3. Jungkook
Jungkook definitivamente tenía al mejor padre de todos.
Solía tener dos, él creía que era muy suertudo por tener los mejores papás pero luego de aquel día, descubrió que sólo Jimin era incondicional.
Tres días y el peso de haber destruido a su familia era demasiado para llevar en sus hombros, era algo que lo hundía más y más cada noche que escuchaba a Jimin llorar, intentando amortiguar su llanto en la almohada o su mano, pero en ninguna de ambas hacia bien el trabajo.
Jungkook estuvo tentado mil veces de ir y abrazarlo pero él tenía la culpa de que Jimin estuviera de esa forma. Por lo que la idea de que su padre lo odiaba secretamente rondaba en su cabeza.
Ambos parecían estar en una lucha secreta en quien lucía peor, Jungkook perdió días de clases ya que no tenía ganas de nada y tampoco había tomado su mochila en su apuro por salir de su casa.
Ambos, Jimin y Jungkook, tenían ojeras oscuras, hundiendo sus ojos y al llevar la misma piel lechosa muchas de sus venas se veían debajo de sus párpados por las noches de llanto.
Su abuela le traía comida, incitándolo a que se alimentara aunque sea un poco, con él tenía más éxito que con Jimin, quién no comía algo sólido desde ese día en particular.
Nadie podía vivir a té y Jungkook estaba empezando a preocuparse.
Las paredes de la casa de su abuela eran demasiado delgadas y el llanto de su papá muchas veces lo había despertado en medio de la noche, como ahora.
Sana le llevaba té cada tantas horas pero ni eso lograba que durmiera. Y Jungkook tenía la sospecha de que era porque nadie sabía hacer el té como su papá. Yoongi hacía el mejor té de todo Seúl, el favorito de Jimin.
Su puerta se abrió lentamente a su espalda, cerró los ojos hacia la pared y se quedó quieto. Creyendo que sería su abuela ya que Jimin estaba llorando a su izquierda a través de la pared.
"¿Kookie?" se giró al instante al escuchar a su pequeña hermanita pequeña. Tenía puesto el pijama y su osito de arcoíris bajo un brazo.
Sonrió melancólicamente al recordar cómo su papá Yoongi y él habían gastado más de cincuenta libras en intentar sacarlo de la máquina de peluches para ella. Jimin a su lado riendo con Lisa en brazos cada vez que fallaban.
"¿Qué sucede, bebé?" preguntó intentando salir de sus recuerdos de cuando eran una familia feliz.
Lisa había estado durmiendo con la abuela, y si la niña estaba allí significaba que Sana estaba con Jimin.
Jungkook se corrió, haciéndole espacio, ya que era obvia la razón de que estuviera despierta y el porqué estaba con él y no con su papá Jimin. "Ven aquí" dijo levantando la manta. El fresco aire chocó contra su cuerpo cálido haciéndolo estremecer.
"¿Puedo prender la lámpara? Papá hacía eso"
"Sí, por supuesto" y los recuerdos de haber visto a su padre con Lisa en brazos las veces que la niña tenía pesadillas inundaron su mente. Haciéndole sentir más culpable. Le había quitado a su hermanita a su héroe que luchaba por ella contra la oscuridad y los monstruos debajo de la cama o dentro del armario.
Era un hermano horrible. Se preguntó si Lisa lo odiaba secretamente también por haber alejado a Yoongi de su lado.
Lisa se subió a la cama después de haber prendido la lámpara de la mesa, que lo dejó cegado momentáneamente.
La abrazó fuertemente cuando la escuchó sollozar, cerrando fuertemente sus ojos por la ola de culpa que lo invadió.
Había destruido a su familia y el odio que sentía hacia sí mismo, hacia lo que era, no hizo más que incrementar.
Despertó con suaves caricias en su cabello, el cálido cuerpecito entre sus brazos seguía plácidamente, ojos avellanos le recibieron en el nuevo día y una sonrisa de las reales estaba en los labios de su padre.
"Buenos días, amor"
"Hola, pá" susurró para no despertar a Lisa.
"Bajemos a desayunar, ¿si?" y Jungkook quiso llorar al ver a su papá fuera de la cama y ofreciendo algo de comer.
"Sí, voy a bañarme antes" Luego se dirigió a Lisa. "Hey, princesa. Vamos, despierta. Hay que desayunar"
Lisa de a poco abrió sus ojitos grises, algunas legañas producto de la humedad de sus lágrimas en la noche estaban en las esquinas de sus ojos, y tenía al osito arcoíris aferrado contra su pecho, la exacta posición de Jungkook con ella.
"Hey, ángel" Jimin pasó su mano por los rizos de la niña.
"¡Papi!" la niña saltó a sus brazos en un segundo.
Jungkook vio a Jimin apretarla contra su pecho y respirar el dulce aroma de manzana del cabello de su hermana.
Jungkook se levantó y se dirigió al baño, luego de hacer sus necesidades encendió la ducha y volvió a la habitación, la que solía ser de su tía Jihyo, a buscar toallas.
Jimin estaba todavía sentado en el borde de la cama, pero Lisa ya no estaba.
Y Jungkook sabía que esta charla hacía falta.
Hizo una seña sobre su hombro, indicando la ducha y Jimin asintió.
Luego de haberla apagado volvió y se sentó a su lado.
Jimin suspiró y abrió la boca pero la volvió a cerrar. En un nuevo intento salió. "Te amo, hijo. A ti y tu hermana, los amo mucho y siempre van a estar por encima de todo. Incluso de papá. Y por mas que sea eso, tu papá, él no tenía derecho a lo que quiso hacer. Nadie lo tiene. No voy a mentirte a ti, eres grande y... el que nos hayamos ido, no fue tu culpa, ¿bien? Necesito que sepas eso. El hecho de que él quiso golpearte y él le dejara un moretón a Lisa en el brazo fue la verdadera razón, no quien eres. Quien tú eres es como debes ser y estoy infinitamente agradecido el que nos hayas tenido la confianza para que nos dijeras. De más está decir que ahora entiendo tu miedo al querer contarnos. La reacción de tu padre... yo tampoco la esperaba, por eso no-no dije nada al principio. Pero-" Jimin se pasó ambas manos por el rostro, luchando con las palabras. " Yo te acepto, Kookie. Puedes hacer y decir, ser quien quieras. Así me criaron a mí y así quiero criarte. No dejes que nunca nadie se crea mejor por este aspecto de tu vida. Eres una persona al igual que todos los demás" la sinceridad en su voz, le llegaba al corazón. Jungkook definitivamente tenía el mejor papá del planeta.
Él no se había dado cuenta cuánto necesitaba escuchar estas palabras hasta ese momento.
"No sé, no sé qué vamos a a hacer desde ahora. Pero sea lo que suceda, lo decidiremos como familia. Somos tres y nos necesitamos más que nunca, así que intentemos de que no haya secretos entre ambos, ¿sí? Te necesito aquí conmigo. No quiero obligarte a a tener responsabilidades pero hasta que no hable con tu padre, estaremos en el páramo" El disgusto en esas frases era patente. Y Jungkook lo entendía, su padre le estaba pidiendo apoyo, y él iba a intentarlo, incluso si se había rendido la noche anterior antes de dormir, antes de que su hermanita llegara a su habitación.
Y ver la angustia que su padre irradiaba, le hizo tirar de la manga de su camiseta más fuerte.
Jimin, su papá, le estaba pidiendo fuerzas y él no podía dárselas. Porque era débil, porque era un error, porque era el culpable de todo esto.
Jungkook asintió y se dejó abrazar. "Te amo, y estoy muy orgulloso de ti"
Su papá le dejó un beso en la parte superior de la cabeza y se fue.
Un minuto después, lo que llevó recomponerse, entró por tercera vez al baño y se derrumbó bajo el agua fría, el ruido que causaba tapaba sus sollozos. Jamás se perdonaría el haberle hecho esto a su familia.
Sus muñecas llevaban la marca de la vergüenza por quien era, por lo que era, una abominación, una cosa que jamás debería existir.
Y él era tan mal hermano, tan mal hijo, que luego de las palabras de su papá rasqueteó las costras de sus cortes, reabriéndolas, dejando al agua llevarse la sangre.
El ardor que sentía era lo que merecía por lo que había hecho.
Destruyó la vida de las tres personas más importantes para él, por el hecho de gustarle las chicas.
Lo había descubierto cuando tenía doce años. Estaba en una pequeña fiesta de cumpleaños con sus amigos del colegio cuando la botella apuntó en dirección a su mejor amigo. Él realmente, realmente no quería besarlo. Incluso las veces que vio películas y contenían un beso él hacía una mueca. A los trece años; cuando volvieron a jugar al mismo juego, alegando todos que eso había sido lo divertido de la fiesta la vez anterior. Pero esa vez habían unido a las chicas al juego, ya que les parecía divertido; lo dio por sentado.
Era heterosexual. No tenía dudas.
Investigó hasta que sus ojos se cansaban y caía rendido en la cama. Vio vídeos pornos heterosexuales y había experimentado su primera erección.
Cada vez se asustaba más. Veía en la redes sociales y la televisión como los de su clase eran tratados y humillados, le hacían bullying en las escuelas a los que eran como él por lo que calló y se volvió su pequeño sucio secreto.
Sin embargo nunca se aceptó a sí mismo, al ver a sus tan fielmente enamorados, él quería un amor así de hermoso, él lucharía contra todo para que fueran felices, contra los heterofóbicos, la iglesia y demás.
No encontró alguien que lo amara, pero si alguien que le gustaba y todo se volvió peor desde entonces.
Ella era tan hermosa, y espontánea, atlética y tenía una sonrisa perfecta que hacía a sus ojos brillar. Jieun le quitaba la respiración cada vez que la veía entrar al salón y él la seguía con la mirada hasta que ella se sentaba a su lado.
¿Qué tanta suerte tenía al enamorarse de su compañera de banco?
Cada mañana sentía su perfume de fresa, y muchas veces la contempló durmiendo sobre el pupitre en las clases de historia. La pollera del uniforme le llegaba arriba de las rodillas y dejaba expuestos sus hermosos muslos bien formados.
Él estaba enamorado.
Pero ella tenía novia.
Le rompió el corazón cada vez que la vio besarse con ella en los recreos o cuando su novia la esperaba a la salida del colegio. Era un año mayor a Jieun y también era hermosa, objetivamente. Sin embargo, nadie era lo suficientemente hermosa para merecer a Jieun.
Ni siquiera él mismo estaba a la altura de esa chica.
Decidió dejarla como un enamoramiento de su adolescencia ya que era muy consciente que ella jamás le prestaría atención.
Hasta esa vez.
Esa donde ella posó su mano en el muslo de Jungkook, con sus uñas perfectamente cuadradas y pintadas de violeta.
Lo había acariciado en la clase de matemáticas, desde la rodilla hasta la cintura, sentía la mirada de sus ojos miel fijos en su perfil mientras él intentaba resolver las ecuaciones. Intentando concentrase en eso para no tener una erección.
No había funcionado.
Sus pantalones grises con el escudo del colegio en el bolsillo derecho estaban levantados como una campaña. Y cuando vio los ojos grandes de Jieun, secretamente agradeció haber sacado el gen de su papá Jimin.
Ella explotó el globo de su chicle y tanteó el bulto, haciendo a Jungkook sisear por la presión ejercida.
Las chicas de salón decían que Jieun era una puta, pero Jungkook no pensaba eso, él la veía como una hermosa chica, inmaculada casi.
El amor te hace idiota.
Pero además, Jungkook sabía perfectamente sobre la existencia de los bisexuales, por lo que quizás, solo quizás sus esperanzas se expandieron un poco más.
En la última semana, Jieun había incrementado sus insinuaciones, e incluso le había enviado fotos de sus pechos, él las tenía muy bien guardadas. Pero nunca contestó ningún mensaje o hizo algo al respecto sobre las insinuaciones.
Era tonto pero no al extremo, él sospechaba que quizás era una broma entre ella y sus malditas amigas. Él odiaba a sus amigas, ellas eran las putas, Jieun no.
La frustración con la que era dejado lo llevó a su límite, así decidiendo que quería decirle a sus padres quién era él realmente.
Mala idea, dado los acontecimientos.
Pero por más que su mundo se estuviera desmoronando, él debía volver al colegio, razón por la que Jimin esa tarde iba a ir a casa a buscar su uniforme, mochila y demás cosas que necesitaban.
Podría llegar a encontrarse con su otro papá y eso lo hacía temblar.
Un suave golpe en la puerta lo trajo al presente, su cuerpo estaba frió en una esquina de la ducha, sus cortes habían dejado de sangrar y quizás fue por estar casi congelado. El agua estaba helada.
"Jungkook, hay que desayunar, rápido" la voz de Lisa lo tuvo alerta al instante. Se secó rápidamente y se puso un pantalón de pijama que solía ser de su papá Jimin cuando era de su edad.
En la habitación, Lisa estaba sentada con las piernas cruzadas y jugando con su osito. "Hey, enana. Vamos" dijo después de ponerse una camiseta lo suficientemente larga que cubriera sus muñecas.
"Espera" su hermanita se levantó y le hizo señas para que se acercara, Jungkook se arrodilló en el suelo, tenía la sospecha de que ella había salido con la altura de papá Yoongi. "Te voy a contar un secreto".
Jungkook sonrió por las ocurrencias de su hermanita menor. Ella se colocó ambas manos alrededor de su boca y susurró en su oído "Está bien que te gusten las chicas" le dijo y Jungkook casi rió por la inocencia. "A mi me gusta un chico también" y soltó una risita, luego se tapó la boca.
Desconcertado Jungkook la miró por un segundo, con el ceño fruncido. "¿Quién?" le preguntó.
"¡Justin Bieber!" y la risa de él fue la primera que se escuchó en esa casa desde el día que habían llegado.
Su hermanita era el último empujón para salir del pozo en el que se había metido solo.
Él debía aceptarse como era. Había nacido así y no había vuelta atrás.
Iba a intentar ser esa fuerza que su papá le pidió, por él y por Lisa.
La alzó de sopetón por los aires, haciéndole cosquillas mientras se dirigían abajo, diciendo cosas como que iba a buscar al tal Bieber e iba a cortarle la lengua para que ya no cantara.
Él amaba a su familia, y estaba empezando a amarse a sí mismo también.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro