—entendió que esa arrogante leyenda que él alguna vez creyó ser ya no existía y el gato aceptaba que jamás iba a realmente ganar esa batalla mas no dejaría de pelear por su vida.

Caminando en silencio por la sala hasta llegar al adorable cuarto de los gatitos, la Muerte levantó sus orejas, prestando mucha atención a la historia que Kitty narraba. Tiernamente se recostó contra el marco, presenciando a ella frente a la cuna, meciendo esta con lentitud, mientras que en su interior tres pequeños permanecían acurrucados entre las sábanas.

—Y entonces, el Gato con botas y la Muerte quedaron en tregua.-decía Kitty con asombro cargada en su voz, notaba como los tres no podían aguantar ya sus párpados.-Aceptando que algún día se volverán a enfrentar pero respetando su digna lucha. La Muerte se fue y desde entonces, aquel Gato aprendió a apreciar su última vida y sigue viviendo muchas nuevas junto a sus amigos...Fin.

beso sus cabecitas y las cubrió bien con las sábanas. Noto a su esposo inmortal esperándola al igual con una sonrisa y este se inclinó hacia abajo hacia ella para así darle un mimoso beso en sus labios.

—Qué curioso cuento es este que les dices ¿eh?.

—parece que es su favorito, no les hace gracia el de Humpty Dumpty.