Parte 7
Séptimo capítulo
Adam Carver
Mi vida nunca fue normal comparada con las vidas de las personas promedio. Mi padre fue inversionista, reconocido como una de las cinco personas más ricas del mundo antes de morir hacía tres años, mi madre es la mayor influencer de toda América, ella volvió a casarse unos meses después de la muerte de mi padre.
Además, tengo entendido que en el pasado tuvimos títulos nobiliarios asignados por los reyes anteriores, sin embargo, algo de lo cual ya no se habla sucedió y a mi madre solo le quedó el sobrenombre de "Condesa". Por todo esto desde mi nacimiento he estado viendo las cámaras.
Como si eso fuese poco, mi abuela materna me colocó en el mundo del espectáculo con solo cuatro meses, a los tres años ya participaba en películas y a los cinco conseguí el personaje principal en la misma. He actuado con prácticamente todos los buenos actores que existen y recientemente conseguí mi nombre en el paseo de la fama de Hollywood.
Por lo tanto, mi vida completa se basaba en sonreír a una cámara, mi niñez y adolescencia fue en el colegio de los mismos príncipes de Inglaterra, y la Universidad decidí hacerla en Oxford. Así que estoy acostumbrado a cosas como que me comparen con Leonardo Di Caprio, aunque en los últimos años son más las personas que empiezan a comparar conmigo, no obstante, a lo que nunca pensé tener que acostumbrarme era a que una mujer cualquiera me insultase u ofendiese, había visto cosas así, pero siempre eran comentarios de anti fans, no lidiaba con eso cara a cara. Era sorprendente.
—¿Y cómo es ella?
—Es... un poco loca. Solo prométeme que no vas a criticarme demasiado cuando la veas, estoy haciendo esto para salvarme del lío en que cierta persona me metió.
—¡Hey!
Harley se cruzó de brazos para mirar en otra dirección como indignada, yo solo me acerqué a ella para rodearla con los brazos mientras le decía cuanto la quería. Por cosas como esta la gente pensaba que éramos secretamente una pareja, Harley no tardó en sonreír y yo terminé por alejarme un poco.
Nos encontrábamos a las afueras del apartamento de Andrea, la esperábamos para llevarla a la gala de mi madre y así presentarla ante las amistades más cercanas, por fortuna, no había cámaras allí o periodistas queriendo saber lo mínimo que haces, no, esta era una celebración privada.
—Adam... ¿ya le dijiste quién eres?
—Le dije que mi familia tiene suficiente dinero para comprar un país, sí.
—Así que te piensa hijo de ricos, no sabe realmente con quien está hablando, ¿no?
—No sucederá nada, Harley.
—¿Y si te enamoras?
—No pasará.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque no tengo especial interés en arruinar mi vida.
Ella no me respondió y lo prefería así, esta conversación no era de mi agrado. Por fortuna, en ese momento se abrió la puerta principal del edificio, primero salió Diego, quien llevaba de acompañante en el brazo a... Andrea....
Creo que me quedé con la boca abierta cuando la vi... estaba... tan... santa divinidad, deslicé mi mirada por su cuerpo para observarle cada extremo, se había peinado el cabello negro y no se le notaba mucho la cicatriz de la oreja, pero su vestido...
Andrea llevaba un vestido rojo que parecía hecho en el maldito infierno, era largo hasta casi llegar a los tacones, pero tenía una abertura en la pierna derecha que dejaba completa visión a la misma, y el escote... el escote de su pecho que hacía muy visible sus senos... nunca imaginé que ella fuese... tan...
—¿Adam? ¡Hey imbécil!
Hasta ahí la ilusión. El sonido de su voz me trajo a la realidad. Andrea estaba frente a mí con las manos en la cintura de forma impaciente, Y creía haber visto de reojo a Harley sonriendo, no estaba seguro. ¿Yo? Yo intentaba quitar mi vista de sus pechos.
—Sí... sí, hemm, ¿qué me decías? —Tuve que aflojarme la corbata del traje.
—A parte de imbécil... ¿vamos a quedarnos aquí afuera platicando toda la noche?
Me costaba hasta respirar, «vamos Adam, concéntrate»
—¿Cómo...? ¿Cómo conseguiste ese vestido?
—Me lo hizo mi diseñador personal, quise ir a Europa de compras, pero Diego pensó que sería una mala idea, no hagas preguntas absurdas y vámonos.
Notaba que ciertas cosas habían cambiado desde que le dije quién era mi familia, ella parecía tener cierto desprecio hacia los ricos, más allá del normal para una persona de poco dinero, pero era intuición mía solamente, Andrea nunca comentaba nada.
...
Llegamos a la gala luego de lo que sería mi viaje más largo en carretera, Harley trató de iniciar una conversación pacifica con Andrea para conocerla más y ella... pues ella terminó por nombrar alfabéticamente los prejuicios de las personas ricas, así como lo innecesario de cada accesorio que Harley llevaba, y eso que mi chica era discreta, por supuesto, yo tuve que ponerme de su lado, eso enojó a Andrea, quien ahora no quería hablarme, como consecuencia tampoco me hablaba Diego, su... ¿tío? ¿Hermano? Ni idea, pero prefería verlos como familia.
—Sonríe, Adam.
—Para ti es sencillo, tu madre no es una psicópata que busca criticar hasta como caminas.
Estaba exagerando, pero ni tanto que mi madre no era santa. Harley solo sonrió con mi comentario para luego tomar del brazo a Diego, yo me acerqué a Andrea con un poco de temor cuando le ofrecí la mano, mi sorpresa fue verla sonreír... creo... era la primera vez que lo hacía y se veía bastante hermosa con un gesto tan simple como ese. En fin, me tomó por el brazo y pasamos al interior del lugar.
La gala de la Condesa, (como le decían a mi madre) era en la ciudad de San City, capital de nuestra isla Las Monarcas, evidentemente no la haría en Ryunter, la ciudad de Andrea que era diminuta en comparación, y, por supuesto, este sitio no podría ser más lujoso, entramos al edificio que lucía como castillo del siglo pasado y pudimos ver la decoración en blanco y negro junto a los invitados vestidos de rojo, que era la temática.
—Jamás entenderé a tu madre —me decía Andrea—. Podía haber hecho todo en Lordland que es la parte moderna, ¿por qué hacer la gala en Triflingland si vas a usar un castillo, pero sin respetar las tradiciones?
Le di mentalmente la razón, pero no dije nada, me dediqué a saludar a algunas personas que iba reconociendo, otros me reconocían a mí, Andrea se comportó como ni imaginé que podría, al parecer había estudiado las normas de la alta sociedad porque parecía haber nacido como princesa.
Por fortuna, solamente habían familiares en el castillo, junto a amigos cercanos que me llamaban por mi nombre, las preguntas más personales las evadí completamente para que Andrea no descubriese que en realidad era una actor muy famoso, prefería que me viera como hijo de ricos.
—Tiene usted toda la razón, excelencia —decía Andrea—, diversificar a menudo es una estrategia muy popular en la bolsa de valores, pero debe tener en cuenta que las inversiones no son una apuesta, conocer el mercado para saber cuándo retirarse es importante, es lo que lo define como inversionista.
—Me alegra que comparta mi punto de vista, señorita Berroncille.
Estaba atónito, llevábamos dos horas en la fiesta, nos encontrábamos en el salón principal sentados a una de las mesas blancas que rodeaba la pista de baile, y Andrea no había dejado en ningún momento de hablar con los invitados sobre temas de negocios, ¡parecía no desconocer ni uno! Desde inversiones hasta soluciones realistas para problemas en sus empresas, ¿De dónde demonios esta mujer sacaba ese conocimiento? ¿Era la misma desnudista que trabajaba en la cafetería más pobre de la ciudad?
—Uno piensa que solamente con ganancias capitales puede sobrevivir, ciertamente es una opción en dependencia de su negocio, pero para manejar mejor el dinero yo opino que las ganancias por flujo de efectivo suelen dar mayores progreso.
—A largo plazo.
—Excelencia, pensar a largo plazo es una mentalidad muy buena, pero intente pensar a corto plazo para algunas inversiones y verá como su negocio florece.
—Creo que entiendo lo que me plantea, lo probaré —el marqués le dio un trago a su copa—, Adam, no pensé decirte esto, pero me has sorprendido, muchacho, ¿dónde has encontrado a esta bella, encantadora e inteligente dama?
Bella, encantadora e inteligente, definitivamente esa no era la Andrea que conocía. Al menos no la que me dejó una costilla fracturada, un ojo morado y un pie cojo solo por una insinuación.
—Digamos que... fue una enorme sorpresa para mí también el conocerla.
—Pues tienes suerte, muchacho, debo decir que la hija de los Karrioca con quien salías no era completamente de mi agrado, hermosa, sí, rica, sí, pero nada de cerebro, bueno, ahora los debo dejar que quiero saludar a otros amigos, creo que hasta los Dowell están aquí.
El marqués de Busierlle se levantó de la mesa para perderse entre la multitud de personas, en ese momento vi a Andrea tomar un poco de champán de su copa, ¡hasta eso lo hacía con delicadeza! Nos hallábamos ambos sentados uno junto al otro por la forma circular de la mesa tan bien preparada, sonaba la música clásica como de fondo, pero mis nervios estaban a flor de pie.
—¿Sucede algo, Adam?
Se volteó hacia mí y me colocó una mano sobre el rostro para estar bien cerca.
«¿Suceder algo? Sí, creo que los alíens te pidieron de vuelta»
—¿De casualidad tienes una hermana gemela? Se llama Andrea, es grosera, loca, no conoce de reglas porque las rompe todas y se queja constantemente de absolutamente todo.
Ella solamente rio. ¡No era un chiste!
—Te recuerdo que tenemos un trato donde una regla es no conocer de la vida del otro y no meterse en sus asuntos —dijo e hizo ademán de levantarse a medida que se alejaba de mí, pero permaneció sentada—. Ven, vamos a bailar.
—¿Estás drogada? No puedo creer que te hayas drogado para venir a la gala de mi madre.
—Quien no ha aparecido, de hecho, somos solamente cien personas aquí dentro, ¿tanto le cuesta venir a conocer a la nueva novia de su hijo?
—Andrea. —Esta vez me acerqué yo a ella al tomarla por el brazo—. ¿Qué es todo esto? De repente es como si fueras una persona completamente diferente.
—Mujer como yo no existe, Adam, solo estás desconcertado porque nunca has conocido a alguien similar a mí, puedo ser tu peor pesadilla o tu mejor sueño, todo depende de ti —me decía sin dejar de mirarme fijamente a los ojos—, así que decide, pero hazlo rápido porque debo hacer pis luego. Creo que tomé demasiado.
De acuerdo, lo intenté, pero terminé por reír ante lo último que dijo. Suspiré profundo para liberar la tensión de mi cuerpo y terminé por levantarme para ofrecerle la mano e ir a bailar. La noche justo comenzaba.
Andrea Berroncille
La noche justo comenzaba. Adam me sacó a bailar y creo que lo desconcerté más cuando vio la forma en la cual me movía, ¿qué? Sabía bailar tango, ballet, del contemporáneo y el clásico, Street dance, chachachá, baile de tubo, no recuerdaba desconocer alguno, ¿cómo no manejar un poco del baile para ricos? Para ese momento llevábamos buen tiempo en la pista, creo que otras parejas ya comenzaban a notarnos, lo cual era el punto de todo este ridículo, así que el plan iba perfectamente.
—¿Dónde aprendiste todo eso?
—Todos los sábados viajo a Francia para tomar clases con Carla Fracci.
Simplemente me miró como preguntándome si en realidad le iba a ocultar hasta eso.
—Cierto, Carla Fracci murió ya. ¿Cómo pude ser tan mensa?
Me acomodé mejor en su cuerpo porque realmente estaba disfrutando de tenerlo así de cerca, no recordaba el último hombre con el cual me permití sentir placer. Como nos hallábamos bailando, pues enrollé mejor mis brazos alrededor de su cuello mientras nuestros rostros quedaban a una distancia muy pequeña.
—¿Cómo puedes no saber quién soy? —me susurró sobre mis labios.
—Porque a veces ni uno mismo se conoce y espera que otros vengan a decirle quien es realmente, si tú no sabes quién eres pues... ¿cómo puedo saberlo yo?
A pesar de la cercanía y lo poco desapacible de esta, no sentía nada. Mi corazón seguía igual de estático que siempre mientras el calor de mi cuerpo iba aumentando. Pero... estaba segura de que el pulso de este hombre comenzaba a subir, una teoría que no pude comprobar porque la mirada fija de una mujer apareció en mi vista.
—Adam... tengo la ligera impresión de que tu madre acaba de hacer acto de presencia.
Le tomó unos segundos reaccionar, pero finalmente se separó de mí para mirar por encima de su hombro, y su porte tensa me hizo saber que no me equivocaba. La señora Condesa entraba al juego. Ahora era momento de la segunda parte del plan, si esto salía como lo esperaba... pues... los Karrioca se iban a hundir para siempre y yo sabría la verdad de lo sucedido en mi pasado.
De acuerdo, este capítulo quedó muy largo y lo dividí en dos partes. En la siguiente se viene lo bueno.
Votos si quieren saber quién es Andrea.
Votos si aman a Adam y creen que se está enamorando.
Disfruten, voten y comenten. Nos vemos😘
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