Capítulo 20
Pov... ¿Luke?
Ah... Libertad. ¿Qué más se podía desear?
Tomé mi móvil, y como de costumbre, pulsé en la aplicación de notas.
"Día final.
Aunque haya usado estos espacios para llenarlos de mis pensamientos y problemas, ya no más. Hoy todo acabará.
Me da un poco de melancolía, debo aceptarlo, pero ya no me importará nada en el futuro.
Como dije en las notas anteriores, quiero que todas mis propiedades queden a nombre de mi hermano, Seth.
Aunque mamá crea que hoy es un día normal, y en un año me verá nuevamente, espero que no se deprima mucho.
Esto será un acto suicida por completo. No espero a que nadie me detenga.
Si en verdad muero, sabré que mi familia recurrirá a saber la razón. Espero allí, la policía tome mi móvil y sepa hakearlo. Lo intentaré dejar lo más salvo posible.
Mamá, si lees esto, te amo. Pero, no puedo seguir aquí, no mientras esté pasando todo esto.
Dile a mis amigos que no vengan a mi funeral, son pura farsa.
No quiero que llores.
Mamá, me encontraré con papá en el infierno, perdón por haber sido el peor hijo que pudieras haber tenido, yo no elegí ser como soy.
Perdón por ser como soy.
Creo que ya lo sabías desde antes.
Fallé como hijo."
Dejé soltar un gran y penoso suspiro.
Miré la carretera con gran pesar.
Hacia tiempo había leído una cita. En ella expresaba que el suicidio no era más que un acto de cobardes. Pero no era así.
Es fácil decir que te matarás, pero, cuando llega el momento de actuar, hay que tener mucha valentía.
Puede que se vea el suicidio como un acto cobarde, ya que es más fácil morir que vivir. Pero, al momento de tomar la decisión, debes luchar contra la cobardía, debes ser valiente.
En los últimos segundos, quise ver a Mamá. Me rompió el corazón saber como llorarían todos. Pero, aun así, debía hacerlo.
Por eso, no dudé al cruzar la carretera sabiendo que un transporte pasaba, ya ni me había fijado qué era, pero sé que dolió. Dolió mucho.
Pude ver aquel tunel de luz, ese que dicen, se presenta luego de la muerte.
Pero, aunque quise cruzarlo, no lo logré.
Fue algo raro, pero de un momento a otro, creí ser otra persona.
Bueno, sería hermoso ser otro y no yo.
Algo demasiado irreal y a la vez fascinante.
Y cuando sentí un gran choque en mi cráneo, lo único en lo que pude pensar fue en él. Su rostro surgió junto a todo el dolor. Sentí como se rompía todo dentro de mí. Cómo, aquella herida que creía haber curado, volvía a abrirse.
Porque su rostro angelical volvía a recurrir a mi memoria. Porque recién me daba cuenta de lo mucho que lo extrañaba.
Pero, en plena desesperación, recordé que nos volveríamos a encontrar, en el más allá.
Noah, ya voy por ti.
***
Con apenas 10 años, nosotros dos éramos inseparables.
Inseparables. Hasta que las cosas pasan.
Si hubiera podido elegir, hubiera preferido mil veces haber sido yo el que tuviera que pasar lo que él tuvo que afrontar.
Cuando se dieron cuenta de los síntomas, lo primero que me dijeron como excusa a su ausencia fue que estaba resfriado. Debo admitir que me enojé un poco, ¿Por solo un resfriado no podíamos vernos?
No imaginaba que, en realidad, era por mucho más que un simple resfriado.
Tal vez, esos dos meses sin él me hicieron sentir un poco mal, tal vez por eso no salía de mi habitación, y descuidaba mi salud.
Para mí, él me había olvidado.
¡Y cuán enojado estaba por ello!
Un día escapé de casa. Mi madre no se había dado cuenta.
Salí a escondidas, y cuando creí nadie se había dado cuenta, estando ya fuera de la casa, vi que Kate me miraba por la ventana de su cuarto, ella sonreía maliciosa. Creí que le diría todo a mamá, pero se quedó ahí, observándome. Preferí escapar de aquella loca.
Corrí y corrí, y llegué sin pensarlo, a la orilla de ese río, el río que tanto me hacía recordar el pasado. Tal vez porque allí era donde mayor tiempo la pasaba junto a él.
Y a lo lejos, lo pude oír, su voz. Se me aceleró el corazón, quería hablarle, quería verlo, pero sabía que no estaba solo, y no quería que nadie supiera de mi huida.
Me escondí detrás de un arbusto, observando a lo lejos.
-Papá, ¿Podemos parar aquí? Quiero ver el río.
Lo vi, vi como se acercaba a la orilla. Sus padres lo miraban desde lejos.
Pero algo andaba mal. Algo andaba terriblemente mal.
Mi estómago se revolvió al verlo.
Si bien nunca lo olvidaría, no podría recordarlo como lo vi aquella noche. Siempre lo recordaría con aquella sonrisa, esos ojos verdes inyectados de luz, y aquel cabello rojo fuego.
Y no como esa vez.
Una gran presión se acumuló en mi pecho, y antes de gritarle o llorar, preferí regresar a casa. Kate nunca dijo nada.
Decidí borrar todo recuerdo de ese día.
Una semana después mi madre decidió que era lo correcto llevarme a cierto lugar.
Cuando vi el hospital, jamás pensé que sería por él.
Habíamos llevado a Kate, ya que no la podíamos dejar sola.
El hospital era algo lúgubre. Y más lo fue al oír a mi mamá preguntarle a la recepcionista por él, por la habitación en la que él se encontraba.
Piso 2, ala derecha, habitación 204.
La atmósfera del lugar se tornaba áspera.
Las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos al verlo.
Estaba hecho un desastre.
Lo que más perforó mi corazón fue ver la completa desaparición de sus cabellos color fuego. Sus ojos estaban crispados y tristes, ya no había luz ni alegría en ellos. Sus mejillas, las cuales se coloreaban cada vez que nos veíamos, ya no eran más que de un pulcro gris. No había color en él, ya no había vida en aquellos ojos vacíos.
Una sonrisa forzada se hizo presente cuando me vio.
¿Qué demonios estaba pasando?
Quería llorar, quería morir, quería ser yo el que pasara por eso, y no él.
-Luke.- Dijo con voz frágil, e inaudible.
Se cristalizaron sus ojos, al igual que los mios.
Sus padres miraron la escena, pero al ver pasar a mi madre y mi hermana, saliero de la sala junto con ellas,dejándonos a los dos completamente solos.
-Noah...
Me ardía la garganda. Quería llorar.
Ese día fue uno de los peores.
Ambos nos abrazamos, pero estábamos heridos. No fue un día normal, ni un abrazo igual a todos. Sentí cierta complicidad, cierta lejanía entre los dos. Como si la conexión que nos tenía atados se hubiera roto en esos meses sin vernos.
Me arrepiento tanto de no haberlo abrazado más, de no haber estado más tiempo con él.
No hablamos, no dijimos nada, no había nada que decir.
No me había percatado de algo, no me había dado cuenta de lo mucho que lo amaba. Hasta que ya fue tarde.
Tres días después de mi visita él murió de cáncer. Ese mismo día lo habían operado, y no había terminado tan bien como esperaban.
Y todavía lo recuerdo.
Ahora que me iré al infierno, espero no encontrarme con él, espero saber que él fue al cielo y no al infierno. Aunque por otro lado, sería muy egoísta de mi parte querer verlo a toda costa.
Si la suerte va conmigo, nos veremos pronto Noah.
Deje escapar unas lágrimas.
Quiero vivir la vida que Noah nunca pudo vivir.
***
Hola! Andaba desaparecida, lo sé.
Capítulo más largo, y más influyente.
No diré mucho, no quiero arruinar la magia (?
Bien, supongo que ya habían esperado mucho por este capítulo, mil disculpas por la tardanza.
Si les ha gustado, no duden en votar, me ayuda demasiado...
Hasta la próxima!!!
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