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Consuelo

-Está bien, gracias, supongo.- Pacifica colgo el celular, se la veía visiblemente incomoda por el hecho de haber tenido aquella conversación pero debía hacerlo si quería terminar con esto de una vez por todas.

-Paz...- Mabel la llamaba por el dulce apodo que le había concedido.- ¿Estas segura de esto?- Estaba preocupada y con razón.

La rubia suspiró cansada. Había hablado con uno de los antiguos mayordomos de su familia, uno que la cuido más que sus padres y que se alegro al de oirla, para hablar sobre una cita con ellos.

Era claro que Preston y Priscilla no le darian una oportunidad para hablar libremente sobre su situación. Los engaño diciendo que era una enviada de una empresa rival para establecer una unión, el mayordomo se encargaría de notificarles esto, y aceptarían esperando ganar mas bienes. La llamada de hace un momento fue la confirmación.

-Realmente no lo sé, Mabs.- Ella también uso un apodo para tranquilizarla.- Pero debo cerrar esto, no importa si me vuelven a cerrar la puerta en la cara.- Habló con un nudo en su garganta.

Mabel sólo se limito a acompañarla en silencio. Sabía bastante bien que Pacifica había intentado 4 ocasiones para hablar con sus padres. La primera a los 15 años, la segunda a los 18, la tercera a los 21, y la cuarta a los 25. Todas con el mismo resultado de ser echadas a la fuerza. Esta sería la quinta vez y como siempre la acompañaria.

Simplemente se abrazaron en un mutuo silencio. El corazón de Mabel se estremecio al ver que Pacifica buscaba su apoyo, la veía muy indefensa y triste, tampoco estaba contenta con la situación, siempre contemplo a su novia sufrir por la constante lucha con sus padres. Era admirable ver como, a pesar de los años, deseaba sanar el vínculo con ellos. Por el amor que les profesaba, ante todo.

La castaña no pudo evitar sentirse menos debido a esto. Sabia que Pacifica era más fuerte de lo que aparentaba pero siempre se quebraba con el tema, que en realidad era muy pocas veces tocado, y ella no podia hacer nada.

Ni siquiera consolarla correctamente.

Porque Mabel deseaba con todas sus fuerzas ser capaz de detener sus lagrimas, de evitar que se tensara y se quebrara. De curar completamente la herida.

Pero jamás podria hacerlo y ahora, en este momento, acariciaba el cabello de la rubia mientras esta lloraba un poco.

Nunca detendría sus lágrimas.

El día de la cita llegó, Pacifica y Mabel habían llegado temprano a la reunión en la nueva mansión Northwest, esperando a sus anfitriones.

-Ustedes deben ser las señoritas enviadas por el rival del señor.- Una joven mucama las dirigió a el escritorio de su padre.- Los señores las atenderan en un momento.

-Se nota que es nueva. No nos ha ofrecido nada para tomar. Que tonta.- Pacifica le comunico eso a Mabel con desagrado cuando la mucama se marcho.

-No lo había imaginado.- Mabel no hizo mucho caso de su comentario, Pacifica aún conservaba algo de niña mimada, en otra ocasión se habria burlado de ella pero no era el momento ni el lugar para eso.

La puerta se abrió y las mujeres se sobresaltaron, sintiendo que todo se detenia para ellas en cuanto escucharon la voz de Preston.

-Señoritas, ¿qué se les ofre..?- El tono de voz cordial del hombre disminuyo al ver a su hija y la cualquiera que la convirtio en lesbiana en su escritorio.

-¿Qué hacen aquí? Vayanse.- Priscilla se altero al verlas, a diferencia de su marido, ella no tenia una expresión colérica.

-Por favor, escuchen.- Pacifica, firme ante todo, se nego a retroceder.

-¿No has oído a mi esposa? ¡Vete!

-¡No!- Pacifica noto que había alzado la voz y se obligo a relajarse.- Solo quiero que hablemos bien por una vez.

-No tenemos nada de que hablar. Llamare a seguridad.

-Lo siento.- Mabel saco repentinamente un polvo de su bolsillo. Antes de que los mayores reaccionaran cayeron dormidos ante el soplo de ese raro polvo en sus caras.

-¿Que les diste?- Pacifica realmente esperaba no recurrir a eso pero debia usar todos los recursos para ser escuchada.

-El tío Stan me enseño a no responder sin un abogado cerca.- Mabel alzo lo mejor que pudo al hombre.- Ayudame ¿queremos estar comodos mientras charlan, no?

Pacifica y Mabel colocaron a los esposos en las sillas de la mesa principal, ahora debían esperar que abrieran los ojos, ellas se sentaron al frente de la mesa.

Unos minutos después, un Preston somnoliento comenzo a despabilarse junto a su mujer, su primer acto fue dirigirles una mirada fulminante.

-Segufht..!- Mabel coloco cinta negra en su boca a la vez que ajustaba con un poco de fuerza las cuerdas en las manos del hombre.

-Realmente eres toda una criminal.- Pacifica rió un poco.- No se preocupen, padre, madre, no les haremos daño.- La rubia habló con el proposito de calmar la mirada horrorizada de su madre.

-Que quieren?- Priscilla noto que las cuerdas atadas en sus manos no dolian.

-Simplemente que me escuchen y ,en el mejor de los casos, hablar.

Preston no estaba dispuesto a hacerlo, forcejeando, se canso a los pocos minutos. Miró los ojos de su hija, la rubia entendio que era su oportunidad de empezar.

-Son mis padres, y me han criado y dado lo mejor siempre, aunque de formas cuentionables...

-Pacifica... Hija... Nosotros...- Priscilla habló con voz algo dolida pero la ojiazul evito que continuara.

-Madre, déjame continuar.- La rubia suspiro dandose fuerzas para seguir.- Su forma de crianza defininitivamente no fue la correcta. Me retenian como si fuera un objeto, un pedazo de arcilla para modelar a su gusto, como la heredera perfecta, pero yo no soy eso. Mierda, soy humana.- Pacifica volvió a suspirar al mismo tiempo que evitaba que el rencor sacara lo peor de ella.- Hubo un tiempo en donde realmente les temia y actúe como una paranoica por pensar en que harian si se enojaban conmigo, un buen amigo me ayudo a superar eso.-Dio una leve sonrisa al recordar a Dipper.- Cuando perdimos todo yo tambien pense que se termino todo pero ustedes sacaron el linaje Northwest adelante. El compromiso arreglado era una forma de sellar un acuerdo, esa fue la gota que derramó el vaso, ¡quisieron venderme! Y me echaron a la calle cuando les confese que estaba enamorada de una mujer.

-Pacifica...- Mabel estaba dispuesta a salir con su prometida de ese lugar pero su mirada se notaba calmada, un tanto triste.

-Los perdono.- Lo dicho sorprendio a todos los presentes.- Quiero volver a empezar con ustedes, quiero que esten presentes es mi vida, quiero recuperar a mis padres, aún con todos su defectos. Yo los amo.

La sala quedó en silencio, solamente los sonidos exteriores y la respiración de los presentes se hacían oir levemente en la mansión, una Mabel algo indecisa desató las cuerdas en los padres de la rubia.

Preston y Priscilla se sobaron las manos, aunque las cuerdas no eran fuertes, fue un acto reflejo al no saber como reaccionar.

El único hombre en la sala retiro la cinta negra de su boca, sin poder evitar lanza una pequeña exclamación de dolor, su mirada era estoica.

-No pienses... Que con eso se arreglara todo...- Preston se retiro de la sala, sin dirigirle la mirada a su hija, como tantas veces a hecho.- Llamaré a seguridad si no se retiran en diez minutos.

-Padre...- Pacifica estuvo a punto de detenerlo pero se quedo quieta al ver a su padre temblar, sin decir nada, lo dejo ir.

El ruido de la silla al correrse llama la atención de las dos. Priscilla se levanto, dispuesta a seguir a su esposo, sin dirigirle la mirada a su hija. Esta, triste, aparta la vista.

-Pacifica... No tienes nada que perdonar.- La rubia sorprendida mira la puerta pero sus padres se han ido. Solo noto el tono de voz dolido de su madre.

¿Que significa eso?

Las mujeres se van de la mansión con paso silencioso y sin ser retenidas por seguridad. Las hermosas tonalidades del atardecer no levantan los animos y ambas se van a la cabaña sin hablar.

Al llegar, Pacifica tomó una ducha mientras Mabel preparó una bebida caliente para ofreserle a su novia, la rubia se tomó su tiempo y salió del baño vestida con unos shorts y un sueter de gatito que la castaña le regaló tiempo atras. Su expresión es una combinación del cansancio y la tristeza.

Mabel sintió dolor al ver a su prometida asi, no pensó que la rubia otorgara el perdón a sus padres despues de todo lo que habían provocado. La ojiazul aceptó la bebida caliente y la tomí de a pequeños sorbos.

-Chocolate caliente... Estamos en pleno verano.- Pacifica emitió una tenue sonrisa.

-Tu llevas un sueter.- Mabel señala ese detalle y se sienta en la orilla de la cama.

-Es ligero.- La rubia contestó. Mabel ve como la mujer se sienta entre sus piernas y se recuesta encima de ella. Su cabeza entre sus pechos, mojando el vestido rosa con su cabello humedo.

-Me pegaras el tinte, rubia oxigenada.- Mabel hizo un chiste para climatizar el ambiente pero oye el debil llanto de su novia. No puede mirarla por la postura en la que estan pero la abraza con delicadeza por la espalda.

-Quiero cumplir una fantasía...- El llanto de la Northwest se detiene y mira algo incredula a Mabel.

-Ahora..? Mabel no sé si podre...

-Dejame oirte... No terminaste de decir todo lo que querias, verdad?

La rubia traga duro antes de empezar, el nudo en su garganta se va con algo de esfuerzo y finalmente comienza a hablar.

-Las peleas nunca fueron buenas, siempre los insultaba y ellos, mejor dicho, mi padre me amenazaba. Cuando era pequeña me acompañaban a todos lados, talvez nunca sepa si fue por amor o solo ver como lucia su heredera frente a los plebeyos.- La rubia hace una mueca.- Pero poco a poco comenzaron a desatenderme, solo habia algo claro, debía ganar. Y siempre recibia alguna exagerada felicitación pero los castigos incluian aislamiento y entrenamiento duro, no apto para una niña de 12 años. Yo me aleje demasiado de ellos, no aguantaba toda la presión que ejercian en mi, era horrendo. Comenzaron a decepcionarse de mi, la heredera perfecta ya no estaba, solo quedaba la adolecente que no soportaba más y que estaba enamorada de alguien que bajo ninguna forma aceptarían. Y cuando me rechazaron, me aleje, veia a las demas familias y pensaba: "¿porqué conmigo no fue asi?" fue por eso que quise volver a acercarme a ellos consiguiendo que me volvieran a rechazar. ¿Es gracioso, no? Se supone que tuve todo lo que quise pero jamás recibí un correcto amor de mi familia biologica.

-No es gracioso.- Mabel miró a su prometida con el ceño fruncido.- Es horrible.

-Lo sé.- La mujer volvió a acurrucarse en el pecho de Mabel.- Es horrible.

-Pacifica...- La castaña se sintió menos util. Era duro y real por lo que pasaba Pacifica. Y no podia hacer nada por ella.

-Mabel, gracias.

-¿Porqué?- Eso habia desconcertado completamente a la castaña.

-Por acompañarme, por consolarme.

-No... No meresco que me digas eso, Pacifica, yo no soy buena consolandote.

-¿Bromeas, verdad?- La rubia rompio el abrazo y acaricio las mejillas de su novia.- Tú sola presencia me anima, me motiva a seguir adelante, eres alguien realmente importante para mi. Yo no busco palabras de consolación de ti, yo busco la felicidad contigo, el consuelo solo es una forma de tranquilizarnos. Y tu siempre has hecho eso.

-Pero... Tus lágrimas... Nunca las puedo detener...

-Es normal eso... Tú y mi familia son asuntos completamente diferentes. Mis lágrimas son por no tener a mis padres cerca de mi, no se pueden detener con facilidad, pero mis sonrisas son dedicadas a ti y a tu familia que me acompaño es esos duros momentos.

Mabel rompió en llanto, Pacifica le ofreció sus brazos y la castaña cayó al instante en ellos. El asunto de su familia era doloroso para ambas, uno por no tenerlos, la otra por contemplar la tristeza y dolor del asunto ajeno, pero siempre estaban dispuestas a consolarse mutuamente.

-No tienes nada en que pedir perdón.- La castaña noto que la rubia habia dicho exactamente lo mismo que su madre solo que en otro sentido. La ojiazul al parecer no lo hizo.

-Pacifica... Talvez el día en que tú y tu familia vuelvan a estar juntas se acerque.- Mabel habló limpiando sus lagrimas.

-¿Tú crees?- La esperanza se incremento en ella.

-Lo creo, no, estoy segura.- La sonrisa de Mabel le dio seguridad.- Despues de todo, las padres aman a sus hijos, no importan los errores que cometan ambos.

Mabel y Pacifica volvieron a la posición anterior. Sentian el calor que emanaba la otra y eso era suficiente para calmarlas.

-Por cierto, siempre fuiste la mejor consolando, de varias formas.- Pacifica hablo con amor.

-¿Varias formas? Pervertida.- Mabel respondio juguetona.

-¡No me referia a eso!- El sonrojo en la rubia le provoco una carcajada a Mabel que simplemente la abrazo mas fuerte.

Ahora estaban juntas y siempre lo estarían.

Octava fantasía romántica: Consuelo.

Realizada.

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Perdón por este capítulo tan kk, me salio mas largo de lo que pense. Les gustó la idea del secuestro? A mi al principio me parecia algo raro... Pero despues pense que todo lo planeo Mabel que rima con papel xD y lamentablemente las cosas no se solucionan facil, pero no creo que se quiera estar siempre peleado con alguien a quien amas, eso incluye a los padres de Pacifica. La herida sigue abierta pero cada paso cuenta.
Y el proximo capítulo es el ultimo! Yeah! Gracias por leer, votar y comentar.
Cuidense! Gracias por todo!














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