No hay tiempo, ni luz o sonido. Solo una imagen estática frente a sus ojos, una figura alta y oscura que se confunde con el ambiente. Han tratado de reconstruirse, aunque luego los fragmentos se desprenden con facilidad.

De repente una risa hace eco, una tranquila y enérgica. Una risa de alegría por parte de la figura.

—Te tengo, al fin —susurra para luego sonreír a sus acompañantes. No saben quién irá, aunque el señor de ese lugar ya ha tomado una decisión. Toma al elegido de la muñeca y lo arrastra por un largo camino oscuro, una lejana luz le indica la dirección. Da pasos apresurados sin importarle que el cuerpo del elegido éste casi desecho, apenas conserva su torso y parte del rostro. Entonces, al estar frente a esa fuente de luz en medio del bosque, lo toma del torso y lo arroja dentro de la luz.