quizá estaba pensando en marcharse, lo que parecía incluso más lógico.
—Este año planeaba hacer una fiesta de máscaras, pero es algo muy trillado hoy en día, así que, solo ven como quieras. Ya sabes, puedes ser un vampiro, o un zombie...
¿A caso lo decía porque Aiden se veía realmente demacrado?
—Genial, entonces, supongo que eso será todo. — Aiden asintió sin poder evitar la sensación de sentirse estúpido por la idea de consultar a Kai por un asunto estúpido. —Nos vemos...
El joven parisino se dio media vuelta, de ser posible correría, pero se sentía agotado y sin muchos ánimos, apenas llegara a la residencia tenía pensado en buscar algo de comida, tal vez una pizza o un pastel de chocolate, o pizza con pastel, no importaba...
— ¡Espera! — Kai lo llamo a la distancia, unos pasos antes de alcanzarlo. —Quede de verme con Cathrina y Sebastian esta noche ¿No quieres venir?
Aiden tensó la mandíbula, no quería verle la cara a la chica cuya hermana había asesinado.
—No lo sé...
Aiden giró para mirar a Kai desde el hombro. —No me siento muy bien.
—Quizá te haga falta hacer nuevos amigos. — sugirió Kai con algo de obviedad en su tono.
Ese era otro punto a favor. Aiden sabía lo mucho que necesitaba a Genevieve, pero estando al otro extremo del mundo, después de ignorar todos sus mensajes de texto, y Wesley odiándolo por el momento supo que no tenía más opciones.
Pasar la noche con Elise, Harper o Dante era aburrido, tomando cerveza, ordenando pizza y conversando con música de fondo.
Ese era uno de esos días en los que necesitaba olvidarse de todo, incluso de si mimo.
—De acuerdo, tú ganas. — Aiden esbozó una sonrisa sincera antes de caminar de vuelta hacia donde estaba Kai para pedir un taxi que los acercara a su destino.
Kai le había mencionado al taxista que se dirigieran a "LAVO" un exquisito restaurante italiano situado sobre Madison Ave. Donde las personas iban atraídas por la noche después de la cena a un patio subterráneo donde un DJ animaba la atmosfera entre luces de neón.
—Iré a ver si Sebastian hizo la reservación. — Kai se acercó al oído de Aiden antes de marcar y llevarse el teléfono al oído.
Aiden esperó unos minutos observando a las personas que iban y venían por la calle. Chicas hermosas, en vestidos cortos y brillantes, chicos atractivos esperando al cadenero y luego, él.
Que se encontraba lejos de verse o sentirse como las personas del aquel club nocturno.
¿A caso era su camisa? ¿Su suéter de punto? ¿Sus zapatos?
Una vez que Kai volvió le indicó a Aiden que podían pasar, lo cual desconcertó a una que otra persona en la fila de espera.
En el interior solo podían verse cuerpos moviéndose unos contra otros, mesas con personas que disfrutaban vino blanco intentando conversar en medio del lugar.
Para su sorpresa Sebastian Bissett era uno de los presentes que estaba sentado con Cathrina besándose sin descanso y algunas botellas de vino vacías sobre la mesa. No era sorpresa que estuviera a punto de ponerse ebrios.
— ¡Bastian! — Aiden saludó al amigo de Wesley efusivamente provocando que tanto el como Cathrina dieran un sobresalto.
Kai no puedo contener la risa.
—Creí que vendrías solo. — Cathrina le dedico una mirada hostil a Kai. Era evidente que no le gustaba la idea de ver a Aiden con él.
—Nos cruzamos en el camino, él me invitó. —Aiden le respondió a la chica con desdén antes de tomar asiento frente a ella y Sebastian con una sonrisa forzada. Muy en el fondo sabía que no quería estar ahí.
Simplemente no había encajado bien.
—Creo que iré por más vino. — interrumpió Sebastian poniéndose de pie.
—Te acompaño. — Kai no dudó en seguirle el paso.
Aiden y Cathrina permanecieron en silencio cuando ambos se desvanecieron entre las personas que llenaban el club.
— ¿Vino? ¿Quién quiere vino cuando hay champagne? — Aiden bufó mientras paseaba la vista por el lugar.
—No me agradas. — Cathrina soltó sin más.
—No me conoces lo suficiente. — Aiden suspiró. —Pero no te preocupes por eso, solo necesitamos un poco de alcohol para armonizarnos un poco.
Cathrina le miraba con resentimiento, como si pudiera ver en Aiden algo que el resto de sus conocidos ignoraba. Dejó que el chico ordenara su botella de champagne.
—Aun no estoy lo suficientemente ebria para ser tu amiga. — Cathrina respondido manteniendo un tono hostil hacia el chico.
—Ya casi...
Respondió Aiden cuando Sebastian y Kai volvieron con una cubeta llena de botellas de vino blanco con hielo.
Paso el tiempo, las horas se prolongaron tanto que la nocion del tiempo se perdió cuando los chicos comenzaron a beber y olvidarse del esto.
Cathrina era tan distinta cuando estaba con Sebastian, incluso parecía otra persona. Una más amable y divertida.
Kai se volvía la clase de chico que miraba alrededor en busca de una chica a la que pudiera acercarse, se deleitaba con la vista, pero a diferencia de otros, él sabia mantener la discreción.
Cuando Aiden se dio cuenta, el alcohol comenzó a hacer efecto en su sistema. Sentía esa sensación que le gustaba mantener cuando bebía.
Todo podía irse al infierno ahora.
—Necesito un cigarrillo. — Aiden miró a Kai con la esperanza de que el pudiese tener una cajetilla a la mano pero no era asi, después dirigió su vista a Sebastian pero el hizo una mueca a modo de respuesta. En realidad él odiaba fumar.
Y por último, posó la vista en Cathrina como su única esperanza.
—No tengo cigarrillos pero podemos seguir bebiendo, tómalo o déjalo. — La chica bebió el último trago agridulce de su copa.
—O podemos conseguir uno con cualquier otra persona. — Aiden miro de reojo a su alrededor.
—De acuerdo. — Cathrina rodó los ojos y resignada se dirigió con el joven parisino entre la multitud que se expandía en la densa oscuridad mientras la música aumentaba y las luces neón cambiaban de intensidad.
— ¡Esperen! — Sebastian intentó seguirles el paso, pero les perdió de vista y el alcohol comenzaba a hacerle efecto.
Esa había sido la excusa perfecta para lo que Aiden estaba planeando en su cabeza.
Esta vez nada podía fallar.
El cabello ondulado de Cathrina comenzaba a verse algo esponjado a pesar de llevar un vestido corto y brillante que la hacía ver tan provocativa como un ángel en medio del averno dejando que Aiden la guiara hasta un sitio donde un chico apuesto de tez oscura y cabello rizado fumaba placenteramente a unos cuantos metros.
Y que por fortuna o no, se fijó en la chica dedicándole una media sonrisa mientras el humo se escapaba entre sus labios.
—Creo que esta noche mi cigarrillo depende de ti. — Aiden sugirió fingiendo preocupación.
— ¿De qué hablas? —Cathrina frunció el ceño. —yo no seré tu señuelo, Sebastian está aquí.
—Vamos, no me digas que Sebastian te controla, es solo un cigarrillo y además el chico es bastante atractivo, solo necesitas un empujón de valentía
Aiden tomó una copa medio llena que divisó en la tabla de uno de los meseros que pasaban, y logró tomarla con un movimiento discreto antes de ofrecérsela a Catherina. — Solo es una noche, hasta el fondo, apuesto a que Virginia lo haría.
Esperaba que mencionar a la chica que ella creía desaparecida le removiera algo en el interior.
—Al carajo. — musitó Cathrina antes de tomarse lo que sea que haya estado en aquella copa. —yo puedo hacerlo mejor que Virginia, desde donde sea que se encuentre.
—Esa es la actitud, ahora repítelo. — Aiden respondió cínicamente mientras grababa con el teléfono.
— ¡Soy mejor que la perra de mi hermana! ¡Púdrete Virginia! —Sentenció Cathrina como un grito de guerra antes de avanzar en dirección al chico que parecía coquetear con ese juego de miradas a la distancia.
<<Ya escuchaste Virginia, tu hermana quiere que pudras>>. Pensó Aiden con una sonrisa triunfal en el rostro, y no dudaría en usar una cuartada que terminara con limpiar cualquier rastro de lo que hubiera sucedido antes.
A veces es mejor moldear un poco los hechos y limpiarse las manos sin derramar sangre, o un poco de champagne.
La verdad sobre Virginia seria contada, recordada y moldeada por el bien de los implicados.
Después, sus secretosse enterrarían junto con ella para siempre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro