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como adoraba él los campos de margaritas, más cuando el blanco de sus pétalos se iluminaban como diamantes cuando la luna abraza la tierra y se volvió uno con el sonido de la silenciosa noche.
Esto era lo que él ocupaba...su Kitty y todo esto.
Esa noche que se encontraba encaprichado de la felina, el lobo se tumbó junto a ella y la abrazo por detrás, acunando entre la esponjosa y cálida cueva que era su pecho. Habían pasado ya ocho lunas desde que se enteró que iba a tener una familia junto a su esposa y mañana su amor le iba a decir a todos sus amigos de la noticia.
—¿crees que me tenga miedo?.-preguntó él a lo bajo, con mucha duda en su voz.
—cariño...-le regaño Kitty con una sonrisa.
—solo digo yo. Ya sabes que La Muerte es la mayor pesadilla de cualquier niño.-afirmó el shinigami.
—pues...de seguro nuestro hijo será el primer mortal en amar a la Muerte.-Kitty aseguró con un tono maternal.
Ahora una de sus manos acariciaba la espalda y cabeza de la gata bicolor, quien restregaba sus patitas contra su pelaje mientras ronroneaba, su cola felizmente se movía de lado a lado por los cariños de su amor. Al sentir su mano cerca de su rostro, ella entonces besó con delicadeza su palma.
—¿A quién crees que se parecerá más? .-preguntó la Muerte a lo bajo.-¿crees que tendrá ojitos azules como los tuyos?.
—no lo sé...puede que los tenga. Aunque quizás por azares del destino, acabé teniendo los ojos de su padre.-Kitty respondió divertida,levantando su cabeza entre todos esos mimos-oh tal vez tenga el mismo colorcito blanco y gris que tienes tú. Será un pequeño tuyo.
Al escuchar eso último, al tan solo generarse una linda imagen de un recuerdo irreal, la mirada de aquel shinigami quedó en blanco, puesto que en sus pensamientos perdió la vista de los letreros.
—...un...¿un pequeño yo?...-volvió a preguntar él.
De pronto, solo unas pequeñas garras rasgando la madera de los muertos árboles, un inocente y pequeño reunir, un pequeño desecho peludo oculto bajo una túnica negra...unas pequeñas y curiosas patas felinas sobre su enorme hoz...eso era todo en lo que ahora había en su mente...y le causaba una infinita afinidad.
—aja...y que crecerá para ser el gatito mas valiente y fuerte de todos, luchador y lleno de orgullo como su padre.-Kitty aseguró alegremente.
—oh tal vez sea un pequeño tu, con sus patitas suaves y con un lindo pelaje negro como la noche y blanco como la pazy con ojos azules donde se encuentras las estrellas...inteligente y leal como su madre.-expreso el lobo con una suave voz, atrayendo a la gata de ojos zafiros mas a él y descansando su menton sobre su cabeza.-Ow, cuatro patas corriendo con curiosidad por toda la casa, llenando las paredes con sus pequeños maullidos y dando sus primeros pasos sobre sus dos patitas...¿crees que sus primeras palabras sean "papá"...o tal vez sean "mamá"? Sea como sea, quiero estar ahí para cuando pase.
—¿Muerte?.-pregunto ella confundida.
—y por las tardes, cuando regrese de mi cacería, el sol de la tarde se asomara por nuestra ventana y junto a mi ese pequeño jugara, jalara de mis pelos y rasgara mis prendas...me enojare tal vez, porque esto es lo único que tengo...-soltó una suave sonrisa.-quiero que tenga su propio ratoncito de juguete...
—aww, yo también tuve uno cuando era una gatita...-Kitty respondió con nostalgia.
—cuando tenga miedo, lo auxiliare, cuando llegue empapado por la lluvia lo cubriré y cuando alguien lo lastime, lo protegeré...me asegurare de que su vida sea la más bella...le enseñaré todo lo que se...lo veré caminar, lo vere traer sus primeros pajaritos...porque se que sera un bello gatito...mi pequeño Gatito...
—¿Estás bien, grandulón?.-Kitty cuestiono, conmovida pero a subes, confundida por esas amorosas ideas que planteaba su marido mientras la mantenía abrazada.
Pronto ella notó que su cola se movía.
—si...todo está perfecto, princesa mia...
por primera vez...la Muerte creía en el futuro.
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