El matrimonio se encontraba recostado en la cama, agotadas por el acto sexual que fue llevado a cabo minutos antes.

La australiana estaba inquieta y eso Jennie podía notarlo, por lo que decidió preguntarle qué pasaba.

── Mi amor ¿qué pasa? estás muy inquieta. ── La mayor acarició la mejilla de la contraria, buscando reconfortarla.

Rosé suspiró y desvió la mirada, sintiéndose avergonzada por lo que iba a decir.

── He estado teniendo una fantasía, pero no sé si te agrade. 

Jennie buscó la mirada de la menor y le brindó un abrazo antes de susurrar.

── Puedes decirme tu fantasía y tal vez pueda cumplirla.

La australiana se pegó más a la chica.

── Quisiera que tuviéramos un trío.

El rostro de la neozelandesa se convirtió en una mueca de sorpresa, no por la petición, si no porque ella tenía esa fantasía desde que tuvieron sexo por primera vez.

── Podemos hacerlo, buscaremos a alguien de confianza. 

Jennie ya tenía a ese alguien en mente, pero no lo diría hasta que hablara con esa persona.

⋆⭒˚.⋆

── Déjame ver si entiendo, ¿nuestra fantasía y la de tu esposa es la misma? porque si es así tenemos mucha suerte. 

Ruby Jane acomodaba las cosas de su mudanza mientras hablaba.

── No es exactamente la misma, pero se asemeja.

La hermana menor se volteó para escuchar mejor a Jennie.

── Ella quiere tener un trío, nosotras tenemos la fantasía de follarla al mismo tiempo, para mi es muy igual. 

Jennie rodó los ojos y negó.

── No es igual Ruby, tú y yo queremos follarla al mismo tiempo porque siempre hemos compartido todo y tenemos esa fantasía, como HERMANAS. Ella solo quiere un trío, no sé si quiera hacerlo con su cuñada.

Ruby Jane se encogió de hombros, como si fuera algo sin importancia.

── No pierdes nada preguntándole, soy alguien de confianza y además nos conocemos bien, solo será una vez.

La chica tomó un trago de su limonada, pareciendo segura de lo que decía.

Jennie parecía pensarlo, hasta que tomó una decisión.

── Se lo preguntaré hoy, si no quiere tendrá que quedarse en eso, una fantasía. 

⋆⭒˚.⋆

Era la hora de la cena, el matrimonio se encontraba en el comedor degustando una deliciosa lasaña acompañada de una copa de vino.

Jennie estaba nerviosa pero decidida, limpió su boca con la servilleta, aclaró su garganta y habló.

── Encontré a la persona que puede ayudarnos. 

Roseanne tomó un trago de vino para aclarar su garganta.

── ¿Ah sí? y ¿quién es? 

Jennie tomó un gran trago de vino para evitar sentirse nerviosa.

── Ruby Jane. 

Rosé dejó de comer para aclararse la garganta y preguntar impresionada ── Ruby Jane... ¿tu hermana? 

La mayor asintió.

── ¿No crees que puede ser problemático? digo, es tu hermana gemela y no sé si sea lo mejor. 

Jennie buscó su mano, juntándolas en medio de la mesa.

── Realmente no se me ocurre nadie más, Ruby es de confianza y nos conoce bien, nunca haría algo extraño, tampoco te trataría mal, sabes que te aprecia mucho.

Rosé lo pensó por mucho tiempo soltando una pregunta ── ¿Y qué pasa si ella dice que no? 

Jennie sonrió, a ojos de Rosé era una sonrisa reconfortante, pero en realidad era una sonrisa algo burlona y sobre todo, oscura.

── Estoy segura de que ella no podrá decir que no.