Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Más vidas que un gato

—Ni siquiera cuando te fuiste, la vi llorando así. —Comentó William.

Edward cerró el grifo y se quedó mirando el agua en el vaso entre sus manos, en silencio.

Julieta, seguía llorando desconsolada, mientras seleccionaba una foto de su gata, para continuar la búsqueda mediante afiches, repartidos por todo Forks.

—¿Fue muy malo?

William tardó un momento en reaccionar. Con cierto nerviosismo, le pidió con un ademán, el vaso, para echarle azúcar.

—Fue terrible... —Los ojos de Edward, pasaron de concentrarse en Julieta, a mirarlo con insatisfecha curiosidad. —Y también muy extraño. No sé cómo explicarlo. Ambos estábamos destruidos... Tú sabes.... —Edward asintió, mientras William, sacudía la cuchara dentro del vaso con excesiva energía. —Pero... la Julieta... seguía igual. O sea, no. Se notaba que estaba triste, pero, en lugar de exteriorizarlo... se esforzaba porque todo siguiera igual... —William dio un suspiro. —Y luego estaban sus cambios de humor... —Un golpe seco, lo sobresaltó, interrumpiendo su relato.

Con premura, ambos se dirigieron a la sala de estar.

—¡Maldito pedazo de chatarra! —Se quejaba Julieta, aporreando el teclado del computador.

—¡Qué pasa!

—Se pegó. —Contestó con inusitada calma. Luego de incorporarse, abrió la mano izquierda, cerrada en un puño y le entregó un par de pequeñas piezas de plástico. —Toma. —William, frunció el ceño con extrañeza. —Se salieron la A y la N.

William volvió a mirar las pequeñas piezas plásticas en su mano, reconociendo ambas letras, incluida la W.

—¿Acabas de romper mi laptop?

—La W, no la ocupas nunca, no exageres. —Respondió la muchacha con un gesto despreocupado.

Mientras los hermanos González, discutían acerca de la magnitud del daño ocasionado por Julieta, quien se defendía, asegurando que cinco letras no hacen un computador roto, William pedía una justa compensación por los daños, negándose a aceptar la oferta de su hermana.

—Lo que la gotita, pega, nada nada, lo despega... —Ofrecía ella, acompañando la propuesta con una extraña melodía.

El celular de Edward, vibró en el bolsillo de su chaqueta, acusando una llamada entrante. Desvió la vista, frunciendo el ceño, al percatarse del remitente de la llamada.

—Rosalie... —Entrecerró los ojos y se llevó los dedos pulgar e índice, hasta el puente de su nariz. A pesar, de la distancia, podía escuchar el reproche mental de su hermana adoptiva. —Ahora mismo, no puedo ir al entrenamiento, pero, en un par de horas quizás...

Dio media vuelta, encontrándose con William, quién notablemente confundido, no dejaba de vociferar, reclamándole a Julieta la irrupción a su habitación —y el rebuscar entre sus pertenencias— sin permiso.

El breve cruce de miradas con el vampiro, hizo que William se silenciara de manera abrupta.

—No te llamo por eso tonto. —Espetó Rosalie, al otro lado de la línea con tono seco. —Estoy en casa de Isabella Swan.

—¿Qué haces allí?

—¡Aquí está!

Julieta alzó el brazo que sostenía el rifle, con expresión triunfante.

Edward, la observó en silencio, desconcertado por su repentino cambio de humor.

Al otro lado de la línea, Rosalie explicó escuetamente el porqué de su inesperada visita a la chica Swan y concluyó la llamada.

—¡Julieta! —Edward caminó hasta la puerta, cuyo pomo la aludida sostenía, preparada para salir a la caza del desconocido vampiro, secuestrador de mininos. Acomodó el rifle sobre su hombro y alzó la vista. Su mirada decidida, conservaba el rastro de su reciente tristeza. Edward observó fascinado como coexistía con la fiereza de su determinación, en su rostro pueril. —Tengo buenas noticias. —Julieta tiró del pomo de la puerta, dispuesta a ignorar, las novedades que el vampiro pudiese ofrecerle. Buenas noticias, serían la cabeza del roba mininos a sus pies y a su gata entre sus brazos. —La encontraron. —Los dedos gélidos del vampiro, se posaron sobre el dorso de su mano, deteniendo sus movimientos e incluso su respiración. Edward esbozó una sonrisa, satisfecho. —Rosalie, encontró a tu gata.


Apenas la vio, se lanzó a abrazarla.

Su salvadora, la responsable de acabar su sufrimiento y dar con el paradero de su pequeña Sunny, pasmada ante su reacción, miró a su hermano, sin saber, qué hacer ante aquella situación tan absurda.

Edward, se encogió de hombros, ocultando, el deje de envidia, que le provocaba Rosalie en ese momento. Julieta había bajado del auto, corriendo a su encuentro, rodeándola en un abrazo para agradecerle el haber encontrado a su gata. Mientras que, con él, seguía manteniendo las distancias, a pesar de sus esfuerzos, los que habían resultado inútiles, sobre todo al compararlos con el hallazgo de Rosalie.

—¡Gracias, gracias, gracias! —La vampira seguía con los dientes apretados, incómoda por la cercanía de la humana. Sus ojos se habían oscurecido con peligrosidad, a lo largo de los días. —¿Dónde está? —Finalmente, Julieta interpuso una sana distancia, dándole espacio, para volver a respirar.

—Es una criatura bastante graciosa. —Resonó una voz conocida a sus espaldas. —Me recordó un poco a ti... —Continuó el jefe de policía Swan.

Julieta volteó para ver al padre de Bella, sosteniendo a la pequeña criatura de pelaje negro y grandes ojos amarillos, que apenas la vio, soltó un maullido.

—¡Mi bebé!

Mientras deshacía el abrazo de la criatura, —que se aferraba a su ropa, tirando de la tela y deshilachándola con sus garritas— Charlie explicó, que, por alguna extraña razón, la gata había ido a parar a su casa. Sus pisadas en el techo le habían advertido de su presencia, sin embargo, no le había dado mayor importancia, hasta que Rosalie, apareció casualmente allí, encontrando a la escurridiza criatura, en la rama más alta del árbol que rodeaba su casa.

—Creí que tendríamos que llamar a los bomberos... —Concluyó Charlie, mirando a Rosalie, con un ápice de suspicacia, al recordar que, a semejante altura, les era imposible, rescatar al minino, sin la ayuda de una escalera de bomberos. Por ello, con prisa, fue hasta la cocina, para realizar la correspondiente llamada, desde el teléfono fijo, sin embargo, apenas y había levantado el auricular, cuando la rubia hija del doctor Cullen, había penetrado en su casa, con la pequeña gata de pelaje oscuro, entre sus manos de palidez nívea.

La rubia, se limitó a dedicarle una encantadora sonrisa, que eliminó, cualquier amago de sospecha, en el jefe de policía, haciéndole olvidar qué estaba pensando en primer lugar.

Incómodo, titubeó un par de frases, revelando con sus ademanes lo nervioso, que lo ponía la presencia de los Cullen.

Rosalie, volvió a deslumbrarlo con una sonrisa, y Edward le dedicó unas palabras de agradecimiento a nombre de Julieta, quién no dejaba de prometerle montañas de churo a su gata.

Charlie, respondió a las palabras de los intachables jóvenes Cullen con una sonrisa honesta y volvió la vista hasta su hija.

El encanto de los Cullen, no surtió efecto en Bella, quién observaba en silencio, tras su padre.

Su voz física, al igual que su voz mental, estaba apagada, lo cual la hacía pasar casi desapercibida para los presentes. Edward, no la calificaba como un peligro, para el secreto que ocultaba junto a su familia, puesto que, ninguno estaba enterado de las sospechas que tenía la muchacha, cuya insaciable curiosidad, exigía una explicación.





En vista de que -lamentablemente- no terminé el fanfic en 2023, vamos a comenzar este nuevo año con un capítulo, o dos quién sabe, -guiño, guiño-

Especial para pasar la resaca post transición de año.

Si es que sigue por acá.
Sino, seremos mi soledad y yo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro