🎶Banda sonora: Game of Thrones S8 Official Soundtrack/ A song of ice and fire/ Ramin Djawadi

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La penúltima escena del día correspondía al enfrentamiento entre Travis/Theon Greyjoy y Melisa/Líder de los caminantes blancos.

Pausa para flashback (dos días antes)

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Melisa cerró con furia la puerta de nuestro cuarto.

—¿Qué pasa? —Nora levantó la cabeza de su almohada para ver a la furiosa recién llegada.

—¡Nada! —contestó ella dejándose caer en la cama como un peso muerto, pero después añadió—: Pasa que después de muchos intentos, Travis consiguió que le cambiaran su personaje del eunuco.

—Pero eso está bien, ¿no? —supuso Vanesa.

—Pero se lo cambiaron por Theon Greyjoy, y está más molesto todavía porque ese personaje tampoco tiene sus partes íntimas.

En la habitación reinó un silencio. Nora, Vanesa y yo nos miramos como intentando darnos fuerzas para no estallar en una carcajada.

—¡No acepto ni una broma al respecto, Caterin! —le advirtió Melisa a su amiga.

—Una sola, por favor, y te prometo que te dejaré en paz a ti y a tu novio —le suplicó Caterin que luchaba por mantenerse seria.

—Bueno, sé feliz —cedió Melisa a regañadientes.

—¿Han leído el libro de Travis "Proust"? —se deleitó ella—. Se llama "En busca del pene perdido"*.

No pudimos reprimirnos más y soltamos una risotada.

—Debía de sentirse muy apenado mientras lo escribía —siguió la broma Vanesa.

—Oye, Vanesa, no eres tan tímida como pensaba —alcanzó a decir Nora riendo a más no poder.

—Son unas "excelentes amigas" —dijo Melisa con sarcasmo.

—Tuyas sí —concluyó Caterin—. Pero no del apenado.

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  Se encontraban frente a frente, inmóviles. Se sostuvieron la mirada por unos segundos y entonces Travis/Theon Greyjoy arremetió "heroicamente" con una lanza de madera contra Melisa/Caminante Blanco.

  Hubo un forcejeo del cual Melisa resultó victoriosa al hacer una finta y redirigir la lanza hacia su atacante, hundiéndola en el hueco entre el brazo y el torso de Travis.

  Este último cayó a sus pies, derrotado por una adversaria que sin duda había sido más fuerte que él.

  Mientras los lamentos inundaban la multitud, nuestro grupo festejaba con chiflidos y gritos de aprobación. "¡Eso es, le diste su merecido a ese patán!" clamaba Caterin. La gente nos miraba confundida. No entendían cómo podíamos alabar al "villano" e injuriar al "héroe".

    Día 4 de grabación

"Mi amiga había muerto". El cuerpo de Missandei/Nora había caído "sin vida" desde lo alto del techo de Gremiio hasta un grueso colchón en el suelo.

  El dolor de Daenerys por la pérdida se fusionó con el mío al siquiera imaginarme una situación parecida. Incluso sin llegar a extremos trágicos, solo tratándose de la simple posibilidad de que Nora y yo pudiéramos separarnos algún día...tomar caminos diferentes... La sensación era horrible. Ella siempre había estado a mi lado, en las buenas y las malas. No imaginaba mi mundo sin mi mejor amiga.

  Mi interpretación de la desesperación y la locura de Daenerys recibió los elogios de todos. Incluso Nora estaba impresionada por la espontaneidad que yo había demostrado. También yo estaba sorprendida de mí misma. Y es que me sucedía algo extraño. Inexplicable.

  Desde pequeña fui muy tímida, pero por raro que pareciera, me encantaba la actuación. Cuando me subía al escenario en las obras escolares abandonaba mis temores y me abría al mundo. Me atraía la idea de pretender ser otra persona...de ser, solo por unos minutos, libre. Era como ser yo y no serlo al mismo tiempo. O más bien, que la multitud creyera que yo era otra persona mientras mi yo real permanecía a salvo de los juicios ajenos. En fin, yo me entendía.

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Escena en Desembarco de Rey

   Estaba a horcajadas sobre una estructura verde. Se suponía que en la edición de posproducción la sustituirían por un dragón. Resoplé. La vida real no era tan interesante como la ficción.

  Era el momento cumbre. La escena que definiría todo dependía de mí. Debía decidir si deponer mi ira y perdonar a Cersei Lannister o desatar mi locura prendiendo fuego con mi "dragón" a toda la ciudad y esparciendo el caos por doquier.

   La decisión estaba en mis manos, literalmente. Sostenía una palanca de metal que al activarla sería la señal para iniciar el caos; si por el contrario, elegía el camino de la paz, solo tendría que limitarme a descender de la estructura de metal. Sopesé el dilema. La mirada expectante de todo el campamento estaba sobre mí, no, sobre Daenerys Targaryen.

   Mi personaje tenía muchos defectos y había vivido varias situaciones traumáticas, pero no era cruel. Es por eso que me había dolido tanto su proceder en la serie. Que acabara reduciendo a las cenizas a un pueblo entero. Que terminara siendo la villana de una historia en la que fue heroína.

   Estaba a punto de descender de la estructura para elegir el camino de la paz cuando recordé la conversación que había tenido con las chicas la noche antes.

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—¿Cómo creen que debería terminar nuestra versión de Juego de Tronos? —abrió "hilo" Nora sentada en el piso de nuestro cuarto.

—En boda, por supuesto, entre John y Daenerys —se apresuró a decir Vanesa—. Y que gobiernen juntos los siete reinos.

—Yo también estoy de acuerdo —apoyó Caterin y me señaló con el dedo—: Creo que Daenerys debería dejar de lado sus "pretensiones de grandeza", perdonar a Cersei y al pueblo de Desembarco del Rey y compartir el poder con papito John.

—Y que tengan un primogénito que sea el futuro heredero al trono —propuso Melisa.

—Y exigimos la escena +18 de la concepción del primogénito —me guiñó un ojo Nora.

—¡¿Eh...?! —salté.

—Es broma, tranquila, pero al menos un beso será necesario, ¿no?

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  Mi mente había vuelto al presente. Si descendía de esta estructura ahora, significaba que estaba perdonando a la gente de Desembarco del Rey y esto me llevaría irremediablemente a unir mi vida con John Snow. Y seguro tendría que grabar varias escenas románticas con Erik. No estaba preparada para eso.

   La decisión estaba tomada. Mi mano activó la palanca sellando el destino de todos los habitantes de Desembarco del Rey. El público abajo gritó de pavor. Si les parecía que Daenerys tenía pocos argumentos para achicharrar una ciudad entera, pues tomen el mío. Había "reducido a cenizas" a todo un pueblo solo por el miedo a una escena romántica con Erik.

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    Día 5 y último de grabación

—¡¿Por qué has incendiado la ciudad?! —me increpaba Erik/John Snow exaltado—. ¡Millones de personas inocentes convertidas en cenizas! ¿Por qué, Daenerys?

"Porque no estaba preparada para una escena de beso contigo" –respondí para mis adentros.

—Porque el único modo de ser reina era cortando la mala hierba de raíz —respondí.

—Solo eres reina de las cenizas ahora.

   Todo el campamento se había congregado en torno nuestro para presenciar la dramática escena en la que Erik/John Snow debía elegir entre su amor por mí/Daenerys y su intachable código moral. Perdonarme o matarme como justicia por mi crimen; esa era la decisión. En la escena original de la serie, John Snow hundía el puñal en el pecho de Daenerys y ponía fin a su reinado de terror.

El trágico momento había llegado.

  Él y yo tocamos nuestras frentes y permanecimos unos segundos en silencio. El corazón de Daenerys, o el mío propio, comenzó a latir con violencia. Esperé el puñal y esperé, pero nunca llegó. ¿Por qué no llegaba el puñal?

  Me separé de él en medio de la confusión.

—No puedo matarte —declaró él con el rostro ensombrecido, sosteniendo la daga.

¡Por la santísima Cath! ¿Por qué él nunca se apegaba al libreto?

Permanecí en silencio, esperando su próximo movimiento.

—Ven conmigo a las tierras del Este. —Tomó mi mano—. Allí eres una reina amada y reverenciada, en cambio aquí, enviarán asesinos a sueldo para matarte.

La multitud comenzó a aplaudir celebrando al fin un giro de los acontecimientos.

Lo sopesé. Era una buena oferta. Pero me mantuve firme:

—Esto es por lo que he luchado toda mi vida.

—Pero si mueres todo habrá sido en vano —me insistió—. Si no yo, otro será quien empuñe la espada o el puñal contra ti; más aún, unas gotas de veneno en tu taza serían suficientes para sellar tus años de lucha.

  Miré su mano tendida hacia mí. Dudé. ¿Era Daenerys justa o una tirana con episodios de locura?

  Cerré los ojos. Recordé cuánto amaba ese personaje. Cuánto había admirado a Daenerys en las primeras temporadas de la serie.

   Es cierto que ella había cometido errores, pero eran debidos a su inmadurez. Apenas era una adolescente y ya tenía una corona en la cabeza y un pueblo a cuestas. La situación la había superado esta vez, y la había arrastrado a hacer lo imperdonable. Había masacrado a una ciudad entera. No había redención posible para ella. No había escapatoria. Incluso las personas buenas podían caer en el abismo más profundo alguna vez. Huir no era una opción, y quedarse tampoco. La única solución era...

  Ante la mirada atónita de Erik, tomé el puñal de su mano, y lo hundí en el espacio entre mi propio torso y mi brazo.

  Las exclamaciones me acuchillaron desde la multitud.

  Los brazos de Erik me acolcharon antes de caer al suelo.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —me cuestionaba él con desesperación.

  No respondí. No pronuncié frases épicas. Las personas no decían frases épicas cuando estaban a las puertas de la muerte.

  Cerré los ojos y me sumergí en un eterno sueño.

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  A pesar de los intentos de cambiar el final de la serie, todo había seguido el mismo curso de la versión original.

  Erik/John Snow fue encarcelado por presunto magnicidio y desterrado más allá del muro. Nadie creería que fue la reina quien puso fin a su propia vida.

   Los representantes de cada reino se reunieron y pactaron un período de tregua. Las largas jornadas de grabación los habían dejado sin fuerzas para continuar las disputas. El chico rollizo y asustadizo que Nora y yo habíamos conocido en el autobús, y quien ahora interpretaba a Bran Stark, había sido elegido como el nuevo rey de los Seis Reinos. Nora le había lanzado un beso desde el público y el chico había respondido con un sonrojo.

   Y más allá, en las frías tierras del rebelde e independiente reino del Norte, Vanesa/Sansa Stark, con su hermosa cabellera pelirroja y su grácil rostro, gobernaba desde su silla de hierro a sus fieles vasallos norteños. El pueblo se inclinaba a sus pies, y los caballeros blandían su espada por ella. Invernalia y todos los habitantes del Norte habían ganado a la reina bondadosa, sabia y justa que habían estado esperando por fríos e interminables años.

             Fin de la grabación

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*Caterin se refiere a "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust🤭