Amigos | J. Hoseok
Estar con un buen amigo es uno de los mejores recuerdos que se pueden tener, pero estar en su casa, sin sus padres ni hermana y con una amistad realmente más allá de cualquier otra normal... eso era espléndido.
Hoseok y tú eran mucho más que
mejores amigos, que solo ustedes lo supieran era otra cosa. Porque los amigos no se besan, no se tocan, ni mucho menos tienen sexo cuando se les da la gana.
Los amigos son esas personas que están ahí cuando se les necesita y dan su apoyo incondicionalmente. Si se guiaban por esa descripción, sin duda serían los mejores amigos, ya que siempre estaban cuando se necesitaban, pero su necesidad iba más lejos que un apoyo emocional, su necesidad era principalmente física; el sentirse, el tocarse, así era su amistad.
Por esa misma razón, cuando Hoseok te mandó un mensaje avisándote que se encontraba solo en su hogar, ya que ningún integrante de su familia se encontraba, tomaste tu bolso y partiste directo a la dirección de su casa.
Al llegar fuiste bien recibida por un fuerte abrazo y seguido a ello se dirigieron a la sala de estar, una serie de su agrado fue lo primero que vieron, pero cuando los capítulos, aparentemente de la nada, se volvieron aburridos, buscaron entretenimiento en otra actividad.
Así terminaste sentada sobre sus piernas, sintiendo una prominente erección punzando tu feminidad.
Hoseok gruñó cuando decidiste molestarlo moviendo tus caderas de adelante a atrás, haciendo presión en su adolorido bulto atrapado bajo sus jeans. Miraste a Hoseok con gracia, pero su rostro no mostraba ni un poquito de risa, su lengua acariciaba con sensualidad su labio inferior.
Te quedaste tan embobada mirando ese húmedo músculo moverse entre sus rosáceos belfos que saliste de tu fantasía sólo cuando sentiste el sonido de una bragueta siendo bajada. Hoseok quería librarse del dolor que le estabas haciendo sufrir.
Le miraste con una sonrisa ladeada preparada por lo que venía a continuación.
—Linda, me ayudarás con esto, ¿cierto? —La bragueta ya estaba abierta dejando ver parte de su bóxer.
—Claro que sí —Respondiste gustosa, no obstante, cambiaste con rapidez tu semblante a uno más serio—. Pero... en tu habitación, no quiero pensar en que tus padres puedan llegar y nos encuentren... bueno, ya sabes a lo que me refiero.
—No te preocupes por eso, no llegarán hasta tarde. Te lo aseguro —Habló sonriendo
—Hoseok... más te vale que sea cierto, si no es así, no volveré a venir nunca más —Le advertiste seria, él solo rio. Le parecías muy tierna cuando te ponías así.
—Okey, okey. Iremos a mi habitación para que no te incómodes, ¿así es mejor?
Enseguida asentiste con frenesí.
Te levantaste de su regazo para que Hoseok se levantara, y cuando lo hizo tomó tu mano para llevarte a su habitación. Cuando finalmente llegaron, la puerta fue cerrada con seguro.
Sonreiste agradecida.
—No sonrías tanto, he tenido que caminar con una erección, ¿sabes lo doloroso que es? —apoyó sus manos en su cintura, reíste nuevamente por su acción— Ay... agradece que amo tu risa, si no fuera así, ya te hubiera puesto contra la pared para follarte duro —Una chispa de maldad se encendió en sus pupilas.
—Lo puedes hacer si quieres, por mí no hay problema —Respondiste pícaramente, logrando sacarle una risilla.
—Tú sabes que me gusta ser dulce y cuidadoso contigo, eres tan mala por aprovecharte de mi amabilidad —Formó un puchero mientras se iba acercando hacia ti.
—Ya, ya, sé que eres un chico sensible y cuidadoso —Intentaste molestarlo— El follar con rudeza no es lo tuyo... tal vez ya es hora de buscar a alguien que si le guste el sexo rudo, ¿no crees?
Cuando viste desaparecer su labio inferior abultado, supiste que habías logrado tu cometido. Sus manos se dirigieron hacia a tu cintura y te atrapó, repartiendo besos por todo tu cuello hasta llegar a tu oreja izquierda, ahí mordisqueó un rato hasta sacarte suspiros.
—Humm... Veo que te ha parecido divertido provocarme, pero vas a tener que hacerte cargo de tus palabras. Veamos cómo regresaras a tu casa después de esto... —Susurró antes de empujarte a la cama y dirigir sus manos al comienzo de sus pantalones.
Luego de eso las cosas se pusieron muy calientes, tus recuerdos en concreto sólo fueron sensaciones placenteras, una cama y Hoseok sobre ti. Si las cosas seguían así, estabas segura de que esa amistad especial iba a seguir por muchísimo tiempo más.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro