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Capitulo 41


Justin se encontraba impacientemente golpeando el piso con sus pies. Taylor había despertado hace más de dos horas, pero aún no tenía autorización de visitas.

Gigi se encontraba con los ojos entrecerrados, casi por caer dormida al piso.

Ninguno de los dos había vuelto a conversar y se encontraban en la misma situación, aburridos e impacientes por alguna noticia de Taylor.

Justin sintió que el mundo lo bendecía cuando una enfermera se paró frente a ellos.

—Taylor ha despertado y ya puede recibir visitas.

—¡Yo! —Justin se levantó del asiento en seguida— Yo entraré primero.

—¡No! Yo iré, Taylor vino aquí conmigo y no es necesario que te recuerde que aún seguía molesta contigo —la rubia lo fulminó.

—¡Gigi! Déjame entrar, por favor.

—Jóvenes, no quiero entrometerme, pero ella sabe que ustedes dos están aquí y me ha pedido hablar con la chica.

La boca de Justin se abrió, al mismo tiempo que una sonrisa aparecía en la boca de Gigi.

—Genial, vamos —la rubia tomó su bolso y siguió a la enfermera por el pasillo.

Justin se dejó caer en la silla con cansancio y resopló, era obvio que Taylor seguía disgustada con él.

La puerta de la habitación se abrió  y la rubia entró rápidamente a la habitación. Sonrió con ternura al ver a su amiga en la camilla y con mucho cuidado se acercó a abrazarla.

—¿Cómo te sientes?

—Cansada, como si hubiese corrido una maratón —rió sin ganas.

—Veo que te han entregado tu teléfono —Gigi rió.

—No puedo vivir sin él, pero creo que fue lo peor que pudieron hacer, no debo estresarme y al desbloquearlo es lo primero que he hecho —se elevó de hombros con bastante tristeza.

Gigi frunció el ceño y tomó el teléfono de Taylor, lo desbloqueó con su huella, ya que Taylor también tenía la huella de Gigi, y lo primero que se encontró fueron fotos de Justin y una niña en el vehículo de Justin. Bajó su mirada a la descripción y ahí lo notó. "Justin Bieber y Sam McConnell paseando a las tres de la mañana por Beverly Hills"

—Taylor...

—Es la niñita de la cuál te hablé, la que hizo el comercial de Calvin Klein con Justin.

—No tienes que alterarte por esto, Justin me llamó a esa hora y se vino a la clínica, sigue acá.

—No quiero hablar con él ahora, solo será para discutir y dolores de cabeza. Debo estar en reposo.

—No le hagas eso, Tay. Él está muy preocupado y ansioso por hablar contigo. No tienen que hablar de esto ahora.

—Mañana quizás. Ahora quiero relajarme y no pensar en esa niña abrazando o tocando a mi hombre. ¿puedo?

Gigi suspiró y asintió levemente, pensando en lo difícil que sería decirle a Justin que Taylor no lo quería ver.

Taylor suspiró abrazando una almohada con cuidado y cerró los ojos. Igual quería ver a Justin, pero sentía que ambos tendrían una discusión y prefería evitarlo.

Gigi salió de la habitación y Justin en seguida se levantó de su silla.

—¿Cómo está?

—Ella está bien, muy bien, pero no te quiere ver —pensó que lo mejor sería decirlo de una.

Eso fue como un balde de agua fría cayendo sobre el tibio cuerpo de Justin.

—¿Qué hice ahora? Fue ella la que no me dijo que estaba aquí.

—Vio unas fotos tuyas con una niña y... ¡Justin! —gritó.

Pero era tarde, Justin ya había entrado a la habitación de Taylor.

La morena se sorprendió al verlo entrar y en seguida recobró su compostura. ¿Qué diablos hacía él ahí? Ella misma había pedido no verlo.
Suspiró dejando el teléfono a un lado y se acomodó en la cama sin hacer fuerza. Levantó la vista encontrándose con los lindos ojos de Justin y tembló ligeramente, se notaba que él estaba molesto, pero también preocupado. Analizó su cara y sus ojeras y por un segundo se sintió mal al rechazarlo.

—¿Qué haces aquí? —fue lo único que pudo decir.

—No puedo creer que me preguntes eso —negó con la cabeza, acercándose a ella en la camilla—. Estoy aquí porque eres mi novia, porque te amo y quiero estar aquí contigo.

—Bueno, ayer cuando estaba en el quirófano y tú terminaste tus grabaciones, preferiste irte con aquella niña a no sé dónde, en vez de venir aquí —le dolió decir aquello, bueno, los celos le dolieron.

—¡Ni siquiera me dijiste que estabas aquí! —respondió indignado.

—Te mandé un mensaje. No te quise molestar.

—Lo siento si no lo leí, no pude grabar en todo el día pensando en ti y en lo mal que te sentirías si me vieras con Sam, terminé a las tres de la mañana de grabar, sin tiempo de revisar mi teléfono, luego quise ir a comer ya que Sam me invitó a Mcdonalds, pero terminamos discutiendo, se bajó del auto, los paparazzis llegaron y recién ahí supe que estabas en la clínica, gracias a ellos.

—Entonces ya no es mi culpa —Taylor bufó desviando la mirada.

Justin suspiró con cansancio, solo quería abrazarla y besarla, pero ella insistía en pelear.

—Taylor.

—¿y? ¿Qué dijiste? ¿Irían a McDonalds? ¿Qué planeaban hacer después? ¿Ir a tu hotel, comer y después hacer el amor? —sus ojos se aguaron, mirando fijamente a los de Justin.

—Claro que no, amor. Yo solo pensaba en...

—No me interesaba saber en qué pensabas —quitó la vista de los ojos de Justin—, estoy muy cansada y tengo que estar en reposo, ¿puedes irte?

Bueno, ahí el corazón de Justin terminó de romperse en pedazos.
Se mordió los labios asintiendo y caminó más cerca de ella.

Taylor lo miró sin decir nada, y se quedó tranquila, tratando de adivinar lo que él hacía. Se sintió desfallecer cuando el aroma de Justin la invadió, pero se dijo así misma tener auto control.

Justin bajó su cabeza a la altura de ella y le acarició la mejilla, sin dejar de mirarla a los ojos. Abrió sus labios con intenciones de besarla, pero Taylor dio vuelta la cara. Justin soltó otro suspiró y le tomó el mentón con fuerza, la obligó a dar vuelta la cara y a regañadientes la besó. Taylor soltó un suspiro sobre los labios de Justin, y terminó respondiéndole el beso, sin poder resistir la tentación.
Ambos labios se mezclaron con fuerzas, pero todo tiene un fin, y por eso Justin se separó y le besó la frente antes de marcharse.

—Volveré mañana —se lamió los labios.

—Prefiero verte en mi departamento, salgo en dos días de aquí.

Justin asintió disconforme y salió de la habitación sin antes darle una mirada.



—¿Hacia donde vas? —Alfredo apareció junto a Martin en la sala.

—Al departamento de Taylor —Justin tomó su botella de agua.

—¿Es verdad que estaba en la clínica?

—Sí —asintió—, le hicieron una apendicectomía.

—¡Que terrible! —Martin se sentó en el sofá.

—No es algo tan terrible, pero sí especial, considerando que Taylor tiene una alimentación excelente —Alfredo se elevó de hombros.

—Quizás que le dio de comer Justin —Martin elevó las cejas con una sonrisa.

Alfredo rió por el doble sentido y Justin solo rodó los ojos.

—Ella no es como las chicas que suelen pasar por tú cama —miró con fastidio hacia él—. Gigi tampoco es de esas, por si te interesa saberlo en un futuro.

—¡Solo era una broma! Taylor igual es mi amiga, por si lo recuerdas —Martin elevó las manos en forma de inocencia—, y Gigi... —miró a la nada suspirando—, creo que no le intereso lo suficiente.

—Deberías aprender a no faltarle el respeto a tus amigas —Justin le dio la espalda.

—¡Ya! —Alfredo elevó la voz— Justin, estás muy alterado, ¿estás bien?

—Solo déjenme en paz.

—Justin, lo siento —esta vez habló Martin.

Justin suspiró dándose la media vuelta y los miró.

—Me voy, no hagan nada desastroso —los miró con desconfianza antes de salir por la puerta del hotel.

No tardó demasiado gracias al tráfico vehicular. Tardó quince minutos en estar fuera del edificio de Taylor. En todo el camino no pudo evitar pensar en qué cosas hablarían. No quería discutir con ella, estaba cansado, estaban volviendo a lo mismo de antes, y eso que ambos habían dejado muy en claro que dejarían el pasado atrás.
Justin reconocía su mal humor, pero no lo podían disculpar, además de la mala situación con Taylor; la extrañaba, la extrañaba demasiado, que solo anhelaba, besarla, acariciarla, tumbarla en la cama y hacerle el amor.

Bajó del vehículo sin muchas ganas de nada y a lo lejos sintió un flash. Se quejó con fastidio y caminó lo más rápido al elevador del edificio.

Taylor se encontraba mirando la cicatriz en su abdomen con mucha tristeza, pensaba en que tan fea quedaría, pero no dudaría en visitar al dermatólogo luego de eso.

El timbre del departamento sonó, y bajó en seguida su blusa, sabiendo que Justin estaba fuera.
Desde que él fue a la clínica no lo veía, únicamente habían hablado por mensajes, pero nada más allá de un ¿cómo estás?.

Abrió la puerta y le sonrió levemente al hermoso rubio fuera de su hogar. Se mordió los labios y lo dejó entrar. Justin la abrazó por la cintura con cuidado y le besó la mejilla, queriendo besarle los labios.

—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? —fue lo primero que salió por la boca de Justin.

—Bien, es genial porque no puedo comer de todo, pero al fin puedo alimentarme —se elevó de hombros cerrando la puerta.

Justin sintió ternura, por lo que bajó la cabeza y caminó detrás de ella hasta la habitación.

Taylor se recostó en la cama y se quedó mirándolo. No sabía por donde empezar, especialmente porque no quería discutir más con Justin, era algo que le agobiaba, le aburría y le cansaba; pero tampoco quería dejar las cosas como si nada hubiera pasado.
Entonces, como no sabía por donde comenzar, dejó que Justin hablara primero.

Justin tomó una respiración y se sentó a los pies de la cama.

—Yo, umm, supongo que debo comenzar pidiendo una disculpa por lo que sucedió con el supuesto embarazo, sé que fui egoísta —hizo una muy pequeña mueca, sintiéndose algo ansioso y nervioso por la situación.

Taylor sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo y bajó la cabeza, la verdad es que había meditado ese tema todos los días.

—Creo que yo debo una disculpa, yo fui la egoísta, en mis supuestas decisiones no pensaba ni en ti, ni en... en el bebé —desvió la mirada—, solo pensaba en mi y eso está mal.

—Quizás es porque aún eres joven, realmente no es la edad perfecta para un bebé, considerando tu estilo de vida.

Taylor asintió y se quedó en silencio, en su cabeza se formulaba una pregunta bastante curiosa e íntima.

—¿De verdad querías tener un bebé? Digo, no lo tomes como una excusa para este tipo de vida , si no, imagínate que somos adolescentes normales y...

—Sí, Taylor. Yo sí quería un bebé. No sé qué pasa conmigo, pero la idea de ser papá me ilusionó, supongo que estoy mal de la cabeza.

Y esa era la verdad, Justin si deseaba un bebé y mucho más que fuera de Taylor,

—No, no, no estás mal. Creo que yo todavía no estoy en esa edad.

Justin sonrió nuevamente con ternura y se lamió los labios. Ambos se quedaron en un silencio, algo incómodo para Taylor, pero Justin ni se había inmutado, estaba concentrado en los labios de Taylor y de lo mucho que quería besarla.

Quiso tomar el valor de acercarse, besarla, decirle lo mucho que la amaba y luego que todo volviera a la realidad, pero él más que nadie, sabía que las cosas no funcionaban así. Las heridas debían ser cerradas para que no siguieran causando daño en un futuro.

—Taylor, escucha, por lo de Samantha... yo de verdad... —botó aire— no fue mi intención.

Taylor soltó un gran suspiró y todo el ambiente melancólico y casi-romántico, se esfumó, dándole paso a la rabia y a los celos.

—Dijiste que solo grabarías ese maldito comercial, no que aceptarías ir a comer con tu bonita chica de ojos verdes, que por cierto, se parece a mi —no se controló y terminó soltando lo que tenía en su cabeza, mirando con algo de furia a Justin.

Justin quiso reír por lo linda que era celosa, pero a la vez sabía que era un gran problema en la relación.

—¿Desde cuando eres así de celosa? —susurró— Sabes que entre yo y esa niña jamás ha pasado nada, además ni siquiera leí tu mensaje, no sabía que estabas en la clínica.

Taylor suspiró indignada por su pregunta y rodó los ojos. Él igual era un maldito celoso, no solo ella.

—Soy así desde lo que sucedió con Elysandra.

Eso fue una daga directa del pasado al corazón de Justin.

—Tienes que estar bromeando, Taylor.

—¿Te parece poco todo lo que sufrí y lo loca que me volví cada vez que la veía a tu lado? Y tú no la alejabas, siento que esta pasando lo mismo con esta niña Samantha.

—No puedes comparar las situaciones, Ely era mi bailarina y esta niña solo se apareció por trabajo, nada más.

—Bueno, ya me da lo mismo. Me dices a mi celosa, considerando que tú me insultaste de todas las formas posibles por Mario.

El estómago de Justin se revolvió y gruñó con rabia, cerró los ojos tratando de calmarse y gruñó. Era increíble como la situación había cambiado.

—No compares lo de Elysandra con Mario, sé que no debí insultarte, pero si yo no hubiera llegado a esa habitación, tú prácticamente lo habrías hecho con ese imbécil —se levantó de la cama enrabiado.

—No me saques esa mierda en cara, Justin —la voz de Taylor se cortó. Un nudo se formó en su garganta y el estómago le dolió, estaba haciendo más fuerza de lo normal y se estaba estresando, justo lo que el médico le dijo que no hiciera.

Estaba entrando en la desesperación, por eso sus ojos se habían nublado. No quería que Justin se enojara aún más; pero aunque no lo quisiera admitir, ella se lo había buscado.

—Sabes... ¡Me aburrí! Me aburrí de este cuento de niños, no soporto más tus celos —comenzó a tomar sus cosas—, quizás fue un error volver a estar juntos. Así que cuando seas madura y aprendas a dejar el pasado a un lado, búscame —murmuró con el corazón latiendo a mil por hora, miró por última vez los ojos agudos de Taylor y decidió salir de la habitación antes de que se arrepintiera.

—¡Justin! ¡No! ¡Justin! ¡Vuelve aquí! —gritó y corrió, alcanzando a agarrarlo del brazo.

Justin se dio la media vuelta quedando frente a ella y se dejó vencer, soltando una gran respiración, mezclada de cansancio y tristeza.

—Di que ha sido un error lo que has dicho recién, dime que no te arrepientes de haber vuelto conmigo —suplicó, mientras se tomaba del estómago con fuerza y las lágrimas corrían por sus mejillas.

Justin igual sintió un nudo en su garganta. Tomó la cintura de Taylor para evitar que cayera. La verdad era que él jamás se arrepentiría de volver a estar con ella, y eso ya se lo había dicho antes.

La abrazó con delicadeza y cerró los ojos, inhalando el aroma de la chica. Comenzó a acariciarle la espalda cuando escuchó sus pequeños sollozos.

—Tranquila, no te hace bien llorar, Taylor, mírame, mírame —le tomó la mejillas y le secó las lagrimas.

Los ojos de Taylor estaban más oscuros que nunca, se veían entre una mezcla de verde con mucho azul.

—Lo-lo siento —jadeó.

—Tranquila, yo lo siento mucho más, ¿vale?

Taylor asintió y lo abrazó aún más fuerte.

Justin dejó caer su mochila a un lado y la tomó entre sus brazos para llevarla a la habitación.

La recostó en la cama y le besó las mejillas.

—Lo superaremos como siempre lo hacemos, ¿está bien? —coló una mano bajo la blusa de Taylor y le acarició la suave piel del vientre, justo a un lado de la cicatriz de la cirugía.

—Sí, sí, lo haremos —susurró.

Justin se acercó a besarle los labios con delicadeza, lamiendo con suavidad el labio inferior de la chica.

—Volveré mañana, ahora descansa.

—No te vayas, no me dejes sola.

—Tengo que volver al hotel.

Taylor terminó suspirando y asintiendo.

—Está bien, ¿nos vemos mañana?

—Sí, o quizás en la noche pueda venir, te llamaré —le sonrió.

Taylor asintió y tiró de él para besarlo por última vez.


————

Quedan 2 capítulos y el epílogo.

¿Creen que por fin logren dejar el pasado atrás, con todo esto de la fama?

Si aún no han pasado por Honey, ¿qué esperan? La continuaré cuando suba el último capítulo de Fame.

También no olviden seguirme en Instagram: justbiebssg 🖤

Fame
Justbiebssg.

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