Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 32

Trigésimo segundo capítulo

Andrea Berroncille

Nos encontrábamos en el patio de la escuela a esperas de que Francis saliera, una profesora había pedido hablar con nosotros y no sabíamos por qué, Adam hasta atrasó su trabajo para poder asistir a dicha reunión. Yo estaba muy nerviosa.

—¿Por qué estás tensa?

No me estaba ni mirando, meramente el contacto de nuestras manos, ¿cómo lo hacía?

—¿Cómo puedes saber si estoy tensa?

—Tu forma de sostenerme la mano, ¿ahora vas a decirme?

Uff. Últimamente sólo sabía sacar su lado mandón.

—Es que... es la primera vez que un maestro de Francis pide vernos, ¿qué se supone que deba hacer?, ¿qué haría una madre? Estoy asustada, pienso que voy a terminar arruinándolo o creándole un trauma al niño.

Él solamente rió. ¡Esto no era gracioso!

—Tranquila, cariño, creo que tienes buenos instintos, así que no debes preocuparte.

Adam se colocó frente a mí para darme un suave beso en los labios al momento que sentía sus dedos acariciando mis nudillos, me encantaba esto, no quería despertar nunca.

—¿Ahora estás más tranquila?

—Tal vez... de hecho, estaba pensando que... ¡Por los mil demonios! ¿Cómo se atreve esa bruja? —le dije al mirar por encima de su hombro.

Adam no entendió nada hasta que miró en mi dirección y encontró a la Condesa entrando al patio de la escuela.

—Tú encárgate de ella antes de yo la mate.

—Andrea...

—¡Nada de "Andrea"! Su hermana es la causa de haber perdido a mi bebé, nunca te quiso y te escondió que eras adoptado, me abandonó a mí acabada de nacer, puedo seguir, la lista es larga.

Adam solamente sostuvo con más fuerza mi mano y me haló hacia él para quedar más cerca.

—Pero te pidió ser la abuela de Francis, y yo no le guardo resentimientos por lo que me hizo, creo que ya te lo dejé claro cuando te conté que sabía todo, por tanto, tú tampoco deberías.

—Lo único que prometo es mantenerme lejos de ella para no matarla.

Adam Carver

Llegamos a la casa luego de pasar por la escuela de Francis y las cosas no estaban bien, Andrea se sentó en el sofá de la sala sin decir ni una palabra, realmente no pensaba que fuese a alterarse tanto por eso.

—¿No vas a mirarme?

—No.

—Andrea, te estoy hablando, deja de ser infantil.

Pero mi mujer estaba decidida a no mirarme, seguía de brazos cruzados en el sofá. Habíamos ido a buscar a Francis a la escuela, pero a la salida nos encontrábamos con la Condesa, ella... se mostró extrañamente agradable, de la misma forma que se había portado este último mes, así que, cuando nos pidió tener a Francis por unas horas, no pude evitar aceptar, por supuesto, bajo la supervisión de Mara que era oficialmente su niñera.

Sin embargo, Andrea no había vuelto a mirarme desde aquello. Suspiré profundo antes de acercarme a ella, y me arrodillé para quedar a su altura y así tratar de buscar su mirada.

—Perdóname, ¿sí? Fue algo estúpido y lo siento. Debí haber esperado a que tú terminaras de hablar con la profesora para tomar esa decisión, pero sinceramente, ella se ha portado muy bien todo este tiempo y, si no fuese por la Condesa, no sé qué te hubiese ocurrido en ese hospital con el señor Karrioca cerca.

Andrea seguía sin responder.

—Vamos, cariño, no me hagas esto, ya te he suplicado, estoy aquí de rodillas, ¿qué más quieres?

Sin respuestas.

—Andrea... si vas a seguir así... ¿en serio no vas a mirarme? Porque ambos sabemos que tengo otras formas de convencerte.

—Puedes hacer lo que quieras, no voy a mirarte.

No dije nada más, simplemente estiré mis manos hasta llegar a sus piernas, le agarré ambas con fuerza para impulsar a Andrea más adelante y estando así me alegré de que ese día se hubiese puesto saya, porque me sería relativamente sencillo cumplir mi tarea.

—Puedes alejarte si quieres, pero si te quedas voy a seguir.

Andrea Berroncille

Había perdido la pelea desde que intenté lucharla, últimamente mi resistencia al principito era muy débil y no sabía qué pensar al respecto. Nos encontrábamos acostados en el suelo de la sala con ambas respiraciones siendo completamente incoherentes mientras tratábamos de recuperar el aliento.

Adam acercó su boca a mi cuello y estuvo así mientras nuestros cuerpos se acostumbraban a un nuevo ritmo que iba llenándome de vida con cada segundo. Sus labios fueron descendiendo hasta llegar a mi pecho para depositar rápidos besos en lo que nuestros latidos desenfrenados se acostumbraban al cambio. No se apartó de mí una vez terminó, de hecho, se quedó en mi pecho para tratar de recuperar la respiración mientras yo trataba de recuperar la mía. A los pocos minutos ambos fuimos capaces de movernos.

—Eso... fue...

Él nunca había sido tan atrevido y me gustaba, maldición, me encantaba.

—¿Sí?

—Muy bueno —le respondí cuando rodé para quedar con la cabeza en su pecho desnudo y sudado—. Podríamos repetir.

Adam comenzó a carcajearse.

—Supongo que quieres la revancha.

—Supones bien, yo también tengo unas cuantas cosas en mente.

—Andrea, estoy agotado.

—Oh, bueno, en ese caso, iré a vestirme para...

—Solo dame unos minutos y volvemos a la acción, princesa.

—Mmm... ¿princesa?

—¿No te gusta?

Me acomodé mejor sobre su pecho para llegar hasta sus labios y besarlo.

—Me gusta cuando lo dices tú, mi príncipe.

Y Adam sonrió antes de devolverme el beso.

Unas semanas después

Adam Carver

Diego era realmente ordenado comparado con Andrea que era un desastre, a mí también me gustaba tener las cosas en su sitio, me preguntaba si solo eso teníamos en común. Caminé por la sala del apartamento mientras Francis a mi lado jugaba a imitarme, creo que estaba en esa fase, debía ser algo que cogió de la escuela porque no dejaba de hacerlo desde que salimos de casa.

—Ya te dije que dejes de hacer eso.

—Ya te dije que dejes de hacer eso —repitió.

Coloqué las manos en mi cintura y él hizo lo mismo, comencé a hacer muecas que él repetía, bueno, en el fondo esto me resultaba divertido. Al final apareció Diego que había ido al cuarto con Andrea porque ella quería volver a hacerse el test de embarazo, pero no quería estar sola y no quería estar conmigo por si no salía bien, otra de sus fantásticas lógicas a las que me iba acostumbrando.

—¿Y bien? —le pregunté a Diego cuando se sentó en el sofá de la pequeña sala.

—No digas ni una palabra sobre bebés o embarazos, de hecho, es mejor si secuestras a todos los niños del mundo para que nunca los vea.

—¿Me van a secuestrar? —dijo Francis finalmente dejando de imitarme.

—No, nadie te va a secuestrar.

Andrea apareció eventualmente en la sala y su expresión era de puro enojo. Ya habían pasado dos semanas desde que comenzamos a intentar embarazarla, y sí que lo habíamos intentado, pero nada resultaba.

—Hola, princesa, te ves radiante y hermosa como de costumbre.

Ella se cruzó de brazos. Tenía cara de querer decir todo tipo de barbaridades, pero se contenía porque Francis estaba presente, sabíamos que no era justo, a estas alturas estaría muy cerca de tener a nuestro hijo, pero lo había perdido y no podía salir embarazada de nuevo, todo por culpa de mi tía que resultó ser su tía. Sí, la vida era injusta a veces.

—Adam, mejor vámonos ya, no quiero atrasar más eso.

—¿Segura que quieres ir hoy?

—Sí, igual ya ni importa.

—Mamá, ¿te sientes mal?

—No, hijo, claro que no, solo estoy un poco cansada, es todo. ¿Ya tienes lo necesario para pasar el día con Iver?

—¡Sí! ¡Sí! Bien, vamos a ir a comer helados.

Vi el momento en que abrazaba a Francis mientras su cara denotaba tristeza total. Ese día Corny había llamado que necesitaba niñera porque Iver era demasiado inquieto y no la dejaba dormir ni un segundo junto a sus dos bebés, así que debíamos ir a su casa a recoger al niño.

Sabía que Andrea estaba triste porque ella había perdido a nuestro bebé, pero Corny había dado a luz a dos, y lo que más me molestaba era no poder hacer nada salvo tener esperanza. Respiré profundo para no decir nada o mostrar lo mucho que me afectaba la situación, debía ser fuerte por ella. Le dije que cogiera su abrigo para irnos pronto y eso hizo cuando escuché a alguien tocando la puerta.

—Maldición... —le lancé una mirada a Diego—... es que este tipo me saca de mis casillas.

—¿Quién?

—El encargado de pagar la renta, es insistente cuando no le das el dinero en el momento y siempre está amenazando con botarnos.

—Puedo pagarte este mes si quieres, ya me devuelves luego el dinero.

—No te preocupes, Adam —dijo Andrea que ya se acercaba a nosotros con abrigo en mano.

—En serio, no me cuesta nada.

—No, no es eso, cariño, es que... el edificio es nuestro, lo compramos al mudarnos, pero no le dijimos a nadie, quien responde por nosotros es nuestro abogado, quien todo el mundo piensa que es el verdadero propietario.

Sin palabras, realmente me había dejado sin palabras. ¿Pagaban la renta de su propio edificio? Y luego hay personas que no quieren demorarse en un restaurante porque se creen famosas.

...

Ese día fue agotador para ambos, tuvimos que ir a casa de los Van Heet a recoger a Iver, quien corrió a abrazar a Francis como si fuesen un viejo matrimonio, ahí hasta Andrea rio, pero su sonrisa se mostró apagada cuando vimos a los gemelos de Corny, la mujer incluso se disculpó con ella por Andrea haber aceptado cuidarlos, pero mi princesa era fuerte porque no mostró ni en un segundo que eso le afectase, claro, yo podía ver la verdad.

Estuvimos en el parque por dos horas, luego llevamos a los niños a comer y realmente la pasamos bien, Andrea no podía verlo, pero se comportaba como una madre con ambos, no dejaba de gritarles que no corriesen para no verlos heridos, en otros momentos se ponía a correr con ellos, ¡y hasta me obligó a mí a vestir con sombrero de payaso porque les divertía! Bueno, fue un día emocionante después de todo.

La parte más controversial fue cuando Francis reclamó quedarse en el apartamento de Diego, decía que quería pasar la noche con su tío y con Harley, no sospechamos nada hasta que luego descubrimos que le daban helado al acostarse. Claro, eso fue cuando ya habíamos llegado a la casa, a mi mejor amiga se le escapó mientras hablaba al teléfono con Andrea.

—¡No pueden darle helado al niño!

—Vamos, Andrea, solo es un poco, a él le gusta —escuchaba por el altavoz la voz de Harley.

—A mí me gustaban los carros de niña y no conduje uno hasta los diecisiete. Así que no, nada de helado a Francis o voy en este mismo momento a buscarlo.

—Adam, por favor, ayúdame.

Andrea me miró profundamente, yo solo le puse un brazo por arriba de los hombros mientras me acercaba más a ella en el sofá para hablar por el teléfono.

—Lo siento, Harley, pero te metiste en esto solita. Ya te he dicho que eres mala para poner excusas, no debiste empezar por ahí.

—¡Adam Carver!

—Vale, no le den helado al niño y estaremos bien, adiós, Harley, te quiero mucho, nos vemos —dije y colgué el teléfono que Andrea tenía en la mano.

—Odio a tu mejor amiga.

—No, no es verdad, aprendiste a querer a Harley cuando viste que era muy buena con Francis, vamos, admítelo.

Ella negó con la cabeza y yo le di un beso en el hombro, pude sentir toda la tensión de su cuerpo solo con ese gesto.

—¿Por qué estás tan tensa?

—No lo estoy.

—Sí lo estás, puedo sentirlo, anda, ven aquí que te voy a dar uno de mis mejores masajes.

Andrea no pudo contener esa hermosa sonrisa que amaba verle, a los pocos minutos yo ya estaba acomodado a un extremo del sofá con Andrea entre mis piernas, la coloqué de espalda a mi pecho para seguidamente quitarle la blusa, se la cedí a ella cuando comencé a pasar mis manos por su espalda desnuda. Estuve masajeándole la misma por unos segundos hasta que no pude contener la pregunta.

—Princesa, ¿qué es lo que pasa?

—Nada.

—Andrea... ese "nada" me suena a que te pasa algo.

Ella se volteó hasta quedar frente a mí, era hermosa de todas las formas, pero desnuda se veía perfecta. Andrea comenzó a dibujar círculos con sus dedos sobre mi pecho mientras me hablaba.

—Solo... estaba pensando que... tal vez la razón para haber perdido a mi bebé es que no merezco tener hijos.

—No digas tonterías. ¿Eres la misma Andrea Berroncille que conozco? La que tiene un carácter insoportable y nada le afecta.

Ella sonrió.

—Dejé de ser así hace mucho tiempo, principito. Ahora mis emociones están más a flote que nunca y ni siquiera sé cómo digerir eso.

—No te preocupes, princesa —le decía mientras acariciaba su rostro con mi mano—, yo estaré a tu lado, las enfrentaremos juntos.

—¿Incluso cuando son una tontería?

—Especialmente cuando son una tontería —dije y la besé por un segundo—. Y no vuelvas a decir que no mereces tener hijos, sólo hay que ver cómo eres con Francis, él está agradecido de tenerte.

—Con Francis solo improviso, no soy su madre, solo el remplazo de una dado que no tiene.

—Debería grabarte cuando estás con él —le decía conforme jugaba con su cabello—, miras a ese niño de forma distinta, como si quisieras darle el mundo, pero no supieras cómo, te falta confianza para entenderlo... es casi como si temieras ser su madre, no tanto el no saber cómo.

Andrea me miró a los ojos por un segundo antes de acercarse para besarme, el sabor de sus labios era algo a lo que podía acostumbrarme de por vida, le coloqué una mano en la espalda para acercarla más a mí cuando sentí la suya moviéndose por mi estómago hasta llegar bien abajo, oh, sí, esta vez ella iba a terminar lo que empezó hace mucho.



Ya van quedando menos capítulos para el final. Disfruten. ¿Cómo llamarían a este? Los leo.

🌟 Una estrellita si adoran ver a Andrea de madre (sobre todo rabiosa)

🌟 Una Estrellita si creen que Adam Carver es el mejor marido por contrato que hay. (😂😂😉)

Compartan la historia en sus redes si son fans de la pareja.

Dato Curioso: Tanto el capítulo anterior como este y el próximo no existieron hasta la última edición del libro. Pensé que faltaba poner más de la pareja antes de terminarla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro