De pequeño siempre soñaba con poder ver el cielo, no era el único porque las historias de mi madre nos hacía imaginar, a mis hermanos y a mí, con un mundo completamente diferente, lleno de animales que no habíamos visto antes. Mi madre nos contaba mucho acerca del cielo, lo comparaba con el océano pero aseguraba estaba fuera de nuestro alcance, era mucho más inmenso que el propio océano y que rodeaba a todo el planeta. También mencionaba que incluso había animales que volaban en lugar de nadar.

Aclaración: Las conversaciones entre ellos son completamente con señas y no con diálogos realmente.

^/¿Cuándo saliste a la superficie por primera vez?^/ le pregunté curioso. A lo que ella me sonrió.

^/Al cumplir la mayoría de edad, como ustedes lo harán cuando estén listos^/ respondió.

^/Pero no quiero esperar tanto^/ me quejé mientras cruzaba mis brazos.

^/Si lo haces antes podrías hacerte daño^/ me explicó con paciencia.

Ella tenía toda la razón y cuando tuve la edad suficiente para salir a la superficie, toda mi familia me acompañó. Mis hermanos ya lo habían hecho antes, sólo faltaba yo al ser el más pequeño. Mi padre me había explicado que debía dejar de respirar con mis branquias para hacerlo con los pulmones que ya tenía completamente desarrollados.

El día había llegado y todos nos dirigimos hacia los arrecifes, lugar donde sólo los adultos tenía permitido ir ya que, a sólo unos metros más arriba, se encontraba la superficie. Todo a mi alrededor se veía más brilloso debido a que la luz bañaba todo con su brillo, el responsable era el sol según mi madre. El sol era una fuente de luz en el cielo que hacía creer las algas y los arrecifes con sus rayos, lo que nos daba oxígeno para vivir.

Me encontraba muy emocionado, finalmente veía el cielo con mis propios ojos aunque al mismo tiempo estaba nervioso. Cuando llegamos al lugar indicado, mi padre se detuvo y miró hacia arriba, sólo unos cuatro metros nos separaban de la superficie. Hizo una seña de; ¿qué estás esperando?, entonces nadé hacia arriba.

Salí a la superficie con cuidado, lo primero que sentí fue algo acariciar mi piel, no era agua ni las corrientes sino que se trataba del aire, que me daba la bienvenida y justo encima de mí estaba el cielo. Di mi primera respiración con ganas, aunque un segundo después comencé a toser y a escupir. Agua salía de mi nariz y picaba un poco. Escuché a mi padre reír detrás de mí, entonces lo miré con el ceño fruncido.

^/Tómalo con calma, respira lentamente^/ indicó mientras me enseñaba como debía hacerlo. Debía tomar el aire con mi nariz e inflar mi pecho y luego expulsar todo ese aire^/. Ya lo tienes^/ asintió mientras que los demás se unían a nosotros.

^/¿Qué te parece el cielo?^/ me preguntó mi madre, entonces alcé mi vista.

^/Inmenso^/ respondí al sentirme muy, muy pequeño, mirara a dónde mirada el cielo no tenía fin.

^/Estamos orgullosos de los tres ^/ella nos abrazó a cada uno, pero cuando padre iba a decirnos algo cambió de expresión mientras su mirada estaba fija en el cielo. Había escuchado muchas historias sobre la Luna y finalmente la vi, a pesar de ser de día, aunque ya no estaba sola allí arriba.

^/Lo lograron justo a tiempo.