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Capitulo 40

Justin Bieber.

Suspiré mientras miraba el reloj avanzar, una morena voluptuosa y llena de trenzas, se encontraba maquillando mi cuerpo, y yo no podía hacer nada más que cerrar mis ojos y esperar a que terminara, de esa forma terminaría luego de grabar aquel comercial y me largaría al hotel.

Miré mi teléfono por quinta vez en diez minutos, esperando ver llegar algún mensaje de Gigi o de Taylor, pero suspiré con frustración al ver que aún no llegaba ningún mensaje.

La puerta de la sala se abrió y Samantha McConnell entró en una bata blanca. Sonrió hacia mi en forma de saludo, e hice lo mismo.
Hace bastante tiempo no la veía, tanto que hasta me había olvidado de su cara, y de lo lindos y finos que lucían sus rasgos.

—Siempre es bueno verte, Shrek —sonrió y se sentó en la silla que estaba a mi lado.

En vez de reír por su apodo, mi ceño se frunció. Que yo sepa no era verde y tampoco tan feo.

—Estás dañando mi orgullo de macho, también es bueno verte —rodeé los ojos, sin poder evitar reír.

—Tú orgullo de macho lo dañaste al meterte con Fiona —se elevó de hombros, mirándome de lado con una sonrisa sobre sus labios.

Mi ceño se volvió a fruncir y negué con la cabeza. Hasta incluso había olvidado lo directa que era y que fue en ese club en donde la conocí.

—¿Fiona?

—Sofia Richie, gordito.

—¿Gordito?

—Shrek, perdón —se tapó la boca.

Quise reír con fuerza al darme cuenta que me decía Shrek por lo mío con Sofia, pero en vez de eso, me tape la cara y traté de reír con disimulo.

—Eres un caso.

—Lo sé —sonrió aún más grande—, por cierto, felicidades por lo tuyo con Taylor, seguiste mis consejos.

—Gracias —sonreí.

Dejé la conversación allí y me quedé en silencio el resto del tiempo, no quería hablar de Taylor y menos cuando ella no toleraba a Samantha. Prefería no dañar los sentimientos de la pequeña.

El tiempo pasó demasiado lento para mi gusto, tardamos horas y horas grabando, especialmente porque debía haber química entre Sam y yo al momento de grabar, y aunque la chica parecía bastante dispuesta a seguir adelante con el trabajo, la química que hacía falta no salía de mi cuerpo.

—Disculpen —murmuré cuando fallé por décima octava vez y salí de allí en busca de una botella con agua.

Necesitaba despejarme, necesitaba dejar de pensar en Taylor y de sentirme culpable por el simple hecho de estar en la misma habitación que Samantha. Aquí el único problema era yo y mi cabeza. También necesitaba dejar de pensar en como debía estar sintiéndose Tay en este momento, solo esperaba que ella haya decidido tomar la decisión de ir a un hospital, era lo único que realmente esperaba, además de que también me llamara y me pidiera que lo acompañara.

—¿Estas más relajado? —la voz de Scooter resonó a mis espaldas.

Dejé de mirar la playa de Santa Monica a través de los ventanales y me giré a mirarlo.

—Eso creo.

—Desde que llegaste a California estás raro, recuerda que no debes dejar que tu vida emocional te afecte —palmeó mi hombro—, ¿cómo está Taylor?

Scooter no era tonto, él me conocía perfectamente, se había dado cuenta de que las cosas no andaban bien con Taylor y yo agradecía el hecho de que no haya preguntado nada hasta el momento, pero claramente, creo que era el momento de tocar el tema.

—Supongo que debe seguir enferma.

—¿Qué? —su ceño se frunció— ¿Por eso no la vez hace días?

Solté un largo suspiro y me recosté por la pared. Sabía que no le gustaría lo que saldría por mi boca, pero tendría que decírselo de todos modos.

—Yo creo que Taylor está embarazada, pero ella insiste en que no lo esta; el día en que llegamos a California tuvimos una discusión con respecto a eso, desde ahí no volvemos a hablar, pero sé que sigue muy enferma.

La boca de Scooter se abrió y se cerró varias veces, realmente pensé que él me gritaría por el hecho de decirle lo del posible embarazo, pero en vez de gritarme se quedó abriendo y cerrando la boca.

—¿Qué?

—Lo oíste bien, Scooter.

—¿Estas consciente de lo que estás diciendo? ¿Taylor embarazada? —gritó.

Oh, ya reaccionó.

—¡Cierra la boca! Es una posible posibilidad. Ella cree que está enferma, y a decir verdad, igual lo comienzo a creer —bufé.

—¿Te das cuenta la gravedad de la situación? Además por lo que me dijiste en el auto sobre Taylor celosa de Samantha y además esto... ¿Qué pasará con tu carrera si ella está embarazada? ¿O con su carrera de modelo y ahora de cantante? ¿Entiendes el hecho del porqué ella no quiere un bebé? ¡Ella tiene recién veinte años! Obviamente ella se molestaría y no te querría escuchar. ¿En qué pensabas que no fuiste maduro y decidir tomar un maldito condón?

—No creo que quieras saber en que pensaba —bufé con molestia, sus palabras habían dolido—, además ella igual es responsable.

—¡Claro que no quiero saber! —golpeó un mueble que se encontraba a su lado— Terminarás está maldita grabación, irás a tu hotel a dormir y mañana a primera hora irás con Taylor para llevarla a la mejor clínica de California, ¿entiendes?

—No me querrá ver.

—Eso no te importa, irás igual.

Asentí sin saber qué más decir y cerré los ojos suspirando con fuerza.

Cuando menos lo pensé, todos comenzaron a aplaudir y a celebrar, recién ahí noté que ya habíamos terminado de grabar, miré mi reloj y pude notar que ya eran las tres de la mañana, y por el vergonzoso ruido de mi estómago comprendí que me hacía falta comida.

—¿McDonalds? —Sam apareció frente a mi con un gran bolso.

Sonreí hacia ella, sin saber como negarme ya que no era lo más correcto, pero al ver su sonrisa no pude decir que no.

—Iré por mis cosas.

—Vale.

Scooter me miró con una ceja alzada y yo solo me elevé de hombros.

Deberían darme un premio por mal comportamiento.

Manejé en silencio hasta el McDonals más cercano, ni siquiera recordaba que Sam iba a mi lado, solo estaba concentrado en el camino y en mis pensamientos, las palabras de Scooter no se iban de mi mente, sabía lo que tenía que hacer con Taylor, pero no sabía que tendría que decirle al momento de verla.
La extrañaba un montón, quería tocarla y verla, besarla y abrazarla, pero sabía que ella estaba molesta conmigo y no quería incomodarla, por es razón no me había aparecido por su departamento.

—¿Problemas en el paraíso?

Miré a Samantha y solté un gran suspiro, el cual probablemente le dio mi respuesta.

—No quiero que pienses que soy una entrometida o algo así, pero escuché tu conversación con Scooter.

Probablemente si hubiese tenido algún líquido en la boca, este hubiese ido a parar en la linda cara de Samantha.

—¿Qué?

—Yo, lo siento mucho, es solo que cuando saliste del set me dieron tiempo libre y escuché sin querer.

—¿Qué escuchaste? —mi tono de voz dejó en evidencia mi molestia, pero ella no podía esperar que estuviera feliz o contento con su indiscreción.

El pánico en seguida llegó a mi, yo no la conocía lo suficiente para confiar en ella, ¿qué tal si ella abría la boca y vendía información a los medios?
Debería estar acostumbrado a tratar con gente así, pero yo siempre había sido cuidadoso con mis secretos.

—No mucho, solo que Taylor no quiere verte y que me tiene celos.

—¿Qué más?

Era imposible que haya escuchado solo eso.

—Lo de un supuesto embarazo.

—Espero que no abras la boca, Sam.

—¡No lo haré! Es más, puedes confiar en mi.

Entrecerré los ojos hacia ella.

—¿Por qué me invitaste a McDonals sabiendo que Taylor no te tolera? —no quería ser duro, pero eso era extraño y yo no era imbécil.

Sus mejillas no dudaron en ponerse rojas, al igual que el resto de su cara. Se dejó caer en el asiento y miró por la ventana.

—Terminé con mi novio definitivamente y...

—Querías que te vieran conmigo —reí con ironía—, no pensé que fueras de esas chicas.

—Justin, tú de verdad me agradas y...

—Dame tu dirección Sam —paré el auto—, te dejaré en tu casa y me iré a mi hotel, estoy cansado.

Su cara se transformó y sus ojos se achinaron.

—¿Qué?

Justo en ese momento un flash entró por la ventana.
Maldije en voz baja y golpeé el volante.

—Ya lo has conseguido, dame tu dirección.

—No te preocupes, vendrán por mi —susurró antes de bajar del auto por si sola.

—Sam, espera, no puedo dejarte aquí y...

La puerta cerrándose me respondió. Fruncí el ceño al verla caminar hacia un local nocturno de comida rápida y negué con la cabeza, al mismo tiempo que los flashes entraban y entraban por los vidrios.

Si ella se quería ir, genial.

—Justin, Justin.

Bajé el vidrio saludando a un par de paparazzis.

—Hola chicos, ¿podrían dejarme pasar? Voy cansado a mi hotel.

—¿Por qué no estás en el hospital con Taylor y estás con aquella chica? —un moreno puso la cámara exactamente en mi cara.

Apreté el pedal del freno con fuerza al escuchar eso.

—¿Qué dices?

—¿Terminaron nuevamente?

—¿Que acabas de decir? —insistí sin ser grosero.

—¿Por qué no estás en el hospital con Taylor? Ella solo llegó con Gigi.

Apreté el acelerador esquivando a todos los hombres y salí a toda velocidad de la avenida.

Mi corazón estaba sufriendo un ataque de angustia.

¿Por qué Taylor no me llamó? Yo debería estar en el hospital con ella. ¿Qué sucedía con ella? ¿Por qué no me quería hablar? ¿Estará realmente embarazada?

—¿Justin? ¿Qué pasa? ¿Por qué llamas a esta hora? —la voz adormilada de Gigi sonó por todo el vehículo.

—Traidora.

—¿Justin?

—¿En qué clínica están? ¿Por qué no me lo dijiste? —golpeé el volante.

—Oh, te has enterado.

—¡Claro que lo he hecho! ¿Dónde mierda están?

—No te lo diré si me hablas de esa forma.

—No juegues conmigo, Gigi. Sabes que necesito saber de Taylor.

—Ella necesita tranquilidad en este momento.

—Gigi.

—Le han hecho cirugía, le quitaron la apéndice.

—¿Qué?

El auto que venía frente a mi, supo esquivarme, aún así me gané muchos bocinazos de parte de los demás. Solté un grito ahogado y traté de calmarme.

—Está descansando.

—¿Cuando pensaban decírmelo?

—Justin, no te molestes.

—¿Que no me moleste? Sabes lo muy preocupado y angustiado que estaba por ella.

—Justin.

—Solo dime dónde están.

—Te mandaré la ubicación.

—No te atrevas a cortar el...

Antes de que se lo prohibiera, lo hizo, colgó la llamada, dejándome aún más ansioso que antes.

La ubicación de la clínica no tardó en llegar y en ese mismo instante conduje hacia allá. No sé cuánto tiempo pasó, pero todo pasó tan rápido, solo minutos bastaron para que me encontrara buscando una cabellera rubia en la clínica.

—Estoy aquí.

Me sobresalté y en seguida me giré, encontrándome con mi rubia amiga, llevaba el maquillaje corrido y unas grandes ojeras.

—¿Dónde está? La quiero ver.

—No la puedes ver.

—¿Dónde está?

—¡Siéntate, Justin! No puedes gritar aquí, hay más gente que necesitan tratar de descansar.

Solté un gran bufido y a regañadientes me senté a su lado.

—¿Cómo está?

—Bien, la cirugía fue un éxito, alcanzó a llegar a tiempo.

—Entonces no está embarazada —miré a Gigi lentamente.

—No, Justin. No lo está.

Cerré los ojos y me llevé las manos a la cabeza. No soy un bastardo egoísta, pero de todas formas esperara desde el fondo de mi corazón un bebé. Creo que maduré completamente o simplemente me encontraba en una etapa en donde creía que un bebé con la persona que amas, era un lindo comienzo de una relación mas solida.

—¿Está despierta?

—No, está dormida, de todas formas mañana podremos saber de ella, después del medio día.

—Deberías ir a tu departamento, yo me quedaré aquí.

—No, Justin. Tú luces aún más cansado, regresa mañana.

—No lo haré.

—Entonces ambos esperaremos aquí.

—Está bien.

Me dejé caer en la silla y cerré mis ojos para descansar un momento.
Bueno, al menos eso intenté.

————

Últimos capítulos.
Mañana el próximo capítulo.

Fame
Justbiebssg.

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