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Cuenta regresiva

No iba a admitir que las palabras de Katherine removieron algo dentro de mí, porque eso sería darle el beneficio de la duda al colorado, o ¡peor! Otorgarle la oportunidad de redimirse. Que lo perdone dios, que yo no lo voy a hacer.

No en estas condiciones por lo menos. Tenía dos tragos en el cuerpo y había perdido un zapato, en el pogo que había improvisado en el jardín de la mansión, posterior, a la charla con Katherine.

Aturdida con tanta información e inquieta por su sugerencia de que pensara en sus palabras, había ido al jardín trasero a despejar mis ideas, y respirar aire puro. Encontrándome en su lugar con humo de porros y tabaco.

¿Era justificado el egoísmo de Edward Cullen? ¿Sus intenciones eran buenas, pero, sus métodos nefastos?

Ciertamente Katherine, era una muy buena abogada del diablo. Muy convincente y elocuente.

Quitándome el zapato que había sobrevivido al mosh, al ritmo de We won't obey, volví al interior de la mansión, para seguir bailando.

Con parsimonia, me acerqué a la mesa, de los cócteles, para servirme un vaso de coquita. Para mi sorpresa, quedaba bastante, en comparación a la botella de pisco, que rodaba semivacía, en el piso, a un costado de la mesa.

Chaaa... salieron garganta de lata, los gringos. —Comenté a nadie en particular.

A unos pasos de distancia, descubrí al responsable de que ya no se pudieran preparar más piscolas. El colado, que nos habíamos encontrado a medio camino haciendo autostop, estaba con un vaso lleno del líquido ambarino, reclinado sobre la pared.

—¡Oye Darío! —Le grité, caminando en su dirección. —No es nah agua la cuestión oye.

A su lado, la figura menuda de Bella se encogía con evidente incomodidad.

—Damián. —Corrigió con voz rasposa el joven, dándome un breve vistazo, para volver su atención a Bella.

—Yo... creo que iré a tomar aire...

—¿Ya te vas? ¿Asustada, Swan? —Desafió el tipo vestido de negro, con una sonrisa perversa.

A ver, y qué pasa, a ver. —Dije alzando los brazos. —Cuidado, que la cabra, no anda nah, sola.

—No entiendo, ni una palabra, de lo que dices.

No vengai nah, a picarte a choro, mira que así mismo como te traje, te echo cagando.

El tipo siguió mirando desconcertado, mientras yo le arrimaba un brazo, sobre los hombros a Bella.

—¿Quiere coquita mi reina? —Ofrecí, tendiéndole mi vaso.

Bella, sacudió la cabeza negando.

—¡Te estoy vigilando Danilo! —Advertí, con un ademán.

—¡DAMIÁN! —Corrigió nuevamente, como si me fuese a tomar la molestia de memorizar su nombre.

Seguí caminando hasta volver a la improvisada pista a sacar los prohibidos.

—¿Cómo lo haces? —Preguntó Bella, mordiéndose el labio.

Incliné la cabeza confundida por su pregunta.

—Pues... no sé. Simplemente, sigues el ritmo de la música y mueves las caderas...

—¡No! —Acomodó un mechón de cabello tras su oreja y se mordió el labio antes de continuar. — Cómo lo haces, para ir por el mundo enfrentándote a ese tipo de personas... Para...

—Ahhh... —Me encogí de hombros. —Debe ser porque... —Una conocida melodía sonó por los altoparlantes. —¡AY WEY MI CANCIÓN! —Puse una mano en el hombro de Bella y comencé a sacudirla, antes de encaminarme al centro de la pista.

¡Y AQUÍ ESTOY ULTRA SOLO, PENSANDO EN QUE ME CAMBIASTE POR OTRO! —Comencé a cantar, notando cómo a pesar de la barrera idiomática, los gringos captaban el mensaje, moviéndose al ritmo de la música.

Cuando llegó parte de la manada, encabezada por Jacob, a Seth, le fue imposible no fijarse en el show, que estaba ofreciendo Julieta, en la mansión de los Cullen.

ULTRA SOLA, ULTRA RIIICAAA, ¡PERDISTE SENDA GATITAAA! —Cantaba a todo pulmón, mirando a intervalos a Edward Cullen.

Descalza, con la correa de un zapato amarrada a su muñeca, se acercó con pasos ligeros, hasta donde estaban los jóvenes Quileute.

¡Wena cabros! —Saludó con una sonrisa, que se desvaneció al ver a Jacob. —¿Y tú qué haces acá? —Inquirió con repentina seriedad.

—Tú me invitaste, ¿no lo recuerdas?

—No. Así que raspa nomá. —Contestó la chica, chasqueando los dedos.

Seth, se dio por aludido y se encogió de hombros con un suspiro resignado, dispuesto a abandonar la estancia de los Cullen.

—¡Tú no! —Declaró Julieta, tomándolo de la mano y arrastrándolo con ella. —Venga conmigo, perrito choco.

—¿Qué?

Aún confundido Seth se dejó llevar, hasta el centro de la improvisada pista de baile, donde esperaban las amigas de Julieta. Las muchachas vestidas, con elegantes vestidos de galas y zapatos de tacón, miraron con curiosidad al joven Quileute.

—Acá viene, el único, el incomparable... —Anunció Julieta, utilizando su zapato como micrófono. El señor de la nooocheee, mitad hombre, mitad animaaal...

Ignorando la innecesaria presentación, Jessica le ofreció una sonrisa coqueta a modo de saludo a Seth, quién respondió irguiéndose en toda su altura, para cortejarla con una lenta danza.

Parado aún en el rellano de la escalera, Jacob, dio un suspiro y haciendo caso omiso a la orden de Julieta, se dispuso a mezclarse entre la multitud.

Por su parte, Paul, meditaba las palabras de la chica, a la que no le faltaban métodos, para medio revelar su secreto a los cuatro vientos.

Dio un vistazo rápido a su alrededor. El aroma dulzón de los vampiros dueños de casa, se mezclaba con el olor a sudor y alcohol de los adolescentes que bailaban animados, ritmos latinos.

Apoyado al barandal de las escaleras, encontró al chupasangre que estaba buscando.

La vampira de andares de bailarina y perpetuo buen humor dejó caer la fuente de vidrio que traía entre sus delicadas manos, estrellándose el cristal en el piso. El ruido fue amortiguado por la música estridente y los murmullos de los humanos reunidos en su casa, mas, no pasó desapercibido para las criaturas de naturaleza sobrenatural, que la miraban con preocupación, ni para William, que en ese preciso instante pasó junto a ella, cuando se dirigía a la cocina.

Alice había tenido una visión y a juzgar por su reacción, no presagiaba nada bueno.



—¡Julieta!

Una nota de pánico se filtró en la voz de William, mientras caminaba a toda prisa.

La aludida siguió bailando junto a Tyler, ajena a su entorno, concentrada en la música.

—¿Pero qué...? —No le dio tiempo, para formular la pregunta. Sin previo aviso, comenzó a arrastrarla lejos de aquel muchacho y de la música animada. —No me quiero ir... —Se quejó la chica removiéndose incómoda. —Es temprano aún...

—Con la noticia que te tengo, dudo que te queden ganas de seguir bailando. —Anunció William.

Julieta, puso los ojos en blanco, ante atmósfera de expectación que estaba creando su hermano.

Finalmente, se detuvieron frente a la puerta del despacho del doctor Cullen. William le dio un breve vistazo a su hermana, quién no parecía asimilar la seriedad del asunto todavía.

Reunidos allí, los esperaban la familia Cullen, Katherine, Jacob y Paul, dándole a Julieta un indicio del inusitado suceso, que los tenía peligrosamente cerca.

—Bueno... y.... —¿Quién se murió? Iba a agregar la humana, al percatarse de la atmósfera de tensión que se cernía sobre los presentes, mas, haciendo uso de todo el sentido común, que no había desaparecido durante el mosh y los cabeceos de metalero, se abstuvo.

Así que, si a partir de ahora, sus palabras y acciones, carecen de sentido, ya conoce el por qué.

El silencio se prolongó un poco más de lo necesario. Nadie quería ser portador de malas noticias, sin embargo, era algo a lo que Alice, ya estaba acostumbrada.

—Es Victoria. —Anunció la pequeña vampira.

—¿Se murió?

Jacob, disimuló una carcajada amarga, sacudiendo la cabeza.

—Estará aquí, en tres días.

Contrario a lo que habían pronosticado inicialmente, gracias a las revelaciones de Katherine y sus advertencias acerca de la batalla que se aproximaba, no actuaron con suficiente rapidez. Ya no podrían emboscar a Victoria en Seattle, como habían planeado. La batalla era inevitable y a la vampira, no le importaba, carecer del elemento sorpresa. Contaba con suficientes números para masacrar la ciudad y era lo que estaba dispuesta a hacer.

—¿Y...?

"Como si eso no fuese suficientemente malo..." Pensó William, haciendo eco de lo que pensaban varios de los presentes allí, y resistiendo las ganas de darse en la frente con la palma abierta. O contra la pared.

—No viene sola. La acompaña una horda de vampiros.

Los ojos de Julieta se abrieron de golpe.

—Vienen... a matarme. —No era una pregunta, era la confirmación de un hecho irrefutable.

—No tienes de qué preocuparte. —La tranquilizó Katherine con una encantadora sonrisa, que embelesó incluso a los licántropos. —Vampiros y licántropos se aliarán para protegerte.

Los hombres lobo presentes, asintieron enérgicos. Harían cualquier cosa que les dijera aquella belleza de ojos color miel y personalidad hechizante.

—Incluso yo participaré en la batalla. —Continuó la vampira, ganándose una mirada estupefacta de parte de William.

¿Por qué la recién llegada arriesgaría su vida por una desconocida? ¿De dónde conocía a los Cullen? ¿No era su aparición sospechosamente conveniente?

Además, de la extraña complicidad que compartía con Edward...

El aludido, se mantuvo impávido, mientras la mirada inquisidora de William lo aguijoneaba con sospecha.

William, era incómodamente perceptivo, concluyó Edward, disimulando su inquietud, con su fachada de indiferencia.

El torpe andar de unos zapatos de tacón, hizo que William desviara finalmente la mirada.

Su hermana retrocedía de espaldas hacia la puerta, con la mirada desenfocada y la boca ligeramente abierta.

—¿Juli?

Ante la mirada atenta de los reunidos en el despacho de Carlisle, la humana giró, poniendo una mano sobre el pomo de la puerta. En silencio, perdida en sus cavilaciones, salió de la habitación.

Haciendo uso de su habilidad, Jasper concentró toda la tranquilidad que le fue posible en la humana. Sin embargo, el brusco cambio en su actitud, lo aturdió, invadiéndole sus propias emociones con la fuerza de un fenómeno de la naturaleza.

—¡Hay que chupar, hay que chupar! —Gritó Julieta, desde el otro lado de la puerta, alzando los brazos y dirigiéndose a los jóvenes reunidos en la casa de los Cullen. ¡Que el mundo se va a acabar!
















Un capítulo por la amistad, dijo mi mapsi y como soy una embustera, que demora en actualizar (1 disculpa) serán dos capítulos por la amistad bb.

Em fim

Si me demoro, es porque estoy escogiendo gif. Que preciosos gifs.

PD. Yatusae.
Comente!... qué le pareció el último capítulo de snk.

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