Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El brócoli podrido🥦

  La taberna “El caldero seco” estaba atestada a esa hora de la noche. Las manos de Roger, el tabernero, se movían como los ocho tentáculos de un pulpo para dar abasto al gentío que se aglomeraba en torno a la barra de madera.

  Era la víspera del cumpleaños de Nora. Y mi amiga, muy fiel a su personalidad, había extendido la invitación a todo el campamento con la promesa de bebidas gratis. Incluso fuera de la taberna había personas esperando para entrar.

  Puesto que coincidía con el inicio de la semana de las series, Nora había insistido en que nuestro grupo se ataviara con los inconfundibles monos rojos de su serie favorita, La casa de papel, que compramos en la tienda de cosplay con una parte de nuestras “arcas reales”.

  Otros invitados habían tenido la misma idea. Unos pasos más allá, estaban los chicos de Stranger Things debatiendo alrededor de una mesa sobre si era mejor Futurama o Los Simpson. En la barra, Rick y Morty se pelaban por una bebida. Los hermanos Winchester intercambiaban opiniones sobre la gente. Anne with an E se paseaba de aquí para allá con una sonrisa de oreja a oreja. La pantalla del televisor se había roto y habían escapado de ella todos nuestros amados personajes.

   Caterin y yo estábamos sentadas en un rústico sofá de estilo medieval. Ella intercambiaba desde su teléfono mensajes con alguien por la red interna del campamento. Mientras tanto, yo me limitaba a observar –mi actividad favorita en las fiestas– a las personas que hablaban y reían; sobre todo a una.

  En la esquina opuesta, Erik parecía estar "demasiado" a gusto con Carla. Después del incidente del bote, me hice la promesa de que mantendría las distancias entre nosotros; y al parecer él había captado el mensaje porque no se había acercado a mí ni un solo momento, e incluso había evadido mis miradas.

Debería estar aliviada, pero, a quién quería engañar, si eso no era lo que sentía.

Mojé mis labios con la amarga bebida de mi vaso.

—¡Ey, cuidado! —me advirtió Caterin—.  No querrás incumplir el juramento.

Me tomó unos segundos caer en cuenta de que se refería al juramento de “No beberás en exceso” que me había obligado a hacer.

—¡Oye! No soy una vil borrachina que va de fiesta en fiesta tomando cubetas de cerveza en lugar de vasos… y poniendo la boca debajo de las pipas.

Ella me miró sorprendida y luego soltó una carcajada:

—¡Ey! Eres muy cómica. Deberías ser así más seguido. Expresarte más. No necesitas ninguna bebida para hacerlo.

  El cumplido hizo que me avergonzara un poco. Me sentía cómoda hablando con Caterin. Mi problema era con los grupos grandes de personas, y por supuesto, con los desconocidos, pero ya había logrado tener un respetable grado de confianza con mis compañeras de habitación.

  Vanesa llegó con una bebida y se ubicó con su silla justo al lado del sofá.

—No bebas tanto, Claudia —me advirtió ella también.

—¡Que no soy una “borracha en potencia”! —me quejé.

Caterin se carcajeaba a mi lado mientras Vanesa lucía un poco confundida por mi reacción. A pesar de mis "berrinches", por dentro me sentía agradecida de que ellas se preocuparan tanto por mí.

  En ese momento, Nora arrastraba a Melisa hasta nuestro sofá, mientras esta última hacía un poco de resistencia.

—Ya tendrás a tu novio toda la vida, pero dedícame este día a mí —le decía mi amiga.

Melisa cedió y Caterin y yo nos movimos para dejar sitio a las dos nuevas ocupantes.

Sentadas así, solo nosotras cinco, conformábamos un bello cuadro que homenajeaba a Friends, The Big Bang Theory y a todas las grandes series de comedia que incluyeran un grupo de amigos y un sofá.

—Chicas —tomó la palabra Caterin—, imitemos a las muchachas de Cazadores oscuros.

—¿No era Cazadores de Sombras? —dudó Vanesa.

—No, esta es una saga de libros diferente, y su escritora es la diosa del romance sobrenatural Sherrilyn Kenyon.

  Sabía de buena tinta a qué se refería. En el pasado fui una adicta a las novelas de romance sobrenatural, y Cazadores Oscuros de Sherrilyn Kenyon era sin duda de mis sagas literarias favoritas. Me había tomado siglos conseguir la colección de libros completa y Nora me había ayudado en el arduo proceso.

—A Clau y a mí nos encanta —dijo mi amiga.

—¿Y qué hacían las chicas de Cazadores oscuros? —quiso saber Melisa.

—Ellas en las fiestas calificaban a los chicos de acuerdo a un postre o cualquier otra cosa comestible, por ejemplo, "dona de chocolate" si estaba bueno, o "albahaca", si no. Es como un puntaje del uno al diez, pero con comida —explicó Caterin.

—¿Pero eso no sería "cosificar" a los hombres? —preguntó Vanesa con timidez.

—No si ellos no se enteran. ¡Empecemos! Tú primero, Nora: ¿Qué dirías de aquel muchacho trigueño de allá? —Caterin señaló a un chico bastante atractivo con un maquillaje de vampiro. Teniendo en cuenta la cantidad de series de TV que existían sobre "los señores de la noche", no pude distinguir qué personaje era.

Nora lo examinó de la cabeza a los pies y concluyó:

—"Nutella".

Nuestro grupo respaldó la respuesta con comentarios asertivos y Caterin apoyó con aplausos.

—Pero este juego es muy subjetivo —criticó Melisa—. O sea, yo puedo decir que aquel muchacho de allá es un "brócoli", y no me refiero a que sea poco atractivo, sino que a mí el brócoli me gusta. No sé si me entienden…

—Sí, Melisa, entendemos tu punto —atajó Caterin, para luego agregar con cierta malicia—. Entendemos que a ti te encantan los "brócolis podridos".

Melisa puso los ojos en blanco. Su amiga siempre aprovechaba la mínima oportunidad para arremeter contra su novio.

—Es tu turno, Vanesa. Y, para complacer a Melisa, debes justificar tu respuesta: ¿Qué te parece aquel chico del pelo rizado de la mesa? —señaló a uno de los integrantes del grupo de Stranger Things.

Vanesa dudó.

—Ehm, supongo que… osito de gominola, porque me parece muy tierno.

—¡Awwn! Eso fue cute —elogió Caterin.

—Ahora tú Clau —tomó la delantera Nora—. ¿Qué opinas de Erik?

Sospechaba que me preguntaría sobre él.

Resaltaba entre la muchedumbre. Era alto, tonificado, con una hermosa sonrisa y hoyuelos, y para rematar, hoy llevaba puesto un traje vintage de lana a cuadros, que complementaba con la tradicional gorra irlandesa al más puro estilo Peaky Blinders. Era, ciertamente…

—Un bombón —La afirmación salió de mis labios antes de poder reprimirla.

—¡Pero bueeeno, hoy estamos bastante desinhibidas!  —celebró Caterin mi declaración.

—¡¿Te gusta Erik, Claudia?!

Era Melisa quien había formulado la pregunta y esa sí no me la esperaba.

Al ver que yo no respondía, ella agregó con una expresión seria:

—No me gusta hablar mal de la gente, pero sé que él es un poco… problemático.

—¿Por qué lo dices? —pregunté tratando de que no se notara mi interés.

—Porque él ha tenido varios…encontronazos con Travis.

—Bueno pero ¿quién no ha tenido encontronazos con tu novio? —le rebatió Caterin—. Según tu lógica, todos los que tienen problemas con Travis son “los malos” mientras que tu novio es “un santo”, ¿no?

—¡Yo no dije que fuera un santo! —se defendió Melisa.

Como si lo hubiesen invocado, Travis apareció de entre un grupo de personas y se acercó a nuestro sofá, acompañado de un chico pelirrojo. Ambos vestían ropa casual.

  Al notar el silencio que se produjo tras su llegada, le comentó en tono burlón a su compañero:

—Parece que no somos bien recibidos aquí.

—¡Vaya! ¡Qué buen observador! —dijo Caterin con filoso sarcasmo.

Él ofreció una falsa sonrisa de medio lado como respuesta.

—Les presento a Brayan —Melisa intentó desvirtuar la atención hacia el compañero de su novio—. Comparte habitación con Travis y es un gran amigo mío.

El chico nos dedicó una tímida sonrisa.

—¡Ah sí, Melisa! —saltó Nora—. Tú ya me lo habías presentado en la fiesta del manga. Disculpa, Brayan, es que no te reconocí ahora sin tu disfraz.

El comentario de mi amiga cayó como una piedra en mi estómago, y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

A pesar de los pocos recuerdos que conservaba de aquella fiesta, estaba segura de haber visto a Melisa cruzando bromas con un chico mientras se aferraba al brazo de su novio. Y aunque me encontraba muy lejos de ellos en la fiesta, y tampoco conseguía recordar el rostro de la persona que me había intentado besar después, solo había que sumar dos y dos para saber que el chico, cuyo nombre real era Brayan, llevaba puesto en aquella ocasión el disfraz de Light Yagami.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro