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(28-agosto-2014)

Cuando sales del cuarto dispuesto a decir puras estupideces, yo solo espero que no insultes de más, para poder  aguantar toda tu basura verbal.

Aprovechas cualquier  error de mi hermano para poder decirle imbécil, cuando sabes que no debes hacerlo, porque lo que hizo no es tan grave. Pero tú lo vuelves un problema gigante.

Eres alguien realmente insoportable, pero yo me quedo en completo silencio porque sería inútil dialogar contigo, no resolvería nada, al contrario, te daría más motivos para seguir escupiendo tu estúpido veneno.

Te sientas en el sillón para ver televisión tranquilamente, como si no hubieras hecho ni dicho nada. Te ríes por lo que aparece en la pantalla y le hablas a mi hermano para que se ría contigo. Yo no lo hago, no soy tan hipócrita, prefiero seguir cocinando,  ignorándote por completo.

Termino de hacer el arroz mal hecho, sin sabor , mi hermano se asoma, asustándose al ver el estado de lo que había dentro de la olla, no parecía arroz, lo sé, parecía más engrudo, pero eso a mi no me importa, el miedo de mi hermano era porque sabía como iba a reaccionar el imbécil de mi padre. ¡¿Pero cómo no quieres qué te tema?!, ¡Si eres un estúpido que se enoja por cualquier cosa!

Le dije a mi hermano "no lo vatas más, o quedará peor, no te preocupes, pronto llegará mamá y lo arreglará", para que no se asustará más, solo asintió con la cabeza y se fue con el imbécil a ver  televisión.

Después de un rato sin decir nada, los tres estábamos en el sofá viendo una película de acción (las favoritas del imbécil). Una pequeña sonrisa quiere formarse en mis labios, porque tenía que admitirlo...la película estaba buenísima, al final termino sonriendo un poco.

Mi hermano hace un poco de ruido al picar cebolla, haciendo que el imbécil voltee a verlo y pregunte "¿Qué haces?", mi hermano solo deja el cuchillo a un lado y responde "Estoy picando cebolla, quiero comer un poco", pero mi padre señala la alacena y dice "agregale los seis atúnes que hay ahí y..." pero yo cometí la estupidez de interrumpirlo y decir "pero a mi no me gusta la cebolla"

Fue entonces cuando el diablo se desató, me voltió a ver mal, yo me quedé callada, "ya no hagas nada, no le gusta la cebolla, dale un atún para que se lo coma como un estúpido gato" lo que dijo, hizo que me enfadara, pero no dije nada, "entonces...¿ya no lo hago?" preguntó mi hermano, sin saber que hacer.

"Hazlo, no pasó nada, hazlo" fue lo que le dije, manteniendo la calma, pero eso pareció molestarle al imbécil de mi padre, apagó la tele, haciendo el berrinche de siempre, estampando el control remoto contra el suelo, pedazos de plástico salieron volando al igual que las pilas que traía dentro, yo arrugo el entrecejo, ya que esa no era la primera vez que hacía eso, me enojaba y asustaba al mismo tiempo, que ya no funcionara más, dios, como estábamos no podíamos darnos el lujo de comprar un nuevo control remoto, no hay dinero y este idiota no ve eso.

"No había necesidad de hacer eso" hablé con la voz dulce, apesar de que mi rostro decía otra cosa "No tenías porque hacer eso" mi voz se engrüesó  más, mientras me levantaba a recoger el control remoto y las pilas "Tengo el derecho de hacerlo, porque yo lo compré" fue la respuesta que me dio, una respuesta estúpida "aún así eso no te da derecho a hacer eso", apreté el control en mis manos, para controlarme, su voz me da asco"de hecho, puedo hacer lo mismo con todo lo que está aquí , porque es mío, todo lo de esta casa me pertenece" siempre con su egoísmo y sus respuestas estúpidas.

No respondí, mi cuerpo tembló un poco del coraje y lo único que hice fue dejar el control sobre la mesa, o al menos eso era lo que quería hacer, pero por alguna extraña razón...lo aveenté, haciendo que una pila saliera volando "¡tú no tienes derecho de hacer eso!" me gritó el imbécil, yo estoy tan enojada que no puedo hacerle caso, solo me dirijo hacia la puerta, asotandola al salir .

"Es un imbécil...es un imbécil... es un imbécil, es un imbécil, ¡es un imbécil!" lo repetí una y otra vez mientras golpeaba el árbol más cercano, realmente las personas que pasaban y veían me daban igual, con el odio que tengo justo ahora si se atreven a  preguntar  del porque golpeo un árbol los mandaré al carajo...¡no es su árbol!

Caminé lo más lejos posible, hasta que encontré una banca, en la cual tomé asiento, lamentablemente a mi lado estaba un señor con su hija que comía una bolsa de frituras mientras platicaban con tanta confianza, me era imposible no prestar atención, ya que para ser sincera, me encantaría tener ese tipo de relación con el imbécil de mi padre, contarle muchas cosas y que él pudiera responderme de la misma forma que ese señor lo hace con su hija...con amor.

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