Parte 36 (FINAL)
Trigésimo sexto Capítulo
Narrador omnisciente
Era Navidad, esa época del año donde florece la alegría y la esperanza, donde todos tienen la oportunidad perfecta para sanar sus heridas, los niños corren por las calles al jugar con la nieve, los adultos hacen chocolate caliente y adornan el árbol, algunos incautos hasta queman su casa al tratar de hacer la cena. Sin embargo, al final siempre serán risas porque el espíritu de la fecha no permite llantos.
Tal vez esa es la razón por la cual nadie llora a pesar de encontrarse todos en un cementerio, puede ser también que nadie derrama una lágrima porque el viento frío que se agita las seca, cualquiera sea la razón, hay una verdad. La familia se encontraba ahí reunida para llevarle flores a quien un día estuvo con ellos, pero no era tristeza, sino nostalgia, lo que se notaba en sus pasos.
La Condesa observaba todo con sutileza, sin decir una palabra, sin querer hacer un gesto, de su mano iba su nieto, Francis C. Berroncille, quien miraba todo como si entendiese su significado, vio a su madre acercarse a ambas tumbas, colocó una mano en cada una y rezó como dictaba la tradición de su isla al morir un ser querido. Su madre se alejó para caminar hasta su marido y lo tomó de la mano mientras todos los presentes guardaban un minuto de silencio.
Harley miraba hacia el suelo sin poder creérselo aun dos meses después de lo ocurrido. Mara era quien estaba al frente acomodando las rosas mientras Keala se limpiaba el rostro, no había llorado en ese momento, era solo el reflejo de las lágrimas secas.
Él fue enterrado como Diego Verratti, nadie se atrevió a ponerle el apellido de su asesino. Los presentes terminaron el minuto pactado y poco a poco fueron marchándose mientras los recuerdos de ese día seguían regresando. Diego murió al querer sacar el cuerpo de Adam de la fábrica, como era un peso muerto por completo, le costó su propia vida porque no le dio tiempo a esquivar el fuego y las bombas, lanzó a su hermano al exterior para darle una oportunidad y se quedó él dentro.
Era un sacrificio que todos recordarían, a Andrea le parecía irónico, siempre pensó que sería ella la primera de los dos en marcharse, nunca imaginó que sería así, que todo su plan terminaría con la muerte de a quien vio como hermano por muchos años.
—Nos volveremos a ver, espero que sea en mejor momento y bajo mejores circunstancias —dijo ella antes de marcharse.
...
—¿Por qué no puedo ver a mi papá? ¡Yo quiero ver a mi papá!
—Francis, deja de formar este tipo de espectáculos que no me gustan, ya te he dicho que no puedes verlo.
—¿Por qué no?
El niño se encontraba cruzado de brazos cuando se lanzó al sofá con el rostro enfurecido. Andrea estaba frente a él tratando de hacerle entender la realidad.
—Puedo ponerte otra...
—¡No! Yo quiero ver a mi papá en esa.
—No puedes verlo en esa, todavía no tienes edad para ver esa película, cuando la tengas, entonces la verás.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Francis alzó su mano para hacer el sello y Andrea aceptó, respiró profundo cuando vio que se le pasaba el enojo y salía corriendo a la sala para jugar. A los pocos minutos sonó el timbre del apartamento para anunciar la visita de la Condesa, la mujer abrió la puerta con rostro impertérrito y la saludó con sarcasmo antes de ver que su hijo salía corriendo a abrazarla.
—Lo quiero de vuelta a las cinco, si llega un minuto tarde voy a enviar a todo el ejército por él, no bromeo.
—No hay necesidad de llegar a esos extremos, querida, Francis y yo la pasamos muy bien, ¿cierto? —El niño comenzó a gritar de alegría antes de ir corriendo a por su mochila—. Tampoco me simpatizas mucho, pero hiciste algo bueno al traer a Francis a este mundo, eso es lo único que te debo.
—Mira tú, me debes algo, porque tú a mí ni siquiera el haberme parido.
Las dos mujeres sonrieron cuando el niño apareció en escena, Andrea le dio un beso en la mejilla y otro en la frente antes de despedirlo a la puerta de su casa. La Condesa había desarrollado un amor sobrenatural por su nieto, y como era reciproco, nada ella podía hacer, al menos era mejor abuela de lo que fue madre, se dijo antes de llegar a la sala de la casa.
Entró a la habitación para buscar su chaqueta antes de salir, hacía un poco de frío esa mañana, solo que, de solo llegar al cuarto se dio cuenta de que la cama estaba vacía. Pensó en Adam de inmediato, ¿dónde podría estar? Andrea corrió hacia el baño y vio que no había nadie allí, se desesperó cuando volvió a la habitación sin encontrarlo, justo cuando estaba entrando en pánico sintió par de brazos envolverla por la cintura.
—Estás muy hermosa el día de hoy.
Se calmó rápidamente y se volteó para enfrentarlo.
—¿Por qué hiciste eso? Casi me matas de un susto.
—Hoy desperté más temprano, ¿ya la Condesa se llevó a Francis? No escucho gritos en la casa.
—Sí, ya se fueron, y nosotros deberíamos irnos también que no tenemos mucho tiempo.
—Mmm...a mí me parece que tenemos tiempo para una ronda más, ¿no te parece? —le decía conforme la hacía caminar a ciegas.
—No, Adam... en serio que vamos a llegar tarde.
—Tonterías, vamos perfectos de tiempo. —Fue lo último que dijo antes de caer con ella en la cama.
...
Y, por supuesto, llegaron tarde. Esa mañana habían planeado desayunar en casa de Harley, quien los reprendió a ambos de solo abrir la puerta de su casa y ver que llegaban tarde. Adam se disculpó con su mejor amiga una y otra vez en lo que Andrea entraba para saludar a Keala y Mara.
Se encontraban en el patio de la casa, la piscina quedaba a un lado y la gran mesa para desayunar al otro, hacía un poco de frío, pero no era tanto como para entrar a la casa, así que pudieron disfrutar de una velada agradable.
—La novedad del día de hoy es que Harley tiene novio —dijo Keala emocionada.
—Que no es mi novio, ya deja ese tema, solo es un tipo que me envía muchos mensajes.
—¿Te está molestando? —preguntó Adam que se encontraba con un brazo por encima de Andrea en el sofá—, si te molesta solo dime y yo me encargo de él.
—No, mi niño, si es la misma Harley quien quiere encargarse de él, pero no quiere admitirlo.
Todos rieron menos la anfitriona que seguía apegándose a la frase de: "no somos nada" para ese momento se hallaban sentados todos en el área de descanso del patio, la piscina quedaba frente a ellos mientras la decoración hacía agradable la estancia. Harley y Mara estaban sentadas en las hamacas y las dos parejas del lugar, Adam y Andrea junto a Keala y Duncan residían en los sofás de los extremos.
—Bueno, pero ya dejen de hablar de mí, si lo que deberíamos es estar decidiendo el día de la boda.
Keala se refugió en el pecho de su prometido cuando todos estuvieron de acuerdo con ese tema. Duncan le había pedido matrimonio hacía dos meses, pero todavía no se había planeado nada, igual la noticia quedó opacada en su momento por la de Andrea, que había conseguido finalmente quedar embarazada.
—Bueno, nosotros debemos irnos —dijo Adam.
—¿Por qué? Yo la estoy pasando bien aquí.
—Quiero llevarte a un sitio —le dijo bajo para que nadie escuchara.
Andrea terminó cediendo y se dejó llevar por Adam hacia el carro para encaminarse a este sitio. Ciertamente las cosas habían cambiado desde el día de la muerte de Diego, aquella noche se pensaba que todo iba a terminar, muchos vieron la vida pasar frente a sus ojos, pero el plan de Andrea había funcionado a la perfección.
Andrea Berroncille
—¿Cuáles son sus órdenes, señora?
—Vamos a acabar lo que empecé hace diez años.
—¿Tiene un plan?
Miré a Adam a mi lado, sí, tenía un plan, pero no podía decírselo o no sería creíble. Por suerte, en ese momento apareció Francis y yo le pedí a Adam que lo mantuviese en la habitación, cuando solamente quedamos Walter, Herman y yo en la sala de mi hermano, fue que hablé.
—El Karrioca va a llamar para pedirme a mí a cambio de Diego, eso es fácil de leer, pero conozco a ese hombre, no le gusta ensuciarse las manos y quiere que las cosas se hagan rápidas, lo que sea que pida no va a permitirme llegar hasta él.
—¿Qué sugiere?
—Necesito fingir mi propia muerte, es la única forma de que se olvide de mí por un momento, eso me dará tiempo a llegar a él después. —Ambos asintieron con la cabeza—. Solo debemos ser más listos que él, cuando llame va a ofrecer algo que sabe, funcionará para sacarme de mis casillas, ya sea que envíe unos hombres o nos esté vigilando, mi muerte debe ser creíble, debe ser con veneno.
—Podemos usar los bolígrafos, tienen un veneno extremadamente mortal.
—De acuerdo, esto también puede servirnos de carnada, si es un veneno... pues claro, el muy idiota es dramático, va a querer matar a Adam de la misma forma, así que esto es lo que vamos a hacer.
Cuando llegamos a la camioneta supe de inmediato que el Karrioca nos estaría vigilando, en cuanto me dijo que debía suicidarme... uff, tuve que controlarme para no dar saltos de alegría, no me lo podía haber puesto más fácil. Para ese momento, Herman ya me había contado sobre Sandra y el trato que esa puta le había ofrecido, solo tuvimos que hacerlo ver todo natural.
Bastaba con hacer ver que Herman me inyectara luego de haber dejado en mis labios la cura al veneno para Adam en caso de que lo usasen.
Por suerte, fue así mismo como sucedió. Adam nunca había sido inyectado con este veneno, no como yo que ya lo había probado otras veces, por eso tardó mucho más tiempo en que la cura actuase, una vez lo hizo ya se encontraba siendo arrastrado por Diego fuera del edificio, lamentablemente, mi hermano solo pudo sacarlo a él de ahí, no logró salvarse él mismo.
Por otro lado, mis hombres Berroncilles habían ganado el combate en el edificio, se disfrazaron con los uniformes del enemigo y alteraron las cámaras de seguridad para que nadie sospechara nada cuando Harley, Keala y Mara tuvieron que fingir su propia muerte también, nada que un poco de maquillaje no pueda conseguir. Por supuesto, Francis nunca estuvo en peligro, me aseguré de ordenar que él fuera la prioridad todo el tiempo.
El plan había funcionado estupendamente, había matado al querido señor Karrioca, a mi gran tía la dejé encerrada en un manicomio, a estas alturas, dos meses después, ya debía estar por volverse realmente loca, fue la mejor venganza que pude encontrar para la mujer que me hizo perder a mi bebé. Sandra, por otro lado, fue enviada a prisión, pero no a cualquier prisión, una que yo había construido hacía algunos años, allí le darían el tratamiento adecuado.
Informé de todo esto a la reina, quien se sintió tranquila al saber que una parte importante como lo eran los Karrioca para esta organización terrorista, habían sido neutralizados, sin embargo, la amenaza real de esta gente todavía persistía, y prefería no pensar en ello.
—De acuerdo, aquí estamos —me dijo Adam que me llevó de vuelta al presente.
Nos encontrábamos en un parque, exactamente en el parque donde toda esta locura de relación había comenzado. Él se bajó del carro para luego abrirme la puerta, me ofreció la mano y yo se la tomé, no entendía qué planeaba enseñarme aquí.
—¿Por qué estamos aquí?
—Bueno... primero quería agradecerte, por ser tan paciente conmigo durante todo este tiempo y finalmente hacerme entender que actuar no es mi verdadera carrera.
Ah, sí, Adam había dejado la carrera de actuación por completo, ya no aceptaba más películas, aunque la fama la seguía teniendo, eso no podía quitárselo tan fácil, por suerte, eso le sirvió para entrar rápidamente en el mundo de la fotografía.
—No hay nada que agradecer, tienes mucho talento para la fotografía y no solo eso, también tienes pasión por ella, me alegra que vayas a tener tu primera exposición en unas semanas, ¿por eso me trajiste aquí?
—No solo eso.
Nos detuvimos en medio del parque, no habían casi personas ahí, prácticamente estábamos solos, nos hallábamos bajo unas luces coloridas algo bonitas que adornaban el recinto de forma navideña, vi que Adam se ponía nervioso frente a mí antes de colocarse de rodillas y sacar una cajita de su bolsillo.
«Oh, no, mira lo que el principito va a hacer»
—En los cuentos tradicionales es el príncipe quien salva a la princesa con un beso, en nuestra historia fuiste tú quien me salvó a mí cuando toqué tus labios, luego llegaste como la guerrera que eres a mi rescate y desde ese día solo he pensado en la promesa que nos hicimos sobre volver a encontrarnos...
Abrió la cajita y pude ver el anillo que había en esta.
—Sin embargo, yo no quiero esperar toda una eternidad para volver a verte, yo quiero verte por toda la eternidad que nos queda por delante... dejemos que este sea uno de los tantos inicios que nos esperan. Andrea Berroncille, ¿aceptarías ser mi esposa?
Pero si ya era su esposa, llevábamos casados casi un año, ¿por qué debíamos hacerlo todo de nuevo? ¡¿Acaso no pudo pensar eso?!
—Adam, yo ya soy tu esposa.
—Cuando nos casamos no estábamos enamorados, me gustaría tener una boda significativa contigo, me gustaría envejecer a tu lado y que recordaras cuánto te amaba para el momento que te propuse matrimonio, y que luego mires mis ojos y veas que te sigo amando de la misma forma, princesa.
Casi podía ver la tensión en sus músculos cuando me vio demorar en darle una respuesta, pero la verdad es que yo también deseaba todas esas cosas junto a él.
—No sé cómo decirte esto, pero... —me arrodillé para quedar a la misma altura y saqué de mi bolsillo una cajita como la que él sostenía en su mano—. Me has arruinado la propuesta, ¿serás idiota, principito?
Adam rió con ganas sin poder evitarlo, era en serio, yo iba a proponérmele y se me adelantó. Abrí la cajita y saqué el anillo para luego mirar a Adam a los ojos.
—Mi discurso no era tan bueno, básicamente decía que yo solía pensar que el amor nos hace débiles, estaba equivocada, nos hace idiotas con una debilidad que nos fortalece porque Adam, por ti soy capaz de hacer todo, no imagino cómo sería mi vida sin ti. Te amo, te amo lo suficiente para ponerme de rodillas y pedir que te cases conmigo. —La sonrisa en su rostro creció bastante—. Así que decide, pero hazlo rápido porque me está entrando frío.
Él no pudo evitar sonreír antes de responderme.
—Sí, Andrea, acepto casarme contigo.
—Y yo acepto casarme contigo todos los días que tengamos.
Adam sacó el anillo de su cajita para colocármelo luego de quitar el que estaba ahí y yo tomé su mano para ponerle el mío en su dedo de igual forma.
—¿Qué hacemos con los anteriores? —le pregunté—, podemos donarnos.
—Estás demente, claro que no vamos a donarlos, esto me lo quedo yo de recuerdo si no quieres el tuyo.
—Sí quiero el mío, es más, voy a usar ambos, dámelo.
—No, es mío.
—Adam, dámelo.
Traté de alcanzarlo y al final terminamos cayendo al pasto verde del parque, cuando estuvimos así comenzamos a besarnos, ¡se sentía genial estar comprometida de verdad!
¿Un pañuelo? ¿Dos croissant? Yo sí los necesito porque este es el CAPÍTULO FINAL. Que nostalgia escribir las últimas palabras.
A pesar de las muertes, los momentos de risa e infarto. Aquí estamos. Si les ha gustado la historia pues compartan en sus redes la mismas para que más personas sufran....digo, disfruten.
🌟 Una Estrellita si han disfrutado el libro y quisieran repetir.
🌟 Una Estrellita si aman a Adam y Andrea.
Dato Curioso: Sergio es el único personaje que tiene historia dentro del libro, interactúa con los demás personajes, pero no aparece físicamente descrito en ningún momento (solo unas palabras que dijo a espaldas de Diego en el prefacio). Esto se debe a que la esencia es siempre mantener la Fama Bajo Cero, por eso el lector nunca llega a conocerlo realmente.
Los espero en el epílogo. (Traigan palomitas que está bueno)
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