TaeSuk sostenía la mano de JungKook, mientras caminaban por el pasillo hacía su hogar. TaeSuk y GyeunHyo iban adelante de ellos llevando a Yoonyo en brazos. Daejun iba aún sollozando pero en brazos de JungKook.

TaeSuk abrió la puerta de su hogar y pronto entraron al lugar.

—GyeunHyo, TaeSuk, vayan a cambiarse de ropa, y luego vayan a nuestra habitación, les limpiaré las heridas—dijo tomando a Yoonyo en brazos—. JungKook, lleva a Daejun a cambiarse de ropa, yo prepararé nuestro nido—explicó a lo que solamente recibió un asentimiento de los alfas, que pronto fueron a las habitaciones.

TaeSuk fue con Yoonyo a la habitación que compartía con JungKook. Dejó a Yoonyo en la cama, y fue al armario, lugar del que tomó algunas sábanas y colocó en la cama, igual algunas almohadas extra, la mayoría con las feromonas de JungKook, ya que aunque eran de cierta forma un poco fuertes para algunos, para su pequeña manada significaba protección. JungKook los protegía y así sería siempre.

Notó como Yoonyo se acurrucó en una almohada, a lo que sonrió. Envolvió una almohada con una sudadera que tomó del armario de JungKook y la dejo en medio de la cama. Justo a tiempo cuando JungKook entró con los trillizos. Daejun ya no lloraba pero en su carita se podía ver la tristeza.

—¡Mami!—exclamó Daejun abrazándolo. Acarició con amor el cabello de su omeguita mayor.

—Ya pasó lo malo mi niño, estás en casa y nosotros te cuidamos—dio un beso en la frente del niño—. Hoy los vamos a consentir mucho; aunque primero—miró a los alfitas que se habían sentado en la cama—, desinfectare esas heridas que tienen.

Daejun se separó y se subió a la cama para abrazar una de las almohadas. El omega mayor fue al baño de la habitación y se inclinó para sacar el kit de primeros auxilios. Se levantó y se llevó un pequeño susto cuando vio, gracias al espejo, a su esposo detrás de él.

—¡JungKook, no hagas eso!—regañó, pero lo único que sintió fueron los fuertes brazos de Jeon rodearle con fuerza. Su esposo le abrazaba por la espalda y apoyó su rostro en su cuello, justo sobre la marca de unión.

TaeSuk dejó el kit sobre el lavamanos, para colocar sus manos sobre las de JungKook. Escuchó el sollozo y luego la humedad traspasar su camisa.

JungKook estaba llorando.

—¿Amor?

—Me siento como una mierda, Taesuk—exclamó JungKook sin apartarse del cuello de su omega—. Ver a Daejun tan mal...debí ir inmediatamente a la escuela cuando sentí que algo iba mal en el vínculo con nuestros hijos.

—Jungkook, no te trates así.

—Soy una mierda de padre, debo proteger a mis hijos, y no lo hago bien, nuestro pequeño omega casi es mordido a la fuerza.

El omega se soltó de su esposo para girar y poder verlo bien. JungKook tenía una mirada de rabia mezclada con tristeza. Sus feromonas estaban descontroladas, pero TaeSuk había aprendido a soportarlas con los años.

—Escúchame muy bien, Jeon JungKook—habló el omega sujetando la mano de su esposo—. Eres un buen padre, siempre lo has sido y no por unos imbéciles te vas a tratar mal. Si fueras un mal padre Daejun no se hubiera aferrado a ti como lo hizo. Él confía en tí, sabe que lo proteges. Todos lo sabemos.

El alfa le miró con ilusión antes de abrazarlo.

—Gracias amor—susurró en el oído del omega que solamente dejó palmaditas en su  espalda.

—Ahora dúchate, eso te ayudará, iré a curar las heridas de nuestros alfitas.

—Está bien.

TaeSuk tomó el kit y dejó un beso en los labios de su marido antes de salir.

—Bien, ¿quién va primero?—preguntó TaeSuk sacando lo que iba a utilizar. Con el antiséptico en la mano miró a sus hijos alfas.

—TaeJun como buen hermano mayor será el primero, mamá—exclamó GyeunHyo con una sonrisa. El alfita iba a negarse, pero fue muy tarde, su madre empezó a limpiar la herida.

JungKook salió del baño con el cabello húmedo, pero ropa más cómoda. Notó a sus hijos acostados en la cama, los alfas ya con pequeñas curitas en sus caras. Daejun tenía a Yoonyo abrazada a él, los dos omegas estaban dormidos , mientras que Taejun y GyeunHyo veían la televisión.

TaeSuk estaba sentado en un sofá de la habitación escribiendo cosas realmente rápido en su computadora. Alzó la mirada al ver a su pareja y sonrió.

—Ya limpie las heridas de los niños, y ahora que saliste de la ducha vigila a nuestros pequeños—exclamó levantándose y dejando su laptop en la mesita a su lado.

—¿A dónde vas?—preguntó JungKook confundido.

—Se me olvidó algo en en auto—respondió con tranquilidad saliendo de la habitación.

—Es obvio que irá a jalarle los pelos a la vecina—comentó GyeunHyo cambiando el canal.

—Estás equivocada, en todo lo que llevo con tu padre jamás se ha ido a los golpes, creo que a la única persona que he visto ya golpeado es a mi cuando le robe un beso por primera vez.

JungKook sonrió, su pequeño esposo era un caso muy especial. No le gustaba la violencia pero podía acabar con el autoestima de cualquiera, con solo decir lo que pensaba.

Dejaría que se divirtiera un rato, y después él se haría cargo de la situación. Nadie se metía con sus cachorros.

TaeSuk tocó el timbre de aquel departamento. Una sonrisa estaba en sus labios, mientras frente a él sostenía una caja de galletas.

La puerta se abrió y se encontró con su vecina, la rubia le sacaba casi diez centímetros gracias a los tacones que portaba.

—Buenas tardes, señora Brown—saludó TaeSuk extendiendo las galletas hacía la mujer.

—¿Buenas tardes? No son buenas tardes. ¡Los monstruos que tiene por hijos lesionaron a mis bebés!—gritó la mujer tirando la caja de galletas que TaeSuk tenía en las manos. El omega hizo una mueca antes de volver a sonreír.

—Y por tal razón estoy aquí señora Brown.

La mujer le miró arrogante.

—Supongo que se debe a la expulsión de sus hijos—TaeSuk asintió—. Pase.

Y se hizo a un lado permitiendo el paso del omega coreano.

TaeSuk estuvo a punto de quitarse los zapatos cuando recordó que eso no era como en su hogar. Hizo una mueca de disgusto cuando notó la alfombra de piel de oso polar en el suelo. Qué desagradable en verdad. Sin preguntar tomó asiento en ese, visualmente hablando, lujoso sofá. Al sentarse deseó no haberlo hecho era jodidamente incómodo.

—Entonces señor Jeon, ¿viene a pedir disculpas?—el omega negó—. ¿Y para qué vino entonces?

—Quiero saber la razón por la que su hijo trató de marcar a mi hijo Daejun—exclamó con tranquilidad.

—Es obvio, su hijo le coqueteó al mío, según mi pequeño el omega en cuestión liberaba sus feromonas y él perdió el control.

—¡Oh! ¿Mi hijo hacía eso?

—Claramente, le recomendaría que lo controle, para tener siete años ya es un codicioso omega en búsqueda de alfitas.

Y TaeSuk se miró apenado.

—Yo lamento escuchar eso—y la mujer sonrió—. Lamento que su hijo sea un mocoso imbécil e inepto sobre omegas.

—¡¿Cómo se atreve a hablar así de mi hijo?!

—Usted habló peor del mío. Mi hijo Daejun al ser tan pequeño no sabe liberar sus feromonas con fuerza. Es una condición médica que ha pasado en mi familia por generaciones. Jamás mi hijo sedujo al suyo, apenas y tiene siete años, su mocoso en cambio tiene 12 por lo que pude investigar. Eso es una falta a los códigos legales de muchos países, sería una pena que la policía se diera cuenta.

—No se atrevería.

—¿No me atrevería?—Taesuk soltó una carcajada—. Su hijo ya ante la ley es consciente de lo que significa marcar a una omega. Su primer celo sería en unos dos años más. Mi hijo en cambio es un cachorro que no supera los 10 años, es la víctima en esto.

—¡Mis hijos fueron heridos!

—Mis hijos también, uno sufrió acoso, los otros dos fueron golpeados por alfas mayores, pero si hubo una pelea fue por el bien de su hermano omega.

—A mi hijo le gusta su cachorro, podríamos hacer un trato, piénselo—y TaeSuk hizo una mueca de disgusto.

—Deje lo pienso—contó hasta tres—. ¡Listo! Propuesta rechaza, mi bebé no está a la venta. Ahora señora Brown, si sus hijos se vuelven ha acercar por lo menos a más de 10 metros de mis hijos, tomaré medidas drásticas. Sí me permite, me iré, no es necesario que me conduzca a la salida, sé por dónde está. Y lo que vaya a futuro, sepa que fue porque su hijo se fijó en el omega equivocado.

Y TaeSuk se levantó dejando a la mujer estupefacta.

Salió de aquel departamento y fue directo al ascensor, adentro tocó el botón que lo conduciría al penthouse.

Cuando por fin salió, fue a su hogar, abrió la puerta volvió al interior de su agradable casa. Se quitó los zapatos y se colocó las pantuflas antes de ir a su habitación. Ahí estaban su esposo e hijos. Los cinco viendo Iron Man. Podrán haberla visto 20 veces, pero se seguían emocionando como la primera vez.

No tuvo de otra que acistarse junto a JungKook, y acurrucarse en el pecho de su esposo. Con sus hijos a un costado.

El resto de la tarde TaeSuk se mantuvo en la cama, mimando a sus hijos. Cenaron pizza ya que ninguno de los adultos quería cocinar. La noche llegó y los niños fueron a sus respectivas habitaciones, dejando a sus padres solos.

—¿Qué harás?—preguntó TaeSuk sentado en la cama viendo a JungKook cambiarse de ropa. Su esposo guardo su arma tras su espalda, en el cinturón.

Jeon se colocó la chaqueta oscura antes de ver a su pareja, y acercarse a besarlo, acariciando los blanquecinos muslos del omega, gracias a la corta pijama que usaba.

—Tendré una conversación con el señor Brown—y TaeSuk sonrió ante las palabras de su marido.

—¿Qué le harás?—el alfa sonrió y apretó los muslos de su omega.

—Resolver las cosas con palabras, y si no se puede, haré lo que deba.

Y TaeSuk sonrió antes de besarlo.

—Limpia la sangre de tu cuerpo antes de que vuelvas,  no quiero que manches el piso.

Y JungKook asintió antes de acercarse al oído del menor.

—Mañana no quiero que vayas a trabajar, tienes asuntos que resolver conmigo—el omega tembló ante el tono grave y ronco de su mayor—, y sí bebé, habló de tener sexo.

Y se alejó con una sonrisa burlona notando las mejillas rojas del Lee. Tomó su otra arma y salió de su habitación.

Actu nueva!

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