Tercera parte
Kyungsoo condujo despacio en medio de largas filas de autos, mientras pensaba en lo fastidioso que era conducir a esas horas por las avenidas principales, donde se formaba un tráfico terrible. Por fortuna, al adentrarse al tranquilo vecindario en el que vivía, pudo dejar la aglomeración de autos atrás y conducir con mayor comodidad por las apacibles calles. Miraba ocasionalmente por el retrovisor; Youngsoo permanecía dormido, abrazaba con celo la caja de la muñeca y la saliva que manaba del borde de su boca entreabierta se escurrió en una línea brillante a través de la barbilla y el cuello. No despertó sino hasta que el auto giró hacia la derecha, por la calle donde se situaba su casa.
—¿Ya llegamos? —su voz sonaba aletargada. Kyungsoo se estacionó y lo miró frotarse los ojos y luego la saliva de la cara.
—Sí, vamos, necesitas un baño antes de que te duermas de nuevo —Tras desabrocharse el cinturón salió del auto y se dirigió a la parte trasera para sacar a Youngsoo, quien soñoliento se aferró a su mano tan pronto como lo colocó en el suelo.
—Papá, no quiero —dijo a modo de queja—. No estoy sucio.
—¿Ah, no? —se burló—. Estuviste jugando con Jeonghwan, sudaste demasiado. Y Tienes baba por toda la cara —Mientras se dirigían a la puerta, le limpió la mejilla con el pulgar.
—Mejor me baño mañana.
—No, diablillo. Te bañarás hoy, punto final.
Kyungsoo abrió la puerta y permitió que su hijo entrara primero. Tan pronto como estuvieron en el cálido interior, encendió las luces y se dirigió a la cocina para conseguir un vaso de agua. Youngsoo lo siguió.
—¿Puedo hacerlo en la bañera? Quiero jugar con mis patitos.
—Está bien, pero solo un rato, no debes dormirte tan tarde.
Tras lavar el vaso que utilizó, se dirigieron al segundo piso y entraron al baño. Kyungsoo se aseguró de que la pequeña ventana en lo alto de la pared estuviese cerrada para que no entrara ninguna ráfaga de aire. Abrió las dos llaves para que el agua quedara templada y se sentó en el borde.
—Youngsoo, quítate la ropa y déjala en ese cesto, iré por tus patitos.
—No puedo —dijo con determinación.
—¿No puedes qué?
—No puedo poner mi ropa en el cesto. Papá, quiero usar esta ropa mañana.
—Youngsoo, está sucia. Si quieres puedo lavarla mañana para que la uses pasado mañana.
—Pero me gusta esta —Se aferró a la capa y lo miró con un notable puchero. Kyungsoo suspiró. Le permitía a Youngsoo elegir la ropa que quería comprar y usar cada día, pero últimamente tenía un problema ya que el niño se negaba a usar otra cosa que no fueran prendas de superhéroes.
—Tienes la capa de la mujer maravilla, ¿por qué no usas esa?
—Bueno... —Youngsoo al fin cedió y colocó la capa en el cesto—. Papá, el superhéroe favorito de Jeonghwan es Batman.
—¿En serio?
—¡Sí! Dijo que cuando cumpla años, su fiesta será de Batman. Cumplirá estos —Levantó los cinco dedos de la mano derecha y el pulgar de la izquierda—. Seis, como yo, pero yo los cumplo antes, soy más grande.
—Bueno, en edad sí —Se rio de su propia broma, pero al parecer Youngsoo no lo entendió—. Vuelvo enseguida, ¿cuál pijama quieres que te traiga?
—El de panda —dijo con la voz amortiguada por la camisa del hombre araña que se le había atorado al intentar sacarla por encima de la cabeza. Parecía tener un poco de dificultades, sin embargo, Kyungsoo simplemente lo dejó hacer las cosas por sí mismo. Youngsoo apreciaba su independencia para ciertas tareas, especialmente para vestir o desvestirse.
Se dirigió al cuarto del niño para tomar los patitos de goma y el pijama, luego volvió rápidamente. Youngsoo ya estaba desnudo, tocando el agua con las puntas de los dedos.
—¿Está bien así? —Cerró las llaves a ver que el agua ya casi llegaba a la mitad, Youngsoo asintió.
—Sí, así me gusta el agua.
—Muy bien —Sin confiar demasiado en el niño, tocó el agua por sí mismo para asegurarse de que tuviera la temperatura adecuada. Conforme, tomó una toalla del mueble del baño y la colocó extendida al fondo de la bañera, como hacía siempre para que Youngsoo no resbalara, luego lo cargó y lo puso dentro—. Estaré en mi habitación leyendo, si necesitas algo solo grítame, ¿de acuerdo?
Youngsoo agitó la cabeza de arriba abajo, concentrado en alcanzar los patitos que Kyungsoo colocó en el agua.
—¿Quieres que te ayude con el cabello?
—Umm... no, yo puedo.
—Está bien.
Dejó su esponja, jabón y shampoo a su alcance antes de salir.
Después de aproximadamente 15 minutos, Youngsoo le gritó y tuvo que dejar su libro para dirigirse al baño.
—¿Listo?
—Ajá, listo.
—¿Te lavaste bien?
—Sí.
—¿Cada parte de tu cuerpo?
—Sí, papá, Estoy todo limpio.
—Entonces ven aquí.
Sacó a Youngsoo del agua y luego de secarlo, lo vistió. Antes de dejar el baño se aseguró de secar y peinar bien su cabello, luego lo llevó abrazado a su habitación. A pesar de que Youngsoo se volvía más pesado cada día, no le molestaba cargarlo en cada oportunidad. Sabía que llegaría un momento en el que ya no podría hacerlo, así que aprovechaba cada oportunidad para mimarlo.
—Papá, hoy fue muy divertido —dijo Youngsoo una vez que se recostó en la cama. Kyungsoo se acomodó a su lado, lo hacía cada noche, solo hasta que se durmiera. Le sonrió, pues estaba de acuerdo con él.
—¿Te gusta jugar con Jeonghwan?
—Sí, mucho —dijo feliz—. El papá de Youngsoo es divertido también.
Ante la mención de Jongin, Kyungsoo sintió que las mejillas se le calentaban.
—¿Lo crees?
—Bueno... —Youngsoo abrazó su peluche de pororo, pensativo—, creo. Tú te estabas riendo mucho con él.
Ni siquiera había sido consciente de eso hasta que Youngsoo lo mencionó. En retrospectiva, suponía que sí lo había hecho. Admitía haber pasado una agradable tarde con Jongin. Tampoco podía saber con exactitud cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se divirtió así. Después de su última relación, luego de que Minjun desapareciera de sus vidas, Kyungsoo había salido casualmente con algunos hombres, nada serio, sino un par de comidas compartidas, entre otras cosas.
Afortunadamente, Youngsoo se rindió ante el sueño y no tuvo que darle más explicaciones. Durante un rato estuvo acariciándole el cabello y contemplando su rostro, mientras las memorias del pasado surgían de manera repentina.
Minjun era de esos chicos que, si bien no pasan desapercibidos, tampoco poseen un atractivo excepcional, no lo suficiente como para robar miradas por doquier. Era un hecho que Kyungsoo ni siquiera lo miró dos veces cuando se conocieron al ingresar a la misma universidad, y no solo porque al salir con una chica tenía una imagen que mantener. La razón era sencilla: Minjun no era su tipo.
Su relación —prácticamente nula— ni siquiera podía ser definida como amistad. Compañerismo era un término más adecuado. Intercambiaban saludos si se cruzaban en los pasillos y ocasionalmente coincidieron en alguna clase, pero jamás tuvieron una conversación que durara más de un minuto.
Con toda probabilidad Kyungsoo se habría olvidado de él por completo al graduarse. Minjun pudo haber sido uno de los tantos rostros que alguna vez conoció y que con el tiempo se difuminaron de su memoria, una persona tan intrascendente como tantas otras decenas. Sin embargo, la situación entre ellos dio un giro errático.
Tan pronto como Kyungsoo recibió su título, fue contratado por sus propios padres, quienes tenían una fábrica de tarjetas electrónicas. Aun si ya había trabajado ahí antes de manera esporádica y no era necesario que pasara por el proceso de capacitación, lo hizo por mero protocolo. Y fue allí donde volvió a encontrarse con Minjun.
No fue amor a primera vista, así como tampoco surgió inmediatamente tras el reencuentro. En cambio, sucedió de manera gradual, casi sin que se diera cuenta. Las primeras salidas fueron como colegas, acompañados de otros compañeros de trabajo y, una vez que la confianza se estableció entre ellos, comenzaron a salir solo los dos. Los encuentros entre amigos se convirtieron en citas. Al cabo de un par de meses Minjun propuso un noviazgo y él aceptó.
Era su primera relación seria con un hombre, aunque no era tan diferente a salir con una chica. Hacían las mismas cosas, veían las mismas películas e iban a comer a los mismos sitios, sin embargo, Kyungsoo al fin se sentía pleno, enamorado. Con Minjun no tenía que forzar una sonrisa tonta, ni el brillo de sus ojos, o la excitación en la cama. Las emociones solo fluían.
Llevaban saliendo alrededor de tres meses cuando lo presentó con Youngsoo, de entonces casi cuatro años. Claro que tanto Minjun como su hijo sabían del otro, pero hasta ese momento únicamente se conocían por medio de fotografías. Minjun era un buen novio, al menos así lo consideraba; era cariñoso, respetuoso y divertido, y sobre todas las cosas era bueno con Youngsoo.
El día que Minjun acudió de visita a su casa para conocer al niño, se presentó frente a su puerta con una bolsa llena de obsequios. Algunos eran objetos de decoración para la casa, pues Kyungsoo y Youngsoo se acababan de mudar, ya que habían estado viviendo en casa de sus padres. También compró algunos juguetes para Youngsoo, quien estuvo encantado.
Youngsoo era un niño alegre y extrovertido, por lo cual no era difícil ganarse su confianza y cariño. Minjun se volvió cercano a él tan pronto como se conocieron y crearon un vínculo casi de padre e hijo. A Minjun no le molestaba cuidar de Youngsoo en algunas ocasiones, disfrutaba al jugar con él y lo llevaba sobre sus hombros cuando salían a pasear.
Era evidente el apego que Youngsoo desarrolló, incluso sus padres lo aceptaban, por lo que Kyungsoo comenzó a percibir la relación cada vez con mayor formalidad. Aunado a eso, Minjun se quedaba a dormir en su casa cada vez con más frecuencia, parte de su ropa ya estaba en el ropero, junto a la suya, y tenía su propio cepillo de dientes en el baño.
Quizá cometió un error al asumir, por todos esos detalles, que en algún momento formarían una familia.
Y vivió en su pequeña burbuja de felicidad hasta que a Youngsoo expresó una pregunta que lo cambió todo.
"¿Tú eres mi otro papá?", cuestionó una tarde, mientras los tres estaban recostados en el sofá, mirando una película.
Minjun levantó la cabeza del respaldo de manera abrupta y Kyungsoo detectó el pánico en sus ojos. Al final ambos evadieron la pregunta, igual de incómodos, y a Kyungsoo no le sorprendió mucho el cambio de su actitud posterior.
Ya no eran tan recurrentes sus visitas y dejó de quedarse a dormir con ellos. Además, insistía en salir a solas con él. Para Kyungsoo eso no era un problema, comprendía que, para una buena relación, era necesario tener citas de vez en cuando, pero Minjun estaba evadiendo totalmente a Youngsoo. A pesar de que también era capaz de entender que Minjun, siendo un hombre joven y soltero, rechazara la idea de convertirse en padre de un niño que no era suyo, tener una relación así superaba los límites de Kyungsoo.
Y lo que más le molestaba de la situación era que Minjun había sido descuidado al crear una relación tan cercana con su hijo. Mas no lo culpaba del todo, se culpaba más a sí mismo por haberlo permitido.
A pesar de todo, Kyungsoo trató de entenderlo, sin embargo, cuando habló con él y le dejó en claro que Youngsoo siempre estaría antes que cualquier otra persona y que por ese motivo no podrían verse tan seguido, Minjun rompió con él. Una semana después, descubrió que estaba saliendo con otro chico y para su fortuna renunció a su puesto en la fábrica. Habría sido incómodo trabajar juntos, aunque estaba seguro de que después de enterarse de lo sucedido, sus padres habrían hecho lo necesario para despedirlo.
Para Kyungsoo no habría sido tan complicado de superar, de no ser porque Youngsoo lloraba casi todas las noches, preguntando por qué Minjun ya no iba a verlo, hasta quedarse dormido, con los párpados pesados e hinchados y la carita roja. Kyungsoo se acurrucaba con él y le susurraba palabras de consuelo o le cantaba canciones de cuna. El dolor de su hijo mitigó el suyo, porque nada le pesaba más que ver sufrir a Youngsoo.
Fue por eso que se juró a sí mismo que nunca haría pasar a su hijo por otro abandono. A partir de ese momento comenzó a ser más prudente al relacionarse con cualquier persona.
Aturdido por el recuerdo, se levantó de la cama de Youngsoo y lo observó dormir, tan tranquilo y con el rastro de una sonrisa en las comisuras de sus labios, de donde brotaba un hilo de saliva. Sus párpados lucían frágiles, como alas de mariposas, y no rojos y apretados como tiempo atrás.
No había rememorado esos momentos porque aún albergara algún sentimiento por aquel hombre, incluso Youngsoo lo había borrado casi por completo, pero al ver a su hijo dormir tan relajado después de la ducha al llegar a casa, sin ninguna preocupación, de alguna forma le hizo recordar.
Se inclinó hacia él para darle un cálido beso en la frente y apagó la lámpara que reposaba sobre la mesita junto a la cama, luego abandonó a habitación y se dirigió al baño; después de un día tan agotador y emocionante, tenía ganas de sumergirse un buen rato en la bañera. Sentado en el borde de la bañera, mientras la volvía a llenar con agua limpia y caliente, se preguntó si se encontraría con Jongin al día siguiente.
Pero sacudió la cabeza e ignorando la emoción, decidió que estaba a tiempo para dar un paso atrás, antes de que él o Youngsoo resultaran heridos.
♡♡♡
Youngsoo cortándole el cabello a Jeonghwan
https://youtu.be/zPGOFrdVDgo
No estaba segura de publicar este capítulo, o al menos la primera parte. Después de escribirla, pensé que era medio irrelevante y el capítulo comenzaría con la parte en la que Kyungsoo recuerda cómo conoció a su ex, pero luego creí que serviría un poco más para comprender la relación de Kyungsoo con su hijo, y para conocer al pequeño Youngsoo, con quien ya me encariñé ♡
Además decidí dejar esa parte para poder subir capítulo hoy, porque ya tengo que ponerme a hacer tarea y de lo contrario no habría terminado, o el capítulo sería muy cortito.
Espero poder actualizar mañana también :D
Gracias por sus votos y sus comentarios, lo aprecio mucho
Les tqm ♡♡♡
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