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Capítulo: O1.

No tenía noción del tiempo desde que se sentó en el comedor con su computadora portátil abierta, pero definitivamente había pasado demasiado tiempo navegando en aquella página web en particular. Lágrimas secas reposaban en sus mejillas, su izquierda sosteniendo su rostro y su pie se movía inquieto debajo de la mesa mientras seguía leyendo la información otorgada. Su corazón se apretó e instintivamente iba a comenzar a llorar nuevamente luego de leer algo en particular, sin embargo, al escuchar la puerta principal abrirse y esa voz tan reconocible, decidió cerrar el computador y limpiar las diminutas lágrimas que quedaban sin secar, no pudiendo evitar un leve sollozo.

—¡Yeontan! Hola gordito. ¿Me extrañaste? Yo te extrañe. —Se agachó el azabache sobre sus rodillas, acariciando el pelaje del felino que movía su cola felizmente y lamía con cierta intensidad la mano del contrario— ¡Amor! Pasé a la tienda a comprar las toallas de muestra que me pediste para la cocina.

Aunque TaeHyung quiso responder con al menos un agradecimiento o ir corriendo a los brazos de su amado, lo único que pudo hacer fue levantarse de su asiento y observar hacia el pelinegro con una expresión llena de tristeza. JungKook se enderezó, demasiado confundido ante la actitud deprimida que su esposo demostraba.

—¿TaeHyung? ¿Sucede algo? —cuestiona mientras se acerca al menudo cuerpo del menor, tomando con suavidad su cintura y acercándolo— ¿Estabas llorando? ¿Qué pasa, Tete? —Vuelve a cuestionar, mirando los ojos color avellana del contrario con preocupación, hallándolos ligeramente hinchados y apagados.

Añadiendo que un color carmín podía notarse en su nariz, mejillas y parte de sus parpados. Eso era una clara demostración de ello, sin embargo, Jeon quería escucharlo de las propias palabras de TaeHyung.

—E-Es que... Es que estaba pensando en lo que dijiste de adoptar a un niño de cinco años —responde con duda, soltando un sollozo en medio de sus palabras.

—¿Yo dije eso?

—Sí —confirmó.

—Lo dije de... No era enserio —El agarre del pelinegro disminuye ante la impresión de la situación, alejando su cuerpo un poco.

—Ya sé, es una locura, pero me pusiste a pensar y hay muchos niños en hogares temporales. Los mudan de casa en casa y no tienen familia, es lo más triste que he visto y encontré una agencia de adopción y tienen capacitación en una semana —explica con un atisbo de emoción, separándose del agarre del pelinegro con facilidad, volviéndose hacia el comedor y abriendo el computador.

JungKook se quedó helado en su lugar, frunciendo su ceño ante la confesión de su menor, entonces reaccionó cuando miró la computadora ser abierta, así que rápidamente se acercó a cerrarla.

—No, no, no, no me los muestres. No quiero ver sus caritas, no me rompas el corazón, voy llegando de trabajar —menciona con cierto miedo, alejando el computador y con posterioridad pasando sus manos sobre su propio rostro con desesperación y sintiéndose ligeramente consternado, finalmente mirando hacia el castaño—. Tae, la gente que acepta niños temporales es muy especial, es el tipo de gente que es generosa, aunque no sea navidad y nosotros ni en navidad somos generosos.

—Bueno. ¿Y si hubiera un desastre aquí? —pregunta alejándose del pelinegro, caminando a su alrededor, intentando pensar con claridad.

—¿Cómo una bomba química?

—Lo que sea. Y si algún pequeño terminará en nuestra puerta. ¿Lo echaríamos a la calle solo porque nosotros no somos especiales? —Toma el computador en sus manos.

—Pues eso depende, hay muchos factores que considerar —observa a su menor irse de ahí y entonces decide seguirlo, sintiendo que la discusión que estaban teniendo era una tontería—. TaeHyung, no puedes tomar una broma y convertirla en una que nos cambie la vida. Estaba jugando.

TaeHyung se voltea, suspirando rendido y entonces sonriendo levemente. La culpa no era de JungKook, en realidad sí que se trataba de una decisión que podría cambiarles la vida completamente. Sabía que el pelinegro se preocupaba por razones justificadas, y tampoco quería obligarlo a aceptar a hacer algo que no estaba en sus planes.

Por supuesto, ciertamente se sintió decepcionado, esperaba que JungKook tan siquiera lo considerará, pero al parecer su decisión era evidente. Deja el computador sobre una encimera que había en frente de los sofás.

—Sí, tienes razón. Es que... Es verdad, no puedo obligarte a hacer algo que no quieras, pero la idea fue linda. Descansa. —Se acerca al mayor, abrazándolo y juntando sus labios sobre los ajenos en un beso lleno de ternura, beso que fue correspondido segundos después por JungKook, quién tomó con sus manos el rostro del castaño, acunándolo.

—Ya no vuelvo a bromear así. ¿Bien? —susurra sobre sus labios, besando su frente y separándose segundos después, observando al menor asentir e irse rumbo a la habitación—¡Te amo! —gritó poco después, tomando unas gomitas de chile que encontró en la mesita frente el televisor, sentándose en uno de los sofás.

—¡Yo también! —responde TaeHyung desde la habitación, provocando una leve sonrisa satisfecha en los labios del mayor.

Enciende la televisión, encontrándose de primera el canal de las noticias, y tal vez, si aquel computador no se encontrará justo frente de sus ojos, su consciencia no lo torturaría, diciéndole que debería revisar, solo por curiosidad.

"La curiosidad mató al gato", se repetía mentalmente, intentando centrarse en lo que se transmitía en el televisor. Una frase tan normalizada, tal vez para asustar a aquellos que quieren hacer algo más allá de lo que están acostumbrados y decirles que no podrán, que arriesgarse es peligroso: que la curiosidad a cosas inciertas, nuevas y arriesgadas puede ser un arma de doble filo. JungKook se lo pensó, no es como si fuera ese tipo de personas conformes, de hecho, una de las razones por las que entró a medicina fue para probar su punto, porque sabía que arriesgarse a estudiar una profesión de tanto nivel era quizás la mayor cagada que cometería, pues anteriormente se consideraba como alguien flojo, tonto y sus calificaciones eran de un estudiante promedio con un futuro medianamente bien. Sin embargo, se arriesgó y decidió que entraría a la facultad de Seúl, y si nadie creía en él, entonces él mismo lo haría. También cuando llegó la hora de elegir su especialidad, tal vez pudo quedarse como médico general y vivir con la curiosidad de estudiar una especialidad y superarse, pero decidió que no se quedaría con esa duda. Nada lo detenía, TaeHyung confiaba en él y eso era más que suficiente, y así fue como terminó graduándose en neurología.

No obstante, contraer matrimonio fue aquel tipo de curiosidad que no lo dejaba dormir por días, antes de eso solía preguntarse sí TaeHyung aceptaría su propuesta y si durarían siendo esposos, por esa misma razón no quería arriesgarse, quería mantener esa insoportable curiosidad de estar comprometido por miedo a lo que pasaría, por miedo al futuro y a lo incierto. Sin embargo, también decidió arriesgarse y por eso es que lleva seis años felizmente casado.

Todo eso siendo causa de su gran curiosidad e inconformismo.

Suspiró rendido, apagando el televisor y levantándose del sofá para tomar la computadora en sus manos, dirigiéndose hacia el comedor y colocándola encima, finalmente abriéndola, inclinando su cuerpo ligeramente para tener mejor vista.

"AdoptOURKids", fue el titulo que lo recibió luego de desbloquear la computadora, comenzó leyendo la información principal de la página web, bajando conforme terminaba de leer, encontrándose con fotografías de niños y una breve descripción de ellos.

—¿Qué cosa? —susurró demasiado aturdido con lo que leía.

"Nunca he tenido una mascota, espero que la familia que me adopte tenga".

"Me gustaría acampar con mi nueva familia".

"Me conformaría con tener padres que escuchen".

"Si tuviera una familia nunca cambiaría de escuela".

"Desearía tener unos padres que me dieran un beso antes de irme a dormir".

"Desearía tener mi propia habitación".

"Quiero un papá que me ayude a aprender fútbol y que juegue conmigo".

"Quiero una familia que me mantenga a salvo".

Esas siendo algunas de varias descripciones que había, haciéndolo sentir consternado. Suspiró pesadamente, agachando su cabeza, cerrando sus ojos por un momento y negando con movimientos de cabeza. Definitivamente era muy triste y decepcionante pensar que existen padres que abandonan a sus hijos de esa forma, haciéndoles desear algo que sin duda deberían tener. No es como que JungKook tenga una buena relación con sus padres, pero de lo que sí estaba seguro es que ellos no lo abandonarían, y que a pesar de las diferencias, siguen siendo una familia llena de amor.

—No es justo... no es justo —susurra para sí mismo mientras seguía leyendo, un sonido de pasos viniendo lo hicieron voltear hacia ahí, mirando al menor con una sonrisa impregnada en su rostro—Osito, oye... ya no compres estás frituras, están muy picosas y hacen que mis ojos lagrimeen y que me escurra la nariz. —Un beso de parte del menor interrumpió al mayor.

La sonrisa de TaeHyung permaneció en su rostro, aun separándose del beso. Posó sus manos sobre los hombros del pelinegro, sintiendo poco después unas grandes manos sobre su cintura, finalmente acercando sus cuerpos lo suficiente para fundirse en un cálido abrazo.

—Está bien, Kook —habló comprensivamente, afirmando el abrazo.

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