-¿revisas la cama de los niños?.-La Muerte pregunto a lo bajo , atrayendo a su amada esposa entre su enorme palma.

-¿estaría mal hacerlo?.-pregunto Kitty Patitas Suaves, sosteniendo a su amado de su mentón con un suave ronroneo y movida de cola.

-las vidas prematuras son tan inocentes y frágiles merecen ser protegidas y amadas para vidas fuertes y valiosas en este mundo.-respondió el lobo vestido de negro, aceptando esa unión.-así que esta bien, nuestros hijos tendrán suerte de tener una madre tan atenta.

-¿te fue bien en tu trabajo, grandulón?.-Kitty pregunto mimosa, rozando su fría nariz contra la mejilla del lobo.

-se es raro que le digan "trabajo" a lo que yo hago, pero cuando tu lo haces se escucha lindo.-admitió La Muerte entre risas.-nada particular, solo bastardos ebrios y malagradecidos creyendo que yo era un cualquiera. Pero eso no importa, hay algo mas importante que ellos en este momento.

Debajo de su túnica lo saco, entregándoselo a la gata bicolor.

-te he traído un regalo..

El regalo permanecía escondido dentro de su envoltorio, una pequeña y descuidada caja de cartón cubierta en papel de pergamino sucio y manchas de sangre. Pero a Kitty no le molestaba, estaba acostumbrada a esa oscuridad que portaba su marido en su forma de amar. Con curiosidad ella sonrió y sus curiosas patitas empezaron a rasgar el papel hasta retirarlo por completo y luego abrió la cajita para que que traía. La cola del lobo empezó a moverse sin parar al escucharla jadear y llevar su patita esponjosa a su pecho y luego a su boca conteniendo sus lagrimas de nostalgia y ternura.

Un pequeño ratoncito de juguete, con ojos de botón, colita de poliéster y bigotes de cerdas de escoba.