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─ ¡ ni-ki !

─Muchas gracias por cuidar de Shushu mientras iba a buscar la ecografía Yeji noona. ─dijo Beomgyu, levantando a la pequeña cachorrita de ─ahora─ cuatro años del suelo, con cuidado de que no golpease su vientre, era una niña con bastante energía y sus piernas jamás estaban en su totalidad quietas. 

─No es nada Beommie, siempre es un gusto cuidar de Shuhua-ssi. ─se acercó a la menor y tocó sus suaves mejillas que había heredado de Yeonjun. ─Adiós Shushu, nos vemos pronto nena. 

─Adiós Yeji-ah~ ─la menor levantó su cabeza que se había posicionado en el hombro de su padre omega y dejó plantado un beso ─lleno de baba─ en la mejilla de su unnie, quien reía sutilmente con su rostro caliente. La mayor se despidió de la pareja y se retiró del hogar, ella esperaba con ansias pronto tener una gran familia como la que tenían ambos chicos.
Beomgyu le hizo un par de mimos a la pequeña cachorra, la cual hundía su cabeza en su cuello para aspirar su dulce aroma a chocolate mientras Yeonjun se dirigía a la habitación a buscar su toalla para darse una ducha. 

─Appa Gyu-ssi, quiero dormir, Yeji unnie me dió un vaso de leche caliente y ahora tengo sueñito. ─el omega revisó la hora en su reloj de muñeca, en donde la manecilla marcaba que eran un poco más de las ocho de la noche, dándole a entender que ya era hora que su bebita fuera a la cama. Empezó a caminar hacia las escaleras y subirlas hasta llegar al piso superior, una vez allí se dirigió a la habitación de Shuhua ─quedaba al lado de la suya propia─ y bajó a la infante en la cama, ella se acostó, arropándose con su edredón y acomodándose lo suficiente para dejar un espacio y que su padre se sentase. 

─Papi, quiero un cuento. 

─¿No que tenías sueño Choi Shuhua? 

─Sí, pero quiero un cuento. ─Beomgyu suspiró. 

─Solo sí luego te duermes. ─la pequeña asintió repetitivamente y el peli negro, luego de pensar un momento una historia, comenzó a hablar, ya sentado en la cama. ─Había una vez un omega de cabellos negros como la noche, quien era un gran fanático de un alfa de cabellos rosados tal chicle y con una sonrisa más brillante que el mismo sol. Ambos eran destinados, y ninguno tenía planeado en encontrarse hasta que llegó aquel evento que cambiaría la vida de los dos. El omega ahorró y trabajó demasiado para tener el dinero para poder ir a dicho evento pero lo logró. Llegó el día del evento, aquello que había anhelado tanto, aún sí pasó horas esperando entre omegas apestosos y calor poco soportable... ─Shuhua rió sutilmente, mientras se acurrucaba en el regazo de su padre. ─Todo había válido la pena al ver al alfa con aroma a menta saludandole, emocionado el omega empezó a sacar su álbum y un pequeño peluche de zorro de su mochila pero algo lo interrumpió...

─¡Su celo! 

─Eso es correcto, el omega asustado de como su lado animal podría hacer algo incorrecto corrió lo más lejos que pudo, pero no logró mucho ya que se cansó y decidió esconderse entre los autos mientras intentaba buscar su teléfono celular en su mochila para llamar a algún amigo sin embargo no lo encontraba, estaba a puntos de darse por vencido pero el alfa fue a ayudarlo, llamó a sus dos mejores amigos para que lo llevasen sano y salvo a su hogar, aún sí no se volvían a ver, para él era suficiente que estuviese bien. El omega llegó en perfecto estado a su apartamento compartido con un omega extrajero quien aparte era su mejor amigo y, aunque el alfa le entregó su número de teléfono al omega, este no se arriesgo a escribirle hasta que luego de días, su mejor amigo le escribió al alfa haciéndose pasar por el omega para que tuvieran una cita. ─la pequeña hizo una "o" con su boquita. ─El omega, aunque estaba inseguro, fue a la cita y allí pudo conocer a fondo a su destinado, ambos se complementaban mutuamente y al fin el omega que tanto había anhelado el amor logró experimentarlo. 

─¿Y qué paso después?

─Luego de varias citas y conversaciones a través de sus celulares, se enamoraron y terminaron siendo novios. En un par de años se comprometieron y tuvieron a una pequeña cachorra con piel blanquecina y cabello azabache como la misma blancanieves. 

─¡A mí me dicen blancanieves appa! ─su padre comenzó a reírse de la ingenuidad de su pequeña. 

─Pues sí, al final se casaron y puedo decirte que ha sido felices. 

─¿Por siempre? ─dijo la cachorra entre bostezos.

─Por siempre. 

─¡Que hermoso! Espero tener una historia de amor así, ¡Y que Niki también la tenga! 

─Mi amor, tu hermanito se llamará Riki, no Niki. 

─Pero me gusta decirle Niki. ─la pequeña se quitó del regazo de su padre, quien reía del comentario de su pequeña y su ceño fruncido. 

─Esta bien, puedes decirle Niki. ─la pequeña se acomodó para luego dormirse con una sonrisa en su rostro. ─Buenas noches Shushu. ─dejó un beso en su frente y se retiró de la habitación que ya se encontraba oscura. En el pasillo se encontró con su esposo, quien le miraba con una sonrisa traviesa. 

─¿Le contaste a nuestra bebé nuestra historia? 

─Así es, algún día le diré quien es el alfa de hermosa sonrisa que conoció el omega en un fanmeeting. ─Yeonjun soltó una risa, contagiando a Beomgyu quien se acercó a él para que lo abrazase por la cintura. El alfa aprovecho la oportunidad y con su mano libre acarició el vientre abultado del omega. 

─Te amo osito. 

─Y yo a tí, Junnie. ─y juntaron sus labios en un beso lento, suave, que mostraba todo su amor.
Shuhua tenía razón, ambos vivieron felices por siempre. 

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