Peuca
Rumbing, rumbling it's coming!
Rumbling, rumbling!
Bewaaaareeee
Coming for youuuu...
Iba a tener mi propio retumbar... Con soldados vampiros y mujerzuelas.
Carente de colosales, porque lo único colosal, era mi mala suerte, compartía con el retumbar original, las mismas ganas de morirme que Reiner...
Nah. No es cierto. No quería estirar la pata, recién entrada la adultez. No quería estirar la pata nunca. Quería ser joven y bonita para siempre. Evitar el envejecimiento, hasta que las inyecciones, me hicieran parecer un gato con botox.
Pero, ese no era el meollo del asunto. Además de estar condenada a estirar la pata a manos del furioso ejercito fan de ETS... Digo... del recién inaugurado fandom de la pelirroja —mis haters—, estaba en riesgo todo pueblito Tenedor.
¿Y si el ejército de vampiros recién reclutados quedaba con hambre y masacraban a toda la ciudad?
No me iba a ir sola de este mundo. Arrastraría conmigo a otras mil almas inocentes.
—¡Viste! ¿Viste cómo fue corriendo detrás de Edward, cuando salió hecho una furia?
El Willy, conducía como Diego Armando. Ambos tenían la habilidad de un anciano al que no le renuevan la licencia, porque sus reflejos son lentos, sus reacciones tardías y sus precauciones excesivas, por lo que el viaje se ralentizó más de lo esperado, mientras sorteaba los baches y cráteres en el camino que daba a la casa de los Cullen.
—¿Quién?
Bajó un cambio, al tiempo que ponía los ojos en blanco.
Apenas había visto a Edward, salir como un bólido, del despacho de Carlisle, mientras su familia, se ponía de acuerdo, en que lo mejor, era usarme como carnada.
—¡Katherine!
—Ah... —Le di otro sorbo a la bebida isotónica, terminándola por fin, lanzando el envase de plástico vacío al suelo del auto.
—¡No estás viendo, lo cercanos que son con Edward! —Exclamó el Wiily con una mirada reprobatoria.
Me encogí de hombros.
—¡Esa peuca, esconde algo! Apareció de la nada y ahora andan de lo más amigos.
—Es que son amigos. —Repliqué. Se veía poco convencido con mi argumento, mientras sacudía la cabeza, en un ademán de negación. —Además... La Kathy, tiene un hijo... Y un marido vampiro... —Abrí la boca, sorprendida. —¿No va a luchar con los ARMY, cierto?
—Neófitos.
—¿Y esos de qué fandom son?
El Willy, me explicó que neófitos, se les llamaba a los vampiros recién transformados. Quienes carecían de cordura y sentido común, motivados únicamente por la sed de sangre. Compensaban su salvajismo, con sus extraordinaria fuerza, velocidad y agilidad, superior incluso a la de vampiros más experimentados.
—Su condición de neófitos los hace más fuertes. —Señaló, con la vista fija en la carretera, cuando por fin salimos del serpenteante camino de tierra. —Con unos pocos, tienen la fuerza de un poderoso ejército.
—Y nosotros somos apenas un batallón. —Agregué con una mueca. —O sea estamos jodidos. Que Dios nos pille confesados.
—¡Ay tonta! Nada de eso. Los Cullen, van a entrenar con los licántropos esta noche, para...
—Para suplicar clemencia, o para concluir, que es mejor entregarme como un cordero para el sacrificio a la pelirroja. Síp. Ya me vi.
—Serás idiota....
—¡Idiota tú!
—Todo va a salir bien...
—¿Con el poder del amor y la amistad?
—Estás vibrando bajo, Jules.
Di un bufido. El letrero, que daba la bienvenida a Pueblo tenedor, acusaba que 3120 eran los habitantes que trasladarían su residencia al infierno.
En breves minutos llegamos a casa. Me bajé dando un portazo dramático y le quité las llaves al Willy, quien observó mi ademán con un deje de confusión.
—¿A dónde vas? —Se quedó plantado frente al Suzuki, a pesar de la garúa finita que se precipitaba sobre su cabeza.
—A Punta Cana. —Anuncié subiéndome al vehículo, para luego asomar la cabeza por la ventana del conductor.
El Willy dio una exclamación ahogada. Me reí de buena gana, a costa de su reacción. No alcanzaba a llegar ni a la punta del cerro. Huir, a un destino paradisíaco, estaba muy fuera de mi alcance. No con el fandom de la pelirroja tras de mí y con los Cullen y los licántropos protegiéndome y procurando de que no me escapara y les arruinara el plan de usarme como carnada.
Originalmente este iba a ser un capítulo más extenso pero, embeces, menos es más.
Y a más contenido, menos ideas para títulos tengo.
Agradecimiento especial a ti, personita que me siguió y que pidió actualización y a mi incondicional, por prestarme a su protagonista. La voy a tratar bien, don't worry.
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