JARIDA vs MERICCUP | Rotos e incompletos | Parte II
Merida
- ¡Merida! ¡Merida, espera por favor! -
Hipo decidió seguirme "Genial" Quería volver a casa y estar sola, pero no fue así.
- Merida yo... -
Al doblar la esquina choqué con Aster. Estaba buscándonos.
- Me alegra que aun sigan aquí. Surgió un problema en un campo... algunos novatos tienen dificultades. -
Hipo llegó a mi lado y escuchamos la información.
- ¿Y qué? ¿Quieres que les salvemos el trasero? -
- De hecho, van a ir a cubrirles la espalda. -
- ¿Cómo si fuéramos niñeras? Olvídalo. -
Caminé de lado para irme, pero Aster me sostuvo del brazo y me jaló haciéndome retroceder y chocando con Hipo; él me sostuvo para no caer.
- No me importa lo que haya pasado entre ustedes. Cambia tu actitud o te suspendo. -
Me mordí la lengua para no contestar.
- ¿Qué es lo que haremos? -
Preguntó Hipo.
- Solo quiero que los cubran. Necesito que consigan información y hay más agentes de las sombras, de los que creímos. Son expertos en robar información, pero no en frentes de batallas. -
- De acuerdo, saldremos de inmediato. -
Aster le extendió la información a mi compañero. Alcancé a ver rápido el folder.
- Eso tiene mi nombre. -
- Te iba a dejar a cargo, pero algo pasó hoy y no quiero saberlo; solo sé que te afectó. Tomen, Haddock está a cargo. Váyanse ya. -
Hipo tuvo que sacarme de ahí. Debíamos irnos a la misión.
-----
Despejamos el edifico. Hacíamos guardia desde el tejado del edificio de enfrente; los novatos parecían tener todo bajo control, podíamos ver al pequeño genio Hiro hackear las computadoras mientras el resto de su equipo estaba disperso por el lugar.
- Al parecer todo está bien. -
- Así parece. -
Desde un buen rato había una atmosfera incomoda. No quería estar con Hipo, no lo quería cerca, pero había algo en él que hacia que las personas le importaran mucho. Yo le importo mucho.
- ¿Podemos hablar? -
- Sino es de la misión, no. -
- Merida... -
- Hipo, detente... yo no, yo no puedo con esto ¿Sí? -
- Pero... entonces si quieres. -
- ¿Qué?... Hipo, estás... -
- No lo niegues. -
Volví a evadirlo, lo pase de lado, no quería verlo; tenia esa mirada, la misma mirada que Jack tenía cuando nos veíamos, esos ojos que me dicen "Te quiero" No lo soportaba. Hipo echó un vistazo más al edificó donde el equipo de Hiro estaba y volvió a prestarme atención a mí.
- Merida, por favor yo... -
- No, no hagas eso. -
- ¿Qué? -
- Verme así, hablarme así...
- Entonces si te gusto. -
- ¡Maldita sea Hipo! -
Y se rio. Se acercó a mí, iba a alejarme, pero me impidió el paso.
- Dije que basta, déjame... -
- No, ahora vas a escucharme, Merida. -
Me tomó de los brazos.
- No estoy jugando con esto. Sé lo que te pasó, sé lo que pasó con Jack... -
- Cállate. -
- No intento hacerte daño. Sé lo Jack, lo lamento y lo entiendo, pero necesitas avanzar, al igual que yo... y quiero avanzar contigo. -
Tenía la cabeza agachada. Me sentía triste, enojada, en pocas palabras, estaba mal.
- ¿Tú que puedes entender? Solo... soy tu compañera, no más. Ya no puedo tener a nadie más. -
Traté de que me soltara, pero no lo hizo. Hubo un silencio, que en mi opinión fue eterno; no quise hablar y creí que él tampoco, pero al final habló.
- Yo... yo perdí a mi esposa... -
Y entonces levanté mi vista. Se veía herido y triste. "¿Tú que puedes entender?" "Que estúpida ¿Qué hice?"
- ... hace tres años mi esposa Elsa, murió en una misión y... fue mi culpa. -
"¿Aster lo sabía? ¿Por eso nos puso juntos? "
- Yo... yo estaba... y ella... -
- No, no, tranquilo, tranquilo... sea lo que sea que haya pasado, estoy segura que no fue tu culpa. -
Lo abracé, puse mis brazos alrededor de su cuello y acaricié su cabello. Él sollozó un poco.
- Lo siento, lo siento tanto Hipo. -
No sabia que decir o como sentirme. Lo tomé del rostro y lo besé. Creo que entendí porque él se conectó conmigo y porque yo sí sentí algo, aunque mi mente seguía rechazando el pensamiento. Se sintió bien, yo me sentí bien.
Después de unos momentos me tomó de la cintura y me apretó más hacia él, no pude evitar sonreír y nos detuvimos; iba a dar un paso atrás, pero no me dejó, juntó nuestras frentes y sonreímos.
- ¿Tienes dientes? Creo que es la primera vez que te veo sonreír, Merida. -
- No es sonrisa... fue un gas ¿Okey? -
Lo empujé por molestarme.
- Gracias, Mer. -
- No quería que lloraras. -
- Te quiero Merida. -
- Yo... -
- ¡Oigan! ¿Alguien me escucha? -
Hiro habló por el comunicador.
- Aquí Hiro ¿Alguno me escucha? -
- Aquí Hipo ¿Qué pasa? -
Ambos volvimos a la orilla del edificio y yo usé unos binoculares para ver mejor. Hiro ya no estaba en la oficina principal y no veía a nadie de su equipo.
- Hay alguien en el edificio, alguien de sombras. -
- Está entrando en pánico. -
- Hiro, debes mantenerte calmado. -
- No sé donde está mi equipo, ellos cuidaban otras salas y ya no están... no sé... -
- Hiro, habla Merida. Respira hondo y ve a tu alrededor... ¿Qué hay? ¿Qué ves? -
Observe de nuevo por los binoculares, esperando su respuesta.
- Hay... hay trofeos y... una computadora vieja... también... -
- Respira. -
- También hay una luz azul y... ¡Está aquí! -
- ¿Hiro? ¡¿Hiro?! -
- También perdí la señal. -
- Veo la luz azul. En el piso 22 ¡Vamos Hipo! -
Saltamos del edificio con ayuda de un arnés y fuimos al de en frente donde estaba Hiro. Entramos por una ventana y empezamos a correr como locos buscando a Hiro y su equipo por todas partes.
- ¡Merida! ¡Por acá! -
Escuché a Hipo y subí al siguiente nivel.
- Por la madre de Escocia ¿Qué pasó? -
Todo el equipo de Hiro estaba en el cuarto, estaban inconscientes y atrapados en hielo. Seguía impactada que no noté donde estaba Hipo y me espanté un poco cuando habló.
- Están vivos. No sé que pasó, pero no está Hiro. -
- Hay que seguir... -
- ¡Ayuda! ¡Ayúdenme! -
- ¡Hiro! -
Salimos al pasillo y vi una luz brillante y azul unos pisos arriba.
- ¡Hay que subir! -
- ¡Sujétate! -
Le grité a Hipo. Me abrazó y con una flecha con arnés logramos subir rápido.
- ¡Hiro! -
Aterrizamos y cargué mi arco con una flecha, Hipo sacó su espada de fuego y corrimos por todo el pasillo. Entonces vimos como un sujeto con capucha azul sostenía a Hiro del cuello; no dude en disparar, clavé una flecha en su brazo y soltó al chico.
- ¡Muévete Hiro! -
El chico se alejó e Hipo atacó al tipo de la capucha.
- Merida... Merida... -
- Tranquilo, todo estará bien. -
Saqué a Hiro de la habitación y le di un artefacto calentador.
- Baja, haz que tu equipo despierte y poco a poco libéralos del hielo ¡Ve! -
Bajó por las escaleras. Yo corrí de vuelta para ayudar a Hipo; cuando llegué él estaba en el suelo y el chico de sombras, a pesar de estar herido, empujaba su arma contra Hipo. Hacían fuerza con su arma, el de sombras tenía un cayado de madera que parecía estar escarchado "Poderes de hielo. Claro"
- Baja el arma ¡Déjalo ir! -
Le apunté con mi arco. Dejó de hacer fuerza, pero colocó uno de sus pies sobre el pecho de Hipo; tenía la cabeza agachada, pero escuché su pequeña risa.
- Entonces, así es esto ahora. Lo quieres a él. -
- Te dije que lo dejaras. Manos arriba y para atrás. -
- No creí que me olvidaras. Creo que al final ella tenía razón. -
- ¡Dispara! -
- ¡Cállate! ¡Tú tienes la culpa! ¡Tu la apartaste de mí! -
Disparé a su pierna y retrocedió. Hipo se arrastró hacia mí y lo ayudé a levantarse.
- ¿Estás bien? -
- Si. -
Una radiante luz emanó frente a nosotros, venía de él y de su cayado.
- ¿Por qué? ¿Por qué me atacaste? Jamás creí que tú me atacarías, Merida. -
De inmediato Hipo me coloco detrás de él "¿Cómo sabe mi nombre?" Sus heridas cerraron y dejó de brillar.
- Se curó a si mismo. -
Susurró Hipo. Di un paso al frente, con mi arco listo de nuevo apunté y fijé mi vista en él.
- Levanta las manos y ríndete. -
Pero no lo hizo. En lugar de levantar las manos, levanto su rostro y su mirada se cruzó con la mía.
- No puede ser. -
- ¿Por qué, Merida? -
Corrió rápido a mí y sostuvo mi arco para desarmarlo.
- ¡Merida! -
Hipo gritó, pero él lo empujo lejos con su cayado. Yo estaba congelada y no podía dejar de verlo.
- Que linda estás. -
- ¿Jack?... -
- Hola. -
Tenia ojos azules y cabello blanco "¿Qué te hicieron?" iba a hablar más, pero me dio un corto beso, corrió a la ventana y saltó. Desapareció.
-----
Nadie se metía conmigo, era obvio que estaba furiosa y mi fama en Guardianes hacía que todos se alejaran de mi camino. Entré a la oficina de Norte sin tocar, con fuerza y sin importarme nada.
- ¡Merida! -
- ¡Lo sabias! -
Estaban Aster y Rapunzel también.
- ¡Todos ustedes lo sabían! -
- ¡Merida! -
Hipo llegó detrás de mí. Después de la misión solo me concentré en llegar a Guardianes, no me importó Hiro o su equipo y menos Hipo; solo estaba enojada.
- ¿Pero que significa esto? Merida, Ya habíamos hablado de tu actitud, no permitiré... -
- ¡Jack está vivo! -
Silencio. Los había dejado en silencio y tenían una enorme cara de sorpresa, pero no por la noticia, sino que yo lo supiera. Hipo me rodeó y se colocó frente a mí, a lado de ellos, buscando una respuesta coherente a mis palabras.
- Ustedes lo sabían y no intenten negarlo. -
- Quiero que todos salgan. Debo hablar con Merida a solas. -
Otro silencio. Rapunzel y Aster no tardaron en salir; Hipo se quedó firme a mi lado y puso su mano en mi hombro, pero yo de inmediato la quité y lo vi de manera hostil.
- Vete. -
Sé que lo herí, pero en ese momento lo quería lejos de mí, le hubiera hecho daño. Todos salieron; Norte cerró unos documentos y se levantó.
- ¿Qué fue lo que dije de tu actitud? -
- ¿Vas a suspenderme? Bien, hazlo. Pero ahórrate el papel de líder de Guardianes y contéstame... pero contéstame como mi mentor... -
Y su semblante cambió. Yo no pude contener las lágrimas.
- ... como el hombre que me crio y al que veo como un padre... no como mi jefe. -
Agachó la mirada.
- Por favor, Nicholas. -
Suspiró. Se dio vuelta y abrió uno de los anaqueles de metal, sacó un archivo y me lo dio, pero antes de abrirlo habló conmigo.
- Y yo te pido... que como mi hija... entiendas que oculté todo esto para mantenerte a salvo. -
No le contesté. Abrí el archivo y empecé a leer. Toda la carpeta era información de Jack, desde el principio hasta cuando murió y hasta cuando apareció de nuevo.
- Lo saben desde hace tanto... ¿Por qué no me dijeron nada? -
- Porque sabíamos que sufrirías. -
Di vuelta a la página y había fotos de él, fotos actuales; cabello blanco, ojos azules, tenia ropa oscura y a veces cubría su rostro. También explicaba parte de sus habilidades, las que vi; hielo, curativas, decía algo del viento y en grande con rojo y negro decía PELIGROSO.
- Lo siento, Merida. -
- ¿Experimentaron con él? -
- Eso es lo que creemos, pero aun no estamos seguros. -
- Pero él me recuerda ¿Por qué no volvió? ¿Por qué? -
- Si experimentaron con Jack, no sabemos hasta donde jugaron con su mente. -
- Dios... -
Cerré la carpeta y la abracé, me aferré a esos papeles.
- ¿Cómo pudiste? -
- No diré nada más. Y no tomaré ninguna decisión de esto contigo ahora. Estás vulnerable, triste y enojada. -
Tenia razón.
- Ve a casa, descansa unos días y cuando vuelvas decidiremos que hacer. -
Tenia la mirada perdida; no veía ningún punto, pero aun así lo escuché y asentí. No solté el archivo, salí con él, fui por mis cosas y me fui a casa.
-----
Pasaban de las 4 am. Estaba acostada en cama, aun tenia el archivo de Jack, conmigo, me aferraba a él como si fuera un oso de peluche, creí que eso me ayudaría a dormir, pero no fue así.
Decidí pararme y comer algo. Tenía frio, fui descalza a la cocina y solo tenia una playera grande como pijama. Hace meses arreglé el aire acondicionado, pero a veces pensaba que solo me habían estafado; el departamento seguía frio a veces, hasta escarcha en las ventanas cuando llovía. Tomé unas galletas y un poco de agua, pero el comer no me distrajo de nada y el frio me hacia querer volver a la cama; empezaba a sentir un frio de los mil demonios.
- ¿Por qué? -
Revisé mi teléfono y resultó que había un clima normal, templado, no menos de 20°
- ¿Qué? -
Frio de nuevo, lo sentí en las piernas, luego en mis brazos y luego en mi nuca. Fue cuando en serio me congelé; sentí unos brazos rodearme, me rodeaban la cintura y me besaba la nuca y el cuello.
- Jack... -
- Tardaste mucho en descubrirme. -
- Ya habías estado aquí antes. -
- Yo siempre he estado aquí, Merida. -
Claro que el aire no estaba averiado, claro que las lluvias no podían ser tan frías; Jack llevaba todo este tiempo vigilándome.
Me di la vuelta para verlo de frente; tenia su capucha puesta, de hecho, tenia todo su traje de sombra puesto. Con cuidado y lento bajé su capucha y tomé su rostro.
- Jack. -
- Merida. -
No hablamos, decidimos besarnos de inmediato; primero lento, con amor, nos extrañamos tanto, pero fue cuando nos aferramos más el uno al otro, la pasión era obvia y queríamos más. Subió sus manos por toda mi espalda, me sujetó fuerte y me aferré a él con mis piernas, me cargó sobre la mesa de la cocina; empezaba a besar mi cuello, me sujeto con un brazo y se recargó en la mesa. Cuando abrí los ojos pude ver como la madera empezaba a escarcharse, pero él no se detuvo.
- Jack, Jack... -
- No hables. -
Me besó de nuevo, bajó a mi cuello y luego a mi pecho.
- ¡Jack! ¡Ya basta! -
Lo empujé.
- Estás congelado la cocina. -
- Yo... -
Observó lo que hizo. No solo fue la madera de la mesa, el piso comenzaba a ser hielo y yo ya no aguantaba el frio.
- ... lo siento. -
Descongelo todo y de inmediato se acerco a mi alarmado.
- ¿Te lastimé? -
- No, tranquilo. Estoy bien. - -
- Tienes los labios morados. Iré por uno de tus suéteres. -
Y fue a mi habitación. Yo me quedé sentada, analizando lo que había sucedido, más bien lo que estaba sucediendo.
- Ay... estoy en problemas. -
La puerta sonó. No me di cuenta del tiempo ni la hora. Ya casi eran las 5 am.
- Demonios, no... debe ser Hipo. -
A veces pasaba, él venía por mi para ir a Guardianes, lo hacía, aunque yo lo había rechazado muchas veces, pero seguía insistiendo. Y después de lo de ayer era obvio que ahí estaría.
Corrí a la puerta, pero antes de abrirla Jack se interpuso.
- ¿Quién está afuera? -
- Jack, déjame salir... haré que se vaya. -
- ¿Quién? ¿Quién está allá afuera, Merida? -
No le contesté, estaba a la defensiva. Y su mirada cambió, se veía sombría. Estaba enojado.
- Jack... solo abriré la puerta y haré que se vaya... por favor. -
- Sigues sin contestarme ¡¿Quién está afuera?! -
La puerta sonó de nuevo y luego su voz.
- ¡Merida! ¡¿Estás ahí?! -
- Es él... -
Dejó mi suéter en el suelo y se dirigió furioso a la puerta.
- ¡No! -
Lo detuve, pero fue más rápido y me tomó del cuello para estamparme en la pared.
- Jack... por favor... -
La puerta se abrió de golpe y vi a Hipo.
- ¡Suéltala! -
- ¡Hipo no! -
- Da un paso más, chico dragón y le rompo el cuello. -
Debo admitir que, en ese momento, Jack me dio miedo; apretó un poco más mi cuello e hizo que Hipo se quedara quieto. Hubo un silencio raro, muy frio. Hipo no quería ponerme en riesgo, yo no podía moverme y Jack parecía ido, como si analizara su propia mente.
- Tenia razón... yo no quise creerle, pero tenia razón. Me remplazaste, me olvidaste ¡Ya no me amas, Merida! -
- Jack... por favor... -
Me soltó y de inmediato tomó mi rostro con ambas manos y su mirada estaba fija en la mía. Vi que Hipo iba a avanzar, pero con una señal lo detuve.
- Déjame ayudarte... -
- No necesito ayuda. -
Luego yo tomé su rostro.
- ¿Qué te hicieron? -
- ¡No, no... no! ¡No harás eso! ¡No jugaras con mi mente! -
Se alejó de mi y pronto su cayado llegó a él. Nos apuntó a Hipo y a mí, principalmente a Hipo.
- Jack... -
- Lo quitaré del medio ¡Ya no la apartarás de mí! -
- El no me aparta de ti. -
Me vio directamente.
- No le hagas daño... veme... Jack por favor, déjame ayudarte. -
Pero no bajo la guardia, poco a poco se acercó a la ventana.
- Lo quieres ¿Cierto? -
Me preguntó.
- Jack... -
- Claro que sí, sientes algo por el... tú lo amas. -
Y entonces saltó por la ventana, pero se fue volando; no tenía caso seguirlo.
- ¡Demonios! -
- ¿Estás bien? ¿Estás herida? -
Lo empujé.
- ¡¿Qué demonios haces aquí?! -
Frunció las cejas y de inmediato me abrazó. Luego, comencé a llorar.
Deposite sus peticiones de One Shots en los comentarios. Gracias | Lucy fuera
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro