El chico bueno🦸♂️
Al día siguiente decidí quedarme bajo mi colcha.
Sé lo que pensarán. ¿Quién va un campamento a quedarse en la habitación? Pero no tenía fuerzas en el cuerpo para salir. Vanesa aún dormía y las demás chicas estaban haciendo quién sabe qué cosas.
Aproveché el excepcional silencio para escribir un poco. Había traído conmigo unas hojas de papel en blanco. A pesar de que la gente normal escribía en digital, yo seguía enamorada de la sensación del lápiz sobre el papel.
La jornada estaba siendo muy tranquila, hasta que Nora decidió que no lo fuera más.
Penetró como un maremoto en la habitación, se arrodilló al lado de mi cama y, tomando mi mano entre las suyas como quien hace una plegaria por un enfermo, me suplicó:
—¡Please! Necesito que me hagas un favor.
¡Oh no! Esto nunca era bueno.
—Necesito —comenzó a decir sin siquiera esperar mi respuesta—, que vayas a la sala de videojuegos y me copies en esta memoria USB el juego de Skyrim. Aposté con David a que yo me lo ganaría más rápido que él.
—¿Quién es David?
—El rubio menso de Gremiio con el que tuve la discusión.
—¡¿Te gusta él?! —pregunté sorprendida.
—¡No, huácala! —hizo una mueca de asco.— Pero me dará simoleones si pierde.
—¿Y por qué no vas tú a copiar el juego?
—Porque ahora voy a ir con Caterin a ver una batalla de rap del frikismo en el estadio y no me dará tiempo.
¿Ahora resultaba que Caterin era su nueva "bestie"?
—Por favor, por favor, por favor — insistió con sus ojos de corderito.
Traté de detectar la trampa detrás de su pedido pero no percibí ninguna, así que me vestí con pereza y fui a buscar su "dichoso" videojuego.
Había mordido el anzuelo como todo una pececita ilusa. La "trampa" estaba recostada sobre la pared, supervisando a un grupo de jugadores que estaban embobados con un videojuego de guerra. En cuanto notó mi presencia se acercó a mí con una radiante sonrisa y sus típicas converses negras. Próxima tarea en mi agenda: asfixiar a Nora mientras duerme.
Con disimulo, me acomodé los pelos parados que el viento había movido a su antojo.
—¡Pero si es la fujoshi silenciosa! —dijo Erik.
—¿Silenciosa? —pregunté con mis últimas reservas de ecuanimidad.
—Sí. No dijiste tu opinión en el debate de ayer.
—Ah, es que... me gusta más escuchar a los demás... que decir mi opinión.
Dio un paso hacia mí y me miró a los ojos como si me estuviese leyendo el alma.
—Pero de esa forma, le quitas a alguien la oportunidad de conocerte.
Mi archienemigo, el silencio incómodo, volvió para atormentarme. No sabía qué contestar a ese comentario tan directo, así que eché mano de lo primero que se me vino a la cabeza en un intento desesperado por llenar el vacío de sonido.
—¿Me estás coque...teando? —mi yo interior estaba gritando ¿En nombre de qué santos del fangirleo le había dicho eso? Ahora él pensaría que yo era una tiburona nata que iba flirteando por la vida.
—¡¿Nnno?! —frunció el ceño en un gesto entre sorpresa y diversión—. Es que me gusta escuchar a las personas silenciosas, porque casi siempre son las que piensan las cosas más... extraordinarias.
¿Preparaba esas respuestas con antelación o le salían naturales? Ignoré la vergüenza que todavía sentía por mi estúpido comentario y traté de responder con honestidad.
—Ehm... la verdad es que no. Es solo que no se me da bien hablar en público, no hay ningún misterio detrás.
Mi mirada indiscreta aterrizó en sus antebrazos definidos cuando los cruzó y se acercó un poco para hablarme en un tono más bajo:
—No me creo que no haya ningún misterio ahí, Elizabeth.
—... Mi nombre es Claudia —le rectifiqué a duras penas.
—Mucho gusto, Claudia, el mío es Erik.
Tardé dos segundos en reaccionar cuando me tendió la mano para que la estrechara.
¿Lo había hecho a propósito, para que le dijera mi nombre? Le di mi mano con cierto recelo, como un perrito cauteloso que le da la "patita" a su dueño a cambio de comida. Me sorprendió lo cálida que era la palma de su mano cuando envolvió la mía.
—Y ¿qué yaoi me recomiendas? —preguntó de la nada.
—¿Eh?
—Yaoi —repitió— ¿historias chico/chico?
—Ah, pues... ¿De verdad te gusta esa clase de historias?
—No lo sabré si no las leo.
—Bueno, déjame ver... —intenté pensar lo más rápido que pude, pero a mi muy "certera" mente solo venían respuestas como "Pintor nocturno" o "BJ Alex". ¡NO! Claro que no podía recomendarle esos. Al menos, no para empezar. Eran demasiado subidos de tono. Exprimí como una esponja mi inútil masa encefálica hasta que pude dar con un manga sin escenas +18.
Lo tenía.
—¡Given! —respondí con aires de triunfo—. Es una historia muy bonita sobre la música... y las emociones.
—¡O-key! —Sonrió, al parecer por lo efusivo de mi respuesta.
Con las manos en los bolsillos y el pelo desordenado, lucía como un tierno adolescente. Sus ojos eran de un marrón oscuro y, a diferencia de los de Travis, los suyos tenían un brillo sincero. Si me preguntaran qué es lo primero en lo que reparo cuando observo a alguien, diría que son los ojos. Para mí, son como ventanas al alma de las personas.
—Entonces me toca recomendarte uno a ti —agregó.
¡Oh no! Sabía que había algún truco. Ahora me aconsejará uno de esos "hentai" guarros de chicas con pechos enormes y voz de niña pequeña.
—¿Has visto Naruto? -—preguntó.
Respiré aliviada. Falsa alarma.
—No, no lo he visto —confesé, sintiéndome un poco más cómoda con la conversación.
—Pues ese es el que te recomiendo.
Nunca había sentido interés por los llamados "animes de pelea". Siempre los consideré como historias para niños, o bien para adultos desempleados que todavía vivían con sus padres y se pasaban las horas del día en calzoncillos frente al televisor, devorando ese tipo de series en lugar de comida.
Al parecer mi cara era un reflejo de mis pensamientos porque él añadió:
—Atrévete a dejar de lado tus prejuicios, "Miss Bennet". A lo mejor te llevas una sorpresa. —Reforzó su comentario con una sonrisa ladeada.
¿Miss Bennet? ¿Me había dicho Miss Bennet? ¿Como la protagonista de Orgullo y Prejuicio? A lo mejor lo había entendido mal, pero no iba a decirle que me lo repitiera.
—¡Yuju, Erik, deja de hablar tanto y ayúdame aquí! —Una de las pocas chicas sentadas frente a las computadoras agitaba su brazo en el aire para llamar su atención.
—¡Voy! —respondió Erik en alta voz sin despegar sus ojos de mí.
—Estás ocupado —asentí—. Yo mejor... ya me voy.
Estuve a punto de darme la vuelta, pero su voz me detuvo.
—Espera. ¿No viniste a jugar?
Y fue entonces cuando me acordé de mi propósito ahí.
—¡Ah, sí! ¡Ay por Dios qué despistada! No, en verdad vine para que me copiaras un videojuego, para mi amiga.
Él miró el dispositivo que yo tenía en la mano, y sonrió como si supiera algo que yo no. Accedió a copiarme el problemático videojuego para Nora, y por supuesto, la serie anime que me había recomendado.
—Te doy las gracias de parte de mi amiga —dije juntando las palmas y haciendo una reverencia de cabeza al estilo asiático.
—No es nada. Gracias a ella.
Dejé pasar el comentario porque me imaginaba que lo había dicho en modo automático.
Con mi mano en el picaporte de la puerta, a punto de salir de la bulliciosa sala de juegos, me atreví a echar un último vistazo a mis espaldas. Él seguía mirándome desde el otro extremo. Aparté la vista y abandoné el lugar. Descarté el pensamiento que se había colado en mi mente. No. Él era un chico demasiado hermoso y por lo que había notado, también era popular. Sonará cliché, pero era imposible que se hubiese fijado en mí.
Una vez en la habitación, me lancé sobre mi colchón y grité con la cara pegada a la almohada para sacarme del cuerpo la vergüenza que sentía por mi pregunta sobre el coqueteo. Me sentía patética.
Ante el rostro de desconcierto de Vanesa, le relaté el suceso "casual" con Erik.
Ella rompió a reír.
—Eres igual que yo —dijo—. Suelto cualquier tontería con tal de rellenar el silencio incómodo.
Me reconfortaba hablar con Vanesa. De nuestro grupo, era la más similar a mí. Ambas teníamos muchos complejos e inseguridades que superar; y yo más que ella.
Como estábamos solas en el cuarto, la convencí para que comenzara a ver Naruto conmigo. La idea no me entusiasmaba mucho, pero no se me ocurría con qué llenar las próximas horas, y no estaba de ánimos para salir otra vez de la habitación.
Unos 10 capítulos después, Vanesa y yo estábamos llorando a mares con la historia de dos personajes, Zabuza y Haku. En efecto, había prejuzgado la serie. Lo que pensaba que sería una retahíla de patadas, puñetazos y poderes mágicos sin sentido, se convirtió en una descorazonadora trama sobre la soledad, el destino, el poder, la superación personal, la fuerza de la perseverancia y la amistad.
Lo malo era que una de las frases de la serie me había hecho evocar la dolorosa conversación que tuve con Javier antes de venir aquí.
*****
FRIKI-DICCIONARIO
Batalla de rap del frikismo: como su nombre lo indica, son competencias en la que los raperos defienden a su personaje anime o superhéroe favorito y arremeten contra otro.
Bestie: amiga inseparable
Hentai: Mangas con escenas de sexo explícito.
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