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28

Dabriah, Luna y Eris, aquellos tres pequeños gatitos, hijos legítimos de la misma muerte sin máscara y de una gata mortal llamada Kitty Patitas Suaves. Algunos eran bebés felinos, ahora son tres pequeños de seis años. Listos para dominar el mundo, el enorme mundo que todavía les quedaba conocer y explorar.

el shinigami y la gata bicolor amana a sus tres hijitos, no podían pedir ninguna otra vida que no fuera esa. Cada día que pasaban, más estaban unidos a esos pequeños, eran como la raíz de una flor que crecía para siempre en sus corazones.

Los tres pequeños amaban a su mami y a su papá lobo, sus aventuras eran cuentos de hadas para sus horas de sueño y sus pelajes eran como almohadas cuando las noches les daban miedo.

Luna crecía cada vez con gracia e inteligencia. Era la cabeza del trío, siempre con la mente fría al peligro,astuta e inteligente, precaución en frente en cada aventura, a sus cortos seis años ella aprendió la importancia de valorar las vidas suyas y de sus hermanos, gracias a su papá lobo. Dabriah era como su padre, un lobo en piel de cordero y como su mamá, una ladrona sutil e inatrapable a ojos ajenos, de un momento a otro tu comida y pertenencias eran de ella. Eris sin embargo, resultó ser un pequeño gentil y tímido, algo frágil y delicado al mundo anterior, de sentimientos sensibles y dulces, era un pacificador, negando al peligro y evitando los estragos entre sus dos hermanas.

Era tarde, los tres hermanos permanecían en la sala en uno de sus muchas luchas de juego, esta vez, por ver quien se ganaba al señor espinas un reciente erizo de peluche que había llegado a crear cierta discordia en la manada. Luna había tratado de robarse al pequeño de las manos de su hermano menor mientras este tomaba un poco de leche, pero Dabriah, quien también iba a robar al pequeño, la descubrió y entonces saltó contra ella, empezando un juego nuevo al cual Eris tambien se unio, corriendo y saltando por toda la sala mientras se tiraban contra el otro como si de pelotas se tratasen, con arañazos, mordiscos y patadas traseras, dando vueltas sobre el suelo.

—¡Auh,auh, auh! ¡Ya basta! .-El pequeño Eris se quejó,apartándose de su hermana Dabria, quien había mordido su oreja izquierda y de Luna, quien rasguñaba sus costados.-¡d-duele, d-duele, ya basta!.

—agh, ya vas a empezar otra vez de lloron.-Luna rodó sus ojos irritada.

—otra vez de aguafiestas, "ay ay, me lastiman, le voy a decir a mami " .-Dabriah se quejó, imitando una voz infantil e irritable.-todo el tiempo es lo mismo, por eso nunca nos gusta jugar contigo.

—es que si me dolio mucho.-Eris se sobo su orejita, mostrandose adolorido y asustado.-a veces ustedes son muy groseras.

—pues de eso se tratan las peleas, cabeza hueca.-Luna le respondió de mala manera, cruzándose de brazos.-Pero siempre andas siendo un bebé llorón.

—h-hey, eso no es cierto.-Eris trato de defenderse.-y-yo si p-puedo pelear, y-ya les d-dije que e-es que ustedes a veces son muy r-rudas y eso n-no me gusta.

—"mi mi mi mi mi".-se burlo Dabriah.-eres un cobarde lloron y tonto Eris, siempre andas de delicadito cuando jugamos a las peleas,no aguantas nada. Siempre andas asustado de todo, por eso papá lobo no te lleva con él a sus aventuras.

el pequeño gatito bicolor parpadeo, bajando sus orejitas completamente perplejo.

—¿p-pero porque me dices eso?.-Eris respondió.-p-papá lobo tampoco las lleva a ustedes a sus viajes.

—pero pronto dijo que lo haría y dijo que somos dos gatitas muy valientes como mami pero tu eres un bebé llorón que le teme a todo, papá lobo jamás te llevaría a sus aventuras por eso, porque nadie quiere a los bebés llorones.-Luna expresó con brusquedad, mientras que su hermana le saco su lengua.

—no me digan así.-Eris bajo su mirada al igual que sus orejitas, sus ojitos carmesí pronto se tornaron de cristal.

—miralo, ya se puso a llorar el bebé lloron.-Dabriah respondió groseramente.-por eso nunca seras como papá Lobo, él sí tiene valor y nunca llora durante una pelea. Él sí es fuerte.

—d-dejenme en paz.-Eris sollozo entonces corriendo lejos de sus dos hermanas.

—si,si ¡andate a llorar como siempre, eso es todo lo que sabes hacer Eris! ¡eres un gatito tonto y cobarde!.-Luna replico mientras lo veia partir.

el gatito bicolor entonces se fue tan lejos como pudo de sus dos hermanas, encerrándose en el cuarto de sus padres. Se escabulló por un espacio que se hallaba entre el suelo y un ancho cajón y una vez ahí, se hizo una bolita, tapándose su rostro para comenzar a llorar, transformándose pronto en un pequeño llanto de infante.

Eris se sentía tan triste y avergonzado...sentía que sus hermanas tenían razón, él no era fuerte ni mucho menos valiente, siempre había sido sensible y pasivo. Hasta sus padres eran suave con él por eso mismo. Pero esa misma forma de ser suya lo hacía fácil carnada a las burlas de sus dos hermanas. A veces odiaba ser él, a veces creía todas esas palabras.

Siguió llorando, temblando en el proceso.

él era tan pequeño y su padre la Muerte era tan grande y fuerte. Deseaba algún día ser tan real como él. Pero, eran tan diferentes, el lobo encapuchado era tan temible mientras que él era tan asustadizo. Papá Lobo debía de estar tan decepcionado de él, tan avergonzado de tener a un gatito tan débil como hijo.

De pronto escuchó a su mami, Kitty parecía estar soltando regaños serios a alguien ...a dos pequeñas que habían actuado de mala manera probablemente.

Hasta que después de una media hora, escucho ese silbar que tanto caracterizaba a su padre y la luz del cuarto reflejo su sombra junto al cajón, no hubieron palabras, así que Eris no se movió de su lugar y se pegó contra la pared...de seguro sus hermanas le habían contado de su pelea y estaba muy decepcionado de él. Tal vez le diría que jamás lo llevaría a sus aventuras y que ya no lo quería más.

segundos después, la Muerte hablo:

—Sal de ahí Gatito, por favor...quiero hablar contigo de algo...-el shinigami replicó, con una extraña y seria calma en su voz.

El gatito bicolor de ojos carmesí entonces asomó su cabeza hacia afuera, viendo que frente a él, estaba hincado su padre, mirándole con serenidad, no parecía estar enojado pero eso no le evitaba sentirse ansioso al pequeño. Con sus orejitas caídas, salió de su escondite y se quedó frente a su padre, jugando torpemente con sus patitas.

—h-hola papá Lobo...

—Perdóname por interrumpir tu privacidad, pequeño...es que...me han avisado tus hermanas que otra vez ustedes han tenido diferencias ¿es eso verdad?.-La Muerte con suavidad en su voz replicó, no se notaba gota de enojo o decepción. En su lugar entonces, solo había amor y algo de angustia.

Eris asintió apenado, soltando un sollozo.

—-comprendo...-La Muerte respondió con ese mismo tono tranquilo y después de pensarlo, tomó entre su enorme pulgar y dedo índice la patita de su hijo y lo acercó a él para enseguida tomarlo y dejarlo sujetándose de su espalda.-agarrate fuerte ¿de acuerdo?.

—¿adonde iremos?.-pregunto Eris con temor.

—quiero llevarte a un lugar, para que así hablemos ¿si?.-le dijo el shinigami en piel de lobo.

—¿Qué lugar?.

—es especial, solo yo lo conozco, sería como nuestro secreto ¿está bien?.

(...)

El camino fue silencioso, ni padre ni hijo dijeron nada. La Muerte se asomaba por encima de su hombro para asegurar que su pequeño seguía ahí con él, más notaba que este aun cargaba una mirada triste y cabizbaja, esto le hizo sentir pena. Sabía lo que pensaba y cómo se sentía y quería demostrarle que estaba equivocado...eso solo era el miedo jugando con su cabecita.

Sin embargo, fue un paso al frente que dio el lobo blanco y una vuelta detrás de un viejo árbol de abedul y cambió totalmente el panorama, el gatito noto enseguida que no conocía esa parte del bosque, era tan mágico...como un lugar sacado de los cuentos de hadas.

Flores coloridas saltaban de las bugambilias las criaturas hermosas se asomaban en las gruesas ramas de los árboles para admirar a él y a su padre.

—a veces vengo aquí cuando termino mis trabajos, es muy tranquilo...perfecto para calmar esa oscuridad cuando se libera por el miedo de los demás en mi...

Sobre una enorme roca plana, La Muerte fue con su hijo y se sentó, dejando que este pudiera hacer lo mismo. Desde ese pequeño rincón, la luz del sol se encontraba bajando, listo para darle bienvenida a la noche. Mas ahora, junto a su padre, Eris recordó las feas palabras que le habían dicho sus hermanas más aún estaba en su corazón ese sentimiento de rechazo y decepción por parte de su amado padre, así que bajó otra vez su cabeza y siguió llorando.

—Eris...mi cachorro,ya no llores.-le dijo La Muerte a su primogénito, con delicadeza le limpio sus lagrimas con sus garras para luego acercarlo a él para abrazarlo, pues sabía que lo necesitaba.-Todo está bien, no ha pasado nada. Solo estás asustado.

—P-papi,p-perdoname~...-loriqueo Eris, aferrándose a su papá en ese abrazo.

—No has hecho nada malo.

—p-pero m-mis hermanas t-tienen ra-razón...soy solo un m-miedoso~...y-y t-tu e-eres tan valiente,no le temes a nada y puedes pelear sin miedo...s-s-solo quiero ser como tu,tener valor.

—Hijo,tus hermanas se equivocan mucho...No es inteligente y ni valiente pelear contra esos que son más fuertes que nosotros...-La Muerte afirmó, consolando a Eris.-El verdadero valor en nosotros consiste en reconocer nuestros límites y rendirnos cuando la situación nos lo diga. Y eso era algo que tu haces, lo admiro mucho y tus hermanas algun dia lo harán también.

—Pero tú no le temes a nadie ni a nada.-Eris señaló.

—Pues...sí tengo miedo a veces.-La Muerte admitió a su hijo, ahora con un tono más amigable y amoroso.

—¿a si? ¿a qué temes?.

—Temo que algun dia tu mamá, tu y tus hermanas me abandonen y yo me quedé totalmente solo, sin su cariño ni amor...-le dijo con una voz tan baja, que casi parecía un susurro.

—ay, no seas tontito papá Lobo. Nosotros nunca nos iremos de tu lado, seremos una familia feliz por siempre.-Eris respondió, entonces aferrándose a su padre con cariño, dejando ir un suave e inocente ronroneo.

Esas palabras, no obstante, sólo provocaron que La Muerte suspiró con melancolía y no tardará en corresponder al amor de su hijo menor.

Le dolía saberlo, algún día ellos se irían...y a él les tocaría llevarlos.

(...)

Pasaron una linda tarde ahí, solo ellos...padre e hijo. hasta que llegó la noche. Donde Kitty había preparado una rica sopa de pepino y esperaba a su amado esposo y a su hijito para servir la comida. Cuando regresaron, Luna y Dabriah(ya regañadas por su madre) fueron con su hermano y pidieron perdón. Eris aceptó y reconciliados empezaron a jugar otra vez, listos para llenar sus estómagos.

La inusual pareja miro esto con una sonrisa. Era increíble como el tiempo había pasado...antes eran pequeños frijolitos..y ahora ya eran plantitas en proceso de florecer.

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