Madre de dragones🐲
Toda posibilidad de divertirme esa noche se había desmoronado.
Trataba de sonreír para no aguarle la fiesta a Nora, pero me resultaba cada vez más incómodo estar en presencia de una persona que había intentado tomar ventaja cuando yo no podía defenderme.
Más aún, me sentía impotente. No podía sencillamente recriminarle al chico lo que había tratado de hacer, porque me estaba basando en un recuerdo difuso. Él no tendría más que negarlo y yo solo podría morderme los labios con frustración. Era su palabra contra la versión de una... persona alcoholizada.
Me atreví a mirar al tal Brayan, alias Light Yagami. Él ni siquiera se había mostrado nervioso o arrepentido; solo se limitó a hacer como si nada hubiera pasado, lo cual me hizo sentir aún peor. A simple vista, no parecía un mal chico, pero estaba claro que las apariencias engañaban. Charlaba y reía con Melisa de una manera muy íntima, como dos viejos amigos, y Travis a su lado no dejaba de mirarlos con un mal disimulado fuego de celos en sus ojos.
Quería abandonar la fiesta cuanto antes, pero me contuve por no defraudar a mi amiga. Contenerme. Eso era lo único que sabía hacer.
Respiré aliviada cuando alguien advirtió que casi tocaban las doce y debimos ubicarnos todos, o los que cupiesen, en torno a la mesa con el pastel, comprado con mi "sangre, sudor y lágrimas". Nora rebozaba de alegría. Le encantaba ser el centro de atención mientras le cantábamos Feliz cumpleaños.
—Pide un deseo —gritó alguien.
Mi amiga cerró los ojos para concentrarse. Y por un instante, imperceptible para muchos pero no para mí, frunció el ceño y apretó los párpados en un gesto con el que parecía querer reprimir algún dolor. Se acercó al pastel y sopló las velas, momento en el que Melisa y Caterin aprovecharon para llenarle la cara de merengue. La felicidad, solo esfumada por unos segundos, había vuelto a su rostro. Ella nunca me había contado su deseo, pero yo sabía, por su expresión que se repetía año tras año, que siempre pedía lo mismo.
Mi cabeza estuvo a punto de caer sobre mi rústico bol con gachas. No había pegado ojo en toda la noche. La imagen de chicos pelirrojos me atormentó en sueños. Nora me decía algo sobre el último reporte de Lady Whistledown pero yo no atinaba a escucharla.
—¡Oye! —Chasqueó los dedos frente a mi cara para desvelarme—. Tienes un aspecto terrible.
—Gracias, tú también.
El cansancio y el adormecimiento postfiesta habían contagiado a todos en el gran comedor.
Carla, que lucía hoy un cabello castaño natural porque aparentemente no había tenido tiempo de teñirse, reclamó la atención de los presentes desde la tarima del fondo.
—Hola, hola, ya llegó una nueva semana y con ella nuevas actividades. Pero esta vez tenemos una muy muuuuy especial. Por eso implicó un poco más de presupuesto.
Hubo risillas entre la multitud.
—La actividad de esta semana no será para ganar simoleones. —Algunos hicieron exclamaciones de decepción—. Pero... les garantizo que les encantará a muchos. Y es que, a solo unos días de que se estrene la nueva serie La casa del dragón, hemos decidido hacer un homenaje a aquella que le dio origen y que recordamos con mucho amor: Juego de tronos.
Solo hizo falta que escucharan el nombre de la serie para que todos se liberaran de la resaca y comenzaran a aplaudir y a gritar con unas recuperadas energías.
Carla esperó unos segundos para luego hacer gestos de silencio a la multitud:
—Puede que algunos, como yo, hayan quedado un "poco bastante" decepcionados con la manera en que se desarrolló la última temporada. Incluso hubo quienes se lo tomaron muy a pecho. Pues bien... esta será la revancha de los fans.
<<Con la ayuda de un equipo de camarógrafos y técnicos de la FAMCA que estuvieron más que dispuestos a trabajar con nosotros solo por amor al fandom, en serio, literalmente no nos quisieron cobrar dinero; y con la ayuda además de muchas pantallas verdes, que pedimos prestadas porque así de tacaños somos; haremos nuestra propia versión de la última temporada de Juego de Tronos. Y seremos nosotros, como los propios personajes, los que decidamos si queremos conservar ese horrible final, o cambiarlo>>.
Aún antes de terminar su explicación, ya los aplausos y los chiflidos habían inundado el local.
—En este cáliz que tengo a mi lado —señaló una gigante copa de piedra—, hay papelitos con todos los personajes de Juego de Tronos; desde los protagonistas, hasta el pobre infeliz que solo apareció durante dos segundos en pantalla para morir atravesado por una flecha. Así que ahora todos se irán acercando a la tarima para escoger al azar el personaje. ¡No hagan trampas!
Medio salón se puso en pie en solo una fracción de segundo, pero Carla los detuvo con un gesto de las manos.
—Otra cosa más —añadió en un tono más grave—. Esta semana habrá una inspección en el campamento. Los antifan... quiero decir... una delegación al mando de la bruj... digo... la señora Piedad, que ustedes conocieron el día de la inauguración... —Sus intencionales equivocaciones provocaban las risas en el salón—, llegará pasado mañana para espiar lo que hacemos aquí. Así que... y esto sí lo digo en serio, sean bien portados si no quieren meter en problemas a la directora del campamento. De nosotros dependerá que se siga celebrando el fancamp al menos por otro año más.
Hubo comentarios mixtos entre el público, pero los que más llegaron a mis oídos concordaban con acatar las indicaciones, aun cuando eso supusiera un sacrificio, si con ello lograban disuadir a los antifandoms de cerrar el campamento.
Caterin y Nora me arrastraron hasta la enorme fila para el cáliz. Aunque me consideraba una fan visceral de Juego de tronos y de la fantasía épica, no estaba de humor para esta actividad. Pero sabía que Nora y las chicas no me iban a dejar escapar.
Al menos recé a la diosa del fangirleo "Cath" para que no me tocara un personaje principal. Me conformaba con ser parte del relleno del Ejército, y preferiblemente del de los Caminantes Blancos, teniendo en cuenta mi estado zombi de esa mañana.
Pero la diosa del fangirleo Cath debió de estar muy ocupada en sus fanfictions sobre Simon y Baz, y no prestó atención a mis súplicas.
Temblé por el nombre que se leía en mi papel:
"Daenerys Targaryen"
Nora se desternillaba de la risa.
Yo no podía comprender por qué le hacía tanta gracia mi miseria.
—Lo siento. —Hizo un esfuerzo sobrehumano por recuperar la compostura—. Es que la vida es muy cruel. Todos en el campamento muriendo por ser los personajes principales, y a ti, que no querías, te toca hacer de la mismísima Madre de los dragones.
—También podrías ser una buena amiga y cambiar de personaje conmigo. Preferiría mil veces ser Arya Stark.
—Nop, Arya es mi heroína suprema y no la cambio por nada en el mundo.
—No se preocupe, Mi Reina —me dijo Caterin con estilo afectado—. Yo la protegeré con mi vida. Siempre seré su fiel servidor Jorah Mormont.
—A mí también me da un poco de pánico mi personaje —confesó Vanesa sosteniendo el papel con el nombre de Sansa Stark.
—Yo te protegeré a ti —la tranquilizó Nora—. Eso hacen las hermanas.
—La semana pasada ganamos en el Call of Duty —comenzó a decir Caterin—. Y en esta nos quedamos con todos los personajes buenos. A este paso todo el campamento nos va a coger odio.
—Sí, es verdad —la apoyé—. Yo creo que a partir de ahora deberíamos tener un perfil bajo.
Nora chasqueó la lengua.
—¡¿Pero qué perfil bajo ni que ocho cuartos, Clau?! El que nos tenga envidia que se aguante...
—Hola, disculpa —una chica de cabello corto me tocó el hombro—. Escuché que te salió Daenerys y bueno...no pareces muy contenta, ¿quieres cambiarlo por el mío? Me salió Lyanna Mormont.
¿Lyanna Mormont? Un personaje valiente e inteligente, que además solo tenía aparición en una escena en la que ni siquiera tendría que decir muchas palabras; solo estampar una hoja de vidriagón en el ojo de un gigante...
—Está bie... —Estuve a punto de cambiarle mi papel, pero una mano me lo impidió.
—No, disculpa, ella no va a cambiar nada —negó Nora apartándome.
La chica me miró como esperando a que yo decidiera por mi cuenta, pero solo le pude dedicar una expresión de disculpa.
—Si te lo permito, a este paso para mañana vas a ser Soldado 3 —me advirtió Nora cuando la chica se hubo marchado decepcionada—. De los soldados de relleno que van corriendo al lado del prota y les llega la flecha.
—Nora tiene razón, no vayas regalando personajes buenos —me aconsejó Caterin.
—Sí, Clau, ponte a prueba —me motivó Vanesa—. ¡Fighting!
Yo hice un suspiro de resignación.
Melisa acababa de llegar y tenía una expresión afligida.
—Esa es la cara de alguien que no está para nada conforme con su personaje —aventuró Caterin.
—Yo sí lo estoy —afirmó ella con un deje de cansancio—. Me toca hacer del líder de los Caminantes Blancos.
—Ah, pero eso está genial —celebró Nora—. Tú y yo vamos a tener una épica escena juntas.
—El problema es… Travis —titubeó Melisa, dudando de si poner sobre la mesa el tema tabú del grupo—. Le tocó hacer del eunuco Lord Varys y ahora está molesto porque no quiere interpretar a alguien que carece de sus partes ínti… ¡No te rías, Caterin!
Su amiga apretaba los labios en un intento desafortunado de controlar la risa, pero falló en su empresa:
—Perdona que me ría; pero es que justamente lo que necesita tu novio es una reducción considerable de testosterona.
—Ja Ja Ja —Melisa imitó una risa sarcástica.
Nora me tomó de la mano para evitar que me siguiera mordisqueando una uña, e intentó confortarme.
—No te dejaré sola, Clau. Ya pensaré en algo.
Al día siguiente comenzarían las grabaciones y sabía que pasaría la noche en vela, como si fuera la víspera de un examen de fin de curso.
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FAMCA: Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual
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