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10: Discordia

Al día siguiente...

— ¡AAAAAAAAHHH! — Kalena y Elise gritaron al unísono cuando Aiden sugirió que Harper y Dante las invitarían a una fiesta en el departamento.

Fue irritante, pero el chico castaño pudo sentir la misma felicidad que ellas porque pasaría el día entero con Weasley.

— ¿Tu igual vendrás? — Kalena se dirigió a Aiden antes de darle un sorbo a su taza con café.

—No lo sé, todo depende de cómo marche la situación con Weasley. — respondió el castaño.

—Se ve lo mucho que te gusta. —añadió Elise dando una mordida a su waffle con crema de avellana.

—Solo es un almuerzo de medio día, con las amigas de su madre. —Aiden puso la mirada en blanco. —es obvio que me invito únicamente para conocer a más personas.

—Opino que desea distraerse un rato. — Kalena apoyo ambos codos sobre la mesa y mirando a Aiden a los ojos. — Si hubiese querido, hubiera invitado a cualquier otra chica ¿No crees?

—O quizá a su novia, que tiene pinta de ser insoportable. — Elise esbozo una mueca. — sé que es tu prima, pero ella es ligeramente nefasta.

Aiden intento contener una pequeña risa. —Iré a tomar un baño, Weasley dijo que pasaría pronto. — el castaño vio la hora en su teléfono, faltaban cerca de cuarenta minutos. Tiempo suficiente para hacer un buen intento con su persona.

Y una vez que lo hizo, pudo percatarse de que sus compañeras se habían marchado a clases, y le restaban diez minutos para que Weasley llegara a la hora que habían prometido, así que decidió esperar en la barra de la cocina hasta que llamaron a la puerta y frente a él pudo divisar la mirada de Wes en sus ojos con una cálida sonrisa. — Siento llegar justo, hay algo de tráfico en la ciudad.

—No importa. — Aiden sonrió y ambos salieron juntos del edificio hasta llegar a la flamante Harley que se mantuvo aparcada apenas unos instantes frente a ellos.

—No es una limosina, pero llegaremos cuanto antes. — Weasley le extendió un casco para su protección antes de subirse y extenderle la mano al castaño. — ¿Confías en mí?

Aiden se quedó pasmado apenas unos segundos antes de ponerse el casco y darle la mano al chico que le robaba suspiros a cada oportunidad. —Con los ojos cerrados. — estrecho su mano para tomar impulso y rodear su torso con ambos brazos, obligándolo a sentir el aroma de su blasser.

El sol iluminaba lo alto de la ciudad, pero la brisa de invierno aun podía sentirse.

Weasley se puso en marcha, cruzando entre calles y avenidas enteras hasta llegar a su destino, en Billionaire's Row, al sur de Central Park, un sitio donde los rascacielos eran aún más lujosos de los que iban dejando a su paso., para después girar por la extensa avenida Madison.

Ahí estaba el hotel, y en cuanto el intrigante joven neoyorkino decidió aparcar su clásica motocicleta, entro a la par de Aiden que parecía explorar el sitio con un aire de curiosidad, de pie en aquel vestíbulo de mármol y un lobby que invitaba a probar una extensa y refrescante variedad de cocteles.

—Espero que el viaje no haya sido incómodo. — Weasley se acomodó la camisa y el suéter mirando hacia Aiden de reojo.

— Fue divertido. — Aiden respondió amable. — espero que no te incomodara el hecho de que te abrazara todo el trayecto hasta ahora.

— ¿Porque habría de hacerlo? Eres el primo de mi novia. — Weasley frunció ligeramente el ceño esperando una respuesta, hasta que el sonido de unos tacones llamó su atención.

— ¡Querido! — Exclamo una mujer alta de sonrisa forzada. Quizá por todo el botox que mantenían sus mejillas tiesas.

—Buenos días Davina. — Weasley respondió a su saludo con un beso en la mejilla. — creí que estarías con mi madre, creo que esta ocasión nos hemos perdido el brindis.

—Lo lamento mucho, pero mi hijo tuvo que pasar por su acompañante. — Davina suavizo su expresión para responder, ignorando la presencia de Aiden en su totalidad.

— ¿Sebastian está aquí? — Weasley intento mirar más allá de su posición, y en efecto, era su mejor amigo quien se aproximaba hacia ellos con una completa desconocida de cabello negro y tez bronceada, con un vestido coral que delineaba su menuda silueta.

Aiden observó la escena, confundido, a pesar de sorprenderse aún más por la repentina aparición de Sebastian, se sorprendió por la chica que lo acompañaba. Virginia, la chica rara de la universidad.

Esto debía ser una broma.

—Tenía curiosidad, no he asistido a un brunch de desde los trece. — Admitió Sebastian con un interés disimulado en sus palabras, y con el porte y la elegancia propia de la familia.

—Y traes a Cathrina como acompañante, vaya sorpresa. — Weasley soltó con resignación.

—Debería decir lo mismo, me sorprende ver a Aiden contigo, imagine que Irina podría retrasar su vuelo a Moscú, pero prefirió volar a casa. — Sebastian giró su vista hacia el chico parisino y le miro de arriba abajo como si buscara encontrar algo.

— ¿Quién es Aiden? — Davina pregunto a Weasley antes de notar la presencia del joven con el blasser rosado que parecía una estatua a lado del resto.

—Soy yo. — Aiden respondió con timidez y extendió la mano hacia Davina no muy seguro de su acción. — llegue hace un par de días, vine de intercambio desde Paris.

—Ho, es todo un placer. — Davina correspondió el saludo. — mis abuelos eran franceses, llegaron aquí ya hace bastantes años. — termino la frase burlándose de su propio comentario. Aiden intento hacer lo mismo.

—Siempre tuve curiosidad de venir a esta parte del mundo. — respondió Aiden encogiéndose de hombros como si le restase importancia.

— ¿A qué te dedicas? — Davina pregunto hostil, sin querer dejar de lado la cortesía.

—Estudio moda. — respondió Aiden como un niño a quien se le exige una respuesta. — fui modelo en una agencia parisina llamada Saint-Clare, pero es solo un simple pasatiempo, mi objetivo es abrir un atelier de alta costura.

Hubo un instante de silencio.

—Creo que me suena familiar. — intervino Katrina queriendo capturar la atención de los presentes. — mi hermana, Cathrina Pierce, firmó un contrato hace unas semanas, pero no he hablado con ella estos últimos días, debe estar algo ocupada.

Sebastian pudo notar como Weasley tensaba su mandíbula, como si se hubiera incomodado de pronto por el comentario de Cathrina y aunque estaba consciente de que su mejor amigo no toleraba a la nueva chica con la que había comenzado a salir desde hace ya dos meses, pudo percibir que Wes se había puesto mal al escuchar el nombre de Virginia.

—Bueno, habrá tiempo para conocernos, deberíamos pasar de una vez, estoy hambrienta y ansiosa de ver a mis amigas. — Davina sugirió con una sonrisa. — eres encantador Aiden, va a adorarte.

—Gracias señora Bissett, ha sido un verdadero placer conocerla. — respondió Aiden de cederle el paso. — por favor.

—Si nos disculpan un segundo. — intervino Weasley tomando del brazo a Aiden para atraerlo como si quisiera asegurar que nadie más robaría su atención por ese instante.

—Claro. — Sebastian comenzó a caminar a lado de su madre y de Virginia, y no fue hasta que se desvanecieron en el vestíbulo que Weasley suspiro tomando firme a Aiden por los hombros, como si estuviera a punto de confesarle algo.

— ¿Qué sucede? — Aiden intentó buscar la mirada de Weasley a pesar de que el mantuvo la vista sobre el suelo.

—Hablé con Genevieve anoche. — respondió el chico de ojos grises alzando la vista para encarar al castaño.

—Creía que ese tema ya no se tocaría más. — Aiden susurró mirando de reojo a su alrededor, como si ya estuviera lo suficientemente expuesto.

—Lo sé, pero no podemos evadirlo, la chica que murió una noche antes de que ambos llegáramos a Manhattan era la hermana de Cathrina. — Weasley soltó intentando mantener un volumen bajo en su voz. —Y si algo sale mal, tendremos que buscar la manera de que ninguno de nosotros salga involucrado en esto.

Aiden giro los ojos antes de cruzarse de brazos y mirar a otra dirección sintiendo una sensación de incomodidad inexplicablemente aterradora.

—Y en caso de que no sea esa la situación. — añadió Wesley arqueando ambas cejas y tomando de su mentón para obligarle a verle a los ojos del chico parisino. —sigamos como si nada mas hubiese sucedido.

Aiden aparto los dedos de Weasley con el dorso de su mano en un gesto desinteresado. —Si la muerte de Virginia llega a saberse, yo tendría mucho miedo de estar en los tacones de Katrina. — suspiró pesadamente. —ella no querría enfrentarse con Gia.

— ¿A caso te estas escuchando? — Weasley ladeo el rostro intentando comprender porque Aiden era tan cambiante cuando las cosas parecían salirse de su control.

—Sera mejor que me vaya. —Aiden tomó rumbo de vuelta a la puerta principal del hotel, aunque no era de esperarse que Wesley se aproximara a sus espaldas y lo obligara a encararlo una vez más.

—Vamos, si te marchas desperdiciarías la oportunidad de saber más sobre la chica que asesinamos ¿Podemos aparentar solo una vez más? — Las palabras de Weasley apaciguaron a Aiden de un modo poco convencional. No podía negarse a sus ojos, a lo severo de su semblante.

Tampoco podía perder la oportunidad para acercarse a Cathrina incluso si ella investigaba por su cuenta.

—De acuerdo, cacemos a la chica de Sebastian.

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