Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte 16

Decimosexto capitulo

Dos meses después...

Andrea Berroncille

Los malditos rayos del sol me dieron en la cara como cada mañana, ya le había advertido a Adam que cerrara las cortinas, pero no, el muy idiota no podía ni hacer eso bien. Me coloqué las manos sobre los ojos para evitar la molestia, la ventana estaba justo arriba de nosotros, pero el sol que venía de esta se reflejaba en el espejo de la cómoda frente a la cama, y ese estúpido efecto solar me despertaba todas las mañanas.

Dos meses y todavía seguía siendo igual en ese aspecto. Al rato conseguí abrir los ojos sin molestia y al mirar a mi lado vi a Adam todavía dormido, había descubierto de él que no era muy mañanero, de hecho, odiaba levantarse temprano cuando le tocaba por asuntos de trabajo y a veces faltaba debido a esto. Adam no era un amante de su profesión, eso me había quedado claro a los pocos días de mudarme cuando escuchaba los gritos de Harley al reclamarle que debía intentar no faltar.

Aproveché que estaba dormido y me senté de rodillas en la cama para luego colocarme encima de él, puse mis manos sobre sus hombros y apreté mis piernas alrededor de su cadera, despertar a este hombre siempre era lo más difícil de hacer en todo el día. Me acerqué a sus labios y los saboreé con placer, finalmente conseguí una reacción por su parte.

Adam fue abriendo los ojos a medida que lo sentía devolverme el beso, sus manos se acomodaron en mis piernas y fue entonces cuando me separé para mirarlo.

—Buenos días, bella durmiente —me acomodé mejor encima de él—, wow, alguien más despertó.

—¿Andrea? —Ahora abría bien los ojos—. ¡Andrea! ¿Qué demonios haces?

—Divertirme un poco, ¿quieres que te ayude con tu problemita?

Eso hizo que se ruborizara.

—Andrea, apártate.

Andrea, apártate —lo imité—, eso es lo único que sabes decir desde que me mudé aquí, vamos, Adam, consolidemos este matrimonio de la forma correcta.

—Tú no tienes intenciones de consolidar el matrimonio, solo quieres sacarme de mis casillas.

En eso no se equivocaba. Sin embargo, no me dio tiempo a decir nada más porque me puso a un lado de la cama y huyó rápidamente al baño.

—¿No quieres que te acompañe, amor?

No respondió, cerró la puerta con un portazo que posiblemente hasta el mocoso en mi estómago escuchó. Resoplé por la derrota y volví a acostarme en la cama. Adam y yo estábamos legalmente casados, ya llevábamos dos meses como la feliz pareja que sale en todas las revistas de la ciudad, bueno, mi cara nunca salía, eso hizo que me contara sobre su profesión y todo lo demás, yo solo le seguí el juego y me hice la que no sabía todo ya.

La peor parte era que seguía sin sentir nada por él o por el bebé, que comenzaba a ser una molestia sin razones porque de la Condesa no había sabido nada en dos meses. Keala y Diego eran quienes más se encargaban de llevarme a clases de mamá y esas cosas para que comenzara a amar a mi mocoso, pero eso no iba a resultar y los tres lo sabíamos, creo que conseguí cansar a Keala porque hacía unas semanas se había ido del país.

Bueno, pero yo seguía siendo Andrea Berroncille, nunca ningún hombre se me había negado y este no iba a ser el primero, como seguía sin recordar nada de esa noche, pues algo debía hacer para revertirlo. Me levanté de la cama con rapidez y tomé mi teléfono antes de entrar al baño.

Adam Carver

Estos dos meses con Andrea habían sido una tortura, esa mujer no sabía lo que significaba: "espacio personal" lo peor es que no lo hacía porque me deseara, sino porque le gustaba molestarme. Y yo no tenía intenciones de volver a caer en su juego. Esa prácticamente era la razón por la cual Harley la odiaba tanto, mi mejor amiga y ella no se habían llevado bien desde el principio, no puedo decir lo mismo de su extraño jefe, Diego, ese había creado una conexión muy bonita con Harley y no sabía si me gustaba o no.

El sonido de la puerta al abrirse me sacó de mis pensamientos, me encontraba en la bañera, la había llenado con agua fría para poder tranquilizarme, pero de solamente ver a Andrea entrar al cuarto de baño todos mis sentidos se alteraron. Maldición, ¿por qué no la cerré con seguro?

—¿Qué haces aquí?

—Siempre tan arisco conmigo —me decía conforme se quitaba las medias con las cuales dormía—. ¿No te has puesto a pensar en cuándo será el día que tú y yo seamos una pareja de verdad? Podría ser hoy si lo deseas.

—Déjame hacerte una pregunta, ¿tú quieres que lo seamos?

Hizo un gesto de desinterés con los hombros.

—No tengo mejores opciones y según los cálculos que he hecho, serán siete meses más viviendo contigo, no voy a estar siete meses aburriéndome aquí.

Iba a decirle algo, pero no pude cuando ella colocó el teléfono en la encimera para darle play a una canción romántica. Entonces comenzó a mover el cuerpo al ritmo de la música, yo tuve que tragar en seco, de todas las locuras que Andrea hacía a diario...

—Andrea, ¿qué estás haciendo?

—Disfruta el momento, Adam. ¿No te conté del tiempo en que hacía de bailarina en un bar?

Apreté las manos con fuerza en la bañera cuando la vi llevarse una mano al borde de su camisa para ir quitándosela lentamente mientras daba una vuelta, eso me desesperó al segundo, ella había quedado desnuda en la parte de arriba, observé el movimiento sin poder decir una palabra, me estaba incendiando, y estaba seguro de que Andrea lo sabía.

—¿No quieres que entre contigo?

—No. Estoy bien —mi voz no sonaba creíble—. No va a funcionar, Andrea.

—Eso lo veremos.

Se quitó los pantalones de dormir y los dejó a un lado en el suelo mientras seguía haciendo todo tipo de movimientos con su cuerpo. El agua en la bañera ni se sentía fría, mis ojos no podían desviarse de su cuerpo por más que quisiera y mi respiración no era normal en lo absoluto, estaba demasiado alterado cuando ella se llevó las manos a sus bragas para quitárselas sin perder la elegancia.

—¿No quieres que entre?

¿Por qué lo decía así? Me estaba matando.

—Vamos, Adam, respóndeme.

—Sí, por favor...

Ni siquiera supe en qué momento mi cerebro ordenó decir eso, pero lo próximo que supe es que Andrea se acercaba hacia mí, entraba a la bañera para seguidamente sentarse en mis piernas. Mis manos seguían sujetas con fuerza bien lejos de su cuerpo mientras trataba de mantener mis ojos sobre los suyos y no bien abajo donde el agua no podía cubrir sus senos.

—Cómo te gusta hacerte el difícil cuando ambos sabemos que eres muy fácil.

No respondí, no podía hablar.

—¿Realmente quieres mirarme los ojos?

—T–Tienes bonitos... ojos.

Mi pecho subía y bajaba para el momento que Andrea colocó ambas manos sobre el mismo hasta acercar su cabeza a mi cuello para besarme. ¡Santa Madre! Aumenté la fuerza del agarre a la bañera que para ese momento pensé que la iba a romper, mi cabeza se inclinó hacia atrás para darle más acceso mientras mis ojos se cerraban. Me encantaba sentirla encima de mí, esa era la peor parte.

—Adam... ¿no quieres jugar un poco conmigo?

—Estoy bien.

Ella rió y sus suspiros cayeron sobre mi oreja, mierda, suspiré profundo para no perder el rumbo. Nunca una mujer me había hecho esto.

—Mmm... ¿y si te guio? Puede que necesites un tour.

Tomó una de mis manos y las llevó hasta sus piernas, mis ojos seguían cerrados para no mirarla mientras el contacto con su piel me iba incendiando, ¿en qué momento el agua pasó a estar caliente? Ni idea, estaba soportando eso cuando sentí la mano de Andrea descender por mi pecho hasta mi estómago.

Pero en unos pocos minutos iba a descubrir su terrible forma de jugar sucio.

Andrea Berroncille

Estaba terminando mi desayuno tranquilamente cuando la empleada de la casa se acercó a la mesa para cederme mi teléfono, dijo algo de que habían vuelto a llamarme, pero no tenía ánimos para hablar con alguien, no me gustaba que me llamaran cuando estaba comiendo, así que lo apagué de solo tenerlo en mi mano.

—¿Algo más, señorita?

Era la séptima empleada que contrataba Adam en dos meses porque a todas las había sacado de quicio. La más graciosa fue la tercera, le dije que debía tener sexo con mi marido si no quería ser despedida, la pobre niña se lo creyó y se le insinuó a Adam, quien de solo verla la rechazó por completo para luego conversar con ella sobre esto, cuando supo toda la verdad se enojó muchísimo conmigo, pero yo había disfrutado el show. Como fuese, ella no quiso quedarse luego de eso. Adam era demasiado bueno y aburrido, cualquier otro hombre la hubiese aprovechado o gritado para luego despedirla, él la trató con una amabilidad que no era de este mundo.

Oh, el pobre, se estaba demorando más de lo normal en el baño. Eso le pasaba por preñarme.

—Señorita, ¿se siente mal? ¿Quiere algo más?

Había vuelto a quedarme en las nubes, siempre me ocurría.

—Kiara, ahora mismo lo que me apetece es que me dejes en paz.

—Mi nombre no es...

—¿Acaso tu nombre importa? Te llamo Kiara porque me recuerdas a una perra que tuve de niña, dado que tu trabajo es cumplir como perra todo lo que te digan.

Ella quedó mirándome mientras sus ojos ya iban aguándose. Genial, iba a llorar la muy sensible.

—¡Andrea!! —Y llegó el aburrido a la fiesta.

El principito apareció por el arco que conectaba esta parte de la casa con las habitaciones, tenía el cabello mojado y ropa sencilla puesta, se acercó con un enojo en la mirada que suponía, no sería solo por lo de Kiara, pero no dijo nada, se dirigió directamente a la empleada.

—Karla, por favor, te pido disculpas en nombre de mi esposa, ella... —me miró de reojo—, no tiene excusas para su comportamiento, es así por naturaleza.

—Es... está... está bien, señor.

—Ven, déjame darte algo para que te limpies el rostro.

Adam se fue con ella para la cocina y yo permanecí comiendo mi desayuno. A los minutos salió la mujer con mejor rostro, pero la vi con sus cosas salir de la casa sin despedirse. Bueno, otra más para el historial.

—¿Se puede saber por qué dijiste eso? —me reclamaba mi amado esposo con ambos brazos en la cintura.

—Me estás dificultando la vista, amor.

Nos encontrábamos en la sala con televisor que estaba al lado de la sala–cocina–comedor de veinte metros donde ya me había aburrido de estar, yo residía sentada en un sofá marrón muy cómodo mientras el aburrido de mi marido no me dejaba ver el televisor, aparentemente no iba a hacerlo porque se dirigió a apagar el mismo.

—¿Y bien?

—¿Qué quieres que te diga, principito?

—Serás cínica... —cerró los ojos para controlarse, hacía eso a menudo—, no entiendo cómo pudiste decirle eso a Karla cuando tú vienes de abajo y sabes lo que es tener un trabajo como el suyo.

—No se lo dije por su empleo, si fuese rica y viese revistas de modas igual me habría importado poco. Las personas tienden a dividir su comportamiento en cuanto a quien tienen delante, a mí me da igual quien seas, si me caes mal, pues me caes mal. El insulto solo varía en cuanto a contexto.

—¿Y qué fue lo que te hizo ella exactamente?

—¿No lo notaste? ¡Quería subirse arriba de ti desde que le ofreciste el puesto! Y no es que yo tenga algo en contra de eso, para nada, creo que te he presentado a todas mis conocidas y a todas las has rechazado, pero eso de mostrar dos caras no me gusta, me pone mal.

—Andrea, estás exagerando las cosas.

—¿Ah sí? Niégame que no te besó cuando la estabas consolando.

El principito cerró la boca de pronto, no necesitaba estar ahí para saberlo, tenía una capacidad talentosa para leer a las personas y esa niña Kiara era una perra completa.

—Puede que lo haya hecho, pero me negué y le dije que no podía tener ese comportamiento en esta casa, le ofrecí mantener su empleo, pero decidió irse. Te juro que nada más pasó.

—Claro que nada pasó y claro que ella se fue, no sirve de nada ahora que la he enfrentado. Eres muy inocente para este mundo, Adam. Al menos si te hubieses aprovechado de ella habría servido de algo todo esto, ¿desde cuándo no tienes sexo?

Su expresión cambió por completo a una avergonzada, increíble que no le hubiese hecho esta pregunta antes, ¿cómo se me había pasado? pero Adam no parecía dispuesto a responder porque se cruzó de brazos. Hacía eso cuando estaba a punto de huir.

Y BAMM, lo intentó hacer. Quiso salir de la sala, pero yo no se lo permitiría, quería escuchar su respuesta. Me levanté rápidamente hasta llegar frente a él.

—Respóndeme, no me dejes en suspenso.

—Andrea, este tema no es uno que me gustaría hablar contigo.

—Veamos... tuviste sexo conmigo, pero ninguno se acuerda, así que es casi como si no contara, antes de eso estuviste con Sandra dos años... hemm... no eras virgen cuando lo hicimos, ¿verdad?

Comenzaba a ponerse rojo, así que había algo vergonzoso por aquí. Me llevé las manos a la boca para cubrir la sorpresa.

—¡Por los mil demonios! ¡Eras virgen!

—No, no era virgen, es que... nunca lo hice con Sandra.

—¿Por qué no? Es estúpida, pero tiene buen cuerpo.

—Lo sé, lo intentamos, pero... no... No funcionaba.

Comencé a reír sin poder evitarlo. El galán no pudo hacerlo con su novia por dos años. ¡Ja! Esto debía estar en los periódicos.

—Deja de reírte, no sé por qué, pero nunca pude hacerlo con ella, pensamos que yo tenía algún problema y pues... —se frotó la cabeza con molestia—... comencé a ver a otras mujeres que ella me presentaba, con esas sí pude hacerlo, así que eventualmente supusimos que era algo de Sandra y luego vinieron los viajes, las entrevistas, ella se fue del país y lo dejamos de intentar.

—Entonces... ¿estabas a punto de casarte con una mujer con la que nunca pudiste acostarte?

—Sí, ya entenderás por qué estaba tan desesperado cuando te encontré.

Seguía sin poder dejar de reír. Esa exhermana mía era increíble, bueno, la verdad es que no nos conocimos entonces porque cuando los Karrioca me adoptaron, ella asistía a internados, pero esto... ¡esto valía oro!

—Bueno, cariño, conmigo no tienes ese problema, ambos sabemos que tu amiguito me acepta bastante bien.

Lo miré de arriba abajo y él se ruborizó, fue algo que no pudo esconderme.

—Será mejor que me vaya ya, Harley me dijo que hoy era necesario comenzar el rodaje.

—Algún día no podrás huir de mí, Adam Carver.

Quedó pensativo por un rato y luego se acercó hasta quedar bien cerca de mí.

—¿Y qué me dices de ti? Siempre actúas como si tuvieras el control, pero... ¿Qué sucedería si un día dejaras de tenerlo?

—Te reto a que lo intentes, principito.

Esto comenzaba a ponerse divertido, estaba por verse quién conseguiría poner a quién a sus pies.







Hola! ¿Qué piensan de este capitulo? Quedó más picante por ser así la personalidad de la protagonista. Espero les haya gustado.

Estrellas y comentarios aquí si desean.

Por cierto. Dato curioso. Los capítulos no tienen nombre porque parte de la esencia de la historia es que la FAMA queda bajo cero. Los nombres no son necesarios. ¿Cómo llamarían este capítulo? Los dejo pensando. Besos😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro