━━━La Visita del Abuelo
TaeSuk observó con preocupación cómo JungKook entraba en la sala, su rostro una máscara de furia apenas controlada. Los trillizos y Yoonyo lo miraron confundidos.
—TaeSuk, ¡maldita sea!—JungKook rugió, su voz resonando en las paredes—. ¡La aduana ha detenido nuestro barco! ¡Y encima han matado a algunos de nuestros hombres!
TaeSuk respiró hondo, tratando de mantener la calma.
—Tranquilo, JungKook. Podemos resolver esto sin perder la cabeza—dijo el omega tratando de calmar a su esposo.
—TaeSuk, esto es una locura—gruñó JungKook, sus ojos centelleando con furia mientras golpeaba el escritorio con el puño—. ¿Cómo se atreven a detener mi barco? He pagado lo suficiente para que dejen pasar mi carga sin preguntas.
—Tienes que calmarte, cariño—instó TaeSuk, acercándose con cautela—. Los niños están aquí, no puedes perder el control.
Pero JungKook estaba fuera de sí, su lobo interior rugía con furia, desatando una tormenta de caos en la habitación. Los trillizos, TaeJun, y GyeunHyo se mostraron protectores con Daejun y Yoonyo que miraban con ojos asustados mientras su padre desataba su ira.
—¡Esto es inaceptable!—gritó JungKook, arrojando papeles y objetos al suelo—. No pueden detenerme, ¡soy Jeon JungKook!
TaeSuk se mordió el labio, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Con un suspiro, decidió enviar a los niños a la habitación principal.
—Vayan a la habitación y bloqueen la puerta—les ordenó con firmeza.
Una vez que los niños estuvieron a salvo, TaeSuk regresó al lado de JungKook, enfrentando la tormenta que era su esposo en ese momento.
—JungKook, por favor, cálmate—suplicó, tratando de contener el caos que amenazaba con consumirlos.
Pero JungKook estaba fuera de control, sus ojos brillaban con un peligroso resplandor rojo. TaeSuk sabía que solo había una forma de sacarlo de su furia desenfrenada. Con una determinación firme, levantó la mano y abofeteó a JungKook.
El sonido del golpe resonó en la habitación, silenciando la tormenta por un momento. JungKook se quedó atónito, su rostro girando hacia un lado por el impacto. El silencio reinó por un instante, antes de que JungKook lentamente volviera a enfrentarse a su esposo, su mirada ahora llena de sorpresa y dolor.
—TaeSuk...—murmuró, su voz apenas un susurro.
—Tienes que volver en ti, JungKook—dijo TaeSuk con voz suave pero firme—. No podemos permitir que la ira nos consuma. Necesitas ser el líder que eres, pero con calma y claridad.
JungKook respiró hondo, luchando por controlar su lobo interior. Finalmente, asintió con la cabeza, sus hombros cayendo mientras la ira retrocedía lentamente.
—Tienes razón—admitió, su voz ronca con emociones encontradas—. Gracias, TaeSuk.
TaeSuk le ofreció una sonrisa tranquilizadora, sabiendo que esta tormenta había pasado, al menos por ahora.
El bullicio del centro comercial envolvía a TaeSuk mientras caminaba con YoonYo tomada de la mano. Era una tarde tranquila y soleada, perfecta para disfrutar de un paseo. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando sintió que algo pesado caía al suelo. Miró hacia abajo para darse cuenta de que su bolso se había deslizado de su hombro.
—¡Oh, no!—exclamó TaeSuk, agachándose para recogerlo.
Antes de que pudiera alcanzarlo, una mano ágil ya lo había levantado. Levantó la vista y se encontró con un hombre alto y apuesto, con una sonrisa amable en el rostro.
—Parece que esto se te cayó—dijo el extraño, extendiendo el bolso hacia TaeSuk.
—¡Gracias!—respondió TaeSuk, aceptando el bolso con gratitud—. Soy un poco descuidado a veces.
El hombre rió suavemente y TaeSuk notó cómo sus ojos se iluminaban con complicidad.
—No te preocupes, todos lo somos en ocasiones. Soy Kim Jonwo, ¿y tú?
—Lee TaeSuk, un placer conocerte—respondió TaeSuk, devolviendo la sonrisa.
Jonwo notó la pequeña niña al lado del omega y le dirigió una sonrisa radiante.
—Y ella debe ser tu hija, ¿verdad?—asumió el alfa con una sonrisa.
La pequeña YoonYo asintió tímidamente, aferrándose a la mano de su padre.
—Ella es YoonYo—exclamó TaeSuk con orgullo—. ¿Tienes hijos?
Jonwo negó con la cabeza, sacudiendo ligeramente el cabello.
—No, soy un hombre soltero. Pero me encantan los niños.
TaeSuk asintió con una sonrisa, sintiéndose cada vez más cómodo en la presencia de Jonwo.
—Bueno, ¿por qué no caminamos juntos un rato?—propuso Jonwo—. Sería agradable tener compañía.
TaeSuk estuvo de acuerdo y juntos comenzaron a pasear por el centro comercial, charlando animadamente mientras YoonYo jugaba alegremente a su alrededor. Jonwo parecía genuinamente interesado en TaeSuk.
Al llegar al final de su paseo, Jonwo sacó su teléfono y ofreció intercambiar números con TaeSuk.
—Me encantaría volver a verte, TaeSuk—dijo Jonwo, con una mirada cálida—. Espero que estés de acuerdo.
TaeSuk asintió, devolviendo la sonrisa.
—Por supuesto, sería genial.
Con un intercambio final de sonrisas, Jonwo y TaeSuk se despidieron.
TaeSuk salió del centro comercial con las bolsas —de las cosas que había comprado antes de encontrarse con Jonwo—, en una mano y a Yoonyo en la otra.
El sol de la tarde se filtraba entre los edificios altos, pintando el pavimento de un tono dorado. Su teléfono vibró en el bolsillo y sacó el móvil con cuidado, temiendo que fuera alguna emergencia en el hospital.
—¿Sí?—contestó con cautela.
—¿Quién era ese hombre que habló contigo?—la voz de JungKook sonaba tensa al otro lado de la línea.
TaeSuk soltó una risa ligera, acunando a Yoonyo en sus brazos.
—Oh, ese hombre era solo un agente de policía. Estaba interesado en el osito de Yoonyo, pero no tenía idea de que yo había sido fichado. Se notaba demasiado el micrófono oculto en su ropa.
—¿Un agente?—repitió JungKook, sorprendido—. ¿Por qué estaría interesado en nosotros?
—Bueno, supongo que es porque soy tu esposo y sabes que te investigan—respondió TaeSuk, caminando hacia el estacionamiento—. Pero no te preocupes, me deshice del rastreador que le puso al osito de Yoonyo.
Hubo un silencio tenso al otro lado de la línea antes de que JungKook hablara de nuevo.
—Necesitamos tener más cuidado. No podemos permitir que la policía se entrometa en nuestros asuntos.
TaeSuk asintió, aunque sabía que era más fácil decirlo que hacerlo. Con una familia como la suya, siempre había alguien observándolos, ya fuera la policía, otros alfas poderosos o incluso los mismos miembros de su familia extendida.
—Lo sé, cariño—dijo con determinación—. Estaré más atento a partir de ahora.
—Está bien, te espero en casa—respondió JungKook antes de colgar.
TaeSuk guardó el teléfono en el bolsillo y subió a su auto luego de poner a la niña en su asiento de seguridad. Con Yoonyo jugueteando en el asiento trasero puso los seguros y miró por el retrovisor si había alguien siguiéndolos, pero al ver que no había nadie empezó a conducir.
Mientras conducía de regreso a casa, no pudo evitar sentir un escalofrío recorrerle la espalda.
¿Ahora que habían hecho los trillizos? Eso era un extraño sentido que sentía cada que sus hijos o hasta su esposo hacían algo malo.
—Mami, ¿podemos comprar galletas?—preguntó señalando a una panadería.
—Claro pequeña—dijo sonriendo.
El zumbido del teléfono detuvo a TaeSuk de detenerse. Conectó la llamada a los altavoces del auto.
—¿Hola?—contestó TaeSuk, manteniendo la vista en la carretera.
—¡Papá, tienes que venir rápido!—la voz de TaeJun sonaba frenética al otro lado de la línea—. Los abuelos están aquí y... y no paran de acosarnos.
La tensión se apoderó del cuerpo de TaeSuk. ¿Qué estarían haciendo sus padres en su casa?
—¿Qué? ¿Cómo llegaron allí?
—No lo sé, pero... papá está aquí y... están discutiendo él y el abuelo.
El corazón de TaeSuk se aceleró. Sabía que la relación entre su padre y JungKook era tensa desde el principio. Los recuerdos de aquel fatídico día, cuando su padre había herido a JungKook, resurgieron en su mente.
—Mantén la calma, dile a tus hermanos que no se desesperen. Estoy en camino.
Condujo con determinación, su mente llenándose de pensamientos y preocupaciones.
¿Qué habría desencadenado esta visita sorpresa? ¿Cómo estaría JungKook lidiando con la situación?
Condujo más rápido de lo que debía, y cuando llegó al edificio estacionó rápido, y tomó a Yoonyo para apresurarse hacia los elevadores. No le importaba en ese momento nada de lo que había comprado.
Al llegar al penthouse, TaeSuk encontró a sus hijos visiblemente angustiados en la puerta.
—¿Están bien?—preguntó bajando a Yoonyo para abrazar a los trillizos.
—Sí, pero... ¡ven rápido!—insistió DaeJun, tirando de su mano.
TaeSuk siguió a sus hijos hacia el interior, donde encontró a su padre en medio de una acalorada discusión con JungKook. Sus miradas se encontraron, chispas de resentimiento bailando en el aire entre ellos.
—Papá, ¿qué estás haciendo aquí?—exclamó TaeSuk, tratando de mantener la calma.
—Solo vine a asegurarme de que estás bien, hijo. No deberías estar viviendo con un criminal como él—exclamó el señor Lee enojado.
JungKook apretó la mandíbula, conteniendo su ira mientras miraba fijamente al padre de TaeSuk.
—No necesito tu protección, papá. Y JungKook no es un criminal, es mi esposo y el padre de mis hijos—respondió tomando la mano de JungKook.
La habitación quedó en silencio por un momento, tenso y cargado de emociones reprimidas. Fue entonces cuando YoonYo, ajena al conflicto, se acercó a su abuela con los brazos extendidos.
—Abuela, ¿quieres jugar conmigo?
La mujer se derritió ante la inocencia de su nieta y aceptó, llevándola lejos del conflicto.
TaeSuk respiró hondo, tratando de encontrar las palabras adecuadas para calmar la situación.
—Papá, entiendo tus preocupaciones, pero... necesitamos resolver esto de una vez por todas. No podemos seguir viviendo en el pasado.
—No entiendo cómo puedes estar con este tipo, ¿por qué no te buscaste un buen médico?—exclamó el señor Lee, con desprecio en cada palabra.
JungKook, por su parte, apenas podía contener su ira.
—Tú nunca aceptarás que mi posición en la vida es diferente a la tuya, ¿verdad?—respondió con frialdad el omega.
La tensión en la habitación era palpable cuando el señor Lee dejó escapar un comentario venenoso sobre el incidente de hace ocho años. JungKook apretó los puños, pero antes de que pudiera responder, TaeSuk intervino.
—¡Basta! No voy a permitir que arruines este día con tus insultos—gritó TaeSuk, su voz resonando en la habitación.
El señor Lee, visiblemente molesto, se volvió hacia su esposa.
—Nos vamos—dijo bruscamente, antes de dar media vuelta hacia la puerta.
Cuando la puerta se cerró tras ellos, un silencio incómodo llenó la habitación. Fue roto por la voz de DaeJun, el omega de los trillizos.
—Bueno, parece que ninguno salió lastimado esta vez, así que me deben cien dolares cada uno—dijo con tono divertido.
Los hermanos intercambiaron miradas cómplices antes de que TaeSuk los regañara por apostar en medio de una pelea familiar. Pero antes de que pudiera continuar, JungKook intervino.
—DaeJun tiene razón. Pero yo fui quien me contuve—dijo JungKook con una sonrisa irónica—. Así que el dinero debe ser para él y para mí.
TaeSuk los miró a todos con una mezcla de exasperación y amor.
—¡No puedo creer que estén discutiendo sobre dinero en este momento!—exclamó, pero no pudo evitar sonreír ante la unión de su peculiar familia.
Actu después de meses.
Sorry tenía bloqueo.
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