Afuera de Farben University, había un escenario bastante caldeado, un coche negro y la policía escoltando al automóvil, se trataba del arribo de Coule Bernasconi en la institución educativa. Detrás suyo una enorme multitud con pancartas que pedían que no fuera admitido. Susy, Blaz, Brad, Hunter, y Eminem veían una escena imposible de poder creer.

Mientras tanto, Charlie, recobraba la conciencia, aún se sentía algo desorientado, pero escuchaba a lo lejos un gran tumulto, desde ventanal de la enfermería que daba hacia el pasillo principal, pudo ver al pelirrubio, ¿Era él?, era imposible, pero allí recordó lo que se le fue anunciado antes de haberse desmayado, inmediatamente el escalofrío recorrió todo su cuerpo y cada partícula del mismo.

El rostro de Coule Bernasconi lo tenía grabado en su mente, su mirada sin expresión, sus ojos oscuros, su frialdad con la que en el tiempo pasado había ayudado a los directivos Benjamín y Alejandrina, a ocultar los cuerpos de los estudiantes desaparecidos.

—¡AAAAAAH!, ¡MALDICIÓN!—exclamó Charlie en un sentimiento de enojo extremo.

—Has despertado, ¡gracias a Dios!—Inquirió Eminem Grey, tomando la mano del chico, quién se la sujetó con fuerza.

—Te dije que despertaría.—pronunció Jared, apareciendo detrás de Eminem.

—¿Te encuentras bien?—interrogó Eminem.

—Llama a la enfermera por favor.—solicitó Charlie.

El joven Charlie no podía seguir en esa institución, su situación psicofísica había empeorado notoriamente, causándole baja de peso y anemia. Es por esto que solicitó a la universidad poder seguir sus estudios desde su hogar con acompañantes terapéuticos y docentes de apoyo para no perder el ciclo lectivo.

Los directivos aceptaron el traslado luego de ver los resultados médicos del chico. Pero no fue sino hasta horas más tardes en el ocaso del día que una ambulancia esperaba fuera de la institución para realizar el traslado hasta el hogar del muchacho. 

—¡Charlie!, ¡Charlie!, ¡Espera!—pronunció Eminem Grey.

—Que ocurre...—Charlie preguntaba con indiferencia.

—Voy a ir contigo, no voy a dejarte solo.—sentenció Eminem.

—Esta bien.—pronunció Charlie, en un estado de molestia, puesto que todo lo ocurrido habían movilizado el pasado reciente y para él eso no era grato, aunque no lo era para ninguno de los estudiantes de Farben University.

El traslado duró un largo rato, mientras tanto y en lo que duraba el viaje  Charlie empezó a recordar los buenos momentos junto a Eminem, como aquella vez en el gran evento llevado a cabo en la Mansión de los Bernasconi y en la que Eminem junto a sus amigos tocó para el público.

—Felicidades.—había pronunciado Charlie una vez de que Eminem bajó del escenario todo sudado.

—Ven.—replicó Eminen a Charlie y en un tirón de mano entraron a una de las habitaciones de la casona.

Ese lugar tenía poderes extraordinarios para hacer irreconocible a las personas, Eminem se movía con tal destreza que no parecía humano, era digno de ser un demonio con todo lo que hacía en tanto al placer sexual.

—¿Te gusta?—recuerdo que preguntó con una sonrisa malévola en su rostro.

—Todo lo que hagas para mi está bien.—dijo Charlie con un brillo  de éxtasis en los ojos que en el presente no tenía.

—¡Charlie!—escuchar su nombre lo sacó desde dentro de sus pensamientos.

—Llegamos, debemos bajar.—pronunció Eminem.

Charlie bajó de la ambulancia con la ayuda de Eminem, en el hogar del chico no hubo nadie que pudiera darle una bienvenida cálida, por lo que Eminem ayudó junto a los enfermeros a dejar todo dentro de la casa y de poner a Charlie en comodidad dentro de la misma. Así, lo hicieron recostarse en el sofá y solo después de verificar que se encontraba en buen estado lo dejaron a cargo del joven Eminem hasta que estuviera otra persona para cuidarlo. 

—No tienes que quedarte, solo estoy anemico.—enunció Charlie.

—Eres mi novio, no seas terco, si no estoy para cuidarte, pues para qué.—exclamó Eminem.

—Vale, si quieres puedes recostarte a mí lado.—enunció Charlie dejándole espacio.

—Claro.—dijo el chico con gusto.

En ese preciso momento el teléfono móvil sonó, era una llamada desde un número desconocido, Charlie, sin saber que hacer esperó un momento, Eminem lo miró con dulzura y asintió a que atendiera.

 —¿Hallo?/Hola—Charlie preguntó con inquietud.

—Wie geht es dir?/¿Cómo estás?—la voz del otro lado hizo erizar su piel.

Charlie no respondía, por lo que Eminem tomó el móvil y habló.

—Wer spricht?/¿Quién habla?—interrogó el joven.

—Eminem Grey, no pensé que todavía estuvieras saliendo con Charlie.—la voz era sumamente reconocible, Eminem se tomó un segundo, respiró y acarició el cabello de Charlie intentando tranquilizarlo.—¿Qué necesitas?—volvió a preguntar el chico.

—Sabes perfectamente que no tuve la culpa de todo lo que ocurrió antes con las desapariciones.—explicó una voz algo temblorosa desde el otro lado, como si lo que dijera le causara rabia en un apretón de dientes.

—Voy a colgar si no dices que necesitas.—espetó el muchacho.

—Quiero hablar con Charlie, en persona.—sentenció la voz emitida por el móvil.

—Definitivamente has perdido la cordura Coule Bernasconi.—eximió Eminem.

—Mira, los tres sabemos que Alejandrina Macielle y Benjamín Slowly son una condena para Farben University, necesitamos que vayan a prisión.—respondió contundente el joven Bernasconi.

—Aunque sea cierto, no podemos confiar en una sola palabra que provenga de tu boca.—refutó Eminem Grey.

—Podré tener problemas psicológicos, pero un loco jamás miente.—alegó Coule con gracia.

—¿Encima tienes el descaro de bromear?—expresaba Eminem.

—Ya dame el fucking teléfono.—pronunció Charlie con impaciencia tomando el móvil en sus manos.

—Por fin hablas, creí que te habían comido la lengua los roedores.—vociferó Coule.

—Bernasconi, ¿Cómo has estado?—formuló Charlie en tono empático.

—No tan bien como tú, pero no es momento para hablar de eso, tengo un plan para destruir a los directores de la universidad para siempre.—comentó con gran seriedad el pelirrubio 

—¿Y como es eso?—interrogaba Charlie.

—Se que no has estado muy bien anímicamente. Así que prefiero decírtelo en persona.—insistía el joven.

—Necesitarás un pase de visita, el guardia que cuida la habitación donde estoy te lo dará sin ningún problema, como dicen, el dinero casi lo compra todo.—decía Coule.

—Me da curiosidad saber que es lo que no compraría el dinero.—preguntaba Charlie.

—Bueno, no compra el amor, yo perdí al amor de mi vida, tampoco compra un alma nueva, por lo que la mía ya está perdida y tampoco compra la amistad, por lo que he perdido a cada uno de mis amigos.—explicaba Coule.

—Entiendo.—reconocía Charlie.

—Pero creo que el último gesto de bondad que puedo hacer es salvarlos de la muerte rotunda a la que están condenados sino hago algo al respecto.—sentenció el muchacho con una voz nostálgica, casi con un nudo en la garganta.

CONTINUARÁ...