El día de su matrimonio había sido algo tranquilo.

Ambos invitaron a algunos amigos y a familiares más cercanos.

Fue en un precioso bosque de cerezos, adornado con un suelo de pequeños tulipanes. 

El pequeño de cuatro meses, Chin-hwa estaba en brazos de los padres de Jimin.

Jimin llevaba un precioso traje blanco que encajaba con su precioso cuerpo. Por otro lado, Jungkook estaba usando un traje negro.

Ambos no dejaban de sonreír y aunque no lo demostraban, estaban ansiosos a más no poder.

Al estar frente a frente, Jungkook le susurró a Jimin al oído. —Estás precioso, bebé. 

El sacerdote logra escuchar aquello y carraspea. 

Cuando el sacerdote suelta "Puede besar al Omega." Ambos unen sus labios en un tierno beso. 

Sabían que luego, no sería uno tan tierno.

Salieron del bosque mientras un auto negro les esperaba para llevarlos al aeropuerto y llegar a Japón.

En el transcurso del pequeño viaje en auto, Jungkook y Jimin no dejaban de besarse con pasión, las manos de ambos acariciaban con curiosidad el cuerpo del otro y no dejaban de susurrar cuánto se amaban. 

Hubo un momento en el que Jimin se sentó sobre las piernas de Jungkook y este acariciaba su cintura con posesividad.

Ignorando el mundo exterior, ambos soltaron unos cuantos gemidos, junto con la unión de sus feromonas. El conductor carraspeó y ellos se detuvieron apenados.

Habían llegado al aeropuerto y sus maletas estaban en el aeropuerto, esperandolos. Ambos salieron del auto disculpándose con el conductor y se subieron al avión que les llevaba a Japón.

Durante el avión no dijeron alguna palabra y se limitaron a jugar con los anillos de sus dedos.

Al llegar a la habitación del lujoso hotel, se recostaron en la cama y a pesar del cansancio, se unieron en cuerpo y alma.

Estoy enojada porque no salió como quería):