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Embriaguez | K. Namjoon

Jadeaste sonoramente cuando tu espalda chocó con la puerta de tu departamento. Namjoon y tú se habían encontrado en un cumpleaños de un amigo en común, apenas los tragos se hicieron presentes entre tu ex y tú, sabías que algo no resultaría para nada bien. Pero sí que te habías equivocado, lo que estaba sucediendo era mucho más que algo tan mediocre y simple como para decirle "bueno".

Sus manos apricionaban tu cintura con fuerza mientras sus cálidos labios hacían un camino de besos por toda la longitud de piel expuesta entre el escote de tu blusa y comienzo de tu mandíbula.

La tensión y lujuria estaban más que presentes en el ambiente, por lo menos querías abrir la puerta para que los vecinos no se enteraran del espectáculo que tenían. No obstante, Nam estaba tan urgido que no te lo permitió, y tú tampoco te encontrabas en todos tus cabales.

Además, el hecho de que fuera de madrugada, exactamente las 03:52, no te hacía sentir segura o muy cómoda.

Apoyaste tus palmas en sus hombros intentado lograr separarlo un poco de tu cuerpo, como respuesta obtuviste un gruñido con una fuerte presión en los costados de tu cintura.

Nam, debo... abrir la puerta —Dijiste entre suspiros.

Él tironeó la piel cercana a tus clavículas, logrando que soltaras un bajo quejido de dolor.

Sé rápida —Te ordenó de forma firme y demandante, sus ojos estaban más obscuros de lo normal.

Los que habías infinitas veces en el pasado, pero de igual forma te quedaste mirándolos con atención por un par de segundos.

Te diste la vuelta con rapidez intentando incertar la llave en el cerrojo, pero todo el alcohol en tu sistema sumado a el nerviosismo al sentirlo refregarse contra tu espalda baja, hizo que fuera una tarea mucho más difícil. Cuando por fin lo lograste, la puerta fue abierta inmediatamente, no por ti, si no por uno de los brazos de tu acompañante, quien a esas alturas ya se encontraba alterado por todas las sensaciones que recorrían su cuerpo.

Todo estaba obscuro, pero eso no le fue impedimento alguno para guiarte a la habitación principal. En su memoria estaba grabado a la perfección aquel recorrido que habían realizado en infinitas noches y mañanas, como si hubiese sido una rutina obligatoria de hacer.

Te ves muy bien, hermosa —Soltó el agarre de la mano por la que te tenía.

Con bastante fuerza, más de la esperada, te lanzó al sillón. Tu pecho subía y bajaba exaltado ante aquel movimiento. Lo extrañabas, lo extrañabas tanto. Sus besos, sus caricias, sus susurros luego de haber mantenido relaciones, a todo él lo extrañabas y tenerlo ahí, frente a ti, con sus pupilas expandidas, sus cabellos desordenados y esa característica sonrisa que hacía a tu corazón latir con rapidez; hizo que tus sentidos le desearan aún más.

Se acercó hacia ti, sin rodeos ni nerviosismo, ya tenía clarísimo lo que quería y tú lo sabías a la perfección. Sus piernas se posicionaron a tus costados y su mano derecha viajó por tu rostro hasta tus labios mientras ibas siendo invadida por un fuerte calor en tu bajo vientre. Jadeaste en respuesta al sentir un pulgar separar tus labios levemente.

El calor seguía aumentando, más y más, sin apiadarse siquiera un poco de tu persona.

En un rápido movimiento, el contacto de su mano desapareció, siendo sustituido por sus belfos. Esos labios te hacían sentir en el cielo mientras el lugar parecía un abrazador infierno. El beso era delicado, en lo posible de la situación, aunque se notaba la fuerza y sensualidad con cada movimiento.

Sus manos recorrieron con necesidad tu cuerpo, mientras las tuyas hacían lo mismo, acariciándole por encima de la camisa que llevaba puesta, que de un momento a otro se vio abierta mostrando su torso al desnudo.

Tu cuerpo estaba poseído por lujuria, pero aún así el poco sentido que te quedaba decía que lo que hacían estaba mal, era un debate en tu interior entre el continuar o el detener sus acciones.

Namjoon se separó soltando un gruñido, tu atención en el beso había disminuido claramente, cosa que a él no le gustó en absoluto.

Vamos, bebé, sólo tócame y haz lo que quieras conmigo. Luego ya tendrás tiempo de olvidar esto, ahora haz lo que se te plazca —Susurró con voz ronca cerca de tu oído, cosa que no pasó desapercibido para tu sistema, que en un lapso mínimo de tiempo mandó un cosquilleo a tu centro.

Volviste a recordar algo único en tu ex que estabas segura de que nadie podría igualar. Aun en lo momentos calientes, sabía decir las palabras exactas que demostraban su gran inteligencia y a la vez su galantería.

Buscaste su mirada con apuro, y ya al encontrarla, supiste plenamente que sus palabras eran las correctas. Todavía quedaban varias horas para que el sol hiciera presencia, horas que iban a aprovechar muy bien.

Namjoon no era un Dios en la cama, el era un Dios en el sexo, sin importar el lugar, la hora o su estado, él sabía dejarte complacida hasta sobrepasar aquella barrera de complacencia.

Por esa razón, ese día sus besos y toques lograron embriagarte más que todos los vasos de alcohol que habías tomado en la fiesta. Tal vez meterte con tu ex no había sido una idea tan mala.

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Siguiente relato: martes 28/01

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