Extra: Comienzo
La silla en donde se encontraba sentada Pacifica cayó por el movimiento brusco de la rubia al levantarse. Sus padres la miraron con desconcierto, su hija debería estar feliz como ellos con la noticia, pero lucía aterrada, nerviosa y enfadada.
-¿Cómo se les ocurre tomar esa decisión sin consultarme antes?- Pacifica preguntó con un tono mordaz.
-¿Hija, no estas feliz? ¡Esto hara que el linaje Northwest vuelva a ser el que era!- Preston estaba emocionado e ignoraba la mueca de asco de su hija.
-¡¿A costa de mi libertad?! ¡Solo tengo 15 años!
-Pacifica, no perderas tu libertad, un matrimonio no es el fin del mundo.- Intervino su madre.
-¡Para mi sí lo es! ¡Es especial, si es arreglado por ustedes!- Pacifica gritaba. No podía dejar que el miedo a contradecirlos la invadiera.- ¡¿Que mierda tienen en la cabeza?!
-¡Hablanos con respeto, jovencita!
-¿Con el respeto que te mereces, padre? No me hagas reir. La basura como ustedes no merecen respeto.
Preston abofeteo a Pacifica fuertemente. La rubia toco su mejilla que ardía un poco por el golpe, miró a su padre con temor para después cambiar su mirada a una furiosa, era suficiente.
-Vete a tu cuarto. Estas castigada hasta nuevo aviso.- Su padre se marcho siendo seguido fielmente por su esposa que ni siquiera le prestó atención.
Las palabras "Matrimonio arreglado" seguían en su cabeza. Tenía ganas de vomitar al pensar en unir su vida con un desconocido que jamás había visto. Todo por fortuna y un status elevado.
Pacifica en lugar de dirigirse a su habitación, fue a la puerta principal, escapandose sin cuidado.
Unos billetes callarían a los guardias.
Antes de darse cuenta estaba en la Cabaña del Misterio. El verano había comenzado y los gemelos Pines habian vuelto a Gravity Falls. Ella estuvo en la fiesta de bienvenida.
Entró en la tienda y saludó a Melody que tenía un pequeño bulto en su vientre. Eso la hizo sonreir.
-Hola Melody. ¿Se encuentra Dipper?- Preguntó por el Pines menor y la mujer la invito a entrar a la maquina de dulces o el laboratorio.- Gratias.
-Es "gracias".- Corrigió con dulzura la embarazads emitiendo una suave risa. Pacifica se avergonzo por el error. Aún no se acostumbraba a decir aquellas palabras.
Vio a Dipper durmiendo sobre unas notas, bañandolas con saliva, la chica lo sacudió un poco.
-Si me despiertas, más te vale que sea importante.- Bostezó Dipper adormilado.
El castaño escuchó todo lo que habló la rubia. Se encandalizo un poco cuando le comunico el futuro compromiso que planeaban sus padres con ella, ofreciendola como algo bonito al mejor postor.
-¡Son unos malditos! ¡No pueden hacerme esto! ¡Yo no soy un pedazo de carne para vender!
-Calmate. Lo arreglaremos.
-¿Como?- Pacifica quería llorar.
-No lo sé.
-Torpe nerd...- Pacifica le dedico una sonrisa. Dipper se volvió algo cercano a un amigo despues de los hechos ocurridos en la ex-mansión Northwest, con el pasar del tiempo la comunicación los llevo a tratarse bien y a sentirse capaces de acompañarse en las buenas, en las malas y en las raras, volviendose finalmente amigos.
Si alguien se atrevía a decir que podrian pasar a ser otra cosa se ganaba un ceño fruncido de parte de estos dos.
-¡Pato!- Mabel apareció repentinamente entregandole el cerdito a Pacifica.- iDile hola a tu tía Paz!
-No me llames asi.- Un sonrojo invadio a la rubia quemando sus mejillas.- Hola, verdadero gemelo de Mabel.
-Rubia oxige...- Mabel detuvo su insulto y tomó el rostro de Pacifica que solo se sonrojo más, la castaña toco la mejilla de la ojiazul percatandose de la gran marca de mano estampada que tenia ahi.- ¿Quién te hizo eso..?
-¡Northwest! Voy a matarlo.- La ira invadió a Dipper que estaba dispuesto a usar sus nudillos de oro contra el hombre.
-Tranquilizate, Dipper. Trae un poco de hielo, por favor.- Le pidio su hermana y el Pines no tuvo otra opción que hacerlo.
-Lo arreglaremos, Pacifica, no te preocupes. Acompañame, Pato, creo que Wendy tiene algo de hielo.- El chico se marcho junto al cerdo no sin antes dedicarle una mirada recorfortante a la rubia.
-No me sorprende que no se haya dado cuenta. Pasa todo el día encerrado en un laboratorio sin luz natural.- Mabel habló de su hermano para despues dirigirse a Pacifica con autentica preocupación.- ¿Qué pasó, Paz?
-No me llames... No importa.- La rubia suspiró.- Lo de siempre.
-¿Tu padre te golpea siempre?!- Pregunto la castaña alterada. Si era así, ella tomaria medidas drasticas.
-No, hoy fue la primera vez. Normalmente suele usar la campana... Pero eso ya no me controla.- Pacifica sonrió con eso ultimo.- Me opuse a algo y este fue el resultado.
-¿A qué cosa? Claro, si quieres decirmela.
Pacifica lo pensí un poco. ¿Debería decirle? No quería preocuparla pero la castaña ya lo estaba. Tampoco queria que pensara que era debil, que no podía forjar ella misma su camino y que siempre seguía las ordenes de su padre aunque ella las odiara.
Comenzo a llorar al pensar aquello. Mabel se sorprendió y al instante la abrazó. La rubia correspondio el abrazo, se sentía bien el estar con una persona que realmente se preocupaba por ella.
Tambien del que estaba enamorada.
Porque si, era cierto, Pacifica Northwest estaba enamorada de Mabel Pines. La chica popular enamorada de la chica rara. Talvez era una broma del destino y un posible karma, pero lo estaba desde hace tiempo.
Habia tantas contras y el matrimonio arreglado fue la gota que derramo el vaso, quería estar solo con Mabel, que siempre buscaba un novio perfecto.
Y ella no era ni lo uno, ni lo otro.
-Te quiero.- Lo dijo sin pensar por sentir a la chica cercana a ella. Se regaño mentalmente por eso cuando Mabel dejo de abrazarla y la mirí confundida. Su cara debía estar hecha un desastre por el llanto.
-Yo tambien te quiero, Paz. Eres muy tierna.- La castaña sonrií calidamente, la rubia se sintió muy avergonzada por el obvio hecho de que Mabel no entendio su declaración, confundiendola, aún asi no dijo nada. No era el momento.
Dipper llegó y le comunicó el mismo a su hermana de la situación de Pacifica. La castaña sintio ganas de golpear a los padres de la rubia con su garfio volador.
A regañadientes de los gemelos, Pacifica volvió a su casa, una mansión un poco mas pequeña que la nueva "choza" de McGucket. No debía despertar sospechas en sus padres acerca de que visitaba a los "campesinos".
Los días siguientes, los gemelos se dedicaron a elaborar, con la rubia, distintos planes para convencer a los progenitores de esta ultima de no realizar un compromiso.
-¡Amor!- Gritó la gemela mayor, sobresaltando a los demas.- Si Pacifica tiene un novio... ¡Sus padres no la molestaran!
-No funciona así, Mabel.- Dipper no podía creer que su hermana tuviera todavía ideas cliches con el amor.
-¿Porqué no?- La castaña se dirigió a Pacifica poniendo ojos de cachorro.
-Porque no les importaría.- Mabel se entristecio con la respuesta.- Y no puedo tener novio... Yo soy lesbiana.
Mabel abrió y cerró la boca como si fuera un pez fuera del agua. Pacifica se preocupo un poco por esa reacción. ¿Acaso no lo tomaria bien? No, imposible. Ella era Mabel.
-¡Wow! ¡No lo sabía! ¿Dipper, lo sabias?- El castaño asistió.- ¡¿Porque no me lo dijiste?!
-No me correspondía a mi decirtelo.- El chico miró a la rubia que estaba algo sonrojada. Sonrió por ello.- Debía decirtelo ella.
-¡Paz eres mala!- Mabel fingió un puchero.- ¡Somos amigas!
El hermoso karma atacó a Pacifica enviandola a la "Friendzone".
-No sabia que eramos amigas.- La rubia trató de ignorar ese pequeño dolor en el pecho. Se consideraba amiga de Dipper pero no de Mabel, solo que tenia una relación neutral con ella, saber que la estimaba de ese modo la alegro un poco.
-Ahora lo sabes.- Mabel abrazó a Pacifica mientras Dipper se compadecía por la ultima.
Los momentos con los gemelos eran los únicos en donde Pacifica podía relajarse. En casa, la tensión se percibía y sus padres hablaban con distintos candidatos para su hija, las discusiones y castigos eran cada vez más frecuentes.
-¡No quiero saber nada de eso!- Pacifica no pudo evitar tirar el catalogo de vestidos.- ¡No quiero casarme!
-Deja de hacer esto difícil para nosotros, querida.- Priscilla le habló con dolor en su voz, cosa que enfurecio a la chica.
-¡¿Difícil?! ¡Esto es difícil para mi! ¡Yo no quiero esto! ¡Ustedes solo quieren dinero a costa de mi libertad!
-Cielo, no es como piensas...- Su madre trato de hablar con ella frente a la mirada desaprobatoria de su padre.
-¡Si es como lo pienso! ¡Tu malgastaste tu vida con un hombre que solo pensó que eras bonita! Yo no haré lo mismo.
-Te equivocas, Pacifica.- Preston abrazó a su esposa.- Pidele perdón a tu madre, esta llorando.
-¡¿Y yo?! ¡¿Yo no te importo, padre?!- Gritaba adolorida, llorando, sin pensar en lo que decía.- ¡¿Sólo te importa como te ven esos prepotentes que dicen ser tus amigos?! ¡A mi eso me importa un carajo! Como desearía que se fueran a la mierda ustedes y todos los demás.
-Ya he tolerado mucho de ti, niña, suficiente con que te hayamos dejado a ir a esas fiestas asquerosas en esa cabaña mugrienta. Vete a tu cuarto.
-No, Padre, no ire a mi cuarto. ¡Sólo me ire de aqui!- Pacifica gritó con veneno en su voz dirigiendose a la puerta.
-¡Mocosa insolente! ¡¿A donde crees que vas?!- Preston abrazó aún más fuerte a su esposa que lloraba a moco tendido. Esa maldita malcriada no podía irse despues de todo lo que ellos hicieron.
-¡¿Ahora te importa?!- Pacifica cerró con un portazo. Pudo oir el grito de advertencia de su padre indicandole que no vuelva. La rubia lo ignoró, sabía que no seria la ultima pelea.
Limpió lo mejor que pudo su rostro en un baño publico, yendo a la cabaña, debia hablar con los gemelos. Ya estaba harta de la situación.
Mabel la recibió y Pacifica no pudo evitar tirarse a su brazos buscando refugio en ellos. La castaña no hizo ningún movimiento y dejo que esta se descargara en ella. Había vuelto a llorar.
Fueron a la habitación de los gemelos, solas. Le contó acerca de la pelea, asegurandole a Mabel que no recibió un daño fisico, pero la castaña se dedico a observar su cuerpo, sonrojandola.
-¿Y Dipper?- Sentir la mirada de Mabel ya la estaba incomodando.
-En el laboratorio, hace tres días que no duerme por sus investigaciones.- Mabel hizo una mueca al ver sus hombros tensos.- Relajate.
-No puedo.- Pacifica le contestó algo amargada.
Mabel la ignoró y se acercó a ella, tomando sus hombros. Comenzó a masajearlos con algo de fuerza, sonrió cuando esto la relajo finalmente. Era increible, ante los demas se mostraba permanentemente tensa pero tenia la suficiente confianza para ser tocada con libertad por ella.
-Te quiero.- La rubia habló con un evidente sonrojo en su rostro. Esas palabras ahora le salian naturalmente, al ser amiga de Mabel, siempre seria tomado como una muestra de afecto amistoso.
-Yo tambien te quiero.- Mabel siempre correspondía. Aunque a diferencia de las veces anteriores lo dijo con un tono serio, no común en ella.- Te quiero de verdad.
-Te quiero de verdad...- Pacifica susurro esas palabras y, al poco tiempo, recibio un beso de Mabel. Un simple roce de labios entreabiertos.- Porque?- Pregunto ida, relajada.
-Me gustas.- Mabel respondió con el mismo tono.- Desde hace tiempo.
-Tu tambien me gustas... Desde hace tiempo.
-Me alegro.- Mabel sonrió y Pacifica tambien. La rubia fue sorprendida con un flash de cámara.- Oportunidad de recuerdo.
Tarde o temprano debía volver con sus padres. Quería hacerlo lo más rapido posible y anunciarles las razones por las que no deseaba casarse. La principal razón se encontraba a su lado, ofreciendole apoyo mudo, no habitual en ella.
-No quiero casarme.- Pacifica habló firme. Aún con la mirada intimidante de su padre.- Soy muy joven, no quiero unir mi vida a un desconocido por dinero... Y estoy enamorada de Mabel Pines.
Pacifica cerró los ojos, esperando un regaño o una bofetada, recibió solo silencio. Cuando los abrió vio la mirada roja de furia de su padre y sus cabellos fueron jalados brutalmente sintiendo un enorme dolor. Gimió de dolor.
-¡Maldita niña! ¡Te hemos dado todo lo que querias y te vas con la primera cualquiera que usa falda! No mereces nuestro apellido.- Preston continuó jalando sus cabellos de tal manera que su hija sentia que ya no tendria cuero cabelludo.
-¡Detente!- La voz de su madre y su novia sono al unisono. Priscilla al borde del llanto y Mabel tomando los brazos del mayor tratando de alejarlo.- ¡Sueltala!
El hombre la solto, empujandola al piso bien encerado de la mansión. Su hija lloraba, el rechazo le habia dolido más de lo que esperaba, se sentía patetica, humillada y despreciada.
-Ya no eres mi hija. Nuestra relación se acabo desde que empezaste a frotarte con faldas. Fuera de mi vista, bastarda.- Preston se alejo, llamando a seguridad, Priscilla miró a la ojiazul, dudosa en hacer algo, aún asi siguió a su marido como siempre.
-Pacifica...- Mabel levantó a su novia. Decidida a irse, esperando que hiciera lo mismo, la rubia solo lloraba. Seguridad las llevo a la puerta casi empujandolas para moverlas. Cerrando la puerta en sus caras.
-Vamonos, Mabel, ya no hay nada que hacer aqui.- La chica habló con rencor. Mabel solo suspiró.
Pacifica se quedo en la cabaña del misterio. Fue bien recibida por todos, a excepción de Stan, que la miraba con recelo por quitarle a su sobrina. Estaba satisfecho de ganarse el miedo de la rubia al hablarle, consiguiendo que se asuste.
-Volveremos a California.- Hablo Dipper a todos los presentes en la fiesta de despedida y en el cumpleaños número 16 de ambos gemelos.- ¡Pero pronto regresare a investigar aún sobre los fenómenos de Gravity Falls, esperenme!
-¡Nerd!- El grito de Stan hizo reir a todos.
-Y yo estudiare moda.- La gemela mayor comenzó a hablar.- Gravity Falls en mi inspiración, yo tambien regresare muy pronto.
Pacifica sonrió, los meses con Mabel fueron increibles, pero el verano terminaba. Decidió trabajar en la cabaña, Soos era un buen jefe explotador y Melody le enseñaba bastantes cosas que su propia madre jamas habia hecho.
El asunto con sus padres era todavia una herida abierta, solo recibía dinero de ellos, usandolo para los estudios y las necesidades básicas.
Se comunicaba siempre con Mabel, la visitaba y viceversa, hasta que cumplio la edad legal para independizarse.
-Me mudare a Piedmont cuando el verano termine. Comenzaré a trabajar en una editorial como ayudante.- Le comunicó a la joven diseñadora prodigio.- Quieres vivir conmigo? Seria más facil.
Mabel aceptó abrazandola hasta dejarla sin aire.
El departamento era ideal para dos. La castaña se había encargado de decorarlo con muebles coloridos. Pacifica tuvo que controlar que no lo volviera una especie de MabelLand.
La vida era difícil pero se tenían la una a la otra. Ellas eran su propia felicidad. Y el comenzar los días juntas las hacia fuertes para enfrentar cualquier adversidad.
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Perdón por tardar tanto! No tengo excusa! Encima en vez de capítulo les doy extra... Pero era necesario para que entiendan lo que viene despues (Me salio más largo de lo que esperaba). Este intento de fic llega a su recta final. No tenia pensado que supere más de los 10 capítulos, a lo sumo faltaran otros 3 para finalizar y un epílogo. Esto se va a descontrolar! Bueno no :D
Cuidense! Gracias por todo!
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