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Capítulo 13.- A reagruparse; la última esperanza de Konoha

-En alguna parte-


La invasión había terminado, Konoha había caído a manos de los jinetes del infierno, un ejército que jamás habían contemplado los shinobis y que con fuerza habían arrasado con tres aldeas al instante en un lapso muy corto de tiempo.

Sin embargo, ante el panorama, había una salvación porque no todos los shinobis y kunoichis habían muerto o ser prisioneros, algunos estaban afuera de la aldea, esperando dar un golpe en la mesa.

Una de las antiguas guaridas de Orochimaru, que con el tiempo habían sido olvidadas, se encontraban dos shinobis que no fueron alcanzados por las flechas ni por el avasallador ejército de aquellos guerreros.

-¿Dónde estoy?- En las paredes frías y que el tiempo aun no las ha cubierto de vegetación se encontraba un Sasuke Uchiha completamente cansado, apenas reponiéndose y viendo las antorchas de la pared, aún con todo su poder sus heridas seguían siendo un punto en contra tras la batalla pero fue cuando pudo notar la presencia de otra persona, quien le terminaba de limpiar la sangre de su herida.

-No te muevas tanto, deja que la herida cierre.- Decía con poca paciencia, la pelirroja estaba muy apurada y ya no tenía mucho de su kit médico, fue una fortuna que ella lograra escapar.

-¿Karin?- Sasuke trató de ponerse en pie nuevamente pero Karin estaba más que molesta por la poca paciencia de Sasuke le hizo presión en una de sus rodillas para mantenerlo a raya, mostrando un poco de dolor por el uso de chakra que Karin aplicaba en su mano.

-Estamos en una guarida abandonada de Orochimaru muy lejos de la aldea, está cerrada por dentro y no podrán encontrarnos aquí.- Decía la pelirroja Uzumaki terminando de limpiar la herida y dejándolo respirar un poco pero nuevamente observando la cicatriz.

-Vas cicatrizando, aun me sorprende que el más fuerte de los Uchiha no pueda recuperarse de una herida así pero viniendo de ti, la rechazarías.- Karin con ironía vendaba a Sasuke a toda prisa mientras el azabache no le respondía hasta que finalmente terminó.

-¿Cómo es que me encontraste?- Preguntó el Uchiha algo calmado.

-¿Hola? ¿Ninja sensorial recuerdas? ¿O es que ya no recuerdas a tus compañeros de TAKA?- La Uzumaki se recargó en la pared limpiándose el sudor mirando a Sasuke.

-Deje TAKA hace tiempo, tú lo sabes.- Una respuesta con el tacto de una roca, los dos ex compañeros hicieron un silencio muy incómodo en el lugar.

-¿Y Suigetsu y Juugo?- Sasuke preguntó algo secó pero extrañado de no verlos con la pelirroja.

-No lo sé, honestamente no lo sé y aunque seas testarudo al menos pude encontrarte y vivo.- Karin les había perdido de vista desde el ataque en la puerta sur, el caos era tan intenso que muchos shinobis fueron separados y no sabían dónde estaban o como habían escapado.

-Tengo que volver, la aldea está en peligro.- Sasuke no le importaba su salud física, con el Rinnegan y Sharingan lograría proteger la aldea. Karin solo suspiro cruzada de brazos.

-Aun tienes que descansar, no voy a dejarte salir de aquí hasta que estés al mejor ¿me oíste?- La pelirroja estaba relajada y Sasuke hábilmente supo la razón: había hilos tan afiliados como una kunai en la puerta de la guardia y presumiblemente alimentados de chakra por la pelirroja, estaba hablando enserio.

-¿Cómo paso esto Karin?- El Uchiha no comprendía como es que esta invasión se había llevado a acabo y más cuando estaba el ninja más poderoso como Hokage

-¿Por qué Naruto la dejó caer?

-Sasuke.- Karin lo tomó del hombro para que la pudiera ver a los ojos, su mirada mostraba sorpresa, cansancio y frustración. La Uzumaki recordó todo, como un relámpago que cayó a la tierra, así fue la invasión.

-Vinieron de la nada, las murallas en el sur cayeron y liberaron el infierno con sus flechas, creímos que podríamos detenerlo ahí pero la batalla cada vez era más intensa y estos invasores eran muy organizados.- A pesar de su ventaja cómoda con el conocimiento del Ninjutsu, estaban siendo superados por el combate de cuerpo a cuerpo con armas y trabajando como una sola mente.

-Yo traté de guiarlos pero aun había civiles atrapados en edificios pero ellos...tocaron esas fibras. Destruyendo hogares, negocios y edificios con gente, tratamos de protegerlos pero a cada instante como una marabunta nos rodeaba.- Karin recordó como ella trato de proteger uno de los barrios más concurridos de la aldea pero se veía superada, por cada uno que mataba aparecían cinco más y por cada un invasor que moría lo hacían tres shinobis.

-Aun usando todo lo que teníamos, taijutsu avanzado y jutsus de un alto nivel...trabajaban como una misma mente, fríos y buscando el objetivo.- En su mente reproducía el caos, las explosiones de inmuebles, los gritos de civiles, poco a poco perdían la entrada sur.

-Pero lo peor llegó del norte, en la puerta principal. Todos los shinobis se reunieron en el frente para apoyar a Naruto pero no fue suficiente. Sabía que no podíamos ganar ni siquiera podíamos salvar a los heridos.- Incluso los jinetes no dudaba en matar a los shinobis médicos y dar el tiro de gracia a los heridos, sus órdenes eran muy claras. Karin junto con el resto de los Shinobis buscaban llegar a la puerta norte y retener a los que invadían por el sur.

-Fue...un rio de sangre.- No podía quitarse la Uzumaki el olor de la sangre y de los cuerpos descomponiéndose, estaban siendo superados y ella se sentía completamente inútil.

-Tengo que ser fuerte, no es momento de caerme.- Decía la Uzumaki susurrando y apretando los dientes con fuerza, Sasuke quería saber más, confirmar la muerte de Naruto. No sabía quién era aquel ninja que luchó a su lado pero eso tendría que esperar.

-Karin- El Uchiha finalmente tomó su katana y alimentada de chakra pudo cortar el alambre de Karin para dirigirse a la entrada de la guarida no sin antes extenderle su mano.

-Vamos a Konoha- Las palabras de Sasuke no tenían sentido para ella, una aldea asediaba por una fuerza muy destructiva era una invitación al suicido pero conociendo a Sasuke, esté sabía algo o que tenía un plan, el tiempo lo diría.


-La enfermería-


-Ya no puedo más.- Sakura estaba sudando la gota gorda, sentía sus manos y brazos cansados, su falta de practica en el Jutsu médico avanzado le pagaba factura y tan solo ver al Hokage al borde de la muerte le partía más el alma.

-No es suficiente aún, tengo que al menos intentarlo de nuevo.- La ojiverde volvió a realizar su Jutsu de curación buscando no desesperarse y reanimar a Naruto, aun soportando su pierna fracturada y aguantando el dolor mordiéndose el labio inferior.

-No te rindas Sakura, debes seguir intentándolo.- Su respiración era muy agitada, sus ojos mostraban la desesperación ante la situación, todo el infierno había sido liberado y sabía nada de sus muchachos, tenía miedo de no poder ayudarlos en su estado.

-Naruto...no te rindas por favor, has enfrentado cosas peores.- La pelirrosa empezaba a regañarlo pero sintiendo mucho dolor de solo verlo moribundo sin respuesta. Sakura no quería que su amado rubio terminara así, todo por lo que luchó el rubio no debería ser en vano.

-Viviste mucho tiempo en soledad, mucho tiempo odiado y temido por las personas pero tú nunca te rendiste, al contrario, seguiste luchando pero no fuiste egoísta. Siempre ayudaste a las personas y jamás pediste nada a cambio.- Los ojos de la pelirrosa eran cristalinos por las lágrimas pero no era momento de llorar, la vida de Naruto estaba en juego.

-Naruto...Quizás no lo recuerdes, pero te prometí que yo te ayudaría a proteger tu sueño.- La ojiverde recordó aquellos pensamientos del pasado, de no quedarse atrás y de ser más fuerte en tiempos de crisis, ahora era su momento.

-Ahora en medio del caos.- El chakra de la kunoichi aumentaba a medida muy acelerada y el sello de su frente volvía a brillar como nunca, su deseo de verlo de pie era más fuerte que su pierna rota.

-¡Voy a proteger tú vida aunque tenga que sacrificar la mía!- Sakura Haruno había liberado nuevamente el Byakugou liberando todo el chakra escondido tras muchos años, su talento estaba sellado pero nunca había perdido el toque, su habilidad intacta sellado solo por un simple "deseo" de su esposo ahora completamente liberado para proteger a los que más ama

-¡Tus hijos te necesitan, Hinata te necesita! ¡Yo te necesito!- Finalmente y con un gran esfuerzo, todo el chakra acumulado de la ojiverde pasaba por el cuerpo del rubio para lentamente alimentarse de él y en el interior del Hokage tanto Kurama como Naruto notaron el cambio.

-¿Naruto?- Kurama volteó a ver al rubio quien solo estaba sonriendo, sintiendo como un poco más de chakra lentamente lo iba "alimentando"

-Lo se Kurama, yo también lo siento.- Cerró los puños sintiéndose un poco más vivo, todo parecía cuestión de tiempo pero gracias al esfuerzo de la estudiando de Tsunade Senju: El Hokage pronto iba a volver.


"Solo un poco más y lo ayudaré. Sakura-chan, no voy a dejarte...jamás"



-Mientras-


En el campo de batalla, Kakashi Hatake había encontrado al equipo de Sakura pero esta vez con un misterioso shinobi rubio que le recordaba un poco a su antiguo maestro.

-¿A dónde vamos?- Preguntó Bolt poniéndose al nivel del albino mientras Sarada y Sabaku estaban atrás de ellos y con el rubio de otro tiempo atrás para evitar los ataques por la espalda.

-A un lugar que por el momento es seguro, no sabremos por cuanto tiempo.- Dijo Kakashi con seriedad pero no podía dejar de pensar en aquel muchacho que estaba protegiendo al equipo de Sakura, Bolt al tener su respuesta solo asintió preocupado por su hermana y madre.

-¿Cómo es que saliste de la aldea?- El Sexto Hokage lanzó su pregunta finalmente, el nuevo equipo siete voltearon a ver a Shina quien estaba algo nervioso, no era cualquier shinobi el que le hacía esa pregunta sino alguien sumamente astuto, debía pensar en algo.

-¿Yo? Soy...explorador ANBU, división de misiones a campo abierto por eso no estuve cuando pasó todo esto.- Era la cuartada que más convencía en el momento mientras sentía la mirada de Kakashi, aunque fuera de reojo.

-¿ANBU? Entiendo, supongo que Sai mandó a varios para inspeccionar el área.- El albino estaba complacido con la respuesta, por el momento quería saber más, el trayecto era largo.

-En efecto aunque he perdido comunicación con ellos pero fue cuando encontré a estos chicos.- Shina unió partes de su cuartada con el encuentro o más bien con salvar a los chicos de un ataque mortal de flechas incendiarias.

-No hay que detenernos, debemos seguir y estamos listos para ser blancos en cualquier momento.- Kakashi aceleraba el paso seguido por los demás mientras Shina era el único que se sentía aliviado de no seguir la conversación, aun así, no se salvaría de las constantes preguntas del Sexto Hokage y solo esperaba que nadie descubriera su identidad, mucho menos en tiempos de caos.


-Konoha-


-Poderoso Khan, hemos encontrado otro bunker más.- Las cosas en la aldea no eran las mejores, la batalla había terminado pero ahora esta fuerza invasora estaba buscando en los diferentes bunkers. No había nadie a salvo al encontrar los refugios y con sus flechas explosivas lograban destruir las defensas y los civiles estaban más que aterrados al ver a estos guerreros.

Los civiles con temor no podían luchar y estos eran escoltados por los arqueros a zonas "seguras" mientras los pocos shinobis que se resistían e intentaban un ataque pero eran superados y les daban muerte en frente de todos.

El líder de esta facción solo miraba a sus hombres moverse por toda la aldea en silencio, mostrando un rostro sereno y sin sentir dolor a pesar de sus heridas. Su mirada se enfocó al símbolo de Konoha, le sorprendía el orgullo de una aldea que aun en momentos de desesperanza seguían
luchando como tal.

-Una aldea que no se rinde, aun cuando han perdido, Hokage usted es un gran líder.- Decía Hanzo Khan con tranquilidad hasta que uno de sus soldados se le acercó.

-¿Sucede algo?

-Hay muchos de nuestros hombres muertos en la parte oeste pero no parece haber heridas de armas cortantes.- Al decir esto el soldado, Hanzo Khan simplemente dejó su posición para tomar uno de los caballos y con un contingente de sus hombres fueron a ver qué había pasado mientras veía a su paso muerte y destrucción, su paso de conquista por la aldea escondida entre la hoja.

Finalmente llegaron a la propiedad Hyuga y se pusieron a inspeccionar los cuerpos de sus guerreros que yacían sin vida, Hanzo los analizó uno por uno.

-Revisen cada rincón de este lugar.- Sus órdenes eran claras y sus hombres se pusieron a investigar incluso dentro de la mansión principal del clan. Hanzo no dejó de ver el lugar de un posible combate, era obra de un shinobi muy distinto, uno más discreto.

-¡Gran Khan!- Otro de sus hombres le llamó y con el viento a favor fue a la parte trasera de la mansión donde estaban todos sus guerreros reunidos, uno de ellos quitó todo el arbusto que cubrían la puerta del bunker, mostrando un símbolo único, Hanzo tocó el símbolo grabado en la puerta del bunker y solo sonrió desenvainando su espada.

-Hyuga.

Con un simple movimiento de su arma, la espada Ryusei, logró destruir la puerta de la entraba principal mirando uno pasillo alumbrado en su totalidad.

-Adelante.- Sus hombres avanzaron primero, armados hasta los dientes y como una sola mente pero completamente conscientes de sus acciones para dejar a Hanzo Khan, el líder de los Jinetes de los jinetes del infierno no iba a nadie salir o entrar, vivo o muerto.


-El Bunker Hyuga-


-¿Qué fue eso? Fue una explosión muy cercana.- Al fondo de todos los pasillos con forma de laberinto y reforzado con una gran puerta con un sello que solo los del clan conocían, Hanabi estaba muy nerviosa, escuchando los temores de los civiles y más los nervios y los miedos de su sobrina que seguía aferrada a su madre.

-Mamá, tengo miedo.- La pequeña Himawari no abría sus ojos azules mientras Hinata le acariciaba la cabeza para tranquilizarla.

-Tranquila Himawari, todo va a estar bien, tranquila.- La hija mayor de Hiashi tenía la esperanza de ver a Naruto con vida y que las ayudara como a la aldea, mientras eso pasaba, Hiashi y sus shinobis hablaban en privado.

-Lord Hiashi, solo es cuestión de tiempo para que nos encuentren.- Decía uno de los ninjas del clan preocupado.

-No te preocupes, tardaran mucho para encontrarnos, además la puerta tiene un sello impenetrable y nada podría romperlo con facilidad.- Le respondía otro con seguridad mientras Hiashi estaba en silencio analizando las opciones y no arriesgar a sus hijas y su nieta junto con todo su clan.

-Escuchen muy bien, necesito que lo más rápidos los civiles al túnel este, de inmediato.- La respuesta les dejó sorprendidos pero en silencio a sus shinobis más leales.

-Lord Hiashi.

-A los más jóvenes escóltenlos fuera del peligro y a los inocentes.- Hiashi pensaba en su nieta y en sus dos hijas, él no iba a arriesgarlas para nada.

-Hinata, Hanabi.- Hiashi trató de ir con ellas pero en eso se escuchó un gran estruendo causando que algunas rocas se movieran y asustaran a todos, los shinobis estaban atentó a cualquier situación.

-¿Hanabi que pasa?- Hinata preguntó sosteniendo a su hija con fuerza mientras la susodicha usando su Byakugan trataba de averiguar y el terror le invadió en su ser.

-No...imposible.

-¡Hiashi-san, están aquí!- La alerta de sus shinobis ya era publica, no sabía cómo lo habían logrado llegar tan rápido pero algo decía que había sido la explosión, los Hyuga se pusieron en modo de combate siendo Hiashi el primero en la línea.

Mientras del otro lado, los arqueros estaban presentes y listos para atacar con un Hanzo Khan mirando la gran entrada al refugio, solo era cuestión de tiempo para que el Clan Hyuga hiciera su mayor defensa o que los Jinetes del infierno liberaran su poder nuevamente.


-A las afueras-


-¡Ahí viene!- Los hombres del palacio feudal estaban atentos a cualquier situación y si llegaran los invasores, afortunadamente estaba llegando un rostro familiar con más aliados.

-¡Abran las puertas y cuídenles la espalda!- Los soldados feudales con sus arcos y armas largas se preparaban para cuidarles la espaldas a los shinobis de la hoja mientras la puerta se mantenía abierta para recibirlos. Una vez adentro los mecanismos de la puerta se cerraron a sus espaldas y para sorpresa de Kakashi, los estaría esperando el Señor Feudal con una calma sorprendente.

-Bienvenido de nuevo Sexto, veo que su misión fue un éxito.- El señor feudal miró a los muchachos completamente sanos y salvos ignorando por completo de un Shina que buscaba distanciarse.

-Lo fue, ahora solo necesitan descanso.- Decía Kakashi mirando a los muchachos tratando de jalar aire.

-No...necesitamos avanzar, debemos llegar a la aldea.- Decía Bolt más que preocupado por su familia.

-Bolt, no podemos ir así en este estado, acabamos de luchar y además Sarada salió herida.- Sabaku quiso hacer entrar en razón a su compañero rubio mientras Sarada se sentía un poco mal, más que por sus heridas. Bolt tuvo que reprimir sus emociones ante la situación.

-¿Kakashi-Sensei? ¿Es usted?- Una voz familiar para los chicos y en especial para Sarada les hizo sentir felicidad pura y es que la pelirrosa había escuchado la llegada de Kakashi y no dudo en ir a verlo, fue ahí donde pudo ver a sus muchachos sanos y salvos, Sarada estaba sin palabras pero su corazón se llenaba de esperanza al ver a su madre con vida.

-¡Mamá!- Sarada sin importarle la herida de su pierna fue corriendo para abrazar con fuerza a la pelirrosa, Sakura no dudo en mostrar su preocupación por su pequeña a la que calmaba con tranquilidad. Mientras que Shina, en el silencio al ver está escena, le recordaba mucho al afecto de su madre, el rubio se contuvo pero mirando a Sarada reencontrarse con su mamá...quién también era su mamá en otro tiempo: Sakura Uzumaki.

Continuara...

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