80[final]🥺❣️
Lisa.
- Respira y no te orines que arruinaras el vestido, por favor.
Mi pie siguió golpeteando el piso cada que mis ojos miraban alrededor, estaba todo tan decorado y blanco, justo tenía ganas de vomitar, y para colmo Roseanne no dejaba de darme órdenes como si fuera su maldita boda.
¡Voy a casarme!
Jennie posiblemente estará caminando hacia mi en poco tiempo y quizá termine tirada en el suelo. Estoy teniendo un jodido ataque de nervios, ¿que si me deja aquí? No creo que pueda soportar un minuto más de espera.
Necesitaba que Kim Jennie sea mi esposa lo antes posible, tanto que podría ir hasta ella y arrastrarla al altar conmigo ahora mismo.
- Estas comenzando a estresarme Lisa manoban, de verdad.
- ¿Por qué tarda tanto?
- Tal vez se arrepintió y ahora se está fugando por la puerta trasera junto a Irene.- la mire asustada, y aún después de burlarse en mi cara aquella idea se quedó en mi cabeza. - eres idiota, lo sabes? Jennie no podría dejarte plantada ni aunque le pagaran, deja los dramas.
- Estoy sudando. Si algo sale mal voy a golgarte de un poste.
- ¿ahora vas a ponerte agresiva?. - paso su mano por el largo de mi vestido acomodandolo y me miro con una sonrisa ladeada. Subiendo sus manos a mis hombros y dejándolas hay un momento. - ¿Alguna vez pensaste que iban a terminar así? Tú... Has sido el estúpido amor platónico de Jennie desde ese día en en el centro comercial, y ahora mismo en unos minutos ella estará caminando hacia acá para casarse contigo.
¿Lo habia imaginado? Quizá lo hice todo el tiempo sin darme cuenta.
El recuerdo del primer momento que vi a Jennie estaba tan vivo en mi mente, ese pequeño instante donde la curiosidad me ganó y entre a aquel perfil. Su comentario junto a todos los me gusta en el, habian llamado mi atención.
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Flashback
- Deja el jodido teléfono y concéntrate Manoban, entras en diez.
Asentí vagamente a las palabras de Seulgi, luego de una pequeña mirada deje el aparato sobre mis piernas, mientras dejaba que una de las estilistas peinar a mi cabello.
Esa chica... De verdad me estaba comportando como una loca, me sentía tan estúpida al descubrime checando la sección de comentarios en busca del suyo, y luego de encontrarlo, era tan imposible para mi no darle un me gusta. De cierta manera quería que supiera que la tenía en cuenta, que veía lo que me escribía.
Eso era tan ridículo y comenzaba a asustarme. Mierda, hasta jodidamemte he imaginado su voz llamándome "guapa", estoy realmente perdiendo la cabeza desde ese comentario.
Con una inclinación la chica salió del cuarto, dejándome completamentente sola. Mis manos se movieron solas tomando el teléfono de nuevo, y al momento de desbloquearlo su perfil aparecio en la pantalla. Dios, ¿yo de verdad iba a hacer esto? Quizá era la primera vez que me encontraba husmeando el perfil de instagram de una desconocida.
Las cosas se pusieron interesantes y críticas, era totalmente una locura que estuviera viendo sus fotos de 2015,de hace cinco años, ¿que clase de jodida acosadora enferma soy?
Pero, ella era... Joder era tan linda.
Y que pusiera que quería casarse conmigo me tenia malditamente mal.
Pude toparme con fotos mías, con párrafos enormes felicitando e el día de mi cumpleaños, me pareció tan tierno. Ella escribía todas esas cosas para mi consiente de que quizás jamás las vería, y por un me monto unas ganas de responderme se adueñaron de mi. Estonces, decidí salir de ahí antes de cometer una verdadera locura.
Pero fue totalmente imposible hacerlo cuando actualice por pura inercia el perfil. ¡Acababa de sufrir una foto! Y no era cualquier foto, era ella... Y yo. Estaba en su maldito teléfono, de verdad tenía una foto mía detrás de su teléfono. Creo que voy a desmayarme.
- Dios, ¿quién eres y por qué te estás adueñando de mi mente? Esto es loco, yo estoy loca. Ahora hablo sola, genial.
¿No les pasa que aveces no son conscientes de lo que su cuerpo hace? Es como si éste mismo hiciera las cosas obligandote a realizar lo que no te atreves. Bueno, acabo de apretar el me gusta. Lo hice, claro que lo hice, y luego simplemente le había comentado un corazón. Me había atrevido y no se porque estaba tan ansiosa por su reacción.
La puerta se habrío y como niña pillada haciendo travesuras salte en mi lugar, Seulgi me miraba con el ceño fruncido recargada en el marco de la puerta.
- Creí haberte dicho que tenias 10 minutos.
- No te enojes, pitufa. Estoy lista.
- De verdad eres tan grosera, maldita mocosa.
- Somos exactamente iguales, unnie.
Rodó los ojos y salió riendo, no sin anted advertime que tenía que estar en el escenario pronto. En un movimiento rápido volví a tomar mi teléfono y sin pensarlo demasiado recargue mi dedo sobre la barra azul.
La había comenzado a seguir.
Realmente empie, o a tener miedo de mi actitud.
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- Yo... De verdad me sentía una maldita loca.
- Entonces, ¿habías caído antes? - cruzo los brazos riendo.
- Desde mucho antes. - suspire. - Sólo es cuestión de mirar a Jennie para caer enamorada de ella, pero luego de aquella primera vez que nos vimos en mi departamento me di cuenta que no podía dejarla ir.
- Vaya, deberían escribir un libro, de verdad tendría muchas ventas.
Me reí mientras palmeaba su hombro, de cierta manera Rose era la principal causante de toda esta historia, después de todo fue ella quien llevó a Jennie hasta mi, literalmente.
Mi estómago sufrió un revoloteo cuando visualicé a Irene caminando rápidamente hasta nosotras, sus pequeñas piernas siendo incapaces de dar pasos más largos, y me hubiese burlado de eso si no me encontrará a punto de sufrir un paro cardíaco.
- Jennie esta paranoica, pero tada lista.
- Bien, llegó la hora famosita. - dijo Rose, acomodando por última vez mi vestido.
Mordi mis labios, sintiéndo mis piernas volverse gelatina cuando me dejaron sola. Las pocas personas que habíamos considerado para este día estaban de pie, con los ojos puestos en el mismo lugar que yo: la entrada.
Por un instante me tope con el rostro reconfortante de mi madre, sonreía, y eso fue suficiente para mi.
Escuche el inicio de la típica misuca nupcial, y maldita sea todo se redujo en ese momento... Jennie, mi ángel, parada al inicio del camino luciendo tan perfecta que parecía mentira. Una maldita mentira que fuera a casarme con esa mujer tan hermosa. Con su cabello castaño largo ondulado al final callendo por su espalda y su vestido hecho a su medida color blanco, incluso, aunque el pequeño ramo de flores que llevaba en sus manos era Precioso, en ese momento y en ningún otro, nada jamás podría ser más perfecta que Kim Jennie.
- Estas hermosa. - murmure, besando el dorso de su mano en cuanto la tuve cerca. - siempre estas hermosa.
Inconscientemente la atrae a mi cuerpo, y los murmullos de fondo pasaron a segundo plano cuando todo inició. Sentí su mirada, sus ojos estaban más brillantes de lo normal, viéndose más preciosa con ese sueave maquillaje.
Era bueno saber que me vería reflejada en ellos el resto de mi vida.
El hombre frente a nosotras comenzó a hablar, Quiz diciendo un montón de cosas religiosas que para mí no tenían sentido en ese momento. Pero justo ahí, a punto de unir mi vida con Jennie, podría llegar a ser toda lo maldita creyente que me pidieran.
Su mano apretó la mía, otorgando me su calor único y mirándome de nuevo. No había manera de sacar mis ojos de ella, mi corazón estaba acelerado y mi cabeza no dejaba de pensar sobre como es que terminamos aquí.
Unos años atrás, hablar sobre matrimonio o relaciones amorosas era un jodido dolor de cabeza para mi. Estar con la misma persona, salir con la misma persona, besar a la misma persona. Me parecía patético y aburrido.
Si tuviera. La oportunidad de ver a la lisa del pasado, me burlaria de ella. Por que al final, cualquier tipo de intento por esquivarlo, había caído completamente enamorada de Jennie. La idea de despertar y pasar todos los días de mi existencia con la misma persona, ya no sonaba tan patética después de todo.
- Kim Jennie, ¿acepta usted por esposa a Lalisa manoban? ¿Promete amarle y respetarlo todos los días de su vida?
Jennie sonrió, girandose un poco para mirarme a los ojos y soltar un inaudible:
- si, acepto.
Deje salir un suspiro y posiblemente todas las personas de ahí pudieron escucharlo.
- Lalisa manoban, ¿acepta usted por esposa a Kim Jennie? ¿promete amarle y respetarlo todos los días de su vida?
- Si, acepto. - solté sin pensar.
Las palabras continuaron, mi paciencia estaba llegando a su límite. No quería esperar ni un segundo más, y como di la vida y el tiempo estuvieran de mi lado, el sacerdote por fin soltó lo que había estado esperando desde el inicio, ya podía besarla... Ya era mi esposa, en volví su cintura, juntando finalmente nuestros labios mientras el sonido de los aplausos se intensificó en el lugar, pero parecían tan lejanos a la vez.
Absolutamente todo podía reduciese en ese momento; besar a Jennie frente a un altar, con todas las personas que amamos junto a nosotras y después de todo lo tuvimos que pasar para estar aquí, para encontrarnos. Estaba mucho más allá de lo que alguna vez puede imaginar.
- Te amo, para siempre.
- Te amo para siempre, Mi Guapa. - susurro enganchando sus bra, os en mi cuello. - voy a ser tu esposa y tu mayoe fan toda la vida.
Sonriendo, volví a tomar su boca, y reí al mismo tiempo por los escandalosos gritos de fondo.
Entonce, mire a mi alrededor.
Mis padres, que se encontraban tomados de las manos mirándonos con una sonrisa brillante en el rostro y ojos orgullosos.
Luego a estaban mis amigas, aquellas cinco que se habían vuelto mi familia.
Jisoo, que parecía ser fuerte pero sus ojos le habían hecho una mala jugada cuando se llenaron de lágrimas. Rodeando con su brazo la cintura se Rose, que también se encontraba con las mejillas mojadas.
Después estaba Seulgi, me encontraba sorpre dida por su enorme sonrisa, y por más que haya intentado esconderlo, pude notar como una lagrima se resbala a por su mejilla. Con sus brazos rodeaba los hombros de una Irene llorona; que a diferencia de los demás derramar mocos no le estaba importando demasiado.
Y Nayeon, buena ella simplemente estaba llorando en el hombro de mi padre, siendo reconfortado por este con unos leves golpes en la espalda.
Para terminar, mire justo al frente otra vez. Ahí estaba el amor de mi vida, con sus ojitos brillantes y las pequeñas lágrimas bajando por sus mejillas.
Entonces, no existía otro lugar u otro momento donde deseaba están tanto como éste.
Era mi lugar, ahora mi esposa Jennie Manoban-Kim definitivamente era mi lugar... Y no había manera de que alguna vez dejara de serlo.
FIN.
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Comemten :)
V
oten❤️
Si hay algún error me avisan🤪
Y este es el final de esta hermosa historia🥺❤️
Amores no me cansaré de darles las gracias por el apoyo que le dieron y le siguen dando a esta historia nunca pensé que llegaría a tantas visualizaciónes yo creí que llegaría a unas 20 o menos visualizaciónes y ya son más de 80k me hacen muy felices gracias miles de gracias. Y también gracias a esas personas que me siguen empeze con unos 2 seguidores y ahora son 108 los amo muxito ❤️ quiero llorar🥺 woa llorar😢
GRACIAS, muchos besos para ustedes🥺😘❣️
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