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[ 02 ] damn, my head.

—Por favor dime que no perdiste otra cosa otra vez. — Me detuve en cuanto esas palabras salieron de la boca de mi hermana. Giré sobre mis pies para mirarla y dedicarle una sonrisa, aunque pareció más una mueca.

— ¿Qué? Pff no. — Mentí, aunque la mirada penetrante de Allison no ayudaba demasiado. — De acuerdo, no encuentro mi celular y lo necesito para ir al primer ensayo.

—En serio me cuesta creer a veces que somos hermanas.— Contestó al mismo tiempo que se levantaba de la silla de la cocina, se acercó al pequeño cesto de frutas y sacó mi celular de ahí.— Ni siquiera sé cómo llegó eso ahí pero aquí tienes.

—Eres mi salvadora. — Dije tomándola y la guardé dentro de mi bolsillo trasero.

— ¿Cómo te sientes? Vas a conocer a Christopher Wilde, no puedo creer que tú tengas esa suerte y yo no. — Mi hermana soltó un suspiro de enamorada mientras llevaba la manzana a su boca dándole un mordisco.

— ¿Para ser sincera? Nada, es como una persona más para mí porque lo es. — Le contesté a lo que Allison rodó los ojos y continuó su manzana mirándome como si quisiera asesinarme. — Debo ir a Los Angeles antes de que se haga más tarde.

— ¡Vas a asombrarlos!— Escuché que dijo a mis espaldas. Eso me causó una sonrisa.

Fui en busca de las llaves del auto y salí de la casa directo al auto. Tenía un viaje de al rededor quince minutos para ir por primera vez al ensayo de la película donde vería a todas esas personas por primera vez en mi vida, con las que iba a trabajar por los próximos meses y para ser sincera no me encontraba nada tranquila. Principalmente porque sentía que tal vez se terminen arrepintiendo de hacerme la protagonista de la película.

Durante el camino intenté recordar cada una de las líneas sin mirar el guion completo que me habían entregado esta vez, estuve practicando todo esto desde hace varias semanas, más bien desde que me confirmaron que sería la protagonista lo que sería unas tres semanas.

¿Estaba nerviosa? Por completo, principalmente porque no quería decepcionar a nadie y estoy acostumbrada a hacer que esas cosas pasasen en mi vida, aun así no dejaría que eso esta vez pasara, una de las razones porque después de practicar tanto he recibido lo que creí recibí desde un principio.

Estacioné justo por detrás del gran edificio de la productora, solté un suspiro antes de bajar para intentar relajar cada musculo de mi cuerpo. Llevé mi mano a mí estómago y comencé a dar pequeños masajes

Sentía que estaba a nada de vomitar por los nervios y ansiedad en cada parte de mi cuerpo. No iba a permitirme eso el día de hoy, que vergüenza para mí. Debía mostrar profesionalidad más que nada, o si no iba a estar acabada.

Tomé mi bolso con mis cosas dentro y salí del auto, apreté el botón de la llave para que todo cerrara automáticamente. Saqué el guion de mi cuaderno mirando para abajo mientras caminaba, tratando de no tropezar con nada durante el camino, en eso subo los dos primeros escalones que daban a la puerta, al sacar mi libreto estiré mi mano en dirección a la manija, pero alguien del otro lado la abrió primero haciendo que esta golpeara mi cabeza de golpe y causara que cayera para atrás.

Odiaba las puertas que se abrían para afuera.

Mi trasero había dado con toda la fuerza posible contra el suelo, no tenía idea de que cosa me dolía más, mi cabeza, el trasero o mi forma de ser tan despistadas a veces.

—Oh por dios, ¿Yo te lastime?— Levanté mi mirada que se había puesta borrosa por el golpe, unos grandes ojos azules me estaban mirando con preocupación siendo alumbrados por la luz trasera del edificio.

—Eso parece, ¿No crees? Oh por dios, va a dejar una gran marca. — Llevé mi mano a la zona del golpe y solté un pequeño gemido de dolor, al menos no estaba sangrando, o eso parecía.

—Esto no es bueno, no es nada bueno.

—Ni que lo creas, primer día de trabajo y ya me golpea un idiota, por dios. — En cuanto logré enfocar la mirada un poco más levanté ambas cejas. — Espera, ¿Tú no eres...?— En cuanto estuve a punto de terminar la pregunta Christopher llevó su mano a mi boca rápidamente para que no dijera su nombre.

— ¡Si no gritas mi nombre, en el próximo concierto te doy lugares en primera fila!

— ¡Quítate! No soy una fan, dios. — Quité su mano en segundos de mi boca, quien sabe que cosas estaba tocando con eso. — Creo que estoy diciendo mucho "Dios", ¿Es eso normal? Dios. — Nuevamente llevé mi mano a mi cabeza quejándome del dolor.

Del trasero también.

—Si, al parecer el golpe te afectó un poco, necesitas un doctor, levántate. — Christopher me tomó con cuidado de los brazos para ayudarme a levantar, eso hice tratando de que el golpe no me mareara más de lo que ya estaba.

En ese momento en el callejón que estaba allí, apareció un hermoso auto rojo brillante en nuestra dirección. La persona que se bajaba de este era, que si mal no recordaba, Stuby, el mejor amigo de Christopher.

Si, sé cosas.

—Espera, necesito entrar, van a preguntarme que me pasó. — Dije en cuanto comenzamos a caminar al auto rojo

—Yo les avisaré, no te preocupes, ¿De acuerdo? Sólo debo llevarte a un doctor antes de que ese golpe crezca más. — Me detuve de golpe al escuchar eso, Christopher se giró en mi dirección mirándome confundido. — ¿Qué?

— ¿De verdad está tan grande?— Me quejé, aunque me contuve mucho para que no saliera como un grito.

Tal vez fui un poco dramática pero sin drama la vida sería muy aburrida.

—Vamos, vamos, te llevaré al doctor y desaparecerá, de verás. — El rubio volvió sus pasos otra vez a donde me encontraba y me ayudó a subir al auto.

—Espera, ¿Qué está pasando? ¿Quién es ella?— Preguntó Stuby mientras Christopher se subía en el conductor y yo me colocaba el cinturón.

— ¿Cómo te llamas?— Se giró a preguntarme, rodé los ojos con frustración porque no podía creer que esto me estuviera pasando.

—Megan. — Contesté de mala gana llevando mi mano a mi cabeza.

—Bueno, es un placer Megan.

—Lo sé, para ti digo, no para mí, ahora vamos al doctor, no quiero una marca en mi primer día.

—Sí que es mandona. — Escuché decir a Stuby a mi lado, al cual fulminé con la mirada.

—Sí, cierra la puerta, debemos irnos ahora.

Stuby cerró la puerta y Christopher encendió el auto.

Vaya, que primer día. Allison y Emma no van a creerme que esto pasó, se van a volver locas.

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La luz de aquella pequeña linterna pasaba al frente de mis ojos mientras yo lo seguía con la mirada, en cuanto el doctor lo apagó solté un suspiro para poder verlo.

—Hice un examen completo y la tomografía salió bien, todo se ve perfecto. — Una sonrisa apareció en mis labios en cuanto escuché eso.

Principalmente porque no tenía idea de cuantas horas había pasado aquí esperando a que aquellos estudios estuvieran listos, al menos valió la pena porque el idiota no había dejado ninguna marca además del dolor en mi cabeza que supongo pasaría pronto. Tendría que explicarle a mi hermana y mejor amiga cual fue el causante de ese golpe.

— ¿No tiene nada?— Christopher corrió las cortinas que nos separaba de la sala de espera preguntando con ansiedad.

— ¡Fuera!— Le gritó el doctor y el rubio volvió a cerrarlas para irse del otro lado. — No hay señal de traumatismo y estoy seguro de que no tienes una contusión.

—Supongo que eso es bueno, ¿Verdad? No puedo creer que ni siquiera pude llegar a mi primer día de trabajo. — Me quejé mientras me levantaba de la camilla de un salto.

—Eso si es mala suerte, además de que te chocaste con ese idiota. — Las palabras del doctor me hicieron contener una risa, Christopher no tardó en abrir las cortinas para verlo indignado.

—Es una cortina Sangai, te escucho.

— ¡No! No es cierto.

— ¿Ustedes dos se conocen?—Si, tenía que preguntar.

—Sí, es esposo de mi hermana. — Contestó Christopher y todo allí comenzó a cerrarme un poco más.

—Sí, y quiero que te pongas hielo en el golpe antes de ir a dormir, ¿De acuerdo?

—Como usted diga.

—Ahora vuelvo.

El doctor se fue de la pequeña "sala" aunque ni así debería de llamarse porque sólo eran cortinas separando camillas, y nos dejó a mí y a Christopher solos. En ese momento el celular de él empezó a sonar, lo que me resultaba curioso es que él hacía lo posible por ignorarlo mirando para otro lado.

Elevé una de mis cejas mirándolo.

— ¿No vas a atender?— El rubio me miró como si no tuviera idea de lo que estaba hablando. — El teléfono, tal vez sea importante, tal vez es tu novia. — Aquello último salió más como en forma de burla.

—Oh claro, un segundo. — Dijo para después cerrar la cortina.

Solté un suspiro y esperé a que la llamada del otro lado contestara. Acomodé la chaqueta que Christopher me había prestado, olía demasiado a él y eso incluso que recién lo acababa de conocer, por cierto y que manera más inusual de hacerlo. En las futuras entrevistas voy a decir que lo conocí porque él me golpeó la cabeza con una puerta, si eso va a sonar interesante para todos.

Agarré la pequeña bolsa fría que estaba allí esperando por mí y lo coloqué en la zona del golpe. Unas voces del otro lado me tomaron por sorpresa, principalmente por las palabras de Christopher, "¿Los paparazzis me encontraron?" y que todos se encontraban en la sala de espera a que él bajara. Eso definitivamente no era buena señal, ni siquiera para mí. No quería volverme famosa por un escándalo con el príncipe de Hollywood, menos sabiendo que podría tratarse de un escándalo por infidelidad porque sabía que él tenía novia, Jessica Olson.

Si, a veces tener una hermana obsesionada con ciertos famosos servía de algo.

El rubio me tomó de la mano y los dos salimos por la puerta trasera del hospital para que nadie nos viera, esa fue una buena idea. Allí nos esperaba un auto tan viejo y con el caño de escape tocando el suelo, era más viejo que yo incluso.

—No creo que eso sea seguro. — Dije abriendo la puerta del copiloto y miré a Christopher del otro lado.

— ¿Quieres que los paparazzis nos descubran o no?

—Buen punto.

Los dos nos terminamos subiendo a lo que podría ser mi muerte y él empezó a conducir por las calles de Los Angeles. Lo que se podría llamar auto, no dejaba de dar saltos y golpes, no podía evitar maldecir dentro de mi cabeza porque no ayudaban nada al golpe y a los mareos que este había causado.

—Entonces, Megan...— La voz de Christopher me trajo a la realidad, me gire a mirarlo. — Lamento haber arruinado tu primer día de trabajo.

—No te preocupes, probablemente me lo perdonen al saber que el causante de que no llegara fuiste tú.

— ¿Qué significa eso?

—Nada, no importa. — Negué con la cabeza y quité la bolsita que antes era fría de mi cabeza. — Por cierto, gracias por haberme llevado al doctor, no creí que todos los famosos en esta ciudad fueran tan considerados.

—Bueno, ya sabes lo que dicen, no hay que juzgar a un famoso por su portada. — Le dediqué una pequeña sonrisa ante aquello, una que él respondió sin dudar.

Yo seguía con mi misma postura, no le creía la fachada de chico bueno, era de esperar su punto de quiebre en algún momento, pero tampoco se lo iba a decir, iba a trabajar por meses con él en una película en la que probablemente nos tengamos que besar, no era una opción hacer que me odiara todo ese tiempo.

— ¿Y cuál es tu trabajo en la productora?

—Oh ya sabes, cosas de producción, luces, cámara, guiones, esas cosas.— Era muy obvio que no iba a decirle quien era y que iba a hacer, prefería el impacto sorpresa.— Pero eso no es importante, ya no veo la hora de ir a mi casa y dormir.

—Sí, eso creo que es una genial idea. — Luego de esas palabras, Christopher murmuró algo por lo bajo que no pude distinguir, aun así fruncí levemente el ceño y el auto volvió a ponerse silencioso.

Estos famosos son raros.

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