Con cierto desasosiego que no era para nada propio de él se acercó a ella en el suelo, tratando de hacerla reaccionar.

Realmente le había ocasionado una  fea herida y el veneno se esparcía rápido por sus venas, ella entre la inconsciencia y la lucidez no entendía que pretendía el demonio rubio. Hasta que entre delirios sintió el olor de la sangre, de la suya y ... otra, que era ... rica, tan tentadora que hizo despertar algo en ella, haciendo salir sus colmillos, esos que luchaba por mantener siempre ocultos y que ahora en ese momento no podía reprimir; y se clavaban con fuerza en la muñeca del híbrido, que al notar los pequeños dientes perforando su dura piel, se sintió extrañamente conectado a ella, quien luego de unos minutos que parecieron horas se desmayó en sus brazos. Si los vampiros se drogaran, y eso les hiciera algo, sin duda aquel hubiese sido un chute alucinante. La sangre de su enemigo corría en sus venas y aunque debería ser asqueroso y odiarse a sí misma, por haberse dejado llevar y permitirlo lo cierto es que  era sencillamente adictivo ¿cómo era posible que un demonio de esa naturaleza, que podía matarla con una mordida, también pudiera ser la fuente de su salvación? ¿y por qué no la mató? Fué lo ultimo que alcanzó a pensar, antes de caer inconsciente.

_____ shhh duerme pequeña vampira, por esta noche descansarás.____ acarició sus cabellos alborotados y colocó un mechón tras su oreja, cuando esta entre nuevos delirios le dedicó una última mirada, ya sin fuerzas, entregándose a un profundo y obscuro sueño dónde extrañamente como cuando era una niña soñó ser la bella durmiente que un príncipe llegaba a rescatar, aunque está vez el príncipe de rubios cabellos y mirada de cielo escondía un terrible monstruo en su interior, pagando el bello sueño de sangre y miedo mientras ella huía entre los bosques de un rostro que no conocía, no volvió a despertar estaba demasiado agotada a pesar de haberla salvado, pero su estado seguía siendo de intranquilidad y dolor por todo todos a cuántos había perdido, incluso un demonio como él lo sabía y un desasosiego que nunca pensó y además no quería sentir, él nunca sentía nada le conmovió haciendo que se apartará molesto consigo mismo por esa su pequeña inusual muestra de piedad con la desconocida rubia en sus brazos, la soltó algo brusco abandonando el lugar donde él mismo la había llevado, no sin asegurarse porsupuesto que no pudiese escapar a penas volviera en si.