Parte 34
Trigésimo cuarto capítulo
Un tiempo después...
Andrea Berroncille
Hacía un tiempo mi vida era muy distinta a como se encontraba siendo en este momento. Pensar en mí amando a una persona, entregándome en cuerpo y alma a un hombre y admitiéndolo, sinceramente lo habría considerado una locura.
Sin embargo, ahora la locura era separarme de él. Lo supe mientras él me tenía cargada en brazos contra la ventana. No quería que esto terminara nunca, deseaba congelar nuestro tiempo juntos para siempre. Me di cuenta que nada de lo vivido hasta entonces valía la pena porque todas mis memorias se suprimirían a él de ahora en adelante
—¿Tienes energía para repetir? —le dije entre beso y beso.
—No, princesa, lo que vas a hacer es descansar mientras yo voy a por un poco de comida, siempre te da hambre luego de tanto movimiento.
Me cargó en brazos hasta llegar al dormitorio, con un pie consiguió empujar la puerta hasta abrirla y lo próximo que supe es que mi espalda tocaba el suave colchón. La verdad es que estaba agotada y hambrienta, pero no quería separarme de Adam, lo tomé por el cuello para besarlo y así conseguí envolver mis piernas alrededor de su cadera hasta hacerlo caer en la cama, en menos de un segundo ya estaba yo encima de él.
—Andrea...
—¿Qué?
—Tienes que comer.
—Pudiera alimentarme de algo más que comida, es también comestible según he escuchado —le dije sensualmente mientras mi mano recorría su pecho desnudo.
—¿Cuánto te dura a ti las ganas desquiciadas de tener sexo?
—Contigo, mi príncipe, toda una vida.
Adam Carver
Andrea se acercó para besarme y yo le respondí con gusto ese beso, sin embargo, poco duró cuando escuché que la puerta de la habitación se abría, me separé de ella rápidamente para pasar a incorporarla a mi lado, la mirada petrificada de Mara fue la que nos llegó.
—¡¿Qué hacen ustedes aquí a estas horas?!
Yo tomé la sábana de la cama para cubrirnos a ambos, pero no pude ver ni vergüenza en el rostro de la mujer, parecía más bien enojada.
—Oh, genial, nos cogieron.
—Supongo que el cristal empañado ya tiene una explicación, ¿no podían haberlo hecho en el baño?
—Mara... ¿podemos hablar de esto en otro momento? —le pregunté.
—Oh, no, jovencito, a mí me enseñaron que el culpable es juzgado en el acto, no en el juicio, y ustedes dos parecen actuar como adolescentes hormonales cuando pasaron la pubertad hace mucho tiempo, ¡tienen un hijo! En nombre de los dioses, ¿qué pasaría si Francis entra?
—¿Por qué me siento como si tuviese dieciocho y mi madre me acabase de coger en la cama con un chico? —me susurró Andrea.
—Es una situación parecida.
—¡Dejen las burlas ustedes dos!
—No nos burlamos —contestamos ambos.
—Ahora van a bañarse y luego salir de forma decente para limpiar toda la casa porque no pienso ni preguntar dónde lo hicieron.
—Creo que es un poco evidente esa parte. —Mara la miró fijamente—. Vale, señora, salimos y limpiamos todo, ¿ya puedo volver a tener privacidad con mi marido?
La mujer cruzada de brazos nos miró de forma intimidante antes de darse la vuelta para salir del cuarto. ¡No se suponía que ella estuviese aquí!
—Adam, despídela.
—No puedo, creo que me mataría si lo hago. Tiene una pistola, ¿recuerdas?
—¡Todavía los escucho! —se oyó de lejos.
No nos quedó de otra que salir de la cama para bañarnos y comenzar a organizar toda la sala... y parte de la cocina, realmente no habíamos hecho tanto desmadre, Mara era una exagerada. Luego de eso tocó vestirnos para recoger a Francis de la escuela, pero mi querida esposa seguía insistiendo en que no era necesario ir los dos juntos a buscarlo.
Respiré profundo, no quería separarme de ella en ningún momento. Andrea terminó por ponerse un vestido azul que me encantaba, creo que lo hizo por eso, desde que estábamos juntos usaba más vestidos. Yo terminé por acercarme a ella para ver si conseguía convencerla de acompañarla. Fracasé nuevamente.
—Se me ocurre algo que podemos hacer en la noche.
—¿Qué?
—Ni pienses que te voy a dar un adelanto, principito, vas a tener que quedarte con la duda —me besó en los labios y luego se dio media vuelta para marcharse mientras meneaba su trasero.
No podía esperar a que llegase la noche.
...
En lo que esperaba a Andrea con el niño decidí ir a la cocina para terminar de limpiar el desastre de chocolate que habíamos hecho ahí, agradecía que Mara no hubiese llegado a verlo, de hacerlo iba a cortar nuestras cabezas, estaba seguro de ello.
Una media hora después ya lo tenía todo limpio, me dejé caer en el sofá para ver algo en el televisor, desde hacía semanas había cancelado mis entrevistas y películas, no tenía mucho entusiasmo por volver a actuar, de hecho, creo que ir al estreno de la última sería algo de compromiso únicamente.
Estaba encerrado en mis pensamientos cuando escuché el teléfono sonar, no dudé en cogerlo para ver de quien se trataba.
—Habla Adam Carver.
—Hola, hijo.
Me paralicé de pronto. Era el señor Karrioca.
—Me ha llegado cierta información de que al parecer sabes más de lo que deberías, solo te recuerdo que ese no es el mejor camino, pregúntale a tu esposa, ella puede explicarte las reglas del juego.
—Según lo que me ha explicado, no parece que siga las reglas a menudo y aun así no has logrado hacer nada.
—Sí, bueno, eso está por verse, consiguieron salvarse porque le debo mis respetos a la señora Carpentier, pero esta vez ni siquiera ella podrá meterse en nuestros asuntos.
Fue entonces cuando escuché que alguien entraba a la casa, me levanté con el teléfono en mano y caminé hasta la entrada, a los pocos minutos pude ver que Andrea llegaba con Francis en brazos, el niño parecía haberse lastimado la pierna. Los miré a ambos, ella me dedicó una sonrisa antes de dirigirse al cuarto con nuestro hijo. Si el señor Karrioca les hacía algo... no me lo perdonaría nunca.
—Mira, ninguno de los dos te ha hecho nada y ninguno va a decir nada con respecto a lo ocurrido el día de mi nacimiento, así que no tienes razones para desquitarte con nosotros.
—Me encantaría creerte, hijo, en serio que sí, pero los secretos se mantienen mejor cuando nadie los conoce, entenderás que no puedo arriesgarme, así que aquí está mi trato. La vida de ustedes o la de vuestro querido hijo Francis.
—¡No! ¡No lo metas a él en...! —escuché que colgó.
El corazón me latía como loco cuando lancé el teléfono al suelo, no podía estar pasando esto. Al minuto apareció Andrea corriendo con expresión preocupada cuando vio el aparato en el piso.
—¿Qué sucedió?
¿Cómo le decía que debimos haber acabado con los Karrioca desde el principio? Me pasé la mano por el cabello sin saber qué hacer o decir, fue entonces cuando escuchamos que Francis llegaba a la sala, estaba cojeando.
—Papá... —me llamó y a mí se me encogió el pecho—. Me lastimé mientras jugaba y ahora no puedo correr porque mamá no me deja, dile que estoy bien y así podré ir al parque.
Me acerqué a Francis para abrazarlo cuando algo más sorprendente ocurrió, fue todo demasiado rápido. Se escuchó el sonido del cristal de la ventana rompiéndose que me hizo abrazar a Francis contra el suelo, Andrea también se colocó boca abajo cuando las balas llenaron el ambiente.
Andrea Berroncille
Destrozaron casi todo el apartamento durante los disparos, Adam consiguió cubrir a Francis a tiempo porque la primera bala era para él, por suerte, Walter y los demás hombres aparecieron justo a tiempo para contraatacar, ahora todo era un desastre y debíamos pensar rápidamente en una solución.
—No quiere al niño, los quiere a ustedes y no descansará hasta tenerlos, no podemos quedarnos de brazos cruzados, señora —me decía Walter.
Nos encontrábamos en el apartamento de Diego que era más seguro porque desde hacía años teníamos todo el perímetro cubierto de cámaras y demás equipos, una mosca no se movía de aquí sin saberlo en kilómetros a la redonda.
—Es una declaración de guerra —seguía Herman—, lleva años preparándose para esto, no puede...
—¡Ya dejen de decirme lo que puedo o no hacer! Y me importa una mierda si Francis no es el objetivo, terminó en el fuego cruzado y no puedo permitir que nada le pase.
—Es por eso que debemos contraatacar.
Walter me sacaba de mis casillas. Respiré profundo para conseguir calmarme y Adam debió ver esto porque se acercó hacia mí para colocarme una mano en cada hombro y masajearlos a forma de consuelo.
—Andrea, me cuesta admitirlo, pero él tiene razón, has estado huyendo de este hombre por años sin que resulte para nada, tal vez deberíamos enfrentarlo.
—Es tu padre, Adam.
—Mi padre era un hombre que me contaba cuentos en las noches y cocinaba comida quemada, y ese hombre murió hace unos años, así que no es él.
—¿Y qué hacemos entonces?
—Tú eres la que tiene un ejército a su disposición, tú das las órdenes.
Sonreí sin dejar de mirarlo, Adam tenía razón, debía enfrentar al Karrioca de la forma que se merecía, si quería guerra, pues eso iba a darle, sin embargo, un carraspeo de garganta por parte de Walter me hizo salir de mi burbuja para mirarlo.
—¿Eso es todo? ¿A él lo escuchas así de fácil?
—Haz silencio, Walter.
—Señor Adam, nunca se vaya de nuestras vidas, las mejora infinitamente.
La sonrisa de Walter se borró cuando Sergio llamó para recibir un informe de su parte, puede que hacía años hubiese perdido el miedo a mí, pero a su capitán nunca lo dejaría de temer, Sergio era... un tipo especial.
—El capitán acaba de informar que su hermano Diego no ha podido ser encontrado, la última vez que nuestras cámaras lo captaron fue en su cafetería, se montó en un carro negro y lo perdimos de vista por completo.
Mierda, tenía a Diego, ese era su seguro de vida, pues claro, sabía que yo tenía a un ejército de mi parte, y él podía ser muy poderoso detrás de su organización, pero necesitaba una ventaja.
—¿Dónde están Harley, Mara y Keala?
—Las tres mujeres sufrieron atentados también, pero Mara estaba con las señoritas y consiguió contener la situación hasta que algunos de los nuestros llegaron, ahora mismo se encuentran siendo traídas hacia aquí.
—De acuerdo, si tiene a Diego es porque está planeando algo, no va a matarlo, eso es obvio, y espero que el hecho de que sea su hijo signifique algo porque nos dará más tiempo.
—¿Cuáles son sus órdenes, señora?
—Vamos a acabar lo que empecé hace diez años.
¿Disfrutaron el antepenúltimo capítulo? Espero que sí.
🌟 Estrellita si quieren saber cómo termina la historia.
Compartan en sus redes el libro si son fans de la pareja.
¿Qué título le pondrían al capítulo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro