Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Speechless

Advertencia: el siguiente capítulo cuenta la historia pasada de Rosalie.

Me libro de toda responsabilidad por el contenido sensible y los temas mal tratados en este fanfic.


Para Rosalie, aquello fue la gota que colmó su paciencia.

Todos bromeando sobre la inminente transformación en vampira, de aquella humana irritante.

Mientras, Edward ayudaba a ponerse de pie a la chica de rostro perlado por el sudor, cruzó la habitación, con sus agudos zapatos de tacón resonando a cada paso que daba a velocidad humana.

Incluso las constantes quejas de la humana, se silenciaron con su imponente presencia.

Sus ojos oscuros, se fijaron en su rostro, el que palideció de manera instantánea, evidenciando su temor.

La rubia sonrió con malicia.

Terror, era lo que ellos inspiraban entre los humanos. Ella, no era la excepción.

Al igual que sus semejantes, estaba aterrada por su naturaleza sobrenatural, embelesada por su belleza, y ambiciosa por conseguir la tan anhelada inmortalidad. No era diferente de los tontos humanos, que no sabían apreciar la belleza de una corta vida, en lugar de una eternidad de piedra en las sombras.

Furiosa, siguió caminando hasta el balcón, para admirar el crepúsculo.

El final del día y el comienzo de las horas seguras para las criaturas que se amparaban en la oscuridad.


Le fue inevitable ir tras ella. Como una polilla atraída por la luz, siguió sus pasos, preparada, para achicharrarse como una mosca, en una de esas lámparas mata bichos.

La rubia era preciosa y letal. Y por alguna razón, —que desconocía, sin embargo, no es como si no le sobraran motivos— la despreciaba y no se molestaba en disimularlo.

—Si vienes a bromear acerca de ser una neófita, lárgate. No estoy de humor para estupideces. —Rosalie, apenas volteó, para darle un vistazo.

—Andamos bravas.

—¿Qué quieres?

—Una sobredosis de morfina. —La vampira frunció el ceño. —Y... ya que no me la vas a dar... ¿Podrías decirme por qué te caigo como patada en los ovarios? Digo, no es que quiera ser tu mejor amiga, pero... — Julieta bajó la vista y sacudió la cabeza. — ¿Sabes? Olvídalo... No he dicho nada. —Volvió sobre sus pasos hasta la puerta, decidida a marcharse.

—No te odio. No me agradas, pero, odiarte sería demasiado.

Julieta regresó con lentitud, hasta la terraza, curiosa por las palabras, de la rubia.

Con la vista perdida en el bosque contiguo a su casa, Rosalie meditó la idea de darle a conocer sus razones, a esa humana molesta.

Lamentablemente, la meditación no duró mucho.

—¿Es porque soy negra? ¿Sudaca? ¿Ordinaria? ¿Desubicada? ¿Por qué no me callo nunca? Porque soy una cotorra cul...

—Eres irritante, vulgar, grosera y la peor persona a la que podríamos haberle confiado nuestro secreto.

—Shaaa.... me la dejaste barata.

—Y, sin embargo, ninguna de esas razones es por la que te detesto.

—Entonces, sí son supremacistas blancos... —Concluyó la humana para sí misma.

—Quieres aprovecharte de mi hermano.

Julieta hizo una mueca, antes de replicar.

—Para que te voy a decir que no, si... sí... O sea, no. Bueno sí, me lo comería con papas fritas, pero...

—No de esa forma. De su condición. —La aludida alzó las cejas, expectante ante una explicación más detallada. —Del hecho de que sea un vampiro. Eres una arribista, que quiere conseguir la inmortalidad, por medio de Edward. Lo que no sabes es que ninguno de nosotros, eligió esta vida.

Rosalie, torció el cuello, para ver su reacción. Los ojos grandes de la humana, la miraban con una mezcla de asombro y desconcierto a partes iguales. Demasiado pasmada, para defenderse, concluyó la rubia.

—Mi vida, era perfecta. —Continuó, sin dar lugar a cuestionamientos de que aquello era un hecho. —Estaba comprometida con el hombre más codiciado de Rochester. Iba a casarme, tener hijos, un hogar hermoso... —Una sonrisa se extendió por su rostro, al recordar a su amiga Vera. Ya no iba a envidiarla más, pensaba con ingenuidad, ella también haría ese sueño realidad. —Y entonces.... Descubrí que estaba enamorada de la idea de amor... —Dio un suspiro, sin despegar la vista del paisaje. —Igual que tú. —Julieta, retuvo el aliento, cuando los ojos oscuros de Rosalie se clavaron en su semblante, de manera acusadora. —Sin embargo, yo no tuve elección. Hubiese preferido morir, antes que convertirme en esto. —Miró sus manos de granito, de dedos delgados y uñas perfectas, antes de clavarlas en la madera del balcón. —Carlisle me encontró tirada en la calle. Olió la sangre. —Rosalie notó, como un estremecimiento sacudió la columna de la humana. —Royce King, el hombre que prometió cuidarme y amarme... Me llevó hasta un callejón apartado, a un par de calles de la casa de Vera. Era tarde y caminaba sola, así que cuando lo vi, fue un alivio. Hasta que me di cuenta de que estaba ebrio y no estaba solo. —Era un alivio el prescindir del sueño, y las pesadillas que hubiesen acontecido, como consecuencia de la vileza de sus actos, concluyó la vampira, para sus adentros. Sin despegar la vista del ocaso, desenfocado por sus recuerdos, continuó. — Sus amigos, se peleaban por ser el primero en...

Un breve respingo, interrumpió su relato.

Rosalie, observó con curiosidad, como Julieta, enjuagaba con rapidez las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, amenazando con desbordarse.

—¿Estás llorando? —Preguntó, ante lo evidente.

—No... —Replicó con voz ronca. —Me entró una basura en el ojo. —Agregó, con la mandíbula tensa, después de aclararse la garganta.

Rosalie, sacudió la cabeza, al tiempo que desenredaba con los dedos, su larga y sedosa melena. Por el rabillo de ojo, pudo notar como la tristeza, era reemplazada por la ira. Julieta, restregaba con violencia, las lágrimas escurridizas en sus mejillas, con los labios apretados en una línea. No era muy difícil saber lo que pasaba por su cabeza. "Malditos, se merecen las penas del infierno..."

—Por supuesto, tuve mi venganza. —Anunció con una sonrisa de auténtica satisfacción, que dejaba al descubierto sus perfectos dientes. —Uno a uno, los fui mandando al infierno... Royce King, fue el último. Se volvió loco esperando su turno. Se arruinó contratando seguridad y guardaespaldas. Obviamente, no le sirvió de nada. —La mirada de la vampira se ensombreció con sadismo. — Para esa ocasión me vestí de novia. Era más dramática en ese entonces...

—Espero que su muerte haya sido lenta y horrible...

—Por supuesto que lo fue. Pero, no fue fácil. Su sangre derramándose era tentadora, sin embargo, no bebí ni una gota. No quería nada de ellos, contaminándome...

Julieta dio una respiración profunda, disconforme. No era suficiente. Estaban muertos, pero nunca habían pisado una cárcel. Merecían haber sido desmembrados, sus restos esparcidos y borrados de la faz de la Tierra.

—Todo mejoró cuando conocí a Emmett. —La voz de Rosalie, se volvió más suave, su postura más relajada y su rostro adquirió un aspecto más juvenil. —Pero, siempre seremos esto...

—¿Hermosos, millonarios e inmortales? —Julieta se abofeteo mentalmente, por soltar aquello, sin pensar.

Lejos de sus expectativas, Rosalie, no la observaba con expresión sombría. Su sonrisa no desapareció.

Tal y como había sospechado la rubia, la humana comenzaba a mostrar sus verdaderas intenciones.

—¿Crees que es muy fácil?

—Eh... bueno... Digo... —Julieta quería ser sincera, sin embargo, su deseo de seguir con vida era más urgente. — ¡No! —Rosalie, entrecerró los ojos con escepticismo. —Bueno... no sé.

—No. No lo sabes. No sabes lo que es pasar una eternidad, sin poder vivir libremente, sin poder cumplir tu más grande sueño. Sin tener la posibilidad de tener hijos, de verlos crecer, de envejecer junto a la persona que amas, tener nietos... —Los ojos fieros de Rosalie, le sostuvieron la mirada a la humana, que no terminaba de discernir sus palabras. —Crees que quieres a Edward, más de lo que quieres la inmortalidad, pero, a mí no me engañas.

—¿Qué?

—No intentes engañarme. Sé qué te acercaste a mi hermano, porque sospechabas que era diferente...

—¿Tengo cara de cazafantasmas?

—No juegues conmigo...

—Digo. Chanta la moto. Bájale un cambio, mi reina. ¿Dices que estoy... —Julieta sacudió la cabeza, con las mejillas arreboladas. —Que salía con Edward, porque quería ser una vampira?

—Así es...

Julieta abrió y cerró la boca, repetidas veces, en busca de aire. No sabía si sentirse ofendida, por sus acusaciones infundadas, o alagada, por haber sobrestimado su inteligencia. No solo creía, que era astuta, sino mentirosa y manipuladora. Una femme fatale, digna de un thriller.

—Sino... ¿Por qué otra razón estarías con él?

Permaneció en silencio, impresionada, de que Rosalie, asociara su interés a un motivo tan rebuscado, y no a algo tan simple, como: "porque tiene plata".

—Es un monstruo. —Continuó la rubia. Julieta tuvo que hacer un esfuerzo, para mantener la boca cerrada y no refutar aquello. Por alguna razón, que no lograba comprender del todo, le molestaba de sobremanera, que lo llamara así. No tenía derecho. Él, no le había hecho ningún daño a Rosalie, para que lo llamara de esa forma y ella se había esforzado mucho, para que el colorado, se convenciera de que no era un monstruo, a pesar de su naturaleza intrínseca. Monstruos, los malvados, que se regocijaban en su mal actuar. —No quieres convertirte en un monstruo tú también, Julieta.

—En eso estamos de acuerdo. No sé de dónde sacaste que quiero ser una vampira, pero a mí la sangre me da ñañaras. Veo sangre y me desmayo.

—Alice te vio como una de nosotros... Los Vulturi...

—Sí, bueno. Me iban a matar. Tenía que decirles algo que los dejara felices y a mí viva otro año.

—¿Y qué hay de tu aversión a envejecer?

—¿Qué?

—No querías cumplir años... No querías celebrar tu cumpleaños...

—¡Ah! Eso... bueno... Es que... Siempre que celebro, pasa algo malo. Como lo que pasó con Jasper, pero multiplicado por mil.

—¿Y entonces?

Julieta alzó las cejas, escogiendo cuidadosamente sus próximas palabras

—Ahora mismo, tu hermano y yo tenemos una relación de negocios. Cuando él, se encargue de la pelirroja, yo lo dejaré de molestar.

—¿Así, sin más?

—Sí.

Era fácil decirlo, mas, poner algo así en práctica, sería el símil de privarse de algo vital. Sin embargo, hasta con un pedacito de hígado podía seguir viviendo. Y a falta de un corazón de verdad, podría conseguirse uno artificial.

Ya lo había perdido una vez. Y no iba a recuperarlo nunca más. No era diferente a continuar con una separación, que se había prolongado en un limbo de incertidumbre. Si interponían distancia, todo se haría más llevadero.

Rosalie, se quedó mirando a la humana, monitoreando su semblante.

No estaba entre sus pronósticos, una respuesta tan simple y concisa. Si bien, sus sospechas eran correctas y el resultado era el mismo —una relación sustentada por el interés y no por el amor— sus motivaciones, eran verosímiles, pero, no terminaban de convencerla del todo. Era extraño. Como si Julieta no tuviera la voluntad de aceptar que estaba irrevocablemente enamorada, y en lugar de eso, se esforzara en negar lo evidente.

Rosalie frunció el ceño.

De todas formas, no era digna de su hermano.

Era una cobarde.

Una que se dejaba cegar por el orgullo y no era capaz de luchar por lo que quería.








¿Sandías qué?...

Speechless, se traduce como "sin palabras". Yo no sabía, hasta que busqué la traducción de la canción de Lady Gaga.
Así quedé escribiendo este capítulo.

Todo pixel de interacción, se agradece, se idolatra y se recompensa con mi amor por toda la eternidad.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro