Capítulo 1:Infiltrado
Esa mañana al abrir los ojos sonrió alegre. Sabía que tendría una asignación especial en el trabajo y eso le llenaba de emoción. Al fin sus esfuerzos estaban dando frutos.
Llegar a la posición en la que estaba había sido cosa difícil, sobre todo a juzgar por su condición. Fue mucha paciencia, perseverancia y duro entrenamiento, lo que lo llevaron al éxito. Ingresar a Shields y ascender hasta ser un agente especial, el cual había tenido ya muchas misiones en equipo y con parejas exitosas, pero este era su primer trabajo como infiltrado y sería nada más, ni nada menos que en la mafia, justo en la familia Stark.
Él tenía bien investigado al sensual capo. Por supuesto la palabra sensual, la tenía en mente, pero no figuraba en su informe. Fue directo a la ducha dónde tomo un baño rápido y luego se preparó una taza de café cargado para estar bien despierto. Tomo la carpeta con los archivos sobre el mafioso y se marchó al cuartel general de Shields, en busca de instrucciones.
Cuando llego al cuartel general de Shields, saludo a sus compañeros y amigos, Natasha, Clint, Scott y Sam, los cuatro lo felicitaron por su misión. Natasha bromeo un poco sobre la suerte que tenía al estar cerca del sensual Stark, ella sabía los gustos del rubio, este se sonrojo, pero no dijo nada. Nick Fury, su líder no tardo en entrar y llamarlo para hablar en privado dándole los datos de la misión.
La balacera aun no terminaba y eso que llevaban varios minutos en ella, minutos en los que miles de proyectiles habían sido lanzados encontrando la mayoría, desafortunados cuerpos en los cuales insertarse.
Últimamente había tenido varias disputas con la familia Hidra y con la familia Hammer, la cual siempre se había portado de forma agresiva para con su familia, aun antes de ser parte de la mafia, debido a su rivalidad en cuestiones tecnológicas.
Con cuidado avanzo esquivando los proyectiles, colocó el dispositivo en su mano e hizo que se transformara en un guantelete robótico del cual disparo un rayo potente. Sonrió al comprobar el éxito. Varias de sus nuevas armas y equipos de defensa habían ayudado para no salir con serias bajas en ese tiroteo. Algunos de sus hombres salieron heridos, pero afortunadamente no habían tenido ningún deceso.
Llego a casa cansado y sin muchos ánimos de recibir a su invitado, un nuevo aliado proveniente de la familia Vendicare, a él eso le sonaba a venganza, a vengadores, pero como era su deber de jefe, buscar nuevas alianzas y mantener tratos comerciales al igual que delimitar su territorio, decidió que recibiría al hombre en cuestión, en su despacho, escucharía sus propuestas y luego decidiría que hacer al respecto.
Se dio un baño rápido y seguidamente se sirvió un café cargado con un toque de ron mientras esperaba. Unos golpes a la puerta le anunciaron la llegada de su invitado.
—Adelante.
La puerta se abrió y entro un hombre rubio vestido con elegancia. Llevaba un traje de corte sencillo en color gris claro, la camisa era color cobalto y la corbata al igual que el traje era gris aunque tenía ribetes negros. Le miro de pies a cabeza complacido, le gustaba lo que veía, esa reunión podía resultar más interesante de lo que había pensado.
—Buenas noches señor...
—Stevenson.
Dijo el rubio y Tony repitió el apellido con un ligero siseo que hizo estremecer al joven.
—Muy bien, tome asiento y dígame ¿qué es exactamente lo que lo trae a mi torre?
Noto que el joven estaba incomodo, así que le acerco una caja de puros.
— ¿Gusta un habano?
El joven lo rechazo alegando lo toxico del tabaco, cuando le ofreció una copa denegó de nuevo.
— ¿Me está rechazando?
—No es eso, es que prefiero estar sobrio cuando trato asuntos importantes.
—Por supuesto. Sabia elección. Entonces dígame ¿Qué quiere Stefano de mí? ¿Por qué le ha enviado a verme?
El mafioso observo con atención al joven frente a él que a simple vista parecía tranquilo y seguro de sí mismo, pero él podía intuir sus nervios.
Steve estaba ligeramente nervioso, pero esperaba no denotarlo. El verdadero emisario de Stefano Vendicere, había sido capturado por Shields y ahora Steve tomaba su lugar. Pensó en conservar el nombre del mafioso, pero la sensualidad del hombre le hizo cometer un desliz y casi decir su nombre Steve, al final lo transformo en apellido y se presentó como Alfonso Stevenson y no Como Alfonso Marcillo. Como debió haber sido.
Él comenzó a recitar palabra por palabra lo que había memorizado del cautivo. Cosas sobre alianzas y delimitación de zonas, como también una invitación al tráfico de estupefacientes. Entre los objetivos de Steve, estaba que el capo se delatara y hablara de más sobre sus negocios sucios y fuera de la ley.
Rogers llevaba una grabadora, también quería infiltrarse en su familia y ver de primera mano sus negociaciones, así como conocer todo el órgano interno de su familia y en especial dar con sus sicarios, que se decía eran los más letales y sanguinarios. Aunque operaban poco, las huellas de sus ataques eran legendarias, también quería saber quiénes fungían como sus guardianes, quien era su consultor y todas las participaciones en el lavado de dinero y malversaciones de fondos.
─Ya le he dicho antes a Stefano que no estoy interesado, en mi familia nadie consume esa porquería y no me gustaría incitar a nadie a hacerlo. Creo que soy parte del movimiento "Vive sin drogas". Sólo ofrecen un efímero alivio, te prestan unas alas para volar y posicionarte justo arriba del abismo, entonces desaparecen y caes al hoyo sin poder salir, adolorido por la caída, ansiando una vez más el vuelo y sólo hundiéndote más en el fango cada que llueve hasta que se llena el pozo y mueres de asfixia ahogándote en tu lodo. Gracias, pero no.
Rogers le escuchaba atento y sonriendo.
─Que metáfora más interesante Stark, pero tú no eres mejor, traficas con armas, las creas, ¿sabes cuanta gente inocente muere por ellas?
─Imagino que muchos, pero sólo las fabrico, no las acciono, bueno ok, también las vendo, pero por lo general investigo muy bien a mis compradores, como sea no es responsabilidad mía, lo que hagan con ellas.
─Un, entonces yo podría decir, yo sólo vendo drogas, no las fabrico, ni les apunto con un arma para tomarlas, eso es doble moral Stark.
Comento el rubio haciendo reír al empresario.
—Puede ser, pero ya dije no.
—Bien, si esa es tu postura llevare tu respuesta con Stefano. —Comento Steve levantándose. —A él no le gustara su negativa Stark.
—Lo sé, pero no es no, si quiere puede armarnos la guerra, pero bajo sus consecuencias, sólo tiene que mirar los resultados de mis batallas con Hammer. Además no creo que ustedes deseen una visita de Drax y Gamora.
Steve le miro con interés cuando menciono a sus sicarios.
—Quizá podamos duplicar tu oferta y seas tú quien deba enfrentarlos.
Tony se rio por la infantil amenaza. El sonido de su risa y su expresión divertida enviaron mariposas al estómago de Steve que se tocó el vientre incómodo.
—No es sólo dinero lo que ellos buscan, fueron mercenarios antes, ahora son familia, no me traicionaran confió en ellos.
—Quizá esa sea tu perdición, exceso de confianza.
Comento Steve, sorprendido de que el capo pudiese confiar tanto en unos asesinos sanguinarios como esos. Él estaba seguro de que tipos así vendrían a su madre por la cantidad adecuada.
— ¿Quizá quiera algo para su dolor de estómago capitán?
Comento Tony al observar al rubio sobándose la zona.
—No gracias yo... ¿Cómo me llamaste?—Pregunto el soldado asustado.
—Capitán Stevenson, parece que el gato le comió la lengua. —Bromeo antes de continuar. —Capitán Steve Rogers, de Shields, usted no es bueno mintiendo. En fin creo que debo mostrarle mi hospitalidad.
— ¿Qué?
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