En una habitación con ventanas grandes, paredes claras y muebles ostentosos estaba una mujer pelirroja con un bello rostro y piel de porcelana; ataviada en un hermoso vestido verde posando sobre un sillón aterciopelado.

Cansada de mirar hacia la pared vacía volteó para encontrarse con aquellos ojos que la miraban con tanta atención.

La pelirroja pensaba que era una lástima que él fuera tan joven y que ella fuera una mujer casada...

—¿Emocionado? —dijo ella para romper el silencio.

El jóven cuestionó con la mirada. Era tan encantador.

—Me refiero al baile que ofrecerá NorthLand este año —explicó la dama.

—Oh, por supuesto mi lady —respondió mientras regresaba su atención al lienzo y añadía una pincelada más.

—He escuchado sobre su relación con la princesa.

—Parece que los chismes fluyen con rapidez en mi reino —contestó con algo de rudeza.

—¿Chismes? —levantó una ceja —. ¿A qué se refiere su alteza con chismes? —preguntó.

—La princesa y yo no tenemos un compromiso oficial —siguió con las pinceladas pero ahora su rostro parecía tenso.

—No parece muy entusiasmado —se levantó del sillón y caminó hacia él —¿Hay algo que se entromete en su camino?

Milo detuvo la trayectoria que llevaba el pincel y desvió la mirada.

—Cuentame —pidió ella.

Él observó la paleta de madera por unos segundos al tiempo que se cuestionaba en silencio.

—¿Hay alguien en su camino, mi príncipe? —su voz estaba al borde del flirteo aunque también parecía envenenamiento. En ese momento su sensual musa estaba siendo cruel con él.

Ella lo abrazó por la espalda y barrió con la mirada aquel lienzo en el que la estaba retratando.

—Hay alguien que la atrapa con palabras —mencionó Milo.

—¿El príncipe escritor? —atajó ella con interés.

—Estás muy informada... —acusó en voz baja como si fuera inapropiado.

—Digamos que es porque usted es mi príncipe y  me importa lo suficiente como para enterarme de lo que sucede —sonrió y continuó—. Esa niña... La princesa, lo está haciendo sufrir, juega con usted y con el otro príncipe. Rompa con ella, las mujeres en nuestro reino sobran y harían fila por estar con usted —se recargó sobre su hombro y aspiró su aroma.

—¿Eso la incluye a usted? Lady Marwyn?

—Oh no, eso sería escandaloso —rio un poco.

En seguida dejó de abrazarlo y caminó detrás de él viendo los ornamentos que lucían en la pared.

Milo volteó para verla y pensó en sus palabras.

...

La princesa Avaly y el príncipe Milo observaban  su mas reciente cuadro.

—Es como si se pudiera ver mi alma...— Mencionó la joven.

—Yo puedo ver tu alma a través de tus ojos... tu sonrisa y ese semblante tuyo —dijo él con esa voz dulce y calmada.

—En ese cuadro... Cualquiera puede —respondió ella —. Pero creo que... no es justo que sólo tú puedas ver dentro de mí... Yo también quisiera...

Él volteó a verla, sus ojos tuvieron un silencioso encuentro hasta que ella se desvió a sus labios.

Hubo un cosquilleo que le recorrió el cuerpo al joven príncipe.

Ella era distinta, no era igual a las demás que sólo se acercaban a él para poder salir en sus obras.
Era cierto que ella estaba en más de uno de sus cuadros pero no era porque ella se lo hubiera pedido mediante acoso o seducción, era porque el Rey le pagaba por pintar a su hija.
Él lo hacía trabajando, aunque tampoco era necesario, era un príncipe y riqueza le sobraba.

¿Por qué lo hacía entonces? Porque creía que era distinta, creía que era especial.

Sus manos acunaron las suaves mejillas de su musa.

—¿De verdad quieres conocer mi escencia? —le preguntó de pronto.

Ella le asintió levemente sin apartar la mirada.

Recientemente a nadie  le había importado ver más allá de lo superficial. Para muchos sólo era un talentoso artista y sobre todo un príncipe que ascendería al trono tarde o temprano. Pero Avaly... Ella le hacía sentir que eso no importaba...

Finalmente, terminó con la distancia que había entre ellos y la besó dulcemente.

...

Abrió los ojos recordando aún lo que había soñado.

Desde que le había llegado el rumor de que el príncipe sureño cortejaba a su princesa, Milo había comenzado a replantearse las cosas y su manera de percibir su relación con Avaly.

¿Por qué ella le correspondía a aquél príncipe?

Bien pudo hacer oficial el compromiso y así asegurarla como esposa, pero en su lugar decidió no apresurarse y esperar a entender sus sentimientos.

Creía que era mejor así... Pero también era doloroso porque le hacía pensar que no era suficiente el cariño entre ambos.

Suspiró con desánimo.

—¿Avaly... A quién quieres en verdad? —preguntó al aire en su solitaria habitación.

Se acomodó nuevamente sobre la cama dispuesto a dormir y alejarse de aquellos pensamientos que no le hacían nada bien.

Ya llegaría el momento de verse a la cara, tenía el presentimiento de que pronto se enfrentarían...

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Fin del capítulo.

En el fic de Kimmy hubo beso Ursfeli x Avaly así que pensé que era justo que ahora hubiera un beso Milo x Avaly.

Aclaración: La pelirroja es un Oc que sólo usé para llenar el vacío.

Además ¿Qué es un fic mío sin pelirrojas? 😂❤