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Segunda parte

Aun si no era la primera vez que Kyungsoo intercambiaba números con un hombre, estaba seguro de que en esa ocasión no podría ignorarlo cínicamente para terminar por borrarlo de su lista de contactos; su hijo se encontraba en la parte trasera del auto. Esa información cobro importancia una vez que se posicionó frente al volante.

Por lo general no tenía dificultad para evadir cualquier intención de acercarse a él con propósitos claramente alejados de una simple amistad, en especial con Youngsoo presente. Sin embargo, fue incapaz de hacerlo en ese momento, incluso él mismo dio la oportunidad de seguir en contacto al ofrecerse a llevar a Jeonghwan.

Quizá fue porque le resultaba complicado ignorar los signos de seducción implícitos entre ambos, y sería un engaño no admitir que Jongin había estado ya bajo su radar. Era un hombre atractivo, no lo negaba.

Tenía una altura que lo hacía lucir imponente, aunque Kyungsoo supuso que la actitud segura con la que andaba era lo que jugaba el papel principal. Aunque su cuerpo era delgado, poseía buenas proporciones y músculos macizos que se marcaban bajo los atuendos formales que usaba.

Se percató de que lo había estado mirando por algunos segundos través de la ventana cerrada del auto, prestando especial atención a sus ojos alargados y a sus labios voluminosos. Jongin se cruzó de brazos, entretenido, y él le sonrió como si nada ocurriera. Le echó un último vistazo. La piel morena de Jongin le debilitaba las piernas.

Echó a andar el auto lentamente y Jongin los despidió agitando la mano, luego se difuminó a medida que el auto avanzaba por la calle. No demoró en encender el estéreo y la canción infantil y enérgica que surgió de las bocinas hizo bailar a Youngsoo. Kyungsoo condujo a velocidad moderada con dirección al centro comercial más próximo.

Durante el trayecto, si bien intentó distraerse con la música, seguía pensando en cómo Jongin lo hacía sentir como un adolescente de nuevo, aunque esa era la primera vez que hablaban.

Al llegar al centro comercial, en lugar de ir directamente a la peluquería, Kyungsoo llevó a los niños a un restaurante en el que había juegos infantiles para tuvieran un rato de diversión. Pidieron nuggets de pollo en forma de dinosaurio y se arrastraron por coloridos túneles, hasta que Youngsoo, tan agitado como sudoroso, avisó que tenía ganas de vomitar y tuvo que sacarlos de ahí antes de causar un desastre.

Al cabo de unos minutos en el baño, luego de lavar repetidamente la cara de Youngsoo con agua fría hasta que se sintiera bien, dieron un corto paseo por los atiborrados pasillos hasta encontrar un salón de belleza. No fue difícil remediar el cabello de Jeonghwan, ni siquiera tuvieron que cortar demasiado, salvo por los costados de la cabeza. Una vez que el peluquero terminó con su trabajo, sacudió el cabello que había caído sobre los hombros y el cuello del niño y prosiguió a peinarlo con un poco de cera. Jeonghwan, dudoso, observó su reflejo en el espejo frente al que estaba sentado y lentamente sonrió.

—Me parezco a mi papi —dijo con su vocecilla infantil y giró la cabeza de un lado a otro para mirarse desde diferentes ángulos. Kyungsoo coincidió.

—Tienes razón, luces muy parecido a él con ese corte. Entonces, ¿te gusta?

Jeonghwan asintió con timidez. —Gracias.

—Me alegra, entonces vamos, tenemos que comprar algunas cosas aún.

Kyungsoo pagó por el servicio, bajó a Jeonghwan del asiento y juntos se dirigieron al fondo del salón, donde Youngsoo descansaba cómodamente en un sillón con una revista abierta sobre las piernas. Al percatarse de su presencia, levantó la cara regordeta con una expresión emocionada.

—¡Mira papá! ¡Mira papá! Mira este peinado —Apuntó con insistencia una de las fotografías de la revista, Kyungsoo siguió la dirección del dedo de su hijo y vio a una mujer de cabello rojo intenso con un corte asimétrico, un estilo muy futurista—. ¿Puedo hacer este peinado? Por favor.

Youngsoo tenía la habilidad de convencer a cualquiera con sus ojos grandes de cachorro y Kyungsoo desde luego no era la excepción.

Le sacudió el cabello y asintió.—Bueno, te has portado muy bien mientras le cortaban el cabello a Jeonghwan, ¿te parece si vamos a comprar una muñeca y te ayudo a peinarla como esa chica de la revista?

—Sí, sí, vamos.

Solo entonces, Youngsoo cerró la revista y bajó del sillón para colocarla en su lugar. Kyungsoo sujetó a los niños, uno en cada mano, y salieron. El próximo destino fue la tienda departamental. Al ingresar, se encaminaron directamente a los pasillos de juguetes y soltó sus manos para que pudieran explorar.

Youngsoo arrastró a Jeonghwan al pasillo donde se encontraban los juguetes que eran dirigidos a niñas. Algunas personas que pasaban por ahí les lanzaban miradas extrañas, de desaprobación, pero a él no podía importarle menos. Había comenzado a comprarle muñecas a Youngsoo desde aquella vez que le cortó el cabello a las de su prima.

—¿Te gusta alguna? —Se acercó para mirar y Youngsoo permaneció callado unos segundos, pensándolo.

—Ehhh, todas son bonitas —Parecía muy concentrado en elegir, hasta que sonrió y señaló una de las últimas tarimas—. Papá, ¿me bajas esa? Por favor, esa de ahí.

—¿Cuál? ¿Esa de cabello rojo? —Youngsoo asintió y Kyungsoo atrapó la caja de la muñeca con vestido azul y cabello rojo.

—Tiene el cabello como la mujer del libro —dijo con entusiasmo—. Mi prima tiene una como esa.

—Entonces toma —Le entregó la caja y se dirigió a Jeonghwan—. ¿Te gusta algún juguete? Elige el que te guste, lo compraré.

La expresión de Jeonghwan era vacilante, se balanceó de izquierda a derecha y levantó los hombros. Kyungsoo insistió.

—Vamos, ¿qué te gusta? Te ayudaré a escoger. ¿Quieres buscar en los otros pasillos?

—Yo vi algo bonito —susurró—. Está ahí —Señaló con el dedo hacia los anaqueles del otro lado del pasillo. Kyungsoo se dirigió ahí con los dos niños y trató de adivinar qué era lo que había llamado la atención de Jeonghwan, pero él se le adelantó y agarró una caja de cartón con motivos floreados en blanco y azul. Se trataba de un juego de té.

—¿Es eso lo que quieres? —Jeonghwan movió la cabeza afirmativamente y él le sonrió—. Muy bien, lo llevaremos entonces.

—Es para jugar con mi papi —dijo—. Y también con Youngsoo. Y usted también puede. Para jugar todos.

—Cuando juego a la comida con papá, se acaba todo —dijo Youngsoo a modo de queja. Kyungsoo rio, indignado.

—Eres tú el que me da toda esa comida.

Youngsoo se abrazó a su pierna.

—Puedes comer todos mis bocadillos, papá.

En ese instante Kyungsoo sintió que el teléfono vibraba en su bolsillo. Tras asegurarse de que Youngsoo y Jeonghwan permanecieran a su lado, lo sacó. Se encontro con una notificación de n mensaje enviado por Jongin.

"Hola, Kyungsoo.

¿Siguen en el centro comercial? Ya salí de la oficina".

Se emocionó al pensar que en poco tiempo volvería a verlo y sin darse cuenta ya estaba sonriendo. Los niños lo miraron con curiosidad.

—Es tu papá, Jeonghwan. Al parecer ya terminó con su trabajo.

—¿Ya viene?

—Creo que sí, diré que lo esperaremos aquí.

Tecleo una respuesta a toda prisa, le indicó en lugar en el que esperarían y se dirigieron a las cajas para pagar los juguetes.

Jongin no les hizo esperar demasiado. Cuando llegó, los encontró sentados en una banca. Jeonghwan corrió hacia él y estiró los brazos para que lo levantara. Al mirarse, Kyungsoo le sonrió y recibió una sonrisa encantadora de vuelta.

—Gracias por cuidar de Jeonghwan —dijo Jongin al estar más cerca.

—Fue un gusto, es un niño encantador. Además es bastante tranquilo.

—Me divertí mucho, papi —Jeonghwan rodeó el cuello de Jongin con los brazos—. Comimos pollitos de dinosario y... eh... jugué con Youngsoo y... el papá de Youngsoo me compró algo. Mira.

Kyungsoo le pasó la caja que había dejado sobre la banca y Jongin la tomó, observó el juego de té y asintió.

—Gracias, parece que Jeonghwan pasó un gran día.

—Papi, ¿podemos jugar a la hora del té?

—Por supuesto —Jongin besó a su hijo en la frente y lo bajó—. ¿Puedo invitarlos a cenar? —Miró a Kyungsoo, como suplicando que aceptara.

Él estuvo a punto de responder que de hecho compraría los ingredientes para cenar en casa, pero se detuvo. A decir verdad, pensó que, si iba a darse una oportunidad para conocer a Jongin, era mejor comenzar en ese momento y no esperar a que el tiempo pasara, solo en caso de que realmente no conectaran.

Así que terminó por acceder.

—De acuerdo. Conozco una cafetería agradable, ¿te parece?

—A donde sea que quieras ir está bien —respondió Jongin.

Fueron todos juntos al lugar que Kyungsoo mencionó, dentro del mismo centro comercial. Era un sitio con un ambiente familiar, con música tranquila y comida deliciosa. El camarero no demoró en tomar su pedido.

Mientras esperaban, Jongin inició una conversación.

—Ustedes son muy parecidos —Miró a Youngsoo y luego a él.

—Por eso soy bonito —dijo Youngsoo—. Mis abuelos dicen que soy bonito como papá.

—Por eso soy bonito —dijo Youngsoo—. Mis abuelos dicen que soy bonito como mi papá.

Los dos adultos sonrieron con diversión ante la seguridad del comentario de Youngsoo. Jongin asintió.

—Tienes toda la razón, pequeño.

—También soy pequeño como mi papá.

—Bueno, eso tampoco se puede negar —Kyungsoo miró a Jongin con falsa indignación, antes de sacudir la cabeza, riendo—. Pero hablando de eso, te ves muy joven, ¿qué edad tienes?

—Soy joven, tengo veinticuatro —Kyunsoo aprovechó que los dos niños se pusieron a jugar para continuar hablando con Jongin.

—Vaya, diez años de diferencia —Lucía pensativo, Kyungsoo levantó una ceja.

—¿Es eso un problema?

—Para nada —aclaró con una sonrisa. Kyungsoo lo vio acomodarse la corbata.

—Pero, ¿treinta y cuatro? No lo pareces.

—¿Por qué lo dices? —Jongin se inclinó ligeramente sobre la mesa y miró a Kyungsoo con regocijo—. ¿Me veo más viejo?

—No, quiero decir, tienes un aspecto maduro, pero veo cierta jovialidad en ti, no lo sé.

—Papááá, ¿ya van a traer la comida? —Youngsoo dejó caer la mejilla contra la mesa—. Tengo mucha hambre, mi panza suena.

Kyungsoo le acomodó el cabello a su hijo y le habló con condescendencia.

—Sí, pequeño diablillo, espera un poco —Youngsoo, conforme, volvió a su juego con Jeonghwan.

—Y dime, además de ser el atractivo padre de Youngsoo, ¿qué es lo que haces?

El comentario lo tomó desprevenido, pero no se dejó ver afectado. En ese momento llegó el camarero con sus alimentos y bebidas. Kyungsoo se aseguró de que su hijo pudiera alcanzar su comida sin problemas antes de responder.

—Soy ingeniero electrónico, trabajo para la compañía de mis padres —dijo casualmente, antes de darle una bebida a su café—. Aunque la mayor parte del tiempo soy papá de Youngsoo, es más interesante.

—Ya lo creo —Jongin tenía los ojos sobre Jeonghwan, quien se había manchado los bordes de la boca con la salsa de su emparedado. Lo limpió con una servilleta.

—¿Y tú qué haces?

—Trabajo como director administrativo. Además de eso y de cuidar a Jeonghwan, no suelo hacer mucho. Me gusta ejercitarme en casa o salir a correr, a veces Jeonghwan y yo vamos de campamento.

—Deberíamos salir a correr juntos algún día —sugirió Kyungsoo, que se sentía más y más cómodo con Jongin conforme los minutos pasaban—. Yo hago pilates en casa, pero algo de aire fresco no me vendría mal.

—Así que pilates —murmuró Jongin, asintiendo con una sonrisa contenida—. Eres bienvenido cuando quieras.

Continuaron teniendo una charla casual durante la cena, que en ocasiones era interrumpida por Jeonghwan o por Youngsoo, pero ya acostumbrados, a ninguno de los dos parecía molestarle. Kyungsoo no estaba seguro de que eso fuera una cita, de alguna manera se sentía así, a pesar de que ambos llevaban a sus hijos. Nunca antes había salido con un hombre que tuviera hijos, y a muchas de sus citas anteriores parecía importunarles la presencia de Youngsoo. Ese fue uno de los motivos por los que dejó de intentarlo; su hijo siempre ocuparía el primer lugar en sus prioridades.

Por un momento se vio tentado a preguntarle a Jongin acerca de la madre de Jeonghwan, ya que sentía curiosidad, pero decidió que no era un tema que se debiera tocar a la ligera y en presencia de los niños. Además, él tampoco quería hablar sobre la madre de Youngsoo en esa situación, a pesar de que Youngsoo sabía hasta cierto punto lo que había sucedido.

Cuando terminaron la cena, abandonaron el centro comercial y se dirigieron al estacionamiento. Youngsoo se había dormido en sus brazos y Jongin los acompañó hasta su auto para ayudarle a abrir la puerta.

—Ya está —dijo Kyungsoo luego de acomodar a Youngsoo a su asiento. Cerró la puerta y se quedó parado, mirando a Jongin.

—Ten cuidado al volver.

Despedirse de esa forma no se sentía del todo bien. Era como si faltara algo. Kyungsoo no quería simplemente meterse a su auto y marcharse, pero no sabía qué más decir. Afortunadamente, Jongin tomó la iniciativa.

—Disfruté la cena con ustedes —dijo—. ¿Les gustaría salir a comer con nosotros el fin de semana?

A Kyungsoo le encantó que Jongin incluyera a Youngsoo, a pesar de que el niño se encontraba profundamente dormido en el interior del auto. Sonrió, cabeceando.

—Nos encantaría comer contigo y con Jeonghwan, ¿acordamos los detalles luego? Ya deberían volver, Jonghwan parece cansado.

Jongin observó a su hijo, quien ya tenía los ojos entrecerrados.

—Está bien, te llamaré entonces —Jeonghwan se despidió con la mano y Jongin dio unos pasos, alejándose. Antes de que Kyungsoo entrara al auto, habló—. Espero encontrarme contigo estos días.

Kyungsoo le sonrió, sabía que se refería a encontrarse fuera el jardín de niños. Él también lo esperaba.

Sin embargo, mientras conducía de vuelta a casa, no pudo evitar sentirse agobiado al pensar en la posibilidad de que su cercanía con Jongin creciera y desembocara en una relación. El amargo recuerdo de una mala experiencia volvió tan fresco como cuando sucedió.

Y eso lo asustaba. No quería hacer pasar a Youngsoo por lo mismo otra vez. 

***

Holaaa, quería publicar el capítulo ayer, pero ya era tarde, así que aquí andamos

Agradezco muchísimo el apoyo que recibió la primera parte, espero que continúe gustándoles, les tqmmm

Si hay errores perdón, me estoy quedando ciegaa

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