Parte 12
Duodécimo capítulo
Narrador omnisciente
Las luces del hospital pestañean, las ruedas gastadas de las camillas parecen no dar más, los gritos de los doctores se mezclan entre los pacientes que agonizan. Una mujer con un solo brazo agarra de la camiseta al enfermero para gritarle que le ayude, él mira hacia el doctor que rápidamente procede a sedarla. A unos metros de ella una pareja se da la mano cada una desde una camilla distinta cuando los médicos los separan para atenderlos en cuartos diferentes, desaparecen del pasillo, pero este no queda vacío.
El tambaleo de la camilla al moverse a gran velocidad le molesta, pero no se queja, lo único de lo cual es verdaderamente consciente es del dolor, uno profundo capaz de recorrerle el cuerpo anestesiado. Su mano cae y los médicos aceleran la carrera cuando ven la sangre manchar el suelo ya cubierto de la misma.
Su sangre no era la única que manchaba aquel hospital.
...
Una semana y dos días habían transcurrido desde la desafortunada caída del avión. La policía todavía investigaba las causas del mismo, pero ya tenían confirmada la lista de víctimas y sobrevivientes, fueron un total de treinta muertos de los ciento veinte pasajeros. El vídeo de la caída estuvo en las noticias locales por horas, era algo que no ocurría en años.
Y, a pesar de todas las muertes, muchas familias sonreían envueltas en llantos por aquellos que consiguieron vivir, solo que el hospital tuvo especial problema en contactar a los familiares de dos sobrevivientes que iban en el avión con identificaciones falsas. Sin embargo, algunos amigos conocedores de que ambos tomaban ese vuelo no tardaron en aparecer, fueron quienes los identificaron.
Harley se encontraba acostada en el sofá de la habitación, ya había pasado tres noches en el mismo a esperas de que Adam recobrase la consciencia porque, a pesar de sus momentos de lucidez durante los días anteriores, los últimos cuatro los había pasado prácticamente dormido.
Los doctores habían dicho que tuvo suerte, permaneció en la parte del avión que solamente sufrió el impacto de la caída, no obstante, llamar suerte a su estado era decir demasiado. Tenía un par de costillas rotas y un brazo inmovilizado con yeso, pero lo más preocupante era la contusión cerebral diagnosticada.
—Hola... —escuchó débilmente la rubia.
Harley abrió los ojos y consiguió ver a Diego sentado a un extremo del sofá, la mujer se estiró debido al tiempo llevado allí sin moverse para próximamente sentarse en el mueble. El hombre a su lado parecía incluso más desgastado que ella.
—No quería despertarte, pero el doctor Dean me acaba de decir que el asunto de las identificaciones falsas quedó resuelto. Nadie va a levantar cargos.
—Ya me esperaba que los Carpentier se ocuparan de hacer como si nada hubiese sucedido.
Y los Karrioca, esa era la parte que Diego ocultó. Los Karrioca se ocuparon de limpiar el rastro de Andrea.
—¿Estás muy cansada? Creo que no te has movido de aquí desde ayer. Puedo quedarme vigilándolo a él un rato.
—De hecho... creo que comer me vendría genial, ¿me traes algo de la cafetería? Acepto cualquier cosa.
—Claro —respondió Diego con una sonrisa antes de levantarse—, ah, Andrea te manda saludos y una sincera disculpa.
—¿Por qué me da la impresión de que no lo hace?
—Digamos que en voz alta nunca confesaría su error, pero yo puedo decirte que entiende el haberse equivocado. No debió haberte culpado del accidente, ella solo está muy cansada después de todo lo que ha pasado en los últimos días.
Harley solo asintió con la cabeza mientras intentaba mostrar una sonrisa que el agotamiento de los días en vela no le permitía completar. Diego terminó por marcharse de la habitación para buscarle algo de comer.
Habían transcurrido nueve días desde el accidente donde Adam recibió la peor parte porque en un último momento se lanzó hacia Andrea para protegerla, tal vez por eso la mujer sobrevivió. De la forma que fuese, ella despertó hacía una semana y lo primero que hizo fue gritarle a absolutamente cada criatura viva que cruzase la puerta a verla. Harley tuvo la buena intención de saludarla y ella no dudó en culparla del accidente dado que ninguno de los dos hubiese estado en el avión si no fuese por la entrevista que ella planificó.
La rubia suspiró profundo, culpar era mucho más sencillo que aceptar la culpa, después de todo, solo subieron al avión porque a Andrea se le ocurrió la brillante idea de viajar de polizontes en el mismo, pero buscar culpables es solamente una forma de evadir el problema, eso Harley lo tenía bien claro. La mujer decidió despejar de su mente esos recuerdos y procedió a levantarse para caminar hacia la camilla de Adam, su madre solo lo había visitado en dos ocasiones, si ella se marchaba, él quedaba solo.
—Quiero... huir...
—¿Adam? Adam, está bien, estás en el hospital.
Pero él siguió balbuceando algo que ella no entendía. Harley llamó a los doctores rápidamente y los mismos no tardaron en llegar. La mujer permaneció de brazos cruzados a una esquina de la habitación mientras respondía algunas preguntas que los mismos le hacían. Al cabo de una hora los médicos habían terminado de hacerle pruebas a Adam, quien parecía tener mejor aspecto a pesar de la bata de hospital y el cabello completamente descuidado, detalle antinatural en él.
—¿Te sientes mejor?
—Me siento... como si me hubiese caído de un avión.
—Ja, ja, muy gracioso. Es bueno ver que todavía tienes sentido del humor contando con todo lo que te espera una vez salgas del edificio.
—Harley, cariño, dame un descanso, acabo de despertar.
Había pasado diez minutos despierto y luego volvió a dormirse, solo que esta vez duró una hora entera cuando despertó nuevamente. Harley lo puso al corriente de las últimas novedades, la prensa ya sabía que él estaba en el hospital, así que tenía como un millón de cartas hechas por fans deseándole que mejorase, otros criticaban el hecho de haber estado en ese avión de forma ilegal, y otros sacaban conclusiones. Los médicos, afortunadamente, lo trataban como un paciente normal, incluso lo registraron en otra habitación que estaba repleta de regalos para permitirle estar en una vacía sin esas molestias.
Diego también había estado hablando con Adam una vez regresó con comida para Harley, le agradeció nuevamente haber salvado a Andrea en el accidente y le informó sobre las novedades de su familia. No había mucho que contar ahí.
—¿Y Andrea? ¿Cómo está? Cada vez que pregunto por ella me evaden la respuesta.
Diego y Harley se miraron fijamente por unos segundos. Andrea había despertado hacía una semana y desde entonces estaba insoportable, incluso Diego prefería dejarla sola de vez en cuando.
—Ella... pues... ella no se tomó bien el haber sobrevivido —dijo Diego de broma—, está estable, más gritona cada día, todo lo que quiere es salir del hospital, creo que los médicos comparten ese mismo deseo de sacarla, pero aún deben hacerle algunas pruebas para comprobar que esté todo bien.
Adam procesaba la información mientras esperaba que Diego dijese algo más, algo como que había preguntado por él o al menos insinuado verle, pero tomó el silencio del hombre como una respuesta.
—Me alegra saber que está bien... ¿puedo verla?
Nuevamente Harley y Diego se miraron, esta vez asustados.
—Cariño, no sé si...
—Llevo nueve días acostado en esta cama sin hacer nada más que dormir y recibir visitas de doctores, necesito hacer un poco de ejercicio, creo que ir a verla contará como deporte extremo.
Diego no pudo evitar reír, sobre todo porque estaba en lo cierto.
—Ella está justo al frente. Entraré primero para asegurarme de que es seguro y luego te diré si pasas, ¿de acuerdo?
Adam asintió con la cabeza, pero le dolió la parte de que ella estaba justo al frente de su habitación y no había siquiera insinuado el visitarlo.
...
Abrió la puerta con el pulso acelerado y sin saber los motivos de este comportamiento extraño en su cuerpo, entró a la habitación. Cerró la puerta a su espalda y examinó aquello observable por sus ojos. Había un sofá justo frente a él, a la izquierda quedaba una mesa comedor junto a lo que parecía ser una cafetera, miró a la derecha y pudo ver la camilla vacía. Se asustó por segundos e incluso pensó en llamar a los doctores, pero la puerta del baño que estaba al lado de la camilla se abrió de repente para dejar ver la figura femenina de esa mujer.
Andrea se detuvo en seco cuando vio a Adam detenido a la puerta de su cuarto, por un segundo parecía que ella iba a decirle algo, pero luego se pudo ver cómo encaminaba el paso hacia la cama, se sentó en la misma sin problemas con la espalda contra el espaldar levantado de esta y tomó un libro de su mesita para proceder a sumergirse en la lectura.
Adam se paralizó cuando la vio ignorándole, ¿estaba enojada? ¿Por qué? Enojado debía estar él por no recibir nada de ella en esos últimos días.
—Hola... hemm... Diego me dijo que estás bien, no tienes nada muy roto, me alegra.
—Igual, es bueno ver que no estás muerto —le contestó sin apartar la mirada del libro.
El hombre suspiró profundo cuando encaminó el paso hacia ella, ¿por qué esto le estaba siendo tan difícil?
—¿Tienes algún problema conmigo, Andrea?
—Si quieres jugar a macho alfa que exige autoridad te aconsejo que vayas a enfrentar a las enfermeras, pero conmigo moderas tu forma de hablar, Adam Carver.
Algo estaba mal, algo estaba terriblemente mal en la manera de decir su nombre.
—¿Se puede saber qué te hice? A parte de salvarte la vida y solamente recibir rechazo de tu parte desde entonces.
—Oh, espera, ¿quieres una ceremonia de agradecimiento por eso? —le preguntó con sarcasmo al mirarlo por primera vez—, imagino que tú especialmente estás muy acostumbrado a que todas babeen exactamente donde tú dices, ¿no?
—Andrea...
—Espera ahí, me acabo de acordar, tengo mejores cosas que hacer que hablar contigo.
—Definitivamente eres increíble. Cualquier persona normal que es salvada de una muerte segura se sentiría agradecida, pero tú no, claro, tú vienes a enojarte. ¿Lo que querías era que te dejara morir?
—Eres el mayor idiota que he visto en mi vida, y trabajo de camarera, así que te imaginas cuantos idiotas he visto —le respondió sin realmente sentir nada.
Andrea bajó de la cama con intenciones de salir del cuarto, pero de solamente pasar por al lado de Adam, él la tomó por el brazo para colocarla frente a él.
—Ahora mismo me vas a decir qué te pasa conmigo.
—Eres un hombre que le gusta el peligro, ¿no? Te voy a dar tres segundos para que sueltes mi mano si no quieres ver tu brazo bueno dislocado, entonces usarás dos yesos en vez de uno.
Contrario a lo ordenado, Adam acercó a Andrea hacia su cuerpo con el único brazo que tenía disponible.
—Rómpelo si quieres, pero igual necesito que me respondas la pregunta.
—¿Quieres saber por qué estoy enojada contigo? Bien, te diré, por ser un imbécil que apareció en mi vida solo para revivir heridas que ya estaban olvidadas, por ser el puto idiota que me hizo ir a esa gala y por estar tan drogado que no se acordó de ponerse un estúpido preservativo.
—¿A dónde quieres...?
—Estoy embarazada, imbécil, ni de eso te das cuenta.
Adam soltó su mano porque sintió que se quedaba sin fuerza por completo. ¿Embarazada? No podía ser... no podía ser, era lo único que se repetía.
Nooo. ¿Andrea embarazada? No es posible. Eso no lo vi venir.
Dejen sus comentarios de lo que les parece este capítulo. Las estrellitas para mostrar que me apoyan y nos vemos en el próximo😘
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